Es necesaria una investigación independiente de los chiqueros de la política burguesa, de los organismos del Estado que la canalizan
y de las embajadas de EEUU e Israel.
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En vísperas de la reunión en el Congreso, donde el fiscal Alberto Nisman debía explicar las denuncias contra la presidente Cristina Kirchner y el canciller Héctor Tímerman en relación al Memorándum de Entendimiento con Irán, fue hallado muerto en su domicilio. Aparentemente, se habría suicidado.
Este hecho ha desatado un tornado en los escenarios de la política patronal, una tormenta que afecta a todos sus poderes, especialmente al Poder Ejecutivo y al Judicial, sin que por eso el Legislativo salga bien bien parado.
Por supuesto, no es posible aún determinar a ciencia cierta muchos de sus detalles, comenzando por la pregunta de si Nisman se suicidó o lo suicidaron, y terminando por los interrogantes fundamentales sobre el atentado del 18 de julio de 1994 a la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina).
Es que, desde esa fecha, todas las actuaciones e “investigaciones” de las instituciones y funcionarios del Ejecutivo y la Justicia –policías, servicios, jueces y fiscales, etc.–, acompañadas por la acción u omisión del Congreso, han generado un olor nauseabundo, que muestra la pudrición íntima de la política patronal y de su Estado.
En efecto, hay que recordar, por ejemplo, el circo fraudulento que fue la primera investigación y el primer juicio en relación al atentado, juicio que en el 2001/2004 terminó con todos los acusados libres… y con el juez instructor enjuiciado…
Luego, ya en la era K, con el fallecido fiscal Nisman comenzó el segundo acto de esta farsa maloliente. Nisman, hasta hace poco operaba en los marcos del aparato kirchnerista que lo había designado en 2004. Pero la crisis y rupturas del kirchnerismo se expresó también en estos sectores. La división de la SI (Secretaría de Inteligencia, ex SIDE), con la migración de un sector a las fuerzas de Massa, incluyó también a Nisman. Esta división por el reparto de la torta del Estado, fue asumiendo las formas de una guerra sin cuartel.
Al mismo tiempo, Nisman, el fiscal que había presidido todas las idas y vueltas judiciales del gobierno en la era K., se volvió contra sus ex-patrocinadores. El último paso, fue la acusación contra Cristina y Timerman, antes mencionada, que a nivel del Congreso es impulsada por los sectores más rabiosos de la oposición “cacerolera”, como Bullrich y Carrió.
Un “detalle” particular pero importante de todo este chiquero, es la subordinación colonial, a lo largo de todo el caso AMIA, de la “justicia” y los funcionarios argentinos a la Embajada de EEUU. Los documentos del departamento de Estado, destapados años atrás por Wikileaks, revelan que el fiscal Nisman llevaba regularmente los borradores de sus escritos y resoluciones a la Embajada yanqui para que les hicieran correcciones. Sólo después los asentaba oficialmente.
Este es un aspecto no menor de la podredumbre de las instituciones, los políticos y los funcionarios del Estado burgués: la persistencia bajo los Kirchner del servilismo colonial, como en las mejores épocas de las “relaciones carnales” con EEUU en los años ’90… La diferencia es que ahora se lo trata de disimular.
Este aspecto particular de la podredumbre que denunciamos, cruza toda las supuestas “investigaciones” del atentado en la AMIA. Durante los veinte años desde el atentado, no se investigó nada en serio. Pero no es difícil verificar que los tres “sospechosos” que han subido y bajado del escenario –Líbano, Siria e Irán–, lo han hecho según las cambiantes coyunturas de la política exterior de EEUU. Cuando Siria se hizo aliada de Bush en la invasión a Iraq, dejó de ser acusada. La pelota pasó tiempo después a Irán… pero el avance de las negociaciones de Obama con Teherán, fue luego el marco del Memorándum de Entendimiento gestionado por Timerman.
En conclusión: ¡No se puede depositar la menor confianza en el aparato del Estado burgués, sus funcionarios y sus políticos patronales, sean oficialistas u opositores! ¡Ni para esclarecer lo de la AMIA, ni para ninguna otra cosa! ¡No se puede confiar en la política-basura que lleva adelante sus actos en la sombras, en vez de a la luz del día, a la vista de toda la población!
¡La única posibilidad de esclarecer esto, sería una investigación absolutamente independiente de todos ellos!
La muerte de Nisman es otro ejemplo, más que extremo, del olor que se desprende de toda la política patronal, y una razón más por la cual este régimen social y su Estado deben ser remplazado por una alternativa socialista.
Comité Ejecutivo del Nuevo MAS, 19/01/2015