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Brasil | Repudiamos cualquier violencia contra nuestros hermanos venezolanos
¡Ninguno ataque físico, político o moral contra los venezolanos!
Luciano Mathias*
Presenciamos un gran episodio de la barbarie capitalista en Roraima (RR) norte de Brasil, brasileños atacando a cerca de 1,2 mil venezolanos que se buscaron refugio en el Estado huyendo de la crisis en Venezuela. Este ataque es un reflejo del odio reaccionario que se diseminó en Brasil a partir de la crisis político-económica que desembocó en el impeachment de Dilma y que hoy encuentra guarida política electoral en la candidatura de Jair Bolsonaro.
Temer es responsable por la crisis humanitaria en Roraima
La crisis en Venezuela se ha agravado desde 2014 y actualmente es una de las mayores crisis de su historia. Esta situación es responsabilidad del gobierno de Maduro, pues puso la crisis económica abierta con la caída del precio de los hidrocarburos en las espaldas de los trabajadores en lugar de tomar medidas anticapitalistas de fondo y acabar con los privilegios de la “boliburguesia”. [1] Pero el punto aquí es que debemos repudiar vehementemente cualquier ataque a los hermanos trabajadores de Venezuela.
Colombia recibe cerca de 10 veces más venezolanos que Brasil. Considerando la extensión territorial y la población, esto representa una desproporcionalidad tremenda en relación a Brasil. Pero, aun así, el propio gobierno neoliberal colombiano de Juan Santos aplica medidas que dificultan la entrada de venezolanos en el país, incluso Colombia teniendo una deuda histórica con Venezuela, que ya recibió anteriormente un gran flujo de inmigrantes colombianos. En Ecuador, uno de los principales destinos de los refugiados, el gobierno ya anunció que comenzará a exigir pasaporte a los venezolanos, medida que representa una traba para la entrada, pues muchos venezolanos no consiguen los documentos.
En Brasil, incluso en el Estado de Roraima, con un flujo constante de venezolanos desde 2015, no hubo ninguna política de asistencia para atender a los refugiados. Ahora son más de 40 mil venezolanos viviendo en el Estado que no recibieron atención gubernamental. Las fronteras Brasil-Venezuela se mantienen abiertas, pero al no desarrollar políticas de asistencia a los refugiados, ante las condiciones del Estado de Roraima, representó de parte del gobierno federal una apuesta consciente en el agravamiento de la situación humanitaria.
Vale la pena resaltar que una política abiertamente prohibicionista de inmigración y el cierre de frontera sería un acto rechazado internacionalmente que volvería las miradas hacia Brasil, trayendo aún más repudio internacional al gobierno ilegítimo de Temer. Pero al no dar la mínima asistencia, Temer cínicamente y en la práctica apostó en la formación de un clima político que dio bases materiales para la hostilidad a los inmigrantes y el cierre de la frontera con Venezuela, una típica política reaccionaria.
Así, en el episodio vergonzoso de violencia en Pacairama (RR), la responsabilidad es del gobierno de Temer, pues ante el avance de la crisis humanitaria en la frontera se abstuvo de cualquier política de asistencia, lo que dio base a la inaceptable violencia xenófoba contra los venezolanos.
Nuestros enemigos son los de arriba
A pesar de que ni el Estado de Roraima ni la capital (Boa Vista) están preparados para recibir un flujo de esa proporción de inmigrantes – para la ciudad de Boa Vista el aumento representa más del 10% de los habitantes de la región -, nada justifica la violencia contra ningún grupo de refugiados. Debemos así repudiar vehementemente cualquier ataque a nuestros hermanos trabajadores de Venezuela, principalmente cuando se pasan por una situación de extrema vulnerabilidad, como es el caso de los inmigrantes de ese país.
Este evento revela un serio problema de conciencia política de los sectores que participaron de la violencia contra los inmigrantes venezolanos, pues no entienden que el verdadero responsable de la situación en la frontera Brasil-Venezuela no son los refugiados, sino los gobiernos. Es necesario percibir que los verdaderos agentes de la crisis son los defensores de una política orientada a atender los intereses de la clase dominante, y lo que pasó en Roraima es uno de los reflejos de ella.
Todas las medidas aprobadas por los gobiernos ante la crisis son de ataque a los trabajadores. Así, ese ataque violento a los inmigrantes de Venezuela fue conducido por el discurso de la derecha de que “estamos perdiendo vacantes de empleo para inmigrantes…” cuando, en realidad, el desempleo es causado por la crisis capitalista y los gobiernos que sostienen ese modelo.
¡Exigimos a Temer, responsable directo de la violencia de los últimos días, todas las condiciones materiales para recibir a esos inmigrantes!
¡Trabajadores brasileños, venezolanos y de todo el Cono Sur luchemos contra cualquier forma de xenofobia!
[1] Somos independientes de cualquier gobierno burgués, aunque tenga rasgos antiimperialistas. Así, nos colocamos del lado del pueblo trabajador y oprimido de Venezuela contra cualquier ataque de su propia burguesía o del imperialismo. Para mantenerse en el poder, Maduro impuso una “Asamblea Constituyente” antidemocrática que no contó con la movilización de las amplias masas, lo que dio pie a la derecha venezolana para continuar su saña reaccionaria. Sólo ese hecho, ya aleja cualquier caracterización de que Venezuela sea un país socialista, que tenga elementos socialistas o de transición al socialismo, pudiendo ser considerado apenas como un país con roces con el Imperialismo.
Por Luciano Mathias. 20/8/18.