Condenan a Lula
Antonio Soler
Socialismo ou barbarie – Psol
Ayer el Tribunal Federal de la cuarta región ubicado en la ciudad de Porto Alegre (TRF-4) condenó por unanimidad a Luis Ignacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, a 12 años de prisión y a una multa de 1.000.000 de Reales (6.250.000 pesos) por el crimen de corrupción pasiva y lavado de dinero
Se trata de una condena que declara inocente a Lula de la acusación de almacenamiento ilegal del acervo presidencial, pero que agrava la pena de 9 años y seis meses de prisión anteriormente dada en primera instancia por el Juez Federal Sergio Moro.
El desarrollo del proceso puede llevar a dos escenarios. El TRF-4 puede, después de los recursos en segunda instancia, mantener la decisión y esperar a la decisión en las instancias superiores – lo que parece ser lo más probable – o determinar directamente la detención de Lula.
Como la condena del TRF-4 parece irreversible debido al fallo por unanimidad y al duro contenido de los votos; y como la ley de “Ficha Limpia” prohíbe la candidaturas electorales de condenados en segunda instancia, la defensa de Lula recurrirá al Superior Tribunal de Justicia (STJ) o al Supremo Tribunal Federal (STF) para dar vuelta la condena o suspender la ilegibilidad de Lula.
El lulismo comienza a pagar el precio de sus traiciones
Como ya afirmamos en varias oportunidades, pensamos que ese proceso de condena de Lula es parte de la ofensiva reaccionaria que tiene por objetivo revertir el ciclo de polarización social abierto en 2013, acabar de imponer las contrarreformas en curso y sofocar políticamente a la izquierda socialista que empieza a tener más espacio con la debacle lulista.
Aunque Lula y la burocracia (sindical y política) son corresponsables por esa situación debido a su política de traición sistemática de los intereses de los trabajadores y al sabotaje de todo proceso de luchas contra las reformas, nos oponemos vehementemente a la condena de Lula, puesto que se encuentra al servicio de la profundización de los ataques a los trabajadores.
La estrategia oportunista (y traidora) del petismo fue la de sangrar a Temer pero sin derribarlo, hacer de cuenta que está contra las reformas pero frenando y saboteando el ascendente movimiento de resistencia de los trabajadores. Esto lo realizó con el objetivo de capitalizar electoralmente el proceso. Todo indica que efectivamente esto estaba funcionándoles en la medida de que las encuestas le daban altos índices de intención de voto para Lula -investigaciones daban un 30% de intención de voto para Lula y pronosticaban que ganaría contra cualquier candidato en la primero y segunda vuelta de las elecciones-. Sin embargo, esta estrategia le empieza a costar caro al lulismo puesto que la burguesía apuesta a imponer un golpe aún más duro contra los trabajadores. Para eso, sacar a Lula de la competencia electoral los coloca en una situación aún más favorable, en la medida de que un eventual nuevo gobierno de Lula podría alimentar una expectativa de mediación frente a la ofensiva burguesa.
Ayer se vieron importantes manifestaciones por todo el Brasil. Pero, por la importancia del hecho y por el la apuesta que realizó el aparato del PT, quedó en evidencia que estuvieron lejos de alcanzar a sectores de masas.
Una posible explicación para este hecho es que ese mismo aparato es el que anteriormente trató de frenar las movilizaciones contra Temer-desmovilizando a la clase trabajadora y la juventud-, y también porque la burocracia transformó la convocatoria en un simple acto electoral de Lula, desvinculándolo totalmente de la convocatoria de la lucha contra los ataques a los trabajadores, particularmente contra la reforma de la previsión que será votada el próximo mes.
Estos factores pueden ser una pista del por qué la intención de voto a Lula no se ha convertido en una gran movilización de masas en las calles. Por supuesto, esto aún es un proceso abierto, estamos a principios de año, la lucha contra la reforma de la seguridad social puede poner otra correlación de fuerzas, la prisión de Lula podría causar otro nivel de conmoción nacional, etc. Pero hoy por hoy, con esa condena, Lula y el PT sufrieron una dura derrota, puesto que esperaban un juicio menos duro y más espacio para imponer recursos judiciales que les hubiesen posibilitado postergar la resolución y de este modo haber oficializado la candidatura de Lula a la presidencia.
Un escenario que abre importantes expectativas para la izquierda
Esta derrota tiene consecuencias políticas trascendentes para el próximo período. Si Lula realmente se queda fuera del proceso -lo que parecería ser hasta ahora como lo más probable- las posibilidades de que la derecha tradicional gane los comicios de octubre se ampliarían enormemente, pero también el espacio político-electoral para la izquierda socialista, particularmente para el PSOL, se puede ampliar de forma no menos exponencial.
Por eso, pensamos que nuestro posicionamiento contra la condena a Lula tiene que incorporar una doble denuncia. Primero, corresponde plantear la denuncia de que esta condena está al servicio de los ataques de la clase dominante contra los trabajadores. Sin embargo, nuestro argumento no puede detenerse ahí, necesitamos también denunciar el papel de freno a las luchas que cumplió el lulismo en el último período, por un lado, y exigir que movilice aún con más empuje del visado en defensa de Lula y contra la reforma previsional.
Pero no podemos detenernos en las luchas inmediatas. Es una tarea esencial presentar una alternativa global a la burguesía y al lulismo, y dar un norte político a las luchas. Necesitamos implantar profundamente en el movimiento otro programa, otra estrategia y otros métodos. En ese sentido, corresponde al PSOL construir una candidatura a presidente que pueda aglutinar a la izquierda socialista y ocupar parte significativa del espacio que el lulismo está dejando.
Está abierta en el PSOL la pre-conferencia que redundará en la elección de la candidatura para disputar la presidencia del país. Pensamos que el nombre que mejor puede cumplir ese papel es el de Guillermo Boulos. Pero para ello, ese compañero debe decidirse inmediatamente -no hay más tiempo que perder-, debe afiliarse al PSOL, asumir un programa anticapitalista y poner su nombre a disposición del partido para que podamos construir un proyecto que comience a superar el lulismo entre importantes sectores de masas.
Por Antonio Soler, SoB-PSOL, 25/1/18