Una cortina de humo para tapar el ajuste que viene
“Ustedes de la corrupción no quieren cambiar nada, lávate la boca con jabón antes de hablar de la izquierda, ustedes gobiernan para los millonarios”. (Manuela Castañeira, programa del “Gato” Silvestre, miércoles 2 de agosto del 2017)
En la última semana el gobierno impuso un giro a la derecha en la campaña electoral. Sacó de foco la escalada de despidos y cierres de empresas lanzando una cruzada “contra la corrupción” con el caso De Vido. Esta campaña, superpuesta a la crisis del madurismo en Venezuela, le permitió montar un ataque tanto contra el kirchnerismo como también a la izquierda.
Los diputados de izquierda en el Congreso votaron correctamente contra la expulsión de De Vido no por una sombra de apoyo a este corrupto ex funcionario K, sino por el precedente que podría significar que el día de mañana una mayoría reaccionaria cualquiera echara a un diputado de izquierda por apoyar un conflicto de los trabajadores.
Sin embargo, el límite de este hipócrita montaje macrista es la bronca colosal que crece desde abajo contra el oficialismo. No existe un sondeo que no sea fraudulento, por lo que es muy difícil saber quién se impondrá en las elecciones. Todas las encuestas son pagas y las fuerzas políticas que las encargan (incluyendo en esto lamentablemente al FIT también), las manipulan para llevar agua a su molino.
Pero las actividades en las calles, en los lugares de trabajo, en las plazas y estaciones, no mienten: la bronca contra el gobierno es inmensa y vastos sectores de masas están buscando una alternativa para castigarlo.
Esta realidad es la que dio el contexto al violento cruce entre nuestra compañera Manuela Castañeira y la senadora cordobesa del PRO Laura Rodríguez Machado en el programa del “Gato” Silvestre en C5N ayer miércoles 2/8.
Manuela logró expresar con sus intervenciones la corriente de indignación popular que está en desarrollo en la provincia -y en el país como un todo- contra Macri y su equipo gubernamental empresarial. Un fenómeno que a diez días de las elecciones muestra que un enorme sector de la población aún no definió su voto; que está en una búsqueda sobre con qué lista castigar de manera más contundente al gobierno.
La circunstancia es que aunque la traducción electoral de las emociones populares siempre es compleja, la izquierda en general y la candidatura de Manuela en particular, podrían hacer una elección de proporciones el 13 de agosto.
De ahí que la gran tarea de la militancia sea echar el resto en la campaña los próximos diez días y prepararse concienzudamente para fiscalizar la provincia y el país contra cualquier intento de robo de boletas y/o fraude, venga de donde provenga.
Una cortina de humo
La cortina de humo armada es un estertóreo montaje para esconder la brutal contrarreforma laboral, jubilatoria e impositiva que se viene. La realidad es que el gobierno viene discutiendo un ajuste brutal para después de las elecciones al estilo Temer en Brasil.
Elevar la edad jubilatoria entre 3 a 5 años, eliminar impuestos a los capitalistas, poner en cuestión los convenios colectivos sin alterar los privilegios de la burocracia.
Pero es obvio que Macri no quiere instalar estas contrarreformas como materia de debate en la campaña electoral, de ahí que busque desviar el debate real. Pretende, eso sí, lanzarle señales al empresariado que se viene una fase más decidida de su gestión; pero al mismo tiempo le miente descaradamente a la población trabajadora porque, si así no lo hiciera, correría el riesgo de perder las elecciones por goleada.
De ahí que haya montado esta cortina de humo, esta contraofensiva para instalar otros ejes en la campaña. A decir verdad, desde hace semanas la coyuntura venía girando hacia la derecha. El gobierno dejó correr una verdadera oleada de despidos y cierres de empresas que anticipan el ajuste. El caso Pepsico sólo fue el más emblemático; la punta del iceberg de una larga lista de suspensiones, despidos y cierres empresariales.
Este operativo está siendo facilitado por la política traidora de la CGT y también de Cristina Kirchner, de no hacer olas: con la excusa de las elecciones, no convocar al paro general; desconvocar a la marcha de San Cayetano originalmente planificada para el 7 de este mes; mientras tanto, figuras políticas de Cambiemos participan al cierre de esta edición en una concentración en los Tribunales “contra la corrupción”…
La campaña electoral del kirchnerismo es descremada por donde se la mire; todo un dato de lo que podría venirse luego de octubre. Es que, en realidad, Cristina no expresa ni parece pretender expresar una resistencia real al ajuste; su campaña es la más despolitizada que se tenga memoria; frente a la embestida brutal del gobierno y los empresarios opta por dar definiciones del estilo “no queremos que al gobierno le vaya mal”. Al mismo tiempo, no asume responsabilidades en los actos ni en los spots; sólo deja correr denuncias, pero no dice qué hará de ser electa diputada.
En realidad, el juego de Cristina es recoger un voto opositor pero sin comprometerse a nada de manera tal de sostener, simultáneamente, su verdadero objetivo: volver a recoger los favores de la patronal, hacer profesión de fe de defensa de la gobernabilidad, salir de la lista de los no elegibles por parte de los empresarios (algo similar a la estrategia de Lula en Brasil que ha vuelto a presentarse con su consigna que “Luliña es paz y amor”).
El rol de la CGT no es menos siniestro; convocaron a una marcha para el 22 de agosto con la excusa de que “ahora no pueden hacer nada para no importunar las elecciones” pero aun así, a pesar de esta nueva entregada cuando arrecian los despidos, vuelve a reabrírsele una crisis como la previa al acto del 7 de marzo acerca de qué plantearán el 22/08: ¿un nuevo compás de espera hasta noviembre o un paro general en septiembre?
El gobierno ya les está tirando una soga: el macrismo se compromete a no tocar ni uno solo de sus privilegios (ni los descuentos sindicales, ni los fondos de las obras sociales, ni nada, de ahí que se comprometa en que no habrá modificaciones en la Ley de asociaciones profesionales), cuestión que se diferencia con el caso de Brasil, donde las contrarreformas de Temer sí avanzaron sobre el financiamiento de los sindicatos. A cambio de esto, Macri pretende llevar adelante las contrarreformas mediante un gran acuerdo con estos traidores.
En medio de una campaña electoral durísima que adelanta una fuerte ofensiva gubernamental después de las elecciones, ni Cristina ni la CGT son alternativa para derrotar el ajuste; cuestión que también debe ser materia de política electoral de la campaña de la izquierda para aprovechar la propia campaña comenzando a prepararse a los trabajadores, las mujeres y la juventud para los fuertes enfrentamientos de clases que se vienen luego de las elecciones.
Ellos o nosotros
De ahí el impacto que viene teniendo la campaña de Manuela Castañeira en la Provincia de Buenos Aires. La polémica ayer con la senadora del PRO Laura Rodríguez Machado recorrió las redes sociales con un impacto tremendo producto que Manuela se paró firme contra el operativo oficialista que busca instalar una falsa discusión.
Se quieren poner la piel de cordero pero son todos corruptos. Es que la corrupción es parte endémica del sistema y el Estado capitalista: tanto los que cobran coimas al frente de la administración (como lo K), como los que la pagan para lograr contratos y sobrefacturaciones (como ha sido históricamente la familia Macri y tanto otros funcionarios millonarios de este gobierno de empresarios que tienen sus fondos en exterior), se han enriquecido de este botin.
Manuela viene cumpliendo así el rol del verdadero tribuno popular: darle voz a los que no tienen voz; transmitir los verdaderos sentimientos de los de abajo, de los trabajadores, las mujeres y la juventud que expresan una indignación creciente con un gobierno que, como el de Macri, desprecia a los trabajadores; desprecia abiertamente a los explotados y oprimidos; gobierna abiertamente para los empresarios y el imperialismo.
Indignación popular que tiene que ver con el propio carácter de este gobierno, abiertamente empresarial, y que trata a todo el mundo de idiota. Macri afirma que trabaja por la “felicidad de la gente”… pero por favor: es un caradura sin nombre: ¿cuál felicidad se puede tener trabajando 12 horas corridas siquiera consideradas como extras? ¿O si se aumenta la edad jubilatoria hasta los 70 años? ¿O si se eliminan impuestos a los ricos y se los cobran a los pobres?
El rol de tribuno popular que cumplió ayer Manuela es justamente el presentar una alternativa de clase: desde el punto de vista de los trabajadores; porque las opciones de clase son excluyentes; porque entre patrones y obreros no hay conciliación posible: son ellos o nosotros.
Y porque una de las grandes tareas de esta campaña electoral es ir preparando a los trabajadores para enfrentar el tremendo ajuste que viene; el gran combate de clases que se avecina gane o pierda el oficialismo; un combate donde las fuerzas de la izquierda tendrán enorme responsabilidad ante la segura defección del kirchnerismo y la CGT.
A cuidar los votos de Manuela y la Izquierda al Frente
En todo caso, las dos tareas inmediatas de la Izquierda al Frente por el Socialismo y el Nuevo MAS es echar el resto en los diez días que quedan de campaña; tomar nota que entre amplios sectores de trabajadores recién se comienza a pensar en quién votar; peinar todas las estaciones, plazas, fábricas, lugares de trabajo y estudio con nuestros materiales, salir a repartir masivamente nuestras boletas, compartir en las redes sociales los mejores programas donde viene participando Manuela, etcétera.
Y tenemos otra gran tarea, tan o más importante: conseguir miles de fiscales en toda la provincia y el país para Izquierda al Frente, para defender el voto histórico que podríamos conseguir; existen hipótesis cruzadas de posibilidad cierta de robo de boletas y/o fraude a la hora de los escrutinios; hay muchos intereses en juego y todo es posible.
De ahí entonces que además de ser una tarea constructiva de enorme importancia, el tomar con seriedad la fiscalización el domingo 13/08 será la condición de posibilidad de lograr quebrar el piso proscriptivo del 1.5%.
¡Manos a la obra entonces con todas nuestras fuerzas para hacer el 13 de agosto una gran jornada política para el Nuevo MAS y la Izquierda al Frente, donde quebremos el piso proscriptivo y Manuela y nuestros demás candidatos puedan estar en octubre!
Por José Luis Rojo, Editorial SoB 434, 4/8/17