por Rafael Salinas, Socialismo o Barbarie, 03/09/2015
La irrupción del billonario Donald Trump en la “interna” del Partido Republicano… y su éxito inicial, reflejan esa “crisis de legitimidad” que advierte el artículo de The Nation citado. Pero una situación de “crisis de legitimidad”, de vacío y escepticismo en el establishment político, puede derivar o “resolverse” de muchas formas. También por la derecha.
Aunque lo de Trump recién comienza, y ha suscitado una ola de repudios, se ha ubicado en la primera fila de la competencia por la candidatura presidencial republicana, cabeza a cabeza con el favorito Jeb Bush. ¡Algo que pocos esperaban!
Trump apareció en escena detonando los petardos del racismo hacia los migrantes latinos en primer lugar, pero también contra los afroamericanos. Esto lo completó con las expresiones de odio y desprecio a las mujeres que se atreven a hacerle frente.
Los latinos en general y los mexicanos en especial –dice Trump”– son “gente que tienen muchos problemas… traen drogas, crimen, son violadores… [aunque] supongo que algunos son buenas personas”. Para enfrentar esa plaga, propone deportaciones masivas, negarles la ciudadanía a los nacidos en EEUU de padres migrantes (cosa que va contra la Constitución), y construir un inmenso muro que separe a ambos países, cuyo costo se le obligaría a pagar por la fuerza a México.
Las mujeres, en primer lugar las que se atreven a contradecirle, no la pasan mejor. Las califica públicamente de “gordas cerdas”, “perras”, “animales desagradables”, etc. La moderadora de un debate televisado fue dura con él. La respuesta de Trump fue que hacía eso porque estaba menstruando.
Pero lo peor no es este repugnante despliegue de racismo y misoginia. Lo más grave es que Trump va a la cabeza de las encuestas sobre la candidatura republicana.
Trump, en primer lugar, es visto como un “outsider”, un hombre “ajeno” al cada vez más desprestigiado establishment político. Y que llega para ponerlo en la picota. Además, como billonario exitoso, no viene a pedir limosna a las corporaciones. No las necesita para hacer la campaña.
En la mejor tradición de la demagogia de extrema derecha fascistoide, combina racismo y otras posiciones reaccionarias, con promesas de pleno empleo, suba de impuestos a los más ricos, etc., etc.
En verdad Trump no es un “loquito suelto”, sino que expresa el relanzamiento de una corriente del Partido Republicano, calificada de “nacionalista”, que objeta de conjunto el curso de EEUU en la globalización de las últimas décadas… Por ejemplo, el haber mudado a China gran parte de la producción de bienes de consumo, el haber intentado hacer por su cuenta de “policía mundial”, etc. Así, no pierde ocasión de refregar en la cara de su adversario Jeb Bush, el desastre de las intervenciones en Medio Oriente…[1]
En suma: la amenaza de Trump no debe ser subestimada.(R.S.)
Nota:
1.- Sobre esto, ver Patrick Buchanan, “Is Trumpism the Rebirth of Nationalism?”, The American Conservative, August 25, 2015.