Sep - 22 - 2016

Multiplicación de crisis amenazan el trono de la Emperatriz de Europa

Hace meses, la revista estadunidense Foreing Affairs [Relaciones Exteriores] –considerada órgano “extraoficial” del Departamento de Estado– publicó un artículo de Frank-Walter Steinmeier, ministro de Angela Merkel en ese rubro.[1] Steinmeier es socialdemócrata, pero se deshizo en elogios de su jefa “demócrata-cristiana”, ya que en política exterior hay amplia coincidencia entre ambos partidos tradicionales, que además hoy están aliados en gobierno de Alemania y, por extensión, también de la Unión Europea.

Aunque en lenguaje muy diplomático y cuidadoso, Steinmeier hacía un paralelo entre la triunfal Alemania de Merkel, y el “bajón” de EEUU, que con George W. Bush pretendió erigirse en Emperador del Mundo conquistando por las armas Medio Oriente, y finalmente debió retroceder con la cola entre las piernas, dejando un caos aún sin solución. Por el contrario, Alemania no sólo ya manda sin cuestionamientos en Europa, sino que además ahora interviene (y sin necesidad de disparar un tiro) en los más importantes asuntos mundiales.

Estas jactancias del ministro alemán tenían en su momento parte de verdad. Las recordamos ya que a poco de ser publicadas, se desató o agravó en la Unión Europea una catarata de diversas crisis. Ahora este aluvión está dejando en cuestión no sólo a Merkel sino también a la hegemonía que ejerce Berlín al mando de la UE. ¡Las desgracias nunca vienen solas”, como dice el refrán!

El golpe decisivo, que abrió las compuertas, fue indudablemente el Brexit, –la ruptura británica con la UE–, aunque varios de esos temas candentes vienen de antes, como la crisis de los refugiados, el estancamiento económico y las amenazas –¡otra vez!– de estallidos en serie de bancos en apuros. Pero sucede que desde el Brexit esos temas se están recalentando.

Todo esto pone hoy en cuestión no sólo los destinos de Ángela Merkel, sino también de la Unión Europea e indirectamente la hegemonía conquistada por el imperialismo alemán. Veamos algunas de estas bombas de tiempo.

Merkel cuestionada en su propia casa. Peligro de la extrema derecha, pero también cuestionamientos por izquierda

El domingo pasado hubo elecciones en Berlín. Son parte de una serie de comicios en los Länder; es decir, los Estados y ciudades-Estado que componen la República Federal Alemana. Es obvia, la importancia política de la votación en la ciudad-Estado de Berlín. Además, esto se dio en medio de una tensa situación política en el país y en Europa, que hizo subir el porcentaje de votantes a casi un 70%.

Angela Merkel y su partido recibieron una paliza electoral inédita en Berlín. La CDU (Unión Demócrata Cristiana – Christlich Demokratische Union), logró apenas al 17,5% de votos, la peor elección de su historia en la capital de Alemania. La CDU fue además superada por los socialdemócratas del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschland) que llegaron al 24%… a pesar de que también están en descenso. Y el contenido político determinante de esta votación no fue ni “regional” ni “municipal”, sino de la problemática nacional y sobre todo europea.

Fue un categórico voto castigo al actual gobierno federal de la llamada “Grosse Koalition” (Gran Coalición) entre los partidos democristanos de Merkel (CDU/CSU)[2] y los socialdemócratas del SPD. Pero este “castigo” fue desigual. Golpea duramente a Merkel, pero menos a sus socios socialdemócratas.

¿Quiénes subieron? En primer lugar, las listas a la derecha del gobierno Merkel, pero también, aunque en menor medida, las situadas a su izquierda.

Gran beneficiado es la AfD (Alternativa para Alemania – Alternative für Deutschland), nuevo partido de extrema derecha fundado hace solo tres años, que logra el 14,2%. ¡La AfD queda así a casi tres puntos del partido de Merkel!

Pero, a la izquierda del gobierno también crece notablemente Die Linke (La Izquierda) y se mantiene el partido Verde (Grüne), cada uno con un 15%.

Hay que destacar que Die Linke (La Izquierda), es un partido fundado en 2007 por la fusión entre dos corrientes. Una de ellas, proviene de una ruptura por la izquierda con los socialdemócratas del SPD. La otra, es una corriente originaria del antiguo Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), que gobernó la República Democrática Alemana (Alemania oriental) antes de la caída del Muro de Berlín en 1989. Actualmente, Die Linke logra importantes votaciones en los Länder que eran parte de Alemania oriental.

El corresponsal en Berlín del diario El País de Madrid, sintetiza así la nueva situación:

“Los berlineses dieron una sonora bofetada a los dos grandes partidos que han gobernado la capital y el país. El golpe más duro lo recibe la CDU de Angela Merkel. Los ultraconservadores de la AfD irrumpen de la nada y los poscomunistas de Die Linke cogen impulso y se sitúan como tercera fuerza, muy igualados a Los Verdes…. Berlín ofrece pistas de un proceso que afecta a todo el país: la pérdida de poder de los dos grandes partidos –el de Merkel y el socialdemócrata, que suman menos del 40% de apoyos–, y la cada vez mayor dispersión del voto. De confirmarse este fenómeno, tendrá profundas consecuencias en la gobernabilidad del país. Por ahora, la actual coalición de socialdemócratas y democristianos que gobernaba Berlín será sustituida por un tripartito, probablemente formado por socialdemócratas, verdes y poscomunistas.”[3]

Hay que subrayar asimismo la trascendencia internacional de los comicios de Berlín. Desde Francia, Marine Le Pen, del Front National de extrema derecha, envió una calurosa felicitación a la Alternative für Deutschland…

Cumbre de Bratislava – “Crisis existencial” en la Unión Europea… que no se soluciona con psicólogos

Pero antes de la decepcionante votación de Berlín, Merkel recibió un golpe en el fondo más grave. Nos referimos a la “cumbre” de la Unión Europea realizada el 8 y 9 de julio pasado en Bratislava, capital de Eslovaquia. Esta reunía por primera vez a los 27 Estados de la Unión Europea luego de la ruptura británica. El imperialismo alemán –en la persona de Ángela Merkel– había logrado comandar sin disputa la UE. Pero ahora se encuentra al volante de un vehículo que camina al borde de un abismo, pero simultáneamente amenaza con desarmase y hacerse pedazos en cualquier maniobra, así frene o acelere, gire a la derecha o a la izquierda.

Entonces, prudentemente, la Cumbre de Bratislava no decidió prácticamente nada importante y/o que tenga que ver con los problemas candentes de actualidad. Sólo logró votar algunas resoluciones sobre “seguridad” y “defensa”, que no hacen al meollo de las crisis que la golpean y tienden a dividirla, como la crisis de los refugiados en primer lugar, el estancamiento de la economía comunitaria y ahora nuevamente los cataclismos financieros en el horizonte… Estos ya no amenazan desde Grecia, Portugal o España o sino desde Italia y la mismísima Alemania.

En vísperas de la Cumbre de Bratislava, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, pronunció un discurso lacrimógeno en el parlamento europeo, caracterizando que la UE padecía una “crisis existencial”… y lamentando que los respectivos gobiernos “hablan a menudo sólo de sus propios intereses nacionales”. ¿Pero de qué estaban hablando los gobiernos de Alemania y Francia, cuando condenaron a Grecia, España, Portugal, Irlanda, etc., a sufrir planes de hambre y desempleo? ¿No estaban defendiendo acaso los intereses de sus respectivos bancos, que querían a cobrar a toda costa las deudas fraudulentas que habían tramado en esos países?

En conclusión: las fuerzas centrífugas y de crisis que operan sobre la UE no han quedado circunscriptas a la mera secesión del Reino Unido. Aunque nadie postule, por ahora, una nueva ruptura, la tendencia es a poner límites a los poderes de Berlín-Bruselas… pero contradictoriamente también en sentido reaccionario, con eje en la crisis de los refugiados.

En gran medida, este desbalance hacia la derecha respecto al rechazo a la UE, es también consecuencia última de la traición de Tsipras y Syriza. Esa traición implicó la grave derrota de un gran enfrentamiento a Berlín-Bruselas, que protagonizaban desde la izquierda los trabajadores y sectores populares de Grecia, y no los burgueses y clases medias como los que alimentan hoy las formaciones de extrema derecha en Francia, Alemania, Polonia, Hungría, etc.

En esta situación, contra la actual Unión Europea en crisis, es imprescindible poner en pie una alternativa obrera, popular y socialista.

Notas:

1.- Frank-Walter Steinmeier, “Germany’s New Global Role – Berlin Steps Up”, Foreing Affairs, July 2016.

2.- Los demócrata-cristianos de Baviera se agrupan en un partido propio, el CSU, Christlich-Soziale Union – Unión Social Cristiana.

3.- Luis Doncel, “La nueva debacle en Berlín eleva la presión sobre Merkel, El País, 19/09/2016.

Por Claudio Testa, SoB n° 398, 22/9/16

Categoría: Europa Etiquetas: , ,