por Santiago Follet

A menos de tres semanas de haberse aprobado la reforma ferroviaria, la SNCF anunció este lunes 9 la privatización de la Estación del Norte de París, la estación de trenes más importante del viejo continente. En un consejo de administración extraordinario, se decidió la constitución de una sociedad mixta entre la empresa estatal, que conservará el 34% de la estación y la constructora Ceetrus, del grupo Auchan, que se quedará con el 66%. Este grupo, perteneciente a la familia Mulliez, que ostenta la quinta mayor fortuna de Francia, tendrá la mayoría del capital de la estación durante un período de cuarenta y seis años.

Según informó Le Parisien, el proyecto de renovación deberá estar finalizado en 2023, con vistas a los Juegos Olímpicos del 2024. Las obras previstas tendrán un costo de 600 millones de euros, con el objetivo de triplicar el tamaño de la estación, para convertirla en un gigantesco centro comercial, pero sin mejorar en lo más mínimo el servicio de transporte, ni construir una sola vía férrea. Se trata de un negocio multimillonario para grandes capitalistas, que plantea la destrucción del sistema público, para imponer una lógica comercial en donde lo único que importa es la obtención de ganancias, para que los ricos sean cada vez más ricos.

Una vez más, la dirección de la SNCF ha tomado otra decisión a espaldas de los trabajadores ferroviarios, para quienes esta privatización constituye una fuerte provocación, luego de meses de huelgas, en una larga batalla en defensa de los trenes públicos. La privatización de la Estación del Norte es la confirmación del plan capitalista del gobierno de Macron y un ejemplo de una situación que puede empezar a replicarse en otros lugares en las próximas semanas. Ante este avance privatista, es necesario continuar movilizados exigiéndole al gobierno la derogación de la reforma ferroviaria, por la defensa del servicio público de trenes y de los puestos de trabajo.