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A 70 días de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, México recibió una noticia que lo pintó de negro. El comité estudiantil de la Normal “Raúl Isidro Burgos” dio a conocer que se confirmó que, entre los restos humanos encontrados en el basurero de Cocula, se encuentra uno de sus 43 compañeros desaparecidos.

El cuerpo identificado corresponde a Alexander Mora Venancio, de 19 años, estudiante de primer año y originario de la comunidad de El Pericón, municipio de Tecoanapa en la región de Costa Chica, Guerrero. La tarde del 6 de diciembre se puso gris tras el dictamen del grupo de peritos argentinos.

El padre de Alexander Mora informó que el cuerpo de su hijo fue quemado y que los peritos lo identificaron por un fragmento de hueso y una muela que localizaron en el basurero de Cocula.

“Del resto de los muchachos oficialmente no hay nada y ojalá que este hecho haga despertar la conciencia de mucha gente inconsciente”, expresó el padre de Alexander durante una reunión con familiares y amigos en El Pericón.

Por su parte, los normalistas de Ayotzinapa difundieron el siguiente mensaje en Facebook.

“Compañeros a todos los que nos han apoyado, soy Alexander Mora Venancio. A través de esta voz les hablo. Soy uno de los 43 caídos del día 26 de septiembre en manos del narcogobierno.

“Hoy 6 de diciembre, le confirmaron los peritos argentinos a mi padre que uno de los fragmentos de mis huesos encontrados me corresponden. Me siento orgulloso de ustedes que han levantado mi voz, el coraje y mi espíritu libertario.

“No dejen a mi padre solo con mi pesar. Para él significo prácticamente todo, la esperanza, el orgullo, su esfuerzo, su trabajo y su dignidad. Te invito que redobles tu lucha. Que mi muerte no sea en vano. Toma la mejor decisión, pero no me olvides. Rectifica si es posible, pero no perdones.

“Este es mi mensaje.

“Hermanos hasta la victoria”.

México doliente pero con una lucha que no cesa, tres días de luto nacional no es suficiente para un país que clama con más fuerza: “¡Justicia! ¡Fue el Estado!” Y exige que se vaya su “presidente” tras el grito de “¡Fuera Peña!”.

42 desaparecidos y un normalista asesinado siguen poniendo en la cuerda floja al gobierno de Peña Nieto. El pueblo no olvida ni perdona y le exige al gobierno se vaya….

La sociedad mexicana ya no es la misma. Sabe que cayó un compañero pero que le faltan 42 por encontrar. Ese mismo sábado, miles de personas que participaron en distintas manifestaciones en la Ciudad de México, se reunieron en el Monumento a la Revolución para exigir justicia.

Organizaciones campesinas y estudiantiles, representantes de comunidades indígenas y sindicatos obreros marcharon detrás de los familiares de los normalistas que aun siguen desaparecidos para exigir la renuncia de Enrique Peña Nieto, mientras granaderos bloqueaban los accesos al Centro Histórico para impedir el arribo de manifestantes al Zócalo, en donde el Gobierno del DF instaló una pista de hielo gigante.

Información de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) dice que 34 contingentes procedentes de 28 estados de la República fueron los que participaron en la toma simbólica de la ciudad.

“¡No nos van a callar, no nos van a comprar, no nos van a silenciar!”, advirtió el padre de un normalista.

Un vocero de la asamblea interuniversitaria insistió en que la indignación seguirá y que “México no será el mismo después de Ayotzinapa porque ya perdimos el miedo”.

Para México es inaceptable ver cómo la vida de Alexander, un joven estudiante que soñó con ser maestro, terminó en un pedazo de hueso en un basurero. Es inaceptable que su presidente le pida a su pueblo que “supere” Ayotzinapa. Es inaceptable que reprima sus manifestaciones. Es inaceptable que siga sin dar la cara por lo que está pasando en su país.

Para México, Alexander es una hermano de lucha y la fuerza para seguir gritando: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, ¡Fuera Peña!

La represión que amenaza a México

Las movilizaciones en contra de Enrique Peña Nieto cada vez son más grandes. Y con mayor fuerza, su respuesta ante tal crisis política ha sido la represión.

El trio político PRI, PAN y PVEM en la Cámara de Diputados desempolvaron un dictamen de reforma a la Constitución que “defiende” el “derecho a la movilidad”, pero que en realidad autoriza al Estado a censurar la libertad de expresión, reunión y manifestación.

El actual contexto de rebelión por el que pasa México, fue el botón que detonó la revisión de esta reforma, impulsada por Enrique Peña Nieto en abril de este año. Las movilizaciones en todo el país para demandar la aparición con vida de los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, son el principal dolor de cabeza del presidente y es por eso que las quiere eliminar.

En este nuevo artilugio del poder para apagar la voz de los que exigimos justicia, incluye votantes de todos los colores partidarios, tras el pretexto de hacer efectivo ese derecho. Esto obliga a los dirigentes del poder a  realizaruna ley general, en un plazo de 180 días, y a los Estados a que modifiquen sus legislaciones en ese mismo sentido. Todos sabemos que la realidad es que se trata de una reforma políticamente incorrecta. El artículo sexto constitucional indica: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa (…)”.

Con una aprobación de 292 votos a favor y 100 en contra fue tornada dicha iniciativa al Senado de la Republica. La pregunta aquí a los representantes y legisladores en turno es: ¿Desde cuándo un derecho humano constitucionalmente establecido debe reglamentarse? Es dictador, perverso y al mismo tiempo obvia la desesperación de Peña Nieto al no saber cómo frenar esta crisis política. México está a un paso de aprobar una ley que disfraza la represión oficializada.

En la situación política y social que vive actualmente México, este dictamen es inoportuno. La reforma es represión en todo el sentido de la palabra, ya que es un derecho ciudadano el  manifestarse. “Regular” la libertad de expresión es una violación brutal a los artículos 8, 9 y 35 de la Constitución Mexicana.