24/3: salgamos masivamente a las calles para pararle la mano a Macri
La Cámara de Diputados acaba de ofrecer un repulsivo espectáculo. Los diputados de Cambiemos, acompañados por los bloques de Massa, Stolbizer, peronismo reacomodado y hasta algunos (seis) diputados del Fente para la Victoria, derogaron las leyes que impedían cerrar el acuerdo con los buitres. Un chantaje alevoso a la población y la opinión pública en primer lugar, y también a diputados, senadores (que votarán la semana que viene la ley), periodistas, intendentes y sigue la lista, en nombre de la “responsabilidad”, la “gobernabilidad”, porque si no se daba este paso vendrán toda clase de cataclismos, desde el “ajuste” (¿y lo que hay ahora qué es?) hasta la hiperinflación… Fueron 165 votos, casi dos tercios de la Cámara.
Es penoso ver a los “representantes del pueblo” obrar como representantes de Griesa, aceptando tanto la agenda como los tiempos, plazos y condiciones impuestos por el achacoso juez neoyorquino. De hecho, el propio Griesa no se privó de hacer pronunciamientos políticos inequívocos de apoyo a la posición del gobierno argentino, hasta retando a los fondos buitres (¡no sólo los que no firmaron, sino incluso los mismos Singer y Dart!) que seguían presentando apelaciones a la Cámara de Apelaciones de Nueva York.
Esto tiene su importancia porque el viernes 11, sorpresivamente, esa Cámara puso en “modo espera” la resolución final de Griesa a la espera de nuevas audiencias con otros buitres, algo que cortó la respiración del macrismo, ya que podía poner en suspenso toda la sesión del martes 15. Como dijimos, el mismo Griesa, el negociador Luis Caputo y todas las espadas del macrismo, se dedicaron a espantar temores y garantizar la votación en diputados.
El “debate” en sí fue una farsa mediática: desde que el macrismo negoció con Massa la votación conjunta Cambiemos-Frente Renovador-Peronismo no K, el quórum y la derogación de las leyes eran cosa juzgada. Los supuestos “cambios” de Massa al proyecto de ley eran burdamente cosméticos: “La puesta en escena de Massa se hizo sobre la base de reformas negociadas con Cambiemos que en muchos casos ya estaban incluidas en el texto original pero con diferente redacción, y en otros [la cláusula que obliga a los holdouts a renunciar a litigios futuros] forman parte de las cláusulas habituales que incorporan los acuerdos para este tipo de cancelaciones de deuda” (Ámbito Financiero, 16-3-16).
Entre invocaciones al “realismo”, defensa del “orden financiero internacional” liderado por “el dueño del mundo” y loas al regreso a “los mercados”, el debate fue un verdadero campeonato de cipayismo (1), sólo matizado por las quejas del kirchnerismo, recibidas con sorna por diputados de los demás bloques que ponían al desnudo sus contradicciones insalvables.(2)
En medio de tanto show, lo que no se hizo es consultar realmente al pueblo; el kirchnerismo mocionó –sin mucha convicción, por cierto- un plebiscito por el pago a los buitres, lo que fue rechazado por amplia mayoría. En todo caso, desde nuestro partido, y en función de la hipoteca tremenda que significa la creación de este nuevo endeudamiento, hemos adelantado la posición que lo que debería hacerse es convocar una Asamblea Constituyente para discutir dejar de pagar, de una vez, la deuda externa.
¿“Solución definitiva”?
Uno de los temas que se agitó en el debate previo y en el mismo Congreso, sobre todo de parte del kirchnerismo, es si el arreglo con los buitres cierra definitivamente el default o queda una puerta abierta para que otros holdouts, o incluso los acreedores de la deuda reestructurada (el 93% que entró a los canjes), pueden reanudar reclamos legales.
Vayamos por orden. Si el acuerdo está hecho con un mínimo de seriedad, la puerta quedaría cerrada para los que ingresen a él, esto es, los buitres y “me too” que firmen el 14 de abril. Los buitres o “me too” que queden afuera podrían intentar una acción legal, pero estando el antecedente de la causa manejada por Griesa, es muy improbable que un tribunal yanqui les dé la razón. Pero incluso en ese caso, como señalamos en la edición anterior, lo que importa es que Griesa levanta las restricciones y embargos, de modo que el gobierno argentino podría emitir deuda mientras negocia (o litiga) con esa gente.
El potencial problema es, en realidad, el más grande: el 93%. Porque aunque la cláusula RUFO (que los habilitaba a exigir la misma oferta que se les hiciera a otros, si era mejor que el canje) cayó el 31 de diciembre de 2014, el cambio del marco legal que hace el propio gobierno argentino podría no revivir esa cláusula, sino abrir la posibilidad de otro reclamo legal sobre la base del mismo pari passu (tratamiento igualitario) que los buitres en su momento reclamaron y ganaron.
Aquí caben dos consideraciones: cuánta probabilidad tiene eso y qué consecuencias tendría. A decir verdad, ya algunos acreedores que habían jugado a favor de la posición argentina contra los buitres (querían cobrar tranquilos, después de todo) mostraron su descontento y amenazaron con tomar medidas. Pues bien, en esto el PRO, desde Macri hasta el último diputado, ha mostrado una liviandad que es más bien irresponsabilidad. Todo lo que dicen es “no creo que eso pase”, “es difícil”, “es improbable”, todas afirmaciones de una vaguedad y una falta de sustento alarmantes.
Como para tener una idea del nivel de “profesionalismo” de los honorables representantes del pueblo, tomemos este relato: “Días atrás, un economista fue convocado a una charla con legisladores para explicarles la cuestión buitre. El invitado salió impactado por la falta de información técnica sobre el tema. Tras el informe, los legisladores parecieron entender la dimensión del acuerdo y de lo que implica votar el proyecto de Macri. ‘Después aparece alguno y, por votar a favor, te mete un juicio por traición a la patria’” (P. Ibáñez, Ámbito Financiero, 15-3-16).
Si el reclamo se hace, falta ver cuántos “hold in” entran para saber el eventual monto involucrado (si lo hace el 93%, estamos hablando de una casi duplicación de la deuda externa). Por otra parte, el trámite legal podría arrastrarse años, como sucedió con el de los buitres, y sus consecuencias concretas se materializarían quizá hasta con otro gobierno. En cuanto a la probabilidad, ni los expertos legales ni los políticos la pueden mensurar. La respuesta entonces es ésta: el riesgo parece bajo, pero sin duda existe, y el macrismo actúa de manera irresponsable al minimizarlo.
Mientras tanto, galopa la inflación
La decisión del retorno a la noria de la deuda y sus consecuencias potenciales de una nueva bancarrota del país, las hemos tratado en la edición anterior. Digamos sólo que la intención del gobierno es emitir deuda en 2016 por no menos de 30.000 millones de dólares, siendo que el conjunto de los emergentes emitió en 2015 un total de 80.000 millones. Después de años de dieta de deuda a pan y agua, Estado nacional, provincias y empresas se lanzan con gula a un verdadero atracón de créditos, como para recuperar el tiempo perdido.
Como lo demostró la emisión de deuda de la Provincia de Buenos Aires, gente que quiera prestarle plata al Estado hay… si la tasa es bien generosa. En efecto, Vidal lanzó 1.250 millones de dólares y tuvo ofertas por más del triple, pero porque pagó una tasa del 9,375%. Con esos márgenes, al gobierno le van a sacar de las manos los títulos de deuda que emita; total, el ajuste fiscal para devolver esos intereses lo pagarán los trabajadores.
Pero mientras tanto, el principal problema hoy, y así lo perciben los trabajadores y sectores populares, según múltiples indicadores y sondeos, es la inflación, que hoy el gobierno no puede controlar. La meta enunciada por Prat Gay del “20 al 25%” pasó al arcón de los recuerdos. De hecho, según el Estudio Bein, la inflación noviembre-abril se ubicará en el 24%. ¡Un semestre! Y para 2016, una encuesta entre 24 consultoras arrojaba un promedio del 31,7% (Fernando Navajas, FIEL, 15-3-16). Vamos a ver de qué se disfraza la burocracia sindical al respecto, que ha vuelto a hacer mutis por el foro.
Aquí es donde se juntan el problema de la inflación y el de la deuda. El Banco Central sólo puede controlar el valor del dólar con tasas altísimas en pesos, que planchan la actividad económica, porque los dólares de las inversiones siguen sin venir. Por ahora, incluso a pesar de los tarifazos y los despidos, el déficit fiscal sigue siendo grande y el ajuste que querría hacer el gobierno para bajarlo requiere un ataque todavía mucho mayor a los trabajadores. Mientras eso no pase, el endeudamiento va a ir parar directo a sostener la cotización del dólar y financiar los gastos corrientes. Las supuestas “obras de infraestructura” e “inversiones productivas que generarán empleo” quedarán en el país de fantasía donde siempre han residido, en todos los ciclos de endeudamiento de la Argentina reciente, desde el iniciado por la dictadura de 1976 hasta el del menemismo.
Ya lo señalamos: el reinicio con todo de la hipoteca de la deuda es un gran negocio para los banqueros y grandes capitalistas, un negocio riesgoso para el gobierno nacional y provinciales, y el peor negocio para los trabajadores y sectores populares.
El 24/3 todos a las calles para pararle la mano a Macri. Fuera Obama de la Argentina
Es en estas condiciones que se realizará la jornada del 24 de marzo, 40 aniversario del golpe militar. La jornada se prevé multitudinaria en todo el país. Es que si bien las clases medias más gorilas apoyan a rabiar a Macri y entre los trabajadores todavía domina la idea de “dejar hacer, esperar a ver qué hace”, de todas maneras hay amplios sectores populares que son opositores al gobierno y que seguramente se expresarán su repudio al gobierno el 24.
Esto es lo que hace este 24 de marzo tan importante, además del aniversario “redondo”: es una enorme oportunidad para salir multitudinariamente a las calles contra el gobierno reaccionario, contra el ajuste brutal que está imponiendo, para repudiar el pago a los buitres, la presencia de Obama en nuestro país y para frenar el protocolo contra la protesta social.
Nuestro partido, que hace parte del EMVyJ, se está organizando para participar con enormes columnas en todo el país. Hay en curso un gran debate en la amplia vanguardia alrededor del rol que cumplió el kirchnerismo, de cómo dejó el gobierno después de 12 años sin poner en marcha ninguna transformación estructural del capitalismo argentino; por el contrario, se dedicó a reabsorber la rebelión popular sólo para que luego viniera Macri a intentar normalizar definitivamente el país.
Por esto mismo, hay una gran oportunidad para dialogar con estos sectores, para que vengan hacia la izquierda, para que un sector venga hacia el nuevo MAS: ¡queremos estar codo a codo con ellos en la Plaza el 24 para hacer de esta jornada una jornada de lucha multitudinaria en todo el país!
¡Marchá con el nuevo MAS, marcha con Las Rojas, marcha con el Ya Basta, marcha con la agrupación de trabajadores Carlos Fuentealba, marcha con la Lista Marrón del neumático! La cita en CABA es a las 15 horas en Congreso.
Notas
- Recordemos, para beneficio de los más jóvenes, el significado de “cipayo”: es la versión castellana de la palabra que designaba a los soldados de la India colonial nacidos en la India que, enrolados bajo el mando de oficiales británicos, tenían por misión reprimir a los indios que se rebelaran contra la opresión británica. Es decir, locales que actúan contra los locales por orden y al servicio del amo colonial. Como se ve, lejos de ser una reliquia de los 70, el término conserva plena actualidad.
- Por ejemplo, era obvia la zozobra de los diputados K cuando, por un lado, denunciaban el endeudamiento, y por el otro, se les recordaba los mega pagos de toda la década ganada y el carácter de “pagadores seriales” que tan orgullosamente se atribuía Cristina Fernández.
Editorial SoB 371 (Argentina), 17/3/16