Que el gobierno empiece a pagar el costo político
Para ganar hay que endurecer las medidas y romper el aislamiento con una campaña política contra Magnetto y Macri
Durante la noche del sábado y la madrugada del domingo los trabajadores de Artes Gráficas Rioplatense, acompañados por decenas de delegados y sectores combativos del movimiento obrero, organizaciones sociales, de DDHH y partidos de izquierda, entre ellos el Nuevo MAS, llevamos adelante un impresionante abrazo a la planta impresora que el diario Clarín tiene en Barracas. Después de casi 11 hs de bloqueo se logró el objetivo: frustrar la salida en horario del Clarín del domingo. Parte del crédito de la medida se lo llevaron los trabajadores camioneros, cuando pese a las apretadas de la patronal un grupo mayoritario se negó a salir con los camiones y se retiró de la planta con el argumento “si hay gente manifestando en la puerta, nosotros no salimos”. Un hermoso ejemplo de solidaridad obrera que ha despertado esta heroica lucha.
La medida fue un éxito, el diario directamente no llegó a varias provincias del interior del país, entre ellas se cuentan Mendoza, Jujuy, Salta, La Pampa y Tucumán. La distribución en la Patagonia tuvo igual suerte: no hubo Clarín en Chubut, Santa Cruz, Río Negro y Neuquén. Panorama similar hubo en Misiones y Corrientes.
En Capital llegó atrasado a todos los puestos; en el Gran Buenos Aires el panorama fue combinado: en general los quioscos lo recibieron tarde, pero hubo municipios del Sur donde ni llegó como Florencio Varela, Berazategui, Guernica, Ezeiza; en el Oeste barrios de La Matanza como Laferrere, Isidro Casanova y Gonzales Catán no se lo podía encontrar, pero lo más destacado en Buenos Aires fue que no llegó a La Plata, Bahía Blanca y a los centros turísticos como Mar del Plata y el municipio de La Costa.
Aparte de entorpecer los negocios de Clarín, la medida logró que el conflicto, casi por primera vez, llegue a conocimiento de la población, que bloqueo mediático mediante, está completamente desinformada del conflicto. Fue muy “agradable” saber que cuando la gente pedía el Clarín los quiosqueros contestaban: “no llegó porque está bloqueada la planta impresora”. Esto tiene suma importancia, ya que al día de la fecha y a pesar de todas las actividades que se han realizado (toma de la planta, acampe, paro y marcha del 19 al Ministerio de Alem, piquete frente a Canal 13-TN, trabajar y difundir el Fondo de Huelga, las reuniones con la CGT, CTA y Camioneros), el conflicto no está instalado como un hecho político nacional que apriete a la dupla Macri-Magnetto y que también lo haga visible a los ojos de la población y logre trascender los límites de la vanguardia.
Este fue el caso, por ejemplo, del “puente grúa” de Gestamp, donde la mismísima Cristina salió a criticar por cadena nacional a los valientes compañeros, que habían logrado prácticamente paralizar la producción de varias terminales automotrices.
Pero sin embargo, se trata aún de una tarea pendiente en el caso de AGR que, insistimos, aún no ha logrado colocar en aprietos al gobierno de Macri, que directamente ignora el conflicto o se lava las manos dejando toda la responsabilidad en Magnetto.
A esta altura está claro que no sólo es un conflicto reivindicativo; no se trata sólo de una pelea Clarín versus trabajadores. La dureza de la patronal, el apoyo irrestricto que tiene del gobierno producto de que Macri está embarcado en un ataque generalizado contra la clase obrera para imponer una flexibilización, conforman un cuadro de que estamos en una pelea política durísima contra la dupla Magnetto-Macri.
Para salir adelante hay que sacudir el tablero. Se hace necesario endurecer las medidas: hay que imponerle un nuevo paro al Sindicato Gráfico, pero esta vez acompañado con piquetes no sólo donde se imprimen las revistas de AGR, sino en las plantas impresoras de los diarios. Además, es de vida o muerte ampliar la base de sustentación del conflicto interpelando a más sectores para lograr su apoyo. Esto no se logrará sólo levantando las reivindicaciones sindicales del conflicto (como el pago de la quincena y la reincorporación de los despedidos, que se deben hacer). Hay que comenzar a tener un discurso político. Hay que empezar a colocar en la orientación (y en las acciones) la denuncia política a Clarín y el gobierno.
En estos días gracias al intento de Macri de cambiar de día el feriado del 24 y las declaraciones pro-dictadura del milico Centurión (Jefe de la Aduana) se armó un gran revuelo con los DDHH. Hay que aprovechar este flanco débil de la Corpo; hay que denunciar la complicidad de Clarín y Magnetto con la dictadura genocida; hay que denunciar que el conflicto no tiene solución por culpa del gobierno de Macri que defiende a Magnetto. No es que Triaca es el funcionario “malo” que no recibe a los trabajadores y que “no hace aplicar la ley”: la culpa es del gobierno de conjunto y su plan antiobrero para enterrar los convenios.
El terrible tarifazo en la luz, en los peajes y otros rubros ayudan a sumar sectores descontentos con el gobierno, lo mismo que la preocupación que crece por los despidos. Por eso una tarea prioritaria es preparar una gran marcha hasta Plaza de Mayo para meterle presión al gobierno y desenmascararlo como representante de los empresarios.
En ese sentido, no están mal todas las reuniones que se hagan con la burocracia: todo lo que se pueda arrimar de manera concreta en apoyo a la lucha de los compañeros es positivo. Pero precisamente por esto es que hay que lograr medidas concretas y no sólo poses para la foto. Y la única manera de lograr esto es empezar a impactar sobre el gobierno: sangrar a Macri, que comience a pagar el costo político y lograr de esta manera torcerle el brazo a la dupla Magnetto-Macri.
Por Héctor “Chino” Heberling, SoB 413, 2/2/17