La ejecución de Marielle no quedará impune
¡Justicia para Marielle y Anderson!
¡La CUT, PT y demás movimientos y partidos deben convocar una Huelga General ya!
POR ANTONIO SOLER
El asesinato de Marielle Franco (concejal por el PSOL) fue una ejecución de cuño político, provocó una fuerte conmoción nacional e internacional, manifestaciones masivas en varias capitales y puede poner en jaque el intervencionismo militar del gobierno Temer.
Una crónica policial que coloca a la policía como principal sospechosa
El 14 de marzo, después de haber participado en el evento «Jóvenes Negras Moviendo Estructuras» realizado en la Casa de las Negras, en el centro de Río de Janeiro, Marielle abandonó el lugar y se encaminó hacia la zona norte de la ciudad. Después de recorrer cerca de 4 km, alrededor de las 21:30 horas, el coche en que estaba la concejal, una asesora -cuya identidad permanece preservada por motivos de seguridad -y el conductor del vehículo-Anderson Pedro Gomes- fueron acribillado por 13 disparos.
Esta acción, que terminó en el asesinato de Marielle y de Anderson, desde el momento en que fue notificada daba claros indicios de que se trataba de un crimen político ejecutado por asesinos profesionales: no hubo intento de robo, sabían exactamente el lugar en que la concejal estaba en el vehículo y en la acción se utilizó con precisión una pistola 9mm, capaz de perforar la latería del carro, pasar el cuerpo de la concejal -que estaba en el asiento de atrás – y el de la cabeza, del conductor.
Con el avance de las investigaciones -su conclusión definitiva depende de la presión popular- se informó hoy que cámaras cercanas al lugar en que se reunía Marielle y las colocadas entre el trayecto antes del crimen, muestran que frente al evento en el que participó un auto con dos ocupantes estaba haciendo de campana. Cuando el coche de la concejal salió ese vehículo dio señal de faro y lo acompañó, luego otro coche, en el que estaba el tirador, siguió al de la concejal para ejecutar el crimen.
La placa de ese vehículo fue identificada, pero se trataba de una clonación de una placa del estado de Nova Friburgo que no tenía ninguna conexión con lo ocurrido. Además, lo que refuerza la hipótesis de implicación de agentes de la policía es que la munición utilizada para efectuar los disparos es parte de un lote de más de un millón de cartuchos vendido por la CBC (Compañía Brasileña de Cartuchos) para la Policía Federal (PF) de Brasilia en 2006. Según el gobierno parte del lote habría sido robado en el estado de Piauí, otra parte desviada de la propia PF…
Y para hacer que ese siniestro rompecabezas sea aún más intrigante, la munición de ese mismo lote fue usada en agosto de 2015, donde agentes de la Policía Militar (PM) de São Paulo participaron en una matanza que llevó la muerte de 23 personas en los municipios de Osasco y Carapicuíba. Como todos saben, el crimen organizado cuenta con una red compuesta por agentes en el alto mando de todas las corporaciones, según el procurador que cuidó de ese caso en São Paulo, en la época un testigo de dentro de la policía afirmó que un sargento sería responsable de la distribución de parte de esa munición para policías militares de Río de Janeiro.
Temer y sus cómplices son los responsables políticos
Como podemos comprobar, este crimen político -como un centenar de otros cometidos en la historia reciente del país- está compuesto por una intrincada red de responsabilidades directas e indirectas que atraviesa todas las corporaciones y escalones de la seguridad pública brasileña. Además, por las informaciones que disponemos hasta ahora, ha sido una acción minuciosamente planificada, ejecutada por profesionales y con una clara motivación política.
Que ese crimen político tenga como principal sospechosa alguna mafia compuesta por agentes de varios escalones de la Policía Militar y de otras fuerzas no representa ninguna novedad en el escenario fluminense o nacional, pues la PM en todo Brasil se configura históricamente -en la dictadura militar este aspecto fue intensificado con los «escuadrones de la muerte»- como una fuerza de represión contra los pobres, los movimientos sociales y los líderes de izquierda.
La novedad es que se trata de una ejecución de cuño político, perpetrada muy probablemente por una organización delictiva que cuenta con la participación de policías militares de todas las jerarquías comúnmente llamada «milicia» (organizaciones criminales que tienen delante a agentes policiales que aterrorizan a la población de las favelas para cobrar protección y por servicios clandestinos) que ocurrió en medio de una situación política nacional reaccionaria y una intervención militar en el Estado inédita en la historia del país.
La vida de una tribuna popular en ascenso fue aniquilada
Como todos saben, Marielle era una figura pública carioca, pero en ascenso nacional. Una socialista con gran capacidad política, dedicación y coraje que condensaba en su cuerpo político una serie de temas y demandas de los oprimidos y explotados de las periferias. Por eso obtuvo la quinta votación más importante para concejal en las elecciones municipales de 2016, fueron cerca de 46 mil votos repartidos por toda la ciudad: favelas, barrios populares y de clase media.
No parece que la militancia de Marielle puede ser reducida a la representación de uno u otro sector oprimido o explotado, a pesar de siempre dejar claro su «lugar de habla» como favelera, negra y lesbiana. Por ser favorable a la suspensión de la intervención militar en el Estado, el fin de la policía militar, la legalización de las drogas y contra la masacre de la juventud negra y la violencia contra las mujeres y la comunidad LGTBI, venía volviéndose una tribuna de los explotados y oprimidos que ganaría en poco tiempo proyección política nacional.
Además, podría catalizar importantes procesos políticos que se están construyendo de forma molecular -múltiples resistencias repartidas por varias ciudades, categorías y sectores de la población, aunque estemos viviendo una situación con un fuerte sesgo reaccionario-, pero que crecen y pueden encontrar un elemento de condensación y colocar una coyuntura de fuerte resistencia.
Un liderazgo en ascenso como éste en la ciudad de Río de Janeiro -lugar donde la hipótesis de una nueva rebelión política desde abajo, como la vista en 2013, no puede ser descartada por las condiciones políticas que están puestas en su terreno y por la inmensa tradición de lucha que tiene- incomodaba a muchos sectores. Por eso muchos en el poder querían a Marielle y su lucha muerta.
Por eso, también, Temer y todos sus cómplices civiles y militares deben ser responsabilizados políticamente. Tenemos que exigir más allá del castigo a los autores y ejecutores directos que las condiciones políticas -la ofensiva reaccionaria y la intervención militar- que permitieron ese bárbaro crimen sean puestas de manifiesto.
Además, la eliminación política de Marielle ha resaltado la necesidad de prestar especial atención al fortalecimiento de la extrema derecha en el país, pues el crecimiento de este fenómeno puede poner un ambiente político no sólo reaccionario tal cual vivimos hoy, sino directamente contrarrevolucionario en que la lucha política en la intolerancia y en la eliminación física un componente central.
Hay abierta una ventana para una coyuntura más favorable
Como se ve, a pesar de estar en una situación en que las fuerzas reaccionarias no se impusieron plenamente y que existen contra tendencias que pueden girar el juego, vivimos una situación política peligrosa.
Si este crimen no se combate a la altura, fortalecerá un sector que estaba ausente como expresión de masas en la política nacional en las últimas décadas -la derecha fascista-, pero que viene ganando más espacio político y que se expresa en la intención electoral en Jair Bolsonaro, el diputado federal fascista.
Así, esta nueva coyuntura de polarización que se está abriendo plantea una situación de posibilidades, pero también es más peligrosa para los trabajadores y oprimidos, por lo que debe ser respondida a la altura, de forma unificada y organizada por toda la izquierda.
Después de la muerte de Chico Mendes el 22 de diciembre de 1988 en Xapuri (Acre), la ejecución política de Marielle fue la que más conmovió al país y al mundo, y vemos que desde entonces no han sido pocos los líderes tumbados en el campo y en las ciudades a pedido del poder económico y político.
Además de todas las cuestiones humanas y simbólicas puestas -una joven talentosa de 38 años, una estrella en ascenso y representante legítimo de los sectores más explotados- que envuelven este crimen político, la conmoción política vista en Río de Janeiro y en São Paulo, que ha reunido a cientos de miles de personas para homenajear y protestar contra el bárbaro asesinato, demuestra que podemos estar caminando hacia un punto de inflexión.
A pesar de ser precipitado para una caracterización política más apurada, al continuar las manifestaciones masivas podemos entrar en una nueva coyuntura política en la que sea posible un cambio de correlación de fuerzas, pero para ello el factor de la continuidad de las movilizaciones será decisivo.
En este momento, un gobierno que perdió la «pauta de oro» (reforma de la seguridad social), está en las cuerdas por la impopularidad crónica, objetivo sistemático de encuestas y denuncias que lo envuelven en corrupción y, como si no bastara, amarga una economía en una profunda recesión. Así, si el cuestionamiento de su medida bonapartista y reaccionaria de intervención miliar se hace de forma poderosa en las calles, el único pilar que sostiene ese gobierno puede ser retirado.
De esta forma, en el campo de la política nacional es necesario retomar la lucha por la inmediata caída de este gobierno. En esa coyuntura en que podemos entrar es necesario retomar el Fuera Temer, la convocatoria de Elecciones Generales para todos los cargos y luchar también por una Asamblea Constituyente impuesta por la movilización y organizada desde abajo.
La Asamblea, que tiene como uno de los objetivos discutir a fondo la seguridad pública, acabar con la política militar, legalizar la producción y el consumo de las drogas, todo ello más allá de las reformas en el campo y en la ciudad bajo control de los trabajadores y de los derechos democráticos fundamentales de las mujeres, los afrodescendientes y la juventud.
Es necesario así que todas las fuerzas que se dicen democráticas/progresistas, de izquierda o socialista presten la mayor atención a lo que ocurre en suelo carioca. Nosotros, desde la corriente internacional Socialismo o Barbarie, estamos proponiendo una campaña internacional por el real recuento de todos los responsables de la muerte de Marielle y de Anderson.
Además, no podemos aguantar la necesidad de luchar por la suspensión inmediata de la intervención militar en Río de Janeiro que, como se ve, sólo puede provocar más muertes y violencia contra jóvenes, negros, trabajadores y líderes populares.
Sin embargo, todo esto, incluso la condena de los verdaderos culpables de la ejecución política, será sólo música para el futuro y la situación puede quedar aún más reaccionaria si no ponemos en pie una poderosa lucha nacional.
De esta forma, exigimos que el PT y la CUT -que dicen quieren luchar por la democracia y el derecho de Lula a postularse a la presidencia- convoquen inmediatamente una Huelga General con el objetivo de exigir justicia para ese odioso crimen político, la suspensión de la intervención militar en el país, Río de Janeiro y el Fuera Temer, el gobierno es responsable político por la ejecución de Marielle y Anderson.
POR ANTONIO SOLER, 17/3/18