Compartir el post "683 nuevas condenas a muerte y proscripción del Movimiento Juvenil 6 de abril"
No es un chiste de humor negro sino una trágica realidad. Refleja las dimensiones de la ofensiva reaccionaria en vísperas de unas elecciones (el 26 y 27 de mayo) en que ya se sabe el resultado: por las buenas o por las malas, las ganará el general al-Sisi.
El lunes 28 de abril, otro juez decidió batir el record de condenas simultáneas que ostentaba el tribunal que en marzo pasado había dictado 528 sentencias de muerte. Entre los sentenciados ahora, figura Mohamed Badie, “guía espiritual” de la Hermandad Musulmana.
La monstruosidad de estas sentencias y sus repercusiones internacionales, principalmente en Europa, han ocultado el hecho de que, como era previsible, los golpes contra los islamistas de la Hermandad han sido el prólogo y la cobertura de otra ofensiva menos “ruidosa” pero en el fondo más estratégica. Se trata de la ofensiva contra los sectores independientes de los movimientos juveniles, la izquierda y el sindicalismo que no se vendieron a al-Sisi, después del derrocamiento del gobierno islamista de Mohamed Morsi el año pasado.
En su momento, muchos festejaron la caída de Morsi sin tener en cuenta que, bajo el justificativo de satisfacer el clamor popular contra los islamistas, la salida de Morsi asumía la forma de un golpe militar que llevaba a al-Sisi al poder. Por nuestra parte, alertamos que las consecuencias de esto iban a ser muy peligrosas.[[1]] Es que, además, era obvio que el blanco final no serían sólo los Hermanos Musulmanes, sino los diversos movimientos, partidos y corrientes del movimiento obrero que estuvieron al frente de la rebelión de la plaza Tahrir que derrocó la dictadura militar de Mubarak, a inicios del 2011.
En esta ofensiva represiva se destaca la proscripción del Movimiento Juvenil 6 de Abril. El mes pasado, casi al mismo tiempo que se dictaba la nueva ristra de sentencias de muerte, otro tribunal de El Cairo daba un fallo ilegalizando al Movimiento 6 de Abril, por “espionaje” y «empañar la imagen del Estado egipcio».[[2]] Varios de sus dirigentes ya habían recibido meses antes sentencias de hasta tres años de cárcel.
Esta condena tiene implicaciones que van mucho más allá del Movimiento 6 de Abril. En verdad, es una condena de conjunto a las heroicas movilizaciones que derrocaron a la dictadura de Mubarak.
De alguna manera, el 6 de Abril simbolizó, tanto en su fuerzas y aciertos como en sus errores y limitaciones, el gran movimiento que tiró abajo a Mubarak. El 6 de abril nació en 2008 al calor del apoyo de las luchas obreras que estaban redoblando en los años previos a las batallas de plaza Tahir, y también en apoyo a los palestinos.
En 2008, estalló un movimiento de huelgas en la gran ciudad industrial de Al-Mahalla Al-Kubra, situada en el delta del Nilo, a 60 kilómetros de El Cairo. Un sector de la juventud estudiantil se movilizó en apoyo a los obreros, que habían planificado una huelga general para el día 6 de abril de ese año. Así nació ese movimiento que un año después contaba con unos 70.000 adherentes.
Otra lucha de profundo significado y repercusión, fueron las grandes movilizaciones impulsadas por los jóvenes del 6 de Abril en apoyo al pueblo palestino en 2008 y 2009. En esos momentos, en Gaza, los palestinos eran víctima de ataques genocidas por parte de Israel. En esto, los jóvenes del 6 de Abril también chocaban de frente contra la dictadura militar de Mubarak, títere de EEUU y de Israel, y que hacía de carcelero de los palestinos, como hoy también vuelve a hacerlo al-Sisi.
Todo esto fue parte fundamental de luchas que constituyeron el prólogo de la caída de Mubarak. Hoy, al-Sisi representa el intento de su restauración.
Como parte de la demagogia que lamentablemente ha ganado a sectores populares de Egipto, e incluso del movimiento obrero, al-Sisi se presenta como el “nuevo Nasser”, el militar que encabezó un régimen nacional-populista que dio grandes concesiones a las masas trabajadoras y que tuvo duros choques con Israel y los imperialismos occidentales.
Es una mentira monumental. Al-Sissi sólo se asemeja a Nasser en la represión despiadada a la izquierda y a los islamistas. En verdad, es el nuevo Mubarak, es decir, otro lacayo del imperialismo, de Israel y de las monarquías petroleras del Golfo.
[1].- “Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie”, 03/07/2013.
[2].- Foreign Policy, Brief April 28, 2014.
Por Elías Saadi, Socialismo o Barbarie, web, 07/05/2014