La necesidad de una alternativa política independiente, obrera y popular
Por Rafael Salinas
Socialismo o Barbarie, semanario, 06/12/2013
Si las cosas se jugaran exclusivamente a nivel de las instituciones, no habría mayores perspectivas de cambios en Chile. Pero lo más importante es que, durante la presidencia de Piñera, las masas chilenas comenzaron a movilizarse. Se fue a pique la “paz social” de los 20 añitos de la Concertación… que fueron la continuidad “democrática” de la terrible derrota que significo la dictadura de Pinochet.
Sin llegar a grandes rebeliones ni a procesos como los de Bolivia, Ecuador, Argentina o Venezuela, amplios sectores de masas se pusieron en movimiento. En primer lugar, la juventud estudiantil, una nueva generación que no había sufrido en carne propia esa derrota. Pero también se desarrollaron luchas de los trabajadores, y procesos de recomposición del movimiento obrero, con nuevos activistas que se diferencian de la podrida burocracia de la CUT, hoy manejada principalmente por el PCCh.
La anarquista Melissa Sepúlveda (centro), nueva presidenta de la Fech: un voto castigo a las capitulaciones y entregadas del PCCh. |
Pero a ese ascenso ha tenido resultados desiguales: no se ha desarrollado una fuerte alternativa política independiente obrera, juvenil y socialista. Por eso, finalmente, lo capitaliza la Nueva Mayoría, que es la vieja Concertación secundada por el PCCh.
Al principio, inevitablemente, un amplio sector de la juventud y de la clase trabajadora va a tener esperanzas en el nuevo gobierno. Además, a nivel parlamentario han sido electos algunos dirigentes de las luchas estudiantiles y sociales que refuerzan esas ilusiones. Sin embargo, ya en los mismos resultados, tanto de las presidenciales como de las parlamentarias, se reflejaron distintos grados de desconfianza. Así, la abstención fue mayor en la votación a presidente que a parlamentarios. Y los llamados “diputados sociales” (principalmente, dirigentes juveniles que fueron en las listas de la Nueva Mayoría) tuvieron una votación mucho más alta que el promedio de los políticos “tradicionales”.
Sin embargo, esto también es contradictorio, sobre todo a nivel de la vanguardia. Dirigentes como Camila Vallejo, del PCCh, ex-presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), se hicieron mundialmente famosos y hoy son diputados con una alta votación. Pero, una semana antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias, hubo elecciones en la Fech… y los candidatos del PCCh perdieron por paliza!!! Ganó la presidencia Melissa Sepúlveda, que encabeza una lista anarquista. El PCCh salió último.(diario La Tercera, 13/11/2013)
A nivel de masas, las mismas expectativas que hay en Bachelet, pueden ser un boomerang para su gobierno… en la medida que las prometidas “reformas” no se concreten. Es que los trabajadores y la juventud tienen una pesada factura para presentarle. Y es muy dudoso que la satisfaga.
Por esos mismos motivos, la cuestión de poner en pie una alternativa política independiente es decisiva, tanto para la vanguardia juvenil como del movimiento obrero. El cretinismo antiparlamentario y “antipolítico” del anarco-autonomismo y/o el sindicalismo, es incapaz de dar una batalla seria. Para eso, los luchadores obreros y juveniles tienen el desafío de construir una fuerza política independiente que le dé una batalla política al nuevo gobierno. El anarco-autonomismo no sirve para eso.