Por Ale Kur, Socialismo o Barbarie, 09/04/2015
Una posición revolucionaria con respecto al acuerdo nuclear debe partir de una consideración principista: el rechazo de toda injerencia imperialista en las decisiones de los demás países.
La posición de EEUU (y sus acompañantes en las negociaciones) es totalmente hipócrita: niegan a Irán la posibilidad de tener armas nucleares, cuando tienen en sus propias manos arsenales capaces de destruir el mundo varias veces.
Mientras los yankis hablan del “peligro de un Irán nuclear” (todavía no comprobado), EEUU ya demostró al mundo entero su propio “peligro nuclear” al destruir cientos de miles de vidas inocentes en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, Israel tiene en sus manos armas atómicas, y su gobierno está dominado por sectores igualmente fanáticos que los iraníes. El total desprecio por la vida humana demostrado por el sionismo en sus ataques a la Franja de Gaza, no genera ninguna confianza acerca de su propio uso del arsenal nuclear. Llegado el caso, nada garantiza que no sea Israel quien quiera usar sus armas atómicas contra sus enemigos como Irán, y eso ya de por sí es un argumento muy fuerte para su derecho a la autodefensa.
La salida progresista, por lo tanto, sería un desarme nuclear mundial, empezando por el propio EEUU e Israel. Pero en la medida en que esto no ocurra, el imperialismo no puede arrogarse el derecho a decidir quién sí y quién no. Esto ocurre además en una región nuclearizada, donde vecinos no tan lejanos como Pakistán, la India, China, Rusia, etc. ya poseen sus propias armas atómicas.
En segundo lugar, no se puede de ninguna manera apoyar al reaccionario régimen teocrático iraní, como hace el chavismo y otros sectores. Se trata de un régimen profundamente opresivo, con mínimas libertades democráticas, con la pena de muerte legalizada para los opositores, una opresión barbárica hacia las mujeres y las minorías sexuales, etc. El rechazo a la injerencia imperialista y la defensa de la soberanía nacional iraní no significa en modo alguno un compromiso con su clase dirigente, que es la enemiga más inmediata de las clases populares de Irán.