No a la contrarreforma de la previsión social, fuera Temer, por elecciones generales y una asamblea constituyente, democrática y soberana.
El Senado votó el 11 de mayo la admisibilidad del enjuiciamiento a Dilma Rousseff por crímenes de responsabilidad. Con la apertura final del proceso la presidenta ha sido separada de su cargo por un máximo de seis meses y, a juzgar por la votación (55 votos a favor y 22 en contra de la apertura del proceso), las posibilidades de mantener el mandato de Dilma son pequeñas. Esto se debe a que en medio de una crisis económica profunda no pudo superar la muy baja popularidad, perdió su base de apoyo en el Congreso y en las fracciones más importantes de la clase trabajadora.
La crisis política abierta al comienzo del segundo período de Dilma, la continuidad de la disputa electoral entre el gobierno y la oposición de derecha para definir quién llevará adelante ajustes, tiene en la salida de la presidenta un desenlace difícil de revertir. Bajo la base de una profunda recesión, el gobierno perdió la disputa política en varias instancias. Incluso en las calles, decisivo para el resultado de esta polarización, donde podría haber movilizado de manera más convincente si hubiera hecho una inflexión política seria, el gobierno fue derrotado.
La ofensiva burguesa en curso no sólo tiene como objetivo sacar a Dilma de la presidencia, tiene como centro estratégico establecer una situación política reaccionaria, lo que necesita para derrotar a la juventud que entró escena desde junio de 2013 y a la clase trabajadora que desde entonces no sufrió una derrota categórica. Esta es la condición necesaria que necesita la clase dominante para resolver la crisis económica a su favor: profundizar el ajuste fiscal, los recortes presupuestarios en en salud y educación y profundas contrarreformas. Si Temer va a derrotar políticamente a la juventud de junio y la clase obrera para imponer este programa no es un asunto resuelto y dependerá de las intensas luchas que vendrán en el próximo período.
Un gobierno reaccionario para aplicar contrarreformas
Estamos frente a un gobierno interino, fruto de la eliminación de Dilma para ser juzgada por el crimen de responsabilidad, que tiene como presidente a un hombre que fue apuntado como beneficiario de millones de dólares de soborno y varios ministros implicados en la trama de corrupción en Petrobras. Este espectáculo de farsa desde el punto de vista ético solamente puede fortalecer el verdadero sentido de este gobierno: imponer a los trabajadores y a los jóvenes retrocesos sociales y políticos históricos.
La unidad reaccionaria del nuevo gobierno es tan escandalosa que causó malestar hasta en los sectores más anti-Dilma de los medios burgueses al verificar la ausencia total de mujeres y negros en el nuevo gabinete. Esto se debe a que desde el gobierno militar de Ernesto Geisel (1974-1979) todos los demás gobiernos contaron con la participación de las mujeres. Pero la ofensiva reaccionaria no se limita a la exclusión de las mujeres y los negros, la composición regresiva del gobierno interino está presente a lo largo del nuevo gabinete.
Para el Ministerio de Finanzas fue elegida una de las figuras más emblemáticas del neoliberalismo en Brasil: Henrique Meirelles. El ex presidente mundial de BankBoston y ex presidente del Banco Central, durante el gobierno de Lula, asume ahora el Ministerio de Finanzas con la misión de organizar un conjunto de contrarreformas neoliberales y lo que está en la mira es la contrarreforma de la previsión social . Esta reforma que gira en torno a la edad jubilatoria, igualdad de tiempo de contribución entre hombres y mujeres y la desvinculación del reajuste de la jubilación al salario mínimo.
Como Temer pretende imponer medidas regresivas en cada línea y que afectan a conquistas históricas, como la previsión social, el Sistema Único de Salud (SUS) y los derechos laborales, llevaron al gobierno a figuras prominentes de la derecha reaccionaria. Este es el caso del nuevo ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, que tiene en su haber la responsabilidad por la violenta represión llevada a cabo sobre los movimientos sociales y los estudiantes en el estado de Sao Paulo.
En una de sus primeras entrevistas, entre otras perlas derechistas, se pronuncia abiertamente en contra de las ocupaciones hechas por estudiantes, en contra de los bloqueos de avenidas y amenaza tomar medidas en contra de las demarcaciones de tierras indígenas amenaza hechas por el gobierno anterior. La posición de este gobierno demuestra claramente que el movimiento de los trabajadores y la juventud tiene que prepararse para enfrentar un gobierno creado para reprimir con dureza sus luchas.
La previsión social en la mira
Los cambios para hacer cumplir la contrarreforma de la previsión social ya están en marcha. Para este fin se realizó una reunión en Brasilia el 15 de mayo entre el gobierno (con la participación de Temer y Meirelles) y los sindicatos de la Fuerza Sindical, UGT, CSB y Nueva Central (no participó CUT y CTB) para discutir los parámetros de la reforma.
El gobierno afirma que no se puede vivir con un déficit previsional de 120 mil millones, pero en una maniobra contable primaria pone a en una misma cuenta costos de jubilaciones y pensiones, para causar la impresión de que los trabajadores activos no pueden financiar las normas actuales de jubilación, lo que obligaría a una revisión para poder financiar a los futuros jubilados. Esa es la gran mentira contada sobre la cuestión del déficit de la seguridad social en Brasil, debido a que el gobierno quiere obstaculizar efectivamente el acceso a la jubilación para empujar el costo de toda la seguridad social a los trabajadores de manera que los ingresos deberían utilizarse para financiar las pensiones sean destinadas para el pago de intereses de la deuda pública.
En lo que parece ser el primer embate más general del gobierno contra la clase obrera, los sindicatos, como era de esperar, entran en el juego de la clase dominante y abren la puerta para que el gobierno pueda imponer la reforma, ya que el simple hecho de aceptar debatir con el gobierno sobre las reformas en las leyes jubilatorias ahora significa una traición.
Ahora queda por saber si aún después de la ofensiva reaccionaria que sacó a Dilma de la presidencia, la CUT llevará a cabo una consecuente lucha contra este intento de ataque brutal contra los trabajadores o hará lo que hizo en otros momentos de la historia reciente de Brasil, donde en busca de la viabilidad de la gobernabilidad y la viabilidad electoral fue coparticipe de ataques brutales contra los trabajadores, como fue el caso de la reforma de las pensiones al comienzo del primer mandato de Lula.
La izquierda necesita de una revolución político- organizativa
Es evidente que nos encontramos ante el avance de una ofensiva política reaccionaria del gobierno de Temer que está montado y tiene el apoyo de la clase dominante para derrotar a todo el movimiento social e imponer sus medidas regresivas.
No tener en cuenta este cambio en la composición política y en la coyuntura, como lo hace la dirección del PSTU, es de una terrible ceguera. Pero tenemos a nuestro favor el hecho de que este gobierno no tiene legitimidad política, que la clase obrera no ha sufrido ninguna derrota seria en los últimos años y que una generación más fuerte de los estudiantes tiene el potencial para polarizar políticamente el país a partir de encontrar alguna forma democrática para coordinar a nivel nacional, construir puentes con el movimiento obrero y masificar sus luchas.
El primer choque grande ocurrirá en torno a la reforma de las pensiones. A pesar de que la CUT no participó en la reunión con el gobierno sabemos que la lógica de la burocracia (sindical o partidaria) siempre huye de las necesidades políticas de los que dice representar, por lo que es sumamente necesario para fortalecer el campo de la independencia de clase para ir a la verdadera guerra que gobierno y la patronal está armando contra la clase obrera y la juventud. Bajo presión, la burocracia de la CUT se verá obligada a moverse, pero como normalmente hace tratará de llevar la lucha a un callejón sin salida. Así que ante la quiebra política del lulismo y ofensiva reaccionaria la izquierda socialista que está construyendo alternativas partidarias y sindicales independientes tiene, al mismo tiempo grandes oportunidades para fortalecer los desafíos y responsabilidades dispares.
Necesitamos además de no reconocer la legitimidad política de este gobierno para exigir su renuncia inmediata, discutir con la clase obrera la necesidad de la lucha por una alternativa política. La crisis no puede resolverse a través de una maniobra parlamentaria que pone en lugar un gobierno cuestionado por las desviaciones de corrupción a otro que está aún más éticamente podrido con el objetivo de imponer una ofensiva global contra los trabajadores y los jóvenes. Por lo tanto, asociado a la consigna de “Fuera Temer”, defendemos una salida política a través de una lucha por las elecciones generales para que la crisis sea resuelta por mayoría y una Asamblea Constituyente Democrática y Soberana para cambiar el sistema político y social de raiz, por supuesto que parte de nuestra lucha es para que tengan carácter progresivo ambos procesos que deben tener criterios verdaderamente democráticos.
Además levantar las banderas de la movilización, necesitamos prepararnos organizativamente para la guerra que el gobierno y la clase dominante está armando. De formar fragmentada la izquierda socialista es poco probable que sea un elemento real en los enfrentamientos decisivos que están por venir en el próximo período. Es por esto que se presenta en diversas partes del país actividades con el fin de crear espacios políticos para articular la izquierda socialista con el objetivo de reforzar la intervención de corte independiente en las luchas que se están produciendo. Ejemplos de esto son los plenarios del Frente de Izquierda Socialista llevados a cabo en Río de Janeiro, que reunieron a cientos de personas, y la iniciativa en Sao Paulo de luchar contra la dispersión creando el Bloque de Izquierda Socialista que tendrá su primera actividad en un acto/debate el 19 de mayo.
Por Antonio Soler, Socialismo o Barbarie Brasil, 17 de mayo 2016.