Un elemento importante del balance de las elecciones griegas tiene que ver con el rol que han jugado las fuerzas anti memorándum de izquierda. Esto permite ayudar a comprender el grado de desarrollo de las fuerzas que se oponen al ajuste actual en su conjunto, ademas de analizar en particular la relación entre las diferentes fuerzas y el perfil de unos y otros.
El elemento más objetivo es que el conjunto de las fuerzas anti memorándum de izquierda obtuvieron cerca del 10% de los votos : es la suma del porcentaje del KKE, de Unidad Popular y de ANTARSYA-KKE, junto al de otros grupos menores de la extrema izquierda. Se trata de un porcentaje no menor, que refleja la fuerza de un campo anti memorándum (muy heterogéneo y plagado de límites) que podría ser la base de la contestación al nuevo ajuste.
Quizás el resultado que menos obligue a detenerse es el del KKE, que no presentó grandes sorpresas : mantuvo una cantidad de votos, un porcentaje y un numero de parlamentarios casi idéntico a Enero. Hay que destacar sin embargo que esta formación no ha logrado beneficiarse de la crisis de Syriza : su política ultra sectaria hacia la misma (la acusaban de ser “lo mismo” que Nueva Democracia) le dificultó sin dudas influenciar una parte de sus votantes ; su política sectaria en general hacia las otras organizaciones de la izquierda y su rechazo a levantar la unidad de acción contra el ajuste lo llevó a un relativo aislamiento ; finalmente, una politica abstracta y esencialmente abstencionista, como reflejó su rechazo a llamar a votar por el NO en el referéndum (llamaron a depositar una papeleta propia del KKE, lo cual fue un fracaso rotundo) lo impidió constituirse en alternativa.
Nos interesa detenernos en dos fenómenos que nos parecen más representativos de las dinámicas de re composición más recientes en la izquierda : Unidad Popular y Antarsya.
Unidad Popular : el fracaso de una ruptura inconsecuente con Syriza
El flamante Unidad Popular, surgido de la ruptura por izquierda con Syriza de un grupo de diputados encabezado por el ex Ministro de Reconstrucción Productiva Lafazanis, sufrió una importante derrota al no superar el piso del 3% requerido para entrar al parlamento: obtuvo 150.000 votos, el 2,86%. Queda así muy por debajo de las expectativas (algunas encuestas llegaron a darle una intención de voto del 8% y su ruptura con Syriza fue ampliamente cubierta por la prensa nacional e internacional) y su propia perspectiva como grupo político se ve puesta en cuestión, dado su carácter esencialmente parlamentario.
Seguramente, la polarizacion electoral entre Syriza y Nueva Democracia le jugó en contra a Unidad Popular: un sector del electorado que podría haber votado a Unidad Popular puede haberse decidido por Syriza para impedir la victoria de la derecha, aún a regañadientes. Pero consideramos que la explicación principal del mal resultado de UP es su incapacidad para convertirse en una alternativa real a Syriza.
Su programa giraba en torno a “volver a las raíces” de Syriza, retomar el programa original, con el agregado de la ruptura con el euro. El problema es que más allá de que este ultimo elemento no es algo menor, todo indicaría que el perfil de UP fue el de presentarse como la “verdadera Syriza”, sin procesar una critica de fondo, estratégica, que permitiese explicar el fiasco al que llevó esta formación. La participación casi hasta el último minuto de UP en el gobierno de Syriza (cuando ya se habian pasado meses en el pantano de las negociaciones, el gobierno había hecho propuestas claramente capituladoras e incluso comenzaba a ensayar la “unidad nacional” con Nueva Democracia y el PASOK) contribuyó probablemente a generar entre amplios sectores –y con razón- la impresión de Unidad Popular como un “Syriza bis”. Finalmente, la estrategia puramente electoral y parlamentaria de UP también puede haber sido un obstáculo: por qué votar a una opción sin posibilidad de llegar al gobierno y cuya única perspectiva de transformación es a través del mismo, aún mas en condiciones de fuerte presión del voto útil?
Pero el problema principal no es que esas limitaciones estratégicas de UP le hayan costado caro en el terreno electoral: el problema es la incapacidad en sí misma de sacar un balance a fondo de la experiencia de Syriza y de sus limites, balance que es imperioso para relanzar la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad griega. En efecto, la reedicion de una estrategia parlamentaria, institucional, que no se apoye en la movilización por abajo, que no se plantee una ruptura radical con la sociedad capitalista y la construcción de una sociedad socialista (no hay que olvidar que UP defiende la “reconstrucción nacional” en el marco del sistema actual) solo puede llevar a nuevos callejones sin salida.
La incapacidad de UP de ofrecer una alternativa también debería interpelar a aquellos sectores que entre la izquierda revolucionaria la apoyaron de manera a-critica. Es el caso del Secretariado Unificado: de un apoyo ciego a Syriza, se pasaron sin ningún tipo de balance de lo actuado a un apoyo ciego a Unidad Popular. Contra toda la experiencia anterior de la situación griega, e incluso contra la política de su propia sección griega, la OKDE-Spartakos, el SU alimento en Grecia las esperanzas en el proyecto estéril de UP, como lo hace con Podemos en el Estado español.
El seguidismo a los “reformismos de izquierda” no puede ser la política de los revolucionarios. Al contrario, de lo que se trata es de defender una política revolucionaria independiente y la construcción de organizaciones que den la pelea por una transformación anticapitalista y socialista de la sociedad.
La elección de Antarsya: la importancia de una alternativa independiente
Por su parte, la coalición anticapitalista Antarsya, en alianza con el EEK, presentó candidatos propios, totalizando 46.000 votos, el 0,86%; en Enero Antarsya había obtenido 40.000 votos, el 0,64% (en alianza con el partido “Plan B”, del ex Syriza Alavanos) y el EEK 2.000, el 0,04%. Es decir que en un escenario de aumento de la abstención, este frente electoral logró crecer el términos absolutos, y aún mas en términos porcentuales a causa de la abstención.
Antarsya-EEK, por la que la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie llamó a votar, realizó así una buena elección. Pese a la presión del voto útil hacia Syriza, y de la ruptura de dos componentes importantes numéricamente de Antarsya, las organizaciones ARAN y ARAS que se sumaron a Unidad Popular, la coalición logró mantener un caudal electoral propio que lo sitúa como una referencia anticapitalista objetiva para los luchadores griegos.
En ese sentido, Antarsya ha tenido el mérito de resistir a la presión de Unidad Popular, de no disolverse detrás de esta opción reformista y de mantener una alternativa independiente en las elecciones. Planteó un programa de ruptura radical, de anulación de los memorándums y de todas las negociaciones con la UE y la Troika, de anulación de la deuda y de una serie de medidas anticapitalistas, bajo una perspectiva de auto-organización y no esencialmente parlamentaria.
Por eso, la campaña y el resultado obtenidos por Antarsya –que no son sino el resultado de una pelea política de su sector mas consecuente e independiente, la OKDE-Spartakos y el SEK, ligado al SWP británico- son un punto de apoyo fundamental para preparar las luchas que vendrán contra el nuevo memorándum, que deben ser el eje fundamental de los revolucionarios en el próximo periodo.
Por Ale Vinet, Socialismo o Barbarie, 24/9/15