La juventud toma las calles
Un clima de rebelión popular recorre Nicaragua
Por Johan Madriz
Tras cinco días de movilizaciones en Nicaragua el ánimo no parece bajar. Las protestas continúan, las barricadas se extienden y la solidaridad de diversos sectores se comienza a integrar a la lucha. El gobierno ha dado marcha atrás con las reformas a la seguridad social pero para negociar con las cámaras empresariales.
El carácter empresarial del gobierno de Ortega
El gobierno de Ortega es uno burgués que no ha hecho ningún intento por romper las medidas neoliberales del Consenso de Washington. Es el gobierno que sostuvo el opresivo Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Ese carácter se combina con un rasgo bonapartista, apoyándose en la represión hacia las movilizaciones. La burguesía sandinista viene de un aparato guerrillero (que jugó un rol progresivo para una lucha democrática) que en su transformación burguesa ha mantenido ese rasgo particular de su naturaleza, que es tratar de imprimirle formas muy autoritarias a la conducción del Estado.
Es servil a la burguesía y en los últimos once años, bajo su batuta se ha establecido una alianza con los empresarios a base del ‘consenso y el dialogo’. Esa es la base de la estabilización del país. Los empresarios se han llenado los bolsillos a costa de los negociazos con el gobierno y la multimillonaria cooperación venezolana sirvió para mantener las ayudas a los sectores más desfavorecidos.
Pero esa cooperación llegó a su fin y las finanzas públicas comienzan a mostrarse en aprietos. La reforma al INSS viene con la bendición del FMI, organismo internacional al servicio del imperialismo yanqui que somete a los pueblos del mundo a los dictados de la burguesía mundial. En una acción clásica del neoliberalismo y que viene siendo aplicada por los gobiernos de la región que atacan las pensiones y los salarios como forma de sanear las finanzas.
El disgusto de los empresarios no es por la reforma en sí misma, ya que el aumento en el aporte patronal les es después devuelto como gastos deducibles del impuesto de renta y con la participación en el negocio de la seguridad social por medio de las empresas previsionales que administran centros médicos. El descontento es porque que la medida no fue acordada con ellos.
Es por eso que el gobierno ha aceptado abrir canales de comunicación pero únicamente con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP). Estamos ante una pelea no un divorcio entre la burguesía y el gobierno.
El ataque tiene un sentido de clase claro: que paguen las y los trabajadores. Las virtudes del gobierno ‘socialista’ no aparecen por ningún lado. Es un gobierno sostenido en la legitimidad de lo que representó el FSLN en sus inicios y la represión. Pero no es un gobierno socialista, ni siquiera progre. Está aliado con los empresarios contra los trabajadores, es conservador y religioso hasta la médula.
De lo económico a lo político
Las protestas siguen y la represión se acrecienta. Dependiendo de la fuente las cifras de muertos y heridos varían pero se habla de hasta 30 muertos y al menos 43 desaparecidos. Hay medios de comunicación censurados y sacados del aire, incluso una estación de radio independiente al gobierno fue quemada.
Si bien las protestas arrancaron por la nefasta reforma al INSS y el golpe directo al bolsillo de la clase trabajadora con el paso de los acontecimientos y la fuerte represión el reclamo inicial se ha sobrepasado y encausado hacia posiciones más políticas: contra el régimen autoritario, la represión, la censura y la corrupción. Este giro, sumamente progresivo, se ha basado en la experiencia directa de una juventud que no ve un mejor futuro y vive en un presente desastroso. Como decía Lenin, dando pasos agigantados en la conciencia.
La aplanadora sobre las luchas que ha sido el gobierno Ortega comienza a perder el monopolio del control de las calles. Ahora, son los estudiantes universitarios, anteriormente silenciados por el férreo control aparatista de las universidades y las organizaciones estudiantiles, las que marcarán el paso de este movimiento.
El clima de rebelión, con barricadas, quema de llantas y morterazos ahora está bajo la consigna de ‘no tenemos miedo’. Por la noche se escuchan disparos y explosiones. Se queman los Arboles de la Vida[i], los letreros y monumentos que recuerden al gobierno. El anuncio de una mesa de dialogo solo con los empresarios ha indignado.
La respuesta del gobierno es violenta. Llegan noticias de bandas paramilitares, integradas por la Juventud Sandinista, disparando a diestra y siniestra, de estudiantes sacados de iglesias donde se resguardaban, del asalto a las universidades. Al mismo tiempo que el gobierno anuncia canales de dialogo y despliega al Ejercito en la ciudad de Estelí, uno de los bastiones más combativos para sofocar las protestas y patrullar la zona.
El apoyo viene de diferentes sectores: de los estudiantes, campesinos, del movimiento anticanal y de la colonia nicaragüense en diferentes países.
Solidaridad con el pueblo nicaragüense
El movimiento que se está dando en Nicaragua es un proceso por abajo, con la presencia destacada de la juventud. Se levanta contra un ataque directo hacia los de abajo en el legítimo uso de los métodos callejeros radicales de lucha de clases y apunta al gobierno como el enemigo. Además, no está encuadrado en el sandinismo ni aliado a ningún partido de oposición.
No es el caso de Venezuela y las guarimbas como algunos sectores lo han caracterizado. En Costa Rica el Frente Amplio ha puesto un signo de igual entre un sector y otro, diciendo que la violencia viene tanto del gobierno como de los manifestantes y hacen un llamado al dialogo en abstracto. Esta es una posición sin ningún principio de clase y más allá, la adopción de la teoría de los dos demonios con la que todas las burguesías latinoamericanas justificaron las dictaduras y masacres del siglo pasado.
De momento, la presión que está haciendo la burguesía es a abrir una mesa de dialogo con el gobierno para reposicionarse políticamente frente al sandinismo sin apostar directamente por la salida de Ortega. En ese sentido, el apoyo hacia las manifestaciones (donde incluso han llamado a un paro de labores el lunes) parece ser más con la intensión de lograr concesiones y mejores condiciones de negociación a futuro con el gobierno.
Al ser un proceso tan espontaneo, sin líderes visibles ni organizaciones dirigiendo puede dirigirse hacia cualquier lado. Podría, eventualmente, ser instrumentalizado por la oposición de derecha más servil al imperialismo. De momento esa no es la tónica. El desarrollo de los acontecimientos dependerá de si se mantiene independiente de la burguesía y continua una vía de radicalización.
Esta lucha replantea la tarea de reconstruir la izquierda revolucionaria en el país, una alternativa independiente del sandinismo que ha usurpado el nombre y la bandera del socialismo en las últimas décadas. La apuesta es que dentro de la juventud y los sectores que se sumen a esta experiencia de lucha se comiencen a dar pasos en ese sentido para organizarse y plantear una alternativa diferente de sociedad.
¡Solidaridad con el pueblo nicaragüense!
¡Basta a la represión!
¡Juicio y castigo a los responsables de las muertes de manifestantes!
[i] Los Arboles de la Vida con gigantescas estructuras metálicas que la vicepresidenta Rosario Murillo ha mandado colocado a lo largo de la capital. Su intención es ser el emblema del nuevo poder en el país con una mezcla simbólica entre la exaltación a la figura de Sandino y elementos religiosos. Cada una de estas piezas tiene un costo de 25 mil dólares y hay unas 140.
Por Johan Madriz, NPS Costa Rica, 22/4/18