São Paulo.- A 26 días de la apertura de la Copa del Mundo se celebró el Día Internacional de Lucha contra la Copa del Mundo, el llamado 15M. Aunque no reunió multitudes como en junio del año pasado, no se puede decir que el 15M marcó el fin de la ola de protestas y manifestaciones masivas durante la Copa. Ni tampoco que estas serán insignificantes.
Al contrario, más bien hay elementos para afirmar que durante la Copa, las demostraciones -que se producen casi a diario- tenderían a fortalecerse.
En el reciente 15M hubo actos y manifestaciones en todas las regiones del país, que presentaron exigencias y demandas bastantes bastante amplias. Ellas van desde la lucha contra los gastos del Mundial hasta las exigencias de viviendas y las protestas de sectores de trabajadores en huelga.
Diversos sectores de los movimientos sociales, como los sin-techo, gremios de trabajadires personas sin hogar, las categorías de trabajadores, maestros y profesores, comerciantes y funcionarios se movilizaron. Además se paralizó al mantenimiento del Metro y también algunas fábricas.
Por la mañana del jueves 15, los sin-techo bloquearon las vías principales de circulación en São Paulo y realizaron el primer acto contra los gastos del Mundial frente al estadio de Itaquerão, donde se celebrará el primer partido
Por la tarde, una marcha de profesores en huelga contra la brutalidad del gobierno del Fenando Haddad, alcalde de São Paulo por el PT (Partido de los… Trabajadores!!!), reunió 10.000 manifestantes. La manifestación recorrió la Avenida 23 de Maio hasta sede del gobierno municipal. Al finalizar la jornada, en la Avenida Paulista, otra demostración incorporo a diversos movimientos (feministas, sin-techo, estudiantes, funcionarios públicos) que reunió más de 2.000 personas. Esta brutalmente atacada por la tropa de choque de la Policía Militar.
Las masas están aprendiendo que es en la calle donde se hace política
Esperado tanto por el gobierno como por la oposición (de izquierda y de derecha ), el 15M, a pesar de no tener la masividad de las jornadas de junio de 2013, fue importante para hacer un test de las fuerzas que se enfrentarán con más intensidad durante la ocasión la Copa del Mundo.
Reflejando el punto de vista del gobierno, Lula –que podría volver a ser candidato presidencial si la intención de voto por Dilma sigue cayendo– salió a decir que las manifestaciones contra la Copa se convertido en un instrumento para hacer campaña electoral contra el gobierno .
Es evidente que la oposición de derecha –que tiene como eje de su política el recorte de “gastos” como el salario mínimo y los servicios públicos–, no se puede montar en un movimiento que la lucha por expandir el gasto en los servicios públicos.
De hecho, lo que el gobierno y la burguesía más temen, es que la autoactividad de las masas que emergió en junio de de 2013, contagie a otros sectores de la clase trabajadora, como los obreros de la industria, que ha sufrido golpes importantes, como los despidos en el ABC.
Esta mayor independencia respecto a las burocracias ya se verifica en la juventud –que está al frente de los cortes de calles y avenidas por sus reivindicaciones y para combatir la violencia policial–, y también en las huelgas de los trabajadores precarizados, que rompen las barreras de los burócratas sindicales.
Para una jornada unificada de luchas y protestas en junio
En las semanas previas al 15M se extendió por el país un clima general de descontento popular. Esto se vio con toda claridad en la huelga de los trabajadores del sector del transporte en Río de Janeiro y en la movilización de los ferroviarios, en São Paulo. Sumado a esto, la indignación popular contra las condiciones de vida cada vez peores en los suburbios de las grandes ciudades, no cesa de expresarse con protestas en las calles.
La manifestaciones del 15M no fueron mayores debido a que las direcciones burocráticas que dirigen el movimiento sindical, popular y estudiantil jugaron un papel desastroso. Trabajaron sistemáticamente para que el movimiento del 15M no se unificase.
En São Paulo, por ejemplo, la marcha masiva de los profesores no se unificó con los grupos que organizaron la jornada nacional de protesta, porque la dirección burocrática de su sindicato, el SINPEEM, no quiere enfrentarse con Dilma.
Por supuesto no se puede predecir si las manifestaciones contra la Copa llegarán a tener nuevamente la magnitud de las de junio de 2013. Pero lo que sí podemos afirmar, es que la dinámica de las luchas abierta desde entonces no ha cesado ni va a cesar en estos días. Por el contrario, los indicadores políticos y económicos nos colocan ante la perspectiva de una mayor radicalización de la lucha política durante el próximo mes.
A la precaria situación de los servicios públicos, como la salud, la educación y el transporte, se le suma la tendencia a una alta inflación, el desempleo en la gran industria y la expectativa de que las condiciones de vida en general tienden a empeorar.
Por lo tanto, es necesario que las organizaciones como la CSP-Conlutas, que se ubican en el campo de la oposición de izquierda al gobierno, actúen con la política de unificar los procesos en curso, como las luchas salariales de los conductores y empleados públicos, de la juventud por una educación de la calidad, etc.
En la apertura de la Copa –el 12 de junio–, organicemos una gran manifestación, con miles y miles, para unificar nuestras demandas:
● No a los gastos del Mundial.
● Por salud y educación pública de calidad.
● Por el salario mínimo.
● Por vivienda para todos a través de una reforma urbana controlada por el movimiento sin-techo.
● Contra la represión de los movimientos y por la disolución de las policías militares.
Por Antonio Carlos Soler, Práxis - Socialismo ou Barbarie- Brasil, 20/05/2014