Un gobierno cebado; una tendencia a la polarización
José Luis Rojo
“El Centro Cívico de Bariloche fue escenario este miércoles de momentos de fuerte tensión entre dos grupos antagónicos y se vieron escenas de violencia. Así, el clima de malestar y virulencia política estuvo presente en las calles a menos de una semana de la muerte del joven Rafael Nahuel, de la comunidad mapuche que ocupó las tierras de Parques Nacionales en Villa Mascardi. Por un milagro y la escasa presencia policial no se llegó a un enfrentamiento que podría haber terminado muy mal” (Infobae, 29/11/17).
Al cierre de esta edición venimos de un acto multitudinario en la Plaza del Congreso. Bajo la convocatoria de Pablo Moyano, Palazzo de Bancarios, Yasky de la CTA y otras agrupaciones sindicales y sociales, se realizó esta tarde el primer y más importante acto contra las reformas del gobierno desde que Macri anunciara su “reformismo permanente” un mes atrás.
Este fue el valor del acto: plantarle en la cara al Congreso un acto opositor a las leyes que se apresta a votar una parte importante de sus integrantes. Y la jornada vino a ocurrir en medio de una triple crisis del gobierno; acontecimientos complejos que se le vinieron a condensar estos últimos días. El primero, la crisis abierta en la CGT por el acuerdo del triunvirato con la ley laboral[1]. La segunda, vinculada a la represión en Bariloche y el asesinato por parte de la Prefectura del joven mapuche Rafael Nahuel. La tercera, lo que ya está transformándose en un bochorno con la incapacidad del gobierno de encontrar el submarino perdido.
Nada esto quiere decir que Macri le haya puesto un freno a su ofensiva. Si concluyéramos en esto cometeríamos un error. Al cierre de esta edición el gobierno está obteniendo media sanción en la ley previsional y tributaria con la complicidad del PJ.
Además, ha militarizado Bariloche y si bien se ha debido aguantar la comisión mediadora encabezada por la Iglesia, la nueva “filosofía” del oficialismo en la materia son las escandalosas declaraciones de Patricia Bullrich en la conferencia de prensa el lunes pasado en la que prácticamente esbozó la intensión de declarar una suerte de “Estado de excepción” en el país: un gobierno no sometido a las leyes[2]. Por último, frente al bochorno del submarino, el gobierno parece pretender salir adelante definiendo una política de “reivindicación patriótica” de las FFAA.
El gobierno mantiene su ofensiva, tiene el apoyo de lo más granado de la patronal[3], además de la complicidad de los gobernadores y senadores del PJ, todo lo cual muestra la necesidad de un paro general.
Multitudinario acto en el Congreso
Veamos primero el acto en el Congreso. El mismo fue de gran importancia. Además de multitudinario estuvo el hecho de ser el primer acto contra las reformas anti-laborales del gobierno; una reacción que venía dilatándose demasiado.
Aquí hay varios elementos a precisar. Uno muy importante es la insostenible posición del triunvirato cegetista de ser cuasi oficialista en las condiciones donde el gobierno gira hacia la derecha resolviendo una orientación acorde a su verdadero carácter: el de un gobierno empresarial que le declara la guerra a los trabajadores.
El triunvirato podrá aducir que el gobierno “ganó las elecciones”, que hay que “cuidar la gobernabilidad” o lo que quiera. Pero el ataque que pretende llevar adelante contra los trabajadores, los jubilados, los sindicatos simplemente inscriptos es tan profundo, que difícilmente sea sostenible el apoyo político al oficialismo que viene caracterizándolos.
Es factible que Pablo Moyano haya visto la brecha. También que Moyano padre esté jugando a dos puntas (tratando de sacar alguna negociación en la trastienda). Pero a partir de ahora no le va a ser fácil al triunvirato (y al peronismo como un todo en cierta manera), sostener lo que acordó con el gobierno. Ha quedado bajo presión.
El propio gobierno retrocedió en alguna de las medidas más duras que pretendía imponer. Pero mantiene parte sustancial de las contrarreformas que pretende. Y, por lo demás, adelantó que tratará de imponer por paritarias las demás modificaciones.
Facilitando los despidos, buscando modificar a la baja los convenios, atacando las horas extras, aceitando la precarización del trabajo, reduciendo las jubilaciones y los planes sociales, planteando la eliminación de 400 sindicatos simplemente inscriptos, desgravando las verdaderas ganancias (las empresarias) mientras sostiene el impuesto al trabajo, aumentando los impuestos al consumo de bienes masivos como la cerveza o las gaseosas, lo que hace es tomar medidas anti-obreras y anti-populares que más temprano que tarde revelarán su verdadero carácter frente a amplios sectores, alimentando la bronca contra el oficialismo.
Moyano, Palazzo y Yasky vieron la oportunidad y se tiraron a la pileta. Esto más aún cuando Pichetto, cual presidente de la Nación, salió a declarar que “la reforma laboral se posterga para el 2018”, haciendo responsables a los líderes cegetistas por no tener unificada la tropa: “que la CGT venga a dar la cara; no vamos a dejar que nos corran por la izquierda”, declaró.
Es que en el minué de las negociaciones, la CGT fue la encargada de negociar la ley laboral. Y desde el vamos los senadores del PJ declararon que para apoyar cualquier iniciativa en este terreno, la misma tenía que tener el aval del triunvirato. Resulta que ese aval verbal está (¡aunque los triunviros se escaparon al Vaticano ni bien firmaron con el gobierno!), pero ante la denuncia de Pablo Moyano de que se venía “una nueva ley Banelco”, Pichetto se plantó y postergó el tratamiento del proyecto laboral.
Los discursos de Yasky, Palazzo y Moyano en la Plaza del Congreso fueron bastante retóricos. No anunciaron ninguna medida. Sólo que “volverían al Congreso cada vez que se trate alguna de estas leyes”, que podría “iniciarse un plan de lucha” y que se “tomarían medidas de fuerza de ser necesario”…
De todas maneras, no esperábamos que se anunciara un paro general. La cosa está todavía fría por abajo y la burocracia, aunque sea opositora, es maestra en administrar las cosas para que no haya desbordes.
Pero el valor del acto de hoy no deja ser de importancia. Es que se trató del primer acto opositor contra las reformas; el primer acto opositor en el cual, simultáneamente, aparece un polo sindical burocrático en ruptura con la orientación pro oficialista del triunvirato.
¿Estado de excepción?
El otro elemento que ha hecho crisis estos días es la política ultra represiva del gobierno; particularmente en relación al pueblo mapuche.
Lo concreto es que en relación al caso de Santiago Maldonado y con el inestimable apoyo del juez Lleral, el gobierno avanzó en instalar la idea que Santiago “se ahogó”, que fue “todo un invento de los K y la izquierda de que había estado desaparecido”, que la Gendarmería “no había tenido nada que ver”…
Pero el asesinato de Rafael Nahuel vino a terminar de colocar las cosas en un terreno más amplio: el de la guerra declarada del macrismo al pueblo mapuche. Es verdad, también, que el gobierno avanzó en su campaña de desprestigio de esta población originaria. Con el deleznable apoyo de periodistas vendidos como Lanata, convenció a una parte de la población de que la “nación está en riesgo”, que los “mapuches están contra la Argentina”, que “no respetan las leyes del país”, que son “una nueva guerrilla” y cosas así.
Sin embargo, quizás no reparó en que Bariloche no es Esquel. Es una ciudad de infinitamente más importancia, infinitamente más poblada, donde en los altos se asienta una población de relevancia marginalizada y que matar a integrantes de esta comunidad como Rafael no es tan simple.
Bariloche está profundamente polarizada entre esta población trabajadora y la clase propietaria de la ciudad que vive y lucra con el turismo. Y las provocadoras declaraciones de Patricia Bullrich no vinieron más que a atizar el fuego.
No se habían visto declaraciones así en años. Declaraciones que, prácticamente, podrían adelantar el establecimiento de un “Estado de excepción”: un gobierno que estaría por encima de la ley, que no acataría una orden de un juez, que adelanta que “se acabó el mundo del revés” (es decir, ¡el mundo por el cual cuando se asesina una persona mediante una fuerza represiva se produce una conmoción social y una investigación de dicho asesinato!), que rechaza cualquier “negociación” con una población reprimida y damnificada…
Finalmente, de todas maneras, la negociación procedió, y así están las cosas: el gobierno exigiendo que los ocupantes del predio se retiren antes de negociar nada; los ocupantes del predio exigiendo la libertad de sus dos compañeros presos.
Pero hay más condimentos. Por un lado, hoy se conoció el fallo condenando con fuertes penas a los genocidas de la ESMA, varios de ellos como Astiz y el “Tigre” Acosta, a cadena perpetua; un fallo histórico que de ninguna manera puede ser a gusto de un gobierno reaccionario negacionista de los 30 mil desaparecidos y que se desespera por relegitimar las fuerzas armadas genocidas.
Y que, por otro lado, con la excusa de la desaparición del submarino (¡un bochorno en sí mismo para el oficialismo!), pretende instalar la discusión de darle una “tarea específica” a unas FFAA que vienen languideciendo hace décadas –¡lo que constituye una enorme conquista popular!- acompañada de un aumento en su presupuesto.
Globalmente, el gobierno pretende hacer girar hacia la derecha toda la política que en materia de derechos democráticos y humanos, caracteriza el país desde 1983. Pero, como en el plano económico y social, esto no pasará sin grandes enfrentamientos.
La política de la izquierda
Esta situación nos devuelve al tema de la política de la izquierda en la actual coyuntura. La orientación más ridícula es la que viene teniendo el Partido Obrero, que fue literalmente arrastrado hoy a la marcha en el Congreso.
Ya hemos señalado que lo del FIT es un bochorno porque no se pone de acuerdo siquiera para las cosas más elementales. Y lo más elemental es que las direcciones sindicales de masas son las tradicionales. Y que cuando un sector de ellas se coloca en la oposición al gobierno, por más inconsecuente que sea efectivamente, es un paso adelante que debemos aprovechar para intentar llevar las cosas más lejos.
De ahí que fuera correcto asistir hoy con fuerza a la concentración, con una columna independiente de los sectores combativos y la izquierda, para exigir plan de lucha y paro general.
Cualquier idea de “pasar por arriba” las direcciones, desconocerlas, dirigirnos “directamente a las bases” es sólo un operativo de miniaparato; operativo que, para colmo, coloca como alternativa la marcha que se realizará recién el 6 de diciembre a Plaza de Mayo.
Porque hay que decirlo con claridad (y esto más allá de la posición táctica que adoptemos para esa movilización): la convocatoria del 6 atrasó, quedó por detrás de la realidad. Era evidente desde el momento mismo que se colocó dicha fecha que era tarde, que quedaba de espaldas a la exigencia de salir ya, de inmediato, en repudio a las contrarreformas macristas: que había que romper la inercia.
La unidad de acción, el no perder la iniciativa, el no quedar detrás de los desarrollos (¡el PO también se quejó de la pronta movilización de Memoria, Verdad y Justicia a Plaza de Mayo el domingo pasado en repudio del asesinato de Rafael Nahuel!), el colocar la táctica de la exigencia a las direcciones sindicales de masas, el colocar en el centro la exigencia de paro general al tiempo que se construye un polo sindical y político independiente (¡cosa a la que el FIT no responde con el PO de la mano de “Cachorro” Godoy!), son otras tantas de las tareas de la izquierda en la actual coyuntura para pararle la mano a un gobierno cebado que, quizás, preanuncie un choque de proporciones.
Parte fundamental de esto es también sostener el andarivel de la lucha democrática como lo venimos haciendo en la pelea por justicia por Santiago y contra la criminalización del pueblo mapuche, ahora también por Rafael Nahuel.
De ahí que el Plenario Nacional de Cuadros que realizará este fin de semana nuestro partido votará como una de sus tareas inmediatas la participación en la marcha a Plaza de Mayo que para el 7 de diciembre se acaba de decidir en el espacio Memoria, Verdad y Justicia por Santiago, Rafael y la defensa incondicional del pueblo mapuche.
[1] Crisis que, en el fondo, remite también a las indefiniciones del peronismo como un todo.
[2] Exageramos en algo las cosas para que se entienda las consecuencias que tendría si el gobierno lograra llevar a la práctica sus declaraciones.
[3] Lo que no obsta que en la reciente reunión anual de la UIA se hayan expresado algunas críticas a la política económica, sobre todo a lo alto que están las tasas de interés.
Por José Luis Rojo, Editorial SoB 450, 30/11/17