«Beso a un hombre, beso a una mujer, beso a quien yo quiera» [1]
La onda reaccionaria en que vivimos se manifiesta en varios aspectos: económico, político, militar, cultural y social. Como parte de eso vivimos también una ofensiva con relación a la libre expresión de la sexualidad.
La situación estructural de prejuicio, abandono, empobrecimiento, precarización del trabajo, prostitución, violencia física y simbólica está siendo agravada con la crisis económica y con el avance de las pautas reaccionarias.
En ese sentido, la decisión del juez de la 14ª Vara del Distrito Federal, Waldemar Cláudio de Carvalho, que concedió una liminar abriendo la posibilidad de que psicólogos de todo el país ofrezcan e investiguen sobre la terapia de reversión sexual, conocida como «curación gay», abrió varios frentes de discusión y de reanudación de las luchas contra la política reaccionaria y homofóbica de sectores de la clase dominante.
Las terapias que prometen cambiar la condición de la sexualidad no pasan de charlatanismo. No hay como tratar la homosexualidad simplemente porque no es una enfermedad ni un trastorno.
A pesar de que tardíamente, en 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) descartó cualquier posibilidad de que la sexualidad esté relacionada con una enfermedad. Así, determinó que la homosexualidad puede ser definida como una variación natural de la sexualidad humana, o sea, se trata de una condición no reversible.
Por eso, esa liminar sólo contribuye con discursos y prácticas retrógradas, acentuando aún más prejuicios y sufrimiento a esa comunidad
Es necesario resistir
El marco de la lucha contemporánea LGBT, se produjeron el 28 de junio de 1969 en Greenwich Village, en la ciudad de Nueva York, una serie de movilizaciones después de varios golpes policiales, agresiones y arrestos en bares gay (como Stonewall), fueron 6 días de rebelión.
En ese momento, se funda el movimiento LGBT moderno que desde entonces ha posibilitado los avances en el campo de la teoría, la organización y los derechos sociales. Pero las conquistas dependen de la situación política donde ocurren avances y retrocesos.
Es en un contexto de retrocesos que se encuentra Brasil y el mundo hoy, lo que posibilita que liminares como la de la «cura gay» sean proferidas.
Sin embargo, ante esta ofensiva, el movimiento LGBT realizó el pasado viernes (22/9) grandes manifestaciones por todo el país. En Sao Paulo cerca de 10 mil manifestantes salieron en marcha hasta el Largo do Arouche, región frecuentada por la comunidad LGBT. Estando previstos otros actos a realizar.
Es necesario que se construya un movimiento constante que no sólo se organice para reaccionar a grandes hechos de repercusión nacional, sino que organice a la comunidad LGBT para luchar cotidianamente contra todas las formas de violencia sufridas.
Así, además de tirar abajo esa liminar otras pautas deben ser retomadas en ese momento:
Criminalización de la homo-lesbo-bi-transfobia;
Reconocimiento de la identidad de género (que incluye la cuestión del nombre social);
Permiso de adopción para parejas homo-afectivas;
Laicidad del Estado y el fin de la influencia de la religión en la política;
Leyes y políticas públicas que garanticen el fin de la discriminación en lugares públicos, como escuelas y empresas;
Por la inclusión inmediata del tema sexualidad y género en la Base Nacional Curricular.
[1] Una de las consignas de los manifestantes en el acto en San Pablo el último día 22/9.
[2] Investigaciones dan cuenta de que en Brasil es asesinada una persona LGBT por día, sin hablar del crecimiento de las violaciones «correctivas» y otras formas de violencia.
POR SUELI ALVES, 26/9/17