24A: Crónica del comienzo de la primavera Violeta en México
Convocada por redes sociales y desde diversos colectivos, feministas y de la sociedad civil, pero haciendo hincapié en la ausencia de partidos[1], con epicentro en la ciudad de México, pero con eco en 27 entidades federativas de todo el país, el pasado 24 de abril, México tuvo su primavera Violeta, color con el que decidieron identificarse en esta fecha desde el feminismo mexicano.
La convocatoria contra todas las violencias machistas bajo el lema y hashtag #VivasNosQueremos tuvo muchísimo éxito por tratarse de un planteo que no es ajeno a ningún sector social, pero donde las mujeres de los sectores más vulnerables reciben la peor parte. Ser mujer en México en la actualidad es ser potencial víctima de un cúmulo inmenso de vejaciones, que van desde el acoso callejero, la violencia contra los derechos sexuales y reproductivos, como la esterilización forzada en la cárcel o el deficiente acceso a la educación sexual, los anticonceptivos y el aborto; implica para muchas ser potencialmente víctima de desaparición forzada, presa de redes de trata o incluso víctima de violencia familiar hasta llegar al femicidio. A este respecto la estadística es escalofriante: en México mueren 7 mujeres por día por el solo hecho de ser mujeres[2]. El Estado, en sus tres niveles, federal, estadual y municipal, supone presentar iniciativas al respecto desde organismos gubernamentales como el Instituto de la Mujer, un ministerio con un presupuesto destinado a mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Frecuentemente en las calles uno puede ver anuncios y propaganda de estos organismos, abogando por la no discriminación y la igualdad. No se reflejan resultados tangibles de estas campañas, ni siquiera en los objetivos superestructurales, como la paridad en la participación política. La materialidad de la opresión machista y patriarcal se agudiza y se recrudece en violencia al compás del deterioro de las condiciones económicas de más amplios sectores y del crecimiento desmedido de la delincuencia organizada, bajo el amparo de la impunidad ejercida por un Estado Narco y Femicida. Pero el movimiento de mujeres y muchos sectores de la sociedad se plantaron para decir ¡Basta! ante las políticas públicas deficientes y un manejo mediático machista de muchos de los casos que tienen repercusión en los medios; se decidieron por tomar la calle a nivel nacional y enfrentarse a la violencia machista.
La fecha de esta convocatoria coincide con la sanción de la ley de Interrupción Legal del Embarazo, conquistada por la lucha del movimiento de mujeres. La marcha congregó a decenas de miles de mujeres en dicha Ciudad en un evento muy significativo. El día comenzó en Estado de México, específicamente en Ecatepec. Planteándose un recorrido en principio en caravana de coches, motocicletas, buses, se inició con la lectura de un documento común contra la violencia de género, que responsabiliza al Estado y a “la estructura socioeconómica, política, cultural, capitalista y patriarcal (sic)” por las mujeres muertas diariamente por violencia de género, las miles de desaparecidas en México y por el alto grado de acoso callejero que sufren las mujeres diariamente. Este municipio fue escogido por la alarmante cifra que presenta en relación con la violencia patriarcal: los últimos relevamientos indican que de las 1.554 mujeres desaparecidas en el Estado de México desde 2010 hasta 2015, 400 de esas desapariciones ocurrieron allí; mientras que respecto de los femicidios, de los 1.003 que se perpetraron en esta entidad, 183 ocurrieron en dicho municipio[3]
Luego la Caravana llegó a la Ciudad de México, dando como punto de encuentro a Indios Verdes (cabecera del Metro), donde se hicieron manifestaciones contra el acoso en los medios de transporte, continuando por toda la ciudad. Pero las columnas para marchar de a pie se formaron en el Monumento de la Revolución y se desplazaron hasta el Ángel de la Independencia, desplazándose por toda la Avenida Reforma. Con la participación de alrededor de 50.000 personas durante la jornada, las propias organizadoras la han denominado como “la movilización feminista más grande en la historia de México”.
Respecto de otras manifestaciones en otras partes del país, se registraron en varias ciudades columnas de cientos de personas, con distintas manifestaciones, como tendederos con los nombres de los casos que ocurrieron en cada lugar, y algunas intervenciones artísticas.
En el Estado de Guanajuato se realizaron dos movilizaciones, una en la ciudad de León, con una participación de alrededor de 300 personas y otra en Guanajuato, con otras 100 personas más.
Esta última movilización recorrió toda la ciudad, desde el Palacio de Gobierno, pasando por el concurrido Mercado de Embajadoras, donde Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe recitaron un poema compuesto por ellas para esta ocasión de lucha en las calles[4]. La movilización continuó por las zonas céntricas, incluyendo muchas iglesias y el Palacio Legislativo, haciendo mucho ruido con percusión de garrafones y gritando consignas como “Aquí están, estos son, los que arruinan la Nación” y “No no no, No me da la gana, ser una mujer sumisa y abnegada”, entre otras. La marcha finalizó en la Alhóndiga de Granaditas, con la lectura del pronunciamiento local, denunciando los casos de la región. En el año 2012 fueron asesinadas 57 mujeres; en 2013 fueron asesinadas 73; en 2014, 67 mujeres; en 2015, 87 mujeres y en 2016 más de 20 mujeres se suman a esta cifra en tan sólo 4 meses. Además “en el Estado de Guanajuato de 2012 a julio de 2015 el 87.47% de las víctimas que denunciaron violación fueron mujeres, en León 580 casos, Celaya 253 y Guanajuato 127”. Con esta base, desde el feminismo guanajutanense se demanda que “el gobierno del Estado de Guanajuato y los gobiernos municipales trabajen activamente para garantizar la vida y la seguridad de las mujeres. Demandamos un alto a los hostigamientos por parte de policías a nuestras compañeras indígenas y jornaleras, que se les respeten y reconozcan sus derechos humanos.”
Paralelamente durante todo el fin de semana se popularizó el hashtag #miPrimerAcoso, en el cual las mujeres relataban situaciones de violencia sufridas en la calle, en la escuela, al interior de sus familias. La mayor parte de estas historias databan de la infancia de muchas de las que participaron. En general, a partir de los 9 o 10 años, las mujeres en México comienzan a experimentar que alguien les grite algo en la calle, que un auto las persiga por varias cuadras, escenas de exhibicionismo en la vía pública, etc. También el hashtag convocó a muchas víctimas de violaciones, mayormente intrafamiliares, a denunciarlas por este medio. La visibilización de todas estas formas de violencia también fue parte de los objetivos de la convocatoria, que llama a combatir todas y cada una de las manifestaciones del machismo en todos los niveles de acción que se pueda.
[1] Al respecto consultar la caracterización del Estado y el sistema de partidos en México en SoB http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=7559.
[2] Estadística construida por el Observatorio Ciudadano Nacional de Femicidio http://observatoriofeminicidiomexico.org.mx/.
[3] “Ecatepec: cómo es vivir en el peor lugar para ser mujer de todo México” http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150831_mexico_feminicidios_ecatepec_violencia_mujeres_jp.
[4] Entrevista a dichas artistas en http://lasrojas.com.ar/24a-liliana-felipe-y-jesusa-rodriguez-en.guanajuato/.
Por Sofi Norte y Dani López - SoB n° 378 (Argentina), 5/5/16