Nov - 10 - 2014

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Con la devaluación postergada por la expectativa de un arreglo con los fondos buitre y el espaldarazo de las elecciones en Bolivia, Brasil y Uruguay que consagraron un continuismo del “progresismo” burgués, el gobierno ha retomado el control de la agenda política y se ingresa en la coyuntura preelectoral antes incluso de que termine el año. Los candidatos patronales (Scioli, Massa, Macri, Cobos, Binner y Carrió) se están probando el traje de presidenciables en medio de esta anticipación del “año electoral”.

Lo anterior no quita que se transitará a las elecciones en un escenario que no estará exento de tensiones, zozobras e, incluso, agudas crisis en la medida que la economía sigue deteriorada: faltan dólares, el salario real está en baja, las suspensiones y despidos se empinan y la recesión no se termina, todo lo cual augura que la crisis económica estará presente el año próximo.

Sobre este crisol hay que prepararse para el desarrollo de luchas en el 2015. La burocracia de todos los colores se ha llamado a “cuarteles de invierno” (o verano); sin embargo, las presiones reivindicativas no cesarán de hacerse presentes, conforme continúa la crisis económica: ¡desde ya señalamos que el apoyo a las luchas deberá ser un componente central de cualquier campaña electoral de la izquierda!

Precisamente, la carrera electoral en la izquierda se ha lanzado con todo habiendo aparecido algunas pre-candidaturas presidenciales. Nuestro partido quiere abrir el debate para una participación en común en las presidenciales con el FIT y A y L (Luis Zamora), lo que podría superar la actual experiencia restringida del FIT.

Es que luego de un gran esfuerzo militante para vencer las trabas proscriptivas de la nueva ley electoral, nuestra organización acaba de obtener su reconocimiento como partido nacional en plenas condiciones para participar en las próximas elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en el 2015. Es sobre la base de esta herramienta que hacemos este llamado al FIT (¡que se negó a discutir con nuestro partido en las últimas dos elecciones amparado en que no teníamos el “status de partido nacional”!) y A y L (Autodeterminación y libertad) organización a la que pertenece Luis Zamora, para organizar de manera conjunta la participación en las elecciones.

¿Qué tipo de campaña llevar adelante?

Antes de entrar en el debate sobre las posibilidades para esta participación común, queremos aportar cuál creemos debe ser el contenido de esta campaña (un debate que brilla por su ausencia en el FIT enfrascado siempre en las peleas de más bajo vuelo).

Partimos de la experiencia acumulada, así como del balance de las principales luchas obreras del último año. Existe un inmenso problema que desde la izquierda no hemos logrado resolver, y en la medida en que se ha obtenido más de un millón de votos en las elecciones pasadas (sumando los votos del FIT, nuestro partido y A y L) e, incluso, una importante representación parlamentaria para lo que es habitual en la izquierda en nuestro país, agiganta las responsabilidades a la hora de precisar qué tipo de campaña electoral se impone llevar adelante en el 2015.

La izquierda viene de obtener importantes votaciones en las dos últimas elecciones. Sin embargo, desde el punto de vista de la maduración política de una franja de nuestra clase, pocos progresos se observan a partir de la representación obtenida por el FIT. Conspira contra esto no sólo el ciclo político nacional sino internacional, en el cual recién está en sus inicios una recuperación de los métodos tradicionales de lucha del proletariado, y más atrás viene el problema de la reconstrucción de la conciencia política de la clase obrera, que se encuentra todavía en niveles muy iniciales.

La izquierda ha conquistado una franja electoral muy importante para sus patrones históricos. Pero lo que hay que responder es otra cosa: ¿cuál debe ser el objetivo que debe trazarse la izquierda hacia las próximas elecciones? Sería un error que dicho objetivo fuera, simplemente, proponerse sacar más votos y elegir más parlamentarios como un fin en sí. Las transformaciones de fondo que pretendemos los revolucionarios no podremos lograrlas si al menos una franja de los trabajadores no avanza hacia posiciones de clase: una conciencia socialista. Esto lo hemos sufrido tanto en Gestamp como en Lear, por lejos las principales luchas obreras del año, donde el activismo se mostró muy luchador, antiburocrático, incluso simpatizante de la izquierda, pero con una conciencia extremadamente reivindicativa, casi sin componente alguno de una verdadera conciencia política, tendencias que se agudizan en la base obrera.

Es evidente que esta conciencia no avanzará en el vacío sino en medio de una aguda lucha de clases. También es obvio que la prédica política que llevemos adelante en una campaña electoral solamente puede sentar las condiciones y crear alguno de los presupuestos para un avance ulterior.

Pero sería el más crudo oportunismo no aprovechar la instancia electoral y el peso adquirido por la izquierda en el último período para llevar adelante una participación electoral que, junto con estar incondicionalmente al servicio de las luchas que vayan a darse, impulsarlas y ayudar a su triunfo, así como al proceso más general de recomposición antiburocrática, no las aprovechemos para educar en un sentido de clase, socialista, a franjas más amplias de los trabajadores. La falta de una conciencia política sigue siendo una de las hipotecas históricas de la clase obrera en nuestro país, y hasta el momento las votaciones de la izquierda no parecen haber dado lugar a un avance más o menos perceptible en este terreno.

Lamentablemente, el FIT no viene haciendo esto; su perfil es estrictamente de un “frente de izquierda” cuyo contenido clasista, de los trabajadores, socialista, está muy adelgazado. En todo caso, para un perfil más “de los trabajadores” haría falta un mayor protagonismo político de sectores de la amplia vanguardia obrera que no es el que está en curso en estos momentos; de ahí que las principales candidaturas recaigan en figuras partidarias.

Pero si ese protagonismo requeriría de un ascenso en las luchas, de una mayor maduración de la nueva generación obrera, sí es posible elevar la puntería, superando el discurso puramente “reivindicativo de izquierda” característico del FIT, y aprovechar el peso electoral obtenido para enriquecer una campaña electoral cuyo perfil asuma un contenido socialista más definido.

Esto es, que coloque como una preocupación central la idea que la clase obrera debe ser el actor, el sujeto de una transformación social que vaya más allá de todas las variantes y gobiernos capitalistas como los K, Scioli, Massa, Macri o cualquier otro, y que se ubique desde el punto de vista de que, estratégicamente, la clase obrera es la que debe gobernar.

Y que para hacerlo deberá asumir que ninguna solución podrá venir desde afuera de su propio protagonismo, desde afuera de sus luchas, esperando que alguien le traiga la “solución” a sus problemas (recordar que esto era históricamente lo que se esperaba del peronismo): la solución solamente podrá venir de su propia acción a partir de las peleas cotidianas, elevándolas al plano político por intermedio de sus organizaciones y partidos. Esta también es la enseñanza que han dejado las durísimas peleas de Gestamp y Lear.

El FIT no ha estado a la altura de un desafío así. Ha presentado una alternativa de independencia de clase, pero el carácter extremadamente reivindicativo de sus campañas (recordar que llegaron a no criticar a Cristina en dos campañas sucesivas), la idea de que el FIT como tal podría resolver las reivindicaciones de los trabajadores, desligando esto de clarificar que la solución solamente puede venir de sus propias luchas (la campaña tipo Chapulín Colorado de “nosotros, la izquierda” y el largo listado de “proyectos de ley” que nunca logran llegar a sesión), le otorgan un perfil muy rebajado a su actuación, que poco ha hecho para pelear por una elevación general de la conciencia de clase de los trabajadores.

¿Cada uno por su lado?

Hay algo más: teniendo la izquierda revolucionaria más de un millón de votos, se plantea un desafío mayor que simplemente seguir “engordándolos” de manera evolutiva: está planteado poner en pie una campaña unificada de la izquierda clasista al servicio de que la nueva generación obrera, juvenil y del movimiento de mujeres avance hacia posiciones globales, socialistas, hacia una concepción general que incluya la comprensión de que la clase obrera puede gobernar, y debe gobernar, para que los problemas puedan ser resueltos. Esto entraña, evidentemente, una crítica implacable de gobiernos como el del kirchnerismo y otras experiencias similares en la región, ni hablar de la delimitación con las demás candidaturas patronales.

Desde nuestro partido venimos sosteniendo una crítica al accionar del FIT, que en los hechos se reduce a una “cooperativa electoral”: un frente de ocasión para obtener cargos. Durante este año no han sido capaces de dar una sola respuesta común a los principales hechos de la lucha de clases: ni a los paros generales, ni en luchas como Lear y Gestamp, ni en poner en pie un encuentro unificado de la vanguardia trabajadora, siquiera tampoco respecto de la deuda externa… Un desastre por donde se lo mire, que denuncia al FIT como un frente electoralista.

Tampoco han logrado avanzar un centímetro –más bien han retrocedido– en crear instancias del propio frente para un activismo más amplio que el que se suma a los partidos. Más grave aún, el FIT está atravesado por una tensión que lleva a que sus componentes sostengan una estrategia con derivaciones electoralistas, donde se sostiene un método porotero (renuncia de los objetivos estratégicos por logros inmediatos) y se amparan en la existencia de las PASO como mecanismo para dirimir las relaciones de fuerzas en la izquierda. Nos preguntamos: ¿qué pasaría con el FIT si las PASO fueran eliminadas, como se debería exigir en toda campaña de la izquierda que se precie de revolucionaria?

Para colmo, están enfrascados en la discusión de quién debería ser el candidato presidencial, sin ningún otro debate. Siempre hemos dicho que defendíamos que el FIT fuera un frente de independencia de clase y que por esta razón nuestro partido exigió su participación en condiciones razonables que no significaran tener que abdicar nuestras posiciones políticas; ahora volvemos a hacer el mismo planteo.

El Nuevo MAS ha obtenido su legalización nacional peleando contra la ley proscriptiva del régimen y el gobierno, algo que no debería “incomodar” al FIT. Conquistamos nuestra legalidad nacional mediante un enorme esfuerzo militante, y sin ningún sectarismo llamamos al Frente de Izquierda y a Luis Zamora (una figura de reconocida trayectoria en la izquierda que se ha mantenido independiente, integrante de AyL) a que nos sentemos a intercambiar ideas alrededor de una participación en común en las próximas elecciones, dejando de lado cualquier criterio “ombliguista”, que es pan para hoy y hambre para mañana.

Por un encuentro unificado del sindicalismo combativo donde se discuta la participación electoral de la izquierda

Por último, insistimos en que sigue pendiente la realización de un encuentro unificado de los sectores clasistas y la izquierda que permita dar una respuesta unificada a las luchas que vienen. El PO e IS acaban de hacer público que impulsan un mero acto electoral del FIT para consagrar la candidatura de Altamira. Nos parece sectario y oportunista a la vez.

Sectario, porque se cierra a la participación de otros sectores de la izquierda como nuestro partido, con la sola pretensión de exaltar su propio ombligo. Oportunista, porque pretende una respuesta puramente electoral, desligada de responder a las luchas que también habrá que dar el próximo año y que son siempre el terreno privilegiado de los revolucionarios.

El PTS ha señalado la necesidad de un encuentro de este tipo. Los llamamos a dar juntos la pelea por un encuentro unificado de los sectores clasistas para comienzos de 2015, donde también se discuta la participación de la izquierda en las próximas elecciones.

Para pelear por estos objetivos estamos convocando a un gran acto nacional del Nuevo MAS para el próximo sábado 6 de diciembre donde levantaremos una tribuna con dirigentes y luchadores obreros de las principales peleas del año, así como se harán presentes nuestras compañeras de Las Rojas. Aprovecharemos la oportunidad para proclamar nuestras precandidaturas presidenciales y a parlamentarios en todo el país.

Comité Ejecutivo del Nuevo MAS (Movimiento al Socialismo), 12/11/2014

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