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Quedó frustrada la derogación de la ciudadanía por nacimiento
Un punto importante de la derrota de Trump
Por Claudio Testa
Especialmente en los últimos tramos de campaña, Trump agitó fuerte una consigna que llegó al corazón de lo más reaccionario de su electorado… pero que, simétricamente, multiplicó el rechazo del resto de los votantes.
Fue la consigna de derogar –¡y por un simple decretazo presidencial!– la famosa “Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos”.
La XIV Enmienda fue establecida luego de la Guerra Civil de EEUU (1861-1865), donde combatieron los Estados del Norte contra la Confederación de Estados del Sur, que defendía la continuidad de la esclavitud.
Esa Enmienda de la Constitución, votada finalmente en 1868, incluye diversos derechos democráticos, el principal de ellos es el de la nacionalidad de toda persona nacida en Estados Unidos. Pero también tiene importantes cláusulas democráticas llamadas del “Debido Proceso” y de “Protección Igualitaria”.
En su “Sección 1”, determina que: “Toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta a su jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos y del Estado en que resida. Ningún Estado podrá crear o implementar leyes que limiten los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos; tampoco podrá ningún Estado privar a una persona de su vida, libertad o propiedad, sin un debido proceso legal; ni negar a persona alguna dentro de su jurisdicción la protección legal igualitaria.”
Asimismo, la “Cláusula del Debido Proceso de la Enmienda XIV”, determina que el “Estado debe respetar todos los derechos legales que posee una persona según la ley”… algo que no se cumplía en el caso de los negros.
Esto era muy importante en ese momento para la población negra que había sido liberada por la derrota del Sur esclavista. Los esclavos ya eran “libres”… pero en muchos Estados del Sur, regidos por sus antiguos amos, no les reconocían derechos… comenzando por el de la ciudadanía. Continuaban aplicando contra los negros la legislación, la jurisprudencia… y el garrote previo a la Guerra Civil.
La Enmienda XIV anuló toda esa legislación, que había excluido a los esclavos y sus descendientes, de poseer derechos constitucionales, en primer lugar el de la ciudadanía, por haber nacido en territorio estadounidense.
Pero esto iba más allá de los ciudadanos. También dispuso que los Estados proveyeran de una protección igualitaria ante la ley a todas las personas (no sólo a los ciudadanos nativos) dentro de sus jurisdicciones.
Por supuesto, en el Estado burgués, de la “letra” de las leyes a la realidad, hay un largo trecho. Pero eso no implica negar, por ejemplo, la enorme importancia de que las leyes reconozcan el derecho de ciudadanía, en vez de negarlo por el color de la piel.
A contramano de la historia
La furiosa campaña racista de Trump por la derogación de la histórica “Enmienda XIV” es un disparate también en otros sentidos. Si los políticos de esa época hubiesen adoptado el camino segregacionista, EEUU se hubiese pegado un tiro en el pie como potencia con perspectiva de crecimiento.
Al garantizar la ciudadanía a todos los nacidos en EEUU, la “Enmienda XIV” fue un factor decisivo de su posterior crecimiento económico-social tan colosal como vertiginoso. Entre 1815 y 1914, la población de EEUU creció de 8 millones a 80 millones. Pero ese desarrollo fue particularmente espectacular luego de la Guerra Civil y la “Enmienda XIV” que abrieron las puertas a la captación de migrantes. Así, un factor fundamental de ese crecimiento que lo elevó al nivel de las grandes potencias europeas, fue la captación de esa enorme mano de obra inmigrante.
No sólo en el puerto de Nueva York la Estatua de la Libertad les daba la bienvenida a los emigrantes. También le ofrecía la ciudadanía a buena parte de los que llegaban y sin excepción a toda su descendencia.
Desde ya, esa historia fue, es y será muy conflictiva y con amplios zigzags. Los “Mártires de Chicago”, ejecutados por las revueltas obreras de 1886 que dieron origen al 1° de Mayo, demuestran que la burguesía abría las puertas para la explotación. Y hoy hay que enfrentar no sólo la furia anti-inmigrante de racistas como Trump, sino también el “verso” de la armonía de clases que nos cuentan los dirigentes burgueses del Partido Demócrata.
Los sectores patronales y el Estado que reciben a los migrantes, lo hacen para explotarlos. ¡Ninguna ilusión en patrones buenos! Pero los facho-racistas como Trump son aún peores.
Terminar de derrotarlos en EEUU sería una victoria de trascendencia latinoamericana y mundial.
Por Claudio Testa. SoB 494, 8/11/18