El pasado 8 de julio festejamos el primer año de conducción Marrón de la comisión interna de Pilkington con compañeros de la fábrica. Además de los que pertenecen al SOIVA (Sindicato del Vidrio), participaron compañeros de otros 4 gremios importantes de la zona.
En esta reunión hubieron gestos que expresan, a nuestro modo de ver, los mejores rasgos de la clase trabajadora. Desde el compañero que llegó con un pan casero para acompañar los mates, los que se involucraron en la organización de la compra de la comida, los que prepararon el fuego y cocinaron los choris a la pomarola, y los que hicieron el esfuerzo de venir temprano al local de Boulogne y se fueron antes de comer porque entraban a trabajar (a pesar de que el viernes era feriado). Rasgos de solidaridad, de esfuerzo y de abnegación, que son algunas de las mejores características de la clase obrera, la materia prima para construir una clase obrera clasista que es nuestra mayor aspiración.
Para sorpresa de muchos de nosotros fue una jornada llena de discusión política, sin desperdicio. Fueron 6 horas en las que discutimos sobre la situación nacional y el ajuste reaccionario de Macri; sobre el carácter del kirchnerismo y los casos de corrupción; sobre la situación que se vive en las fábricas de los distintos gremios; sobre la necesidad de construir una clase obrera que sea independiente de la política capitalista; sobre el clasismo y los obreros de los 70[i]; del capitalismo y el socialismo como salida de los trabajadores a este sistema explotador. Es que los compañeros vinieron con la claridad de que era una reunión política, un espacio de debate y reflexión para los trabajadores, algo que es inexistente en la vida “normal” de un trabajador.
Sangre nueva
Así lo expresó un compañero de trayectoria en Pilkington: “necesitamos sangre nueva para que esto (señalando las paredes con afiches del local) se haga más, para que la gente abra la cabeza”.
Los trabajadores enfrentamos uno de los momentos más duros de los últimos años. Existe desilusión de un sector de laburantes con Mauricio “Tarifazo” Macri por un lado, y por el otro, con el supuesto proyecto nacional y popular del kirchnerismo que le robaba, no a los empresarios y millonarios, sino a los laburantes.
Esta desilusión es la que debemos combatir, aprendiendo a ser soñadores realistas. Nuestra confianza sólo puede ser depositada en los propios trabajadores, debemos construir una confianza de clase, empezando esa tarea con un puñado de trabajadores para poder avanzar hacia el conjunto a paso firme. Peleando por nuestras reivindicaciones mediante la formación de agrupaciones clasistas y recuperando para los trabajadores los organismos gremiales que están en manos de la burocracia, ¡por supuesto!
Pero también luchando por los intereses generales de los trabajadores, más allá de la fábrica o el gremio, sin abandonar nunca la necesidad de construir una alternativa política propia y por eso un partido de los trabajadores. Hay que tirar a la basura los políticos de siempre, que garantizan que los patrones nos exploten día a día y pretenden robarnos el futuro.
Debemos construir una clase obrera que sea orgullosa de sí misma, cuestión que es elemental del clasismo. Los trabajadores de las fábricas estamos acostumbrados a ser los “negros”, los “cabeza de tacho”, los que sólo tienen dos brazos y una espalda para romperse a cambio de un salario que no alcanza para nada.
Pero podemos decir con orgullo que no nos choreamos la guita que debería ir para pavimento o cloacas, como sí lo hacen los políticos capitalistas sean de Macri o K. Todo lo que tenemos lo ganamos con nuestro sacrificio: ¡esta es la primer diferencia entre nuestra clase y la de los capitalistas! Reivindicamos el esfuerzo del trabajo como motor del progreso, pero detestamos y combatimos la explotación. Sabemos que los empresarios se enriquecen a costa nuestra, porque producimos 20 y nos pagan 5, que es la forma de robo “legal” en el capitalismo.
La mayoría de los trabajadores piensa de esta manera: “nosotros somos perros debajo de la mesa en la que se come el banquete. A veces los que gobiernan dejan caer alguna migaja, como los K. Otras veces nada, como Macri. Pero siempre vamos a ser perros”. El gran desafío que tenemos es dejar de ser perros individuales, simples cusquitos, y empezar a construir una jauría rabiosa que le arranque la mano al amo y se apropie del banquete que en realidad, nos pertenece por completo.
El movimiento obrero, que es mundial, tiene su propia historia. Ha derrotado gobiernos, dictaduras y hasta ha hecho revoluciones. Sin ir más lejos, hace tan sólo 40 y tantos años, la clase obrera argentina dio lo mejor de sí arrancándole cuerpos de delegados, comisiones internas y hasta sindicatos, tiró abajo tres dictaduras (Onganía, Levingston y Lanusse). Llevó adelante tomas de fábricas y piquetes de huelga para enfrentar los intentos de ajuste y muchas veces triunfó. Allí la solidaridad de clase se llevó a lo más alto, llevando adelante huelgas en apoyo a conflictos de otras fábricas. Se necesitó al ejército, sus balas y la dictadura del 76 para derrotarnos. Pero esa derrota sólo puede ser momentánea, pues “del tronco de esa derrota florecerá la victoria futura”.
El surgimiento de nuevas generaciones obreras en Argentina después de la rebelión popular del 2001 ha dado lugar a la conquista de nuevos cuerpos de delegados, comisiones internas (como es el caso en Pilkington) y hasta gremios. Estas son las nuevas flores y se las hemos arrancado a la burocracia traidora, que se vende al gobierno de turno y las patronales y entrega a los compañeros.
Pero debemos ser conscientes de que la única forma de que estas experiencias avancen es construyendo organizaciones clasistas. Se preparan en el horizonte duros enfrentamientos que pueden generar una radicalización política que despierte a la amplia mayoría de los trabajadores y que plantee como necesidad concreta una salida propia de los trabajadores, el socialismo. Para ese momento es que debemos prepararnos junto a los trabajadores más conscientes.
La reunión nos deja muchas tareas por delante. Queremos afrontar el desafío de avanzar en la construcción de la Marrón y extenderla al conjunto del gremio del Vidrio. Y también de continuar con este tipo de reuniones que sirven también para nuclear a activistas de otros gremios. Por eso compañeros, como les dijimos el viernes pasado: que esta reunión no quede sólo como una anécdota de cuando se juntaron a comer con los zurdos. Sigamos discutiendo y organizándonos.
[i] Recomendamos la lectura de las notas de Oscar Alba en www.mas.org.ar al respecto de los 70 y el clasismo. El compañero fue un luchador incansable por el socialismo y militante de nuestro partido.
Por J.C, SoB n° 388, 14/7/16