Compartir el post "“Queremos decidir por nosotros mismos nuestro futuro”, exigen en el este de Ucrania"
Actualización en la web: En este artículo –escrito en vísperas de la reunión de Ginebra– advertíamos que: “Moscú no puede merecer ninguna confianza. Si a Putin y sus oligarcas les conviene, van a vender a los pueblos del Este ucraniano en la mesa de negociaciones, siempre que Occidente le pague el precio. Es lo que el Kremlin viene rogando para las negociaciones de Ginebra, que se iniciarían ahora”. Esto es lo que ha sucedido con los acuerdos en Ginebra entre el gobierno ruso, EEUU, la UE y su títeres de Kiev…
Con estas palabras –“Queremos decidir por nosotros mismos nuestro futuro”–, un minero del Dónbass encaraba a uno de los militares que desde Kiev habían enviado reprimirlo (Ver en esta edición el artículo “El misterio de los tanques desaparecidos”).
Es con estas intenciones que en el Este de Ucrania está en curso una auténtica rebelión popular, donde socialmente la clase obrera y trabajadora juega un papel distinto, mucho más relevante que en el Euro-Maidan de Kiev.
“La base social de las protestas –advierte el sociólogo ucraniano Volodymyr Ishchenko– aparece como mucho más plebeya que el Euro-Maidan. Se ven muchos más obreros y pensionados, y muchos menos intelectuales y profesionales…”[[1]]
Aunque estaban desengañadas del gobierno de Yanukovich y de su Partido de las Regiones (y no hicieron gran cosa para defenderlos), las masas del Este vieron con profunda desconfianza el Euro-Maidan y su resultante, el gobierno Turchynov-Yatsenyuk . “Después que tuvo éxito en derrocar al gobierno, mucha gente quedó asustada e indignada con las imágenes de los violentos enfrentamientos en Kiev, los grupos paramilitares, muchos fascistas controlando las calles, los ataques a los monumentos de Lenin, y el partido Svoboda de extrema derecha incluido en el nuevo gobierno. En el Este, lo llaman la «Junta de Kiev» y repudian sus acciones.”(Ishchenko).
Las barbaridades que esta “Junta de Kiev” cometería desde su instalación en el poder despejaron cualquier duda. En el artículo de la semana pasada, hicimos la cuenta: desde las proscripción del idioma ruso hasta la puesta en marcha de un plan de hambre peor que los de Grecia, que además para el Este implica la ruina de la minería y las industrias ligadas a Rusia.
En este movimiento, operan distintos actores políticos, el PC ucraniano, los restos del Partido de las Regiones, infinidad de otros grupos y también, por supuesto, agentes directos de Moscú. Pero los observadores serios, como Ishchenko, coinciden en que “las protestas en el este de Ucrania son de bases más populares, de redes descentralizadas y sin líderes hasta el momento. Ni el Partido de las Regiones, ni el PC han podido jugar el mismo papel de representación política como tuvieron en el Euro-Maidan los tres partidos de oposición[[2]].”(Cit.)
También subraya que han sido violentamente repudiados otros personajes que intentaron asumir esa representación (como un ex gobernador de Járkov y algunos oligarcas del Este); la gente tampoco quiere de vuelta al corrupto y desacreditado Yanukovich.
Esta sana desconfianza es progresiva. Y refleja una experiencia política con esas organizaciones y personajes. Pero, al mismo tiempo, pone al rojo vivo la necesidad de una dirección política de clase, que sea absolutamente independiente, no sólo de esos partidos, sino también Moscú y de Occidente. Ese vacío de dirección es insostenible a la larga, y ya comenzaría a expresarse en elementos de fragmentación local del movimiento.
Ninguna confianza en Putin ni en el Kremlin
Las propuestas de autonomía y de distintas formas de relación con Rusia, son una respuesta lógica a las barbaridades que la “Junta de Kiev” y sus patrocinadores Occidentales quieren aplicar, como el plan de ajuste del FMI que afecta a todo el pueblo de Ucrania pero mucho más al del Este. A eso se agregan las medidas xenófobas-racistas contra la población ruso-hablante, para convertirla, en el mejor de los casos, en ciudadanos de segunda categoría.
En ese contexto, es explicable que la población mire con esperanzas hacia Moscú. Pero, en verdad, estas esperanzas no tienen mucho más fundamentos que las ilusiones que se alientan en el Oeste del país respecto a Unión Europea.
Putin y los interés que representa temen a las rebeliones populares (como la que se desarrolla en el Este ucraniano) tanto como sus rivales geopolíticos de Occidente. Su gobierno y su régimen no son menos opresivos y corruptos como los que han desfilado en Kiev. ¡Lo de Ucrania puede ser un ejemplo muy peligroso para los trabajadores y las masas de Rusia!
Moscú no puede merecer ninguna confianza. Si a Putin y sus oligarcas les conviene, van a vender a los pueblos del Este ucraniano en la mesa de negociaciones, siempre que Occidente le pague el precio. Es lo que el Kremlin viene rogando para las negociaciones de Ginebra, que se iniciarían ahora.
También, esa disputa geopolítica, puede llevar al Moscú a darle una salida en otro sentido no menos reaccionario: invadir militarmente el Este de Ucrania. Es una “solución” que aparecería “satisfaciendo” los reclamos de su población… pero en verdad sería otra forma de aplastar los elementos progresivos de la rebelión que hoy se procesa allí.
Además, la consecuencia sería arrojar a los ucranianos del Oeste a los brazos de EEUU, la UE y la OTAN, cuando ya comienzan a hacer la experiencia con sus títeres de la “Junta de Kiev”. Es que los planes de hambre del FMI tampoco perdonan a los creyentes en la UE.
Apoyamos la lucha de los trabajadores y el pueblo del Este de Ucrania, contra la “Junta de Kiev”
Desde que comenzó el Euro-Maidan, advertimos que podía estar en juego la unidad nacional de Ucrania. Efectivamente fue así.
Estamos y seguiremos estando por la unidad nacional de Ucrania. Pero, como lo explicó cien veces Lenin, la unidad nacional –de Ucrania o cualquier otro país– debe ser voluntaria. No hay ni puede haber “unidad nacional” a punta de pistola. Eso sólo abona situaciones de opresión que, tarde o temprano, terminan en enfrentamientos muchas veces fratricidas.
Hoy, los principales enemigos de la unidad nacional de Ucrania, los que están haciendo estallar el país, es la “Junta de Kiev” y sus patrocinadores de Occidente. Con sus medidas económicas, políticas y discriminatorias, han empujando a medio Ucrania (donde además está el grueso de la clase obrera), a rebelarse exigiendo formas de autonomía y de mantenimiento de los lazos con Rusia para protegerse.
Esta rebelión es legítima (como fueron en sus momentos iniciales las protestas contra el depuesto Yanukovich). Pero, de la misma manera, hay que advertir la imperiosa necesidad de una política y una dirección independientes y de clase. El actual vacío político y de dirección puede finalmente llevar a desvíos y derrotas.
[1]. Volodymyr Ishchenko, “Maidan or anti-Maidan? The Ukraine situation requires more nuance”, LeftEast, 15 April 2014.
[2].- Se refiere el partido Batkivschina (Patria) de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, UDAR (Golpe) del boxeador Vitali Klitschko y los neofascistas de Svoboda.
Por Claudio Testa, Socialismo o Barbarie, 17/04/2014