La lucha de los trabajadores, las mujeres y la juventud necesita hace años un polo único de la izquierda clasista, que pueda ser una referencia política nacional (electoral, mediática, en las peleas cotidianas), que levante una alternativa a los partidos patronales y su régimen. Bajo el gobierno reaccionario de Macri, esta necesidad adquiere más vigencia que nunca: es necesario que aparezca ante los ojos de millones un adversario concreto a sus planes de ajuste, así como a la falsa y pasiva “oposición” de las diversas variantes peronistas, las burocracias sindicales y la Iglesia.
Lamentablemente, desde 2011 el FIT viene evitando la constitución de este polo, al negarse de manera sistemática a que ingresen a él fuerzas de la izquierda clasista como el Nuevo MAS. Ya en aquella oportunidad intentaron ningunear a nuestro partido bajo el pretexto de haber perdido la legalidad nacional –maniobra proscriptiva impuesta por la reforma electoral K-. Nos exigían que apoyemos un frente sin tener ningún derecho dentro de él, ninguna representación. Esta negativa se mantuvo en las elecciones siguientes (2013 y 2015), en las que enviamos cartas públicas a sus integrantes solicitando reabrir la discusión. Las cartas nunca fueron contestadas y el frente se mantuvo cerrado. Mientras tanto, por abajo, militantes del FIT sostenían con mucha alegría que “el Nuevo MAS va a desaparecer”, cosa que se demostró totalmente falsa a la luz de nuestro gran crecimiento en estos últimos años, de las importantes votaciones que obtuvimos en 2013 y 2015, etc.
Pero el FIT no se limitó solamente a dejar afuera a otras fuerzas de la izquierda: dividió inclusive a sus propios integrantes, que nunca pudieron realizar ninguna acción en común por fuera de las campañas electorales. Este año, los ejemplos más claros fueron el sabotaje al Encuentro obrero de Racing (que estaba convocado con el objetivo de preparar la lucha contra el ajuste macrista), y el Primero de Mayo, donde no fueron capaces de hacer un acto unificado. Durante todo el año se dedicaron a todo tipo de disputas faccionales. Esto refleja que no son capaces de funcionar con otra lógica que no sea la de la maniobra y la contramaniobra, intentando siempre sacar ganancia individual a costa del otro. En ese contexto, el acto de Atlanta no es más que un intento de barrer debajo de la alfombra la dinámica de todo el año, y de medir fuerzas entre sí para dirimir la hegemonía dentro del frente, que quedó cuestionada tras el resultado de las PASO de 2015.
Por estas razones, tras las infinitamente reiteradas negativas a ampliar el FIT y refundarlo sobre nuevas bases, hoy se constituye un segundo frente de la izquierda clasista: el frente entre el Nuevo MAS y el MST. Un frente que tiene como objetivo dar respuesta política a la necesidad de unidad de los luchadores, para pararle la mano al ajuste de Macri. Un frente que quiere que las elecciones sean también un punto de apoyo para los que salen a las calles a enfrentar a este gobierno reaccionario. Un frente que no mire solamente su propio ombligo, sino que intente ser un factor para generar conciencia desde la tribuna electoral. Por eso la constitución del frente es una gran noticia que hay que festejar, y prepararse para desplegar una gran campaña.
Queda más claro que nunca que las organizaciones del FIT no pueden denominarse a sí mismas «la única izquierda», y que la responsabilidad de la existencia de dos frentes separados recae exclusivamente sobre ellas (aunque ahora se podría abrir la alternativa de discutir entre los dos frentes existentes de la izquierda argentina qué pasos se pueden dar en común).
Desde nuestro partido y el MST estamos avanzando en la puesta en pie de este nuevo frente de la izquierda socialista, al servicio de la unidad en las calles para derrotar el ajuste de Macri. Un frente que ya está cosechando un gran entusiasmo y un creciente interés mediático, y que puede convertirse en una importante referencia en los próximos meses. ¡Vamos a fondo con el frente Nuevo MAS – MST!
Por Ale Kur, SoB 407, 24/11/16