Ago - 23 - 2018

Costa Rica: Contra los discursos xenofóbicos y nacionalistas

ALTO A LAS MANIFESTACIONES CONTRA LOS MIGRANTES

Por Johan Madriz

En los últimos días se ha desarrollado una discusión sobre los migrantes en el país a raíz, principalmente, de dos sucesos: los femicidios de María y Arantxa y el aumento en la entrada de nicaragüenses huyendo de las garras del gobierno de Ortega.

Producto de la coyuntura girada a la derecha el debate ha tomado la vía de posiciones xenofóbicas con llamados al cierre de la frontera, la expulsión de los migrantes y mano dura. Asimismo surgió la convocatoria a una “huelga” el 2 de septiembre en la Plaza de la Democracia bajo la consigna “primero los ticos”.

Este discurso apela al nacionalismo y los símbolos patrios, a los padres y héroes de la nación, denunciando las supuestamente laxas políticas migratorias y tomando posiciones anti obreras (“contra los salarios y pensiones de lujo”, eslogan utilizado por el gobierno como excusa para aplicar el ajuste).

Estas posiciones con rasgos fascistoides hacen un llamado a la movilización de masas mediante una “huelga” (método tradicional de lucha de la clase trabajadora) al mismo tiempo que se exaltan el patriotismo y el nacionalismo en contraposición a un supuesto enemigo que es el causante de todos los males del país: los migrantes “ilegales”.

Si bien el gobierno no toma nota de la situación y la deja pasar es justamente el mayor responsable. Las administraciones “progres” del PAC han sido permisivas con la generación de discursos conservadores y reaccionarios al no ir a profundidad con sus promesas de campaña (Estado laico, matrimonio igualitario, aborto), las cuales de haberse cumplido serian puntos de apoyo en el combate a esas posturas.

Es más, Luis Guillermo Solís reprodujo el discurso xenófobo de las administraciones del bipartidismo al continuar con las ridículas confrontaciones con Ortega que solo les son funcionales a las burguesías de ambos lados del San Juan para distraer a la clase trabajadora de la crisis y el ajuste.

Ese discurso apela a los prejuicios para hacer política, para fomentar el miedo, y así dispersar a los de abajo con rivalidades ficticias. Es la táctica de la división que también han usado con el discurso de los salarios y pensiones del sector público, achacándoles la responsabilidad de la crisis fiscal y contraponiéndolos al sector privado que es más explotado y está más desorganizado. Es decir, aprovechándose del bajo nivel de conciencia de la clase trabajadora para generar disputas entre ellos mientras los de arriba golpean con un solo puño.

Es la misma narración que se posicionó en la campaña electoral recién pasada. Una campaña polarizada donde el conservadurismo y los sectores reaccionarios tuvieron un micrófono gigante, de alcance nacional, para escupir sus posiciones y apelar a los “valores tradicionales, eternos, cristianos, heterosexuales, blancos” de la sociedad costarricense. Es así que, según ellos, es culpa de la comunidad LGBTI, del movimiento de mujeres, de los comunistas, de los nicas la “corrupción” de la sociedad.

Esto solo pretende ocultar que la tan soñada Suiza centroamericana no es tal, que la Costa Rica blanca y europea no existe, que la excepcionalidad tica es un invento.

Producto de la polarización, con la balanza apuntando a la derecha, es que, ahora existe una Asamblea Legislativa con la mayor cantidad de pastores en la historia, que envalentona a las iglesias cristianas y católica a inmiscuirse en la política. Es así que se han lanzado a despotricar contra los derechos de las mujeres, para oponerse al matrimonio igualitario, para celebrar el día del no nacido y para que la Iglesia católica con todo el cinismo del mundo venga a decir que se siente discriminada por sus posiciones.

Los caballos de batalla de los promotores de esta manifestación son los femicidios señalados arriba y el dinero que el gobierno destina a la atención de los migrantes.

Con respecto a lo primero es claro que son repudiables los femicidios sean realizados por quien sea y la exigencia de justicia por sus muertes es tarea de primer orden. Pero a estas chicas no las mató un nica, las mató el patriarcado y el capitalismo que en una yunta de la muerte condenan a las mujeres a ser mercancías de consumo.

Sobre lo segundo se suceden expresiones como que “se les da lo que a nosotros no”, “es mejor ser nica para que le den a uno todo regalado”, etc. Estos alegatos demuestran el miedo, el odio y la ignorancia que las iglesias y el Estado han medido en la cabeza de la clase obrera. Es cierto que las y los trabajadores nacionales no tienen la vida resuelta pero eso no tiene nada que ver con los migrantes y refugiados. Es producto del sistema político y económico del país que acapara la riqueza en pocas manos y la saca al extranjero para no pagar lo poco que les corresponde de impuestos. Tiene que ver con un modelo económico donde unos (la gran mayoría) son explotados por otros, un modelo donde altos funcionarios saquean las arcas del Estado para favorecer grandes negocios de los empresarios.

Lenin, en un artículo publicado en Pravda en 1917, hablando sobre la confraternización de los obreros de diferentes ejércitos durante la I Guerra Mundial escribía: “los obreros consientes […] sienten la más profunda simpatía por la confraternización. Está claro que la confraternización es el camino de la paz. Está claro que este camino no es el de los gobiernos capitalistas ni el de la alianza con ellos, sino contra ellos. Está claro que este camino desarrolla, fortalece y reafirma la confianza fraternal entre los obreros de los distintos países […]. Está claro que la confraternización es la iniciativa revolucionaria de las masas, es el despertar de la conciencia, de la inteligencia y de la audacia de las clases oprimidas, es, dicho con otras palabras, uno de los eslabones de la cadena de pasos hacia la revolución proletaria socialista” (Contra la guerra imperialista, 238).

Si bien son evidentes las diferencias de contextos la cita deja muy claro un hecho: la solidaridad, la forja de lazos entre los obreros, sean de la nacionalidad que sean, es uno de los eslabones en la tarea revolucionaria de construir una sociedad socialista donde gobiernen los trabajadores.

Esto sirve en el presente para dejar en claro que el antagonismo hacia el resto de Centroamérica y especialmente hacia Nicaragua con que se creó la identidad del costarricense es solo falsa conciencia. Es la forma en que cada burguesía defiende su pedazo de tierra donde ejerce a gusto y placer la explotación capitalista.

Por eso se reafirma que las relaciones de hermandad entre los pueblos estarán dadas con la destrucción de lo que realmente nos divide, el capitalismo, y la puesta en pie de una sociedad sin explotadores y opresores, el socialismo, ya que como decía Trotsky: “el patriotismo es la principal parte de la ideología mediante la cual la burguesía envenena la conciencia de clase de los oprimidos y paraliza su voluntad revolucionaria, porque patriotismo significa sujeción del proletariado a la nación, tras la cual está la burguesía”.

Por Johan Madriz. 23/8/18.

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