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EE.UU.
Las protestas de los atletas negros estadounidenses contra el racismo
JOHAN MADRIZ
En las últimas semanas se ha abierto un nuevo capítulo de resistencia en la reaccionaria administración Trump. Se trata de atletas de diferentes disciplinas deportivas que han expresado su repudio al racismo reinante en Estados Unidos hincándose mientras se entona el himno del país durante los juegos.
El caso se inició en la temporada de football 2016. Durante un juego el quarterback Colin Kaepernick (de los 49ers) permaneció sentado durante la entonación del himno como forma de protesta ante el asesinato por policías de personas negras. Expresó que «no me voy a poner de pie para mostrar orgullo por una bandera de un país que oprime a la gente negra y a la gente de color» y agregó: «hay cuerpos en las calles y personas que les dan licencias remuneradas para lograr salirse con la suya con un asesinato«.
Ante esto, el presidente Trump, muy a su estilo, despotricó contra el jugador exigiendo su despido. Estas palabras despertaron la simpatía del mundo deportivo, siendo que atletas de varias disciplinas han imitado la protesta en apoyo a Kaepernick.
Estados Unidos es un país con una sociedad sumamente racista y Trump ha venido a ser un refuerzo a esas posiciones. No es casual que este año sean mayores las apariciones de grupos como el Ku Klux Klan (KKK). Es que los supremacistas blancos se han envalentonado por el apoyo de “su presidente”. Por ejemplo en agosto pasado en Charlottesville hubo enfrentamientos que dejaron una persona muerta.
Pero tampoco nos confundamos, el racismo no es un fenomeno exclusivo de la era Trump. En Estados Unidos nace junto con la fundación del país y ha tenido diferentes etapas a lo largo del tiempo. Es durante la administración de Obama que nace el movimiento Black Live Maters en respuesta a la matanza disparatada de personas negras por policías; en respuesta a la inacción del “Premio Novel de la Paz”. Un movimiento progresivo, que surgió por abajo y que recibió simpatías y apoyos de otras “minoritarias” que también son discriminadas: latinos, asiáticos, musulmanes, etc.
El gobierno de Trump, donde todo lo que sale de su boca (o de Twitter) es una bofetada hacia los sectores explotados y oprimidos ha tenido que enfrentar resistencia desde el día uno. Tenemos la multitudinaria marcha el día después de su ascensión que convocó a millones dentro y fuera de EUA al grito de: ¡No Trump, no KKK, no fascist USA! [No Trump, no al Ku Klux Klan, no fascistas en Estados Unidos]. Trump ha girado aún más a la derecha la situación política del país y del mundo pero también despertó a millones que, incipientemente, están cuestionando el statu quo.
Estos atletas retoman la historia de deportistas estadounidenses que han utilizado su renombre como caja de resonancia de las luchas sociales. Desde Jesse Owens que no recibió el reconocimiento de sus logros por ser negro (en los Juegos Olímpicos de 1936 rompió cinco records mundiales, a pesar de eso la Federación de Atletismo de los Estados Unidos le negó el galardón al mejor atleta). Pasando por Muhammad Alí, que perdió sus títulos de campeón en boxeo por negarse a participar en la carnicería que fue la guerra de Vietnam. Hasta el saludo “Black Power” de Tommie Smith y John Carlos en las Olimpiadas de 1968 en México (solo unos días después de la matanza de Tlatelolco). Ellos llevaban un guante y un pañuelo negro como símbolo de la pobreza y el orgullo negro respectivamente, así como el chándal desabrochado como muestra de solidaridad con los obreros y un collar de abalorios que era “para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje».
Es una historia de lucha que se enriquece con la batalla por los derechos civiles con figuras como Martin Luther King, Malcolm X o las Panteras Negras. Historia que hay que apropiarse para relanzar la lucha por una sociedad distinta, donde no importen el color de la piel o el lugar de nacimiento. Esta perspectiva no pasa por el capitalismo ya que en este “el racismo ha sido esencial no sólo para superexplotar a la población discriminada, sino también para mantener en la obediencia al resto de los trabajadores y de las ‘clases subalternas’, fomentando las divisiones y enfrentamientos con los discriminados. En vez de unirse contra el explotador común, son manipulables para desatar, sobre todo en momentos de crisis, ‘guerras de pobres contra pobres’.”[i]
[i] http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=3183
Por Johan Madriz, SoB 443, 12/10/17