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May - 25 - 2017

El significado del triunfo de Sánchez

El domingo pasado, con una amplia participación de las bases militantes y en un clima de evidente tensión y seriedad entre los candidatos, el PSOE realizó sus internas para elegir al secretario general en las cuales se impuso con contundencia Pedro Sánchez alzándose con el 50% de los votos  frente al 40% obtenido por Susana Díaz y el 10% de Patxi López (1). Sánchez vuelve a ocupar el cargo después de que dimitiera tras los penosos resultados que obtuvo el PSOE en las últimas elecciones generales del 20D, de su fallida investidura  y de la posterior investidura de Rajoy gracias al “favor” de la abstención del PSOE. Recordemos que en aquel entonces Pedro Sánchez fue el abanderado del “no es no”  a Rajoy contrario a la política impulsada por el sector del aparato y los barones socialistas (con Susana Díaz a la cabeza) que en nombre de la “responsabilidad de Estado” levantaron la abstención para que gobierne el PP.

De hecho, estas no fueron unas elecciones internas cualquiera, lo que aquí está en juego es cómo sacar al PSOE del estado de crisis, fractura y división en la que está, cómo revertir la desafección y el desconcierto de parte de sus bases y votantes comprobado en las derrotas sufridas en las dos últimas elecciones generales y cómo situar nuevamente al partido en el camino de volver al gobierno siendo capaz de disputarle a Podemos todo el terreno perdido por izquierda en la nueva configuración del sistema de partidos en el estado español.  En un contexto de crisis de representatividad y de legitimidad de los partidos tradicionales, del fin del bipartidismo y de las mayorías absolutas donde el PP gobierna casi “in extremis”, acorralado y señalado por la corrupción y dependiendo de pactos y negociaciones.

Estos son los retos que tiene el nuevo secretario general  por delante, las diferencias están en el cómo. Si con un PSOE más moderado y centrado aliándose con la derecha como es la línea de la baronesa Susana Díaz o si lo hace con un PSOE más de “izquierda”, más “radical” como pregona Pedro Sánchez.

Muy claras en este sentido fueron las primeras palabras de Sánchez apenas conocidos los resultados. “Nada termina hoy sino que hoy empieza todo. Vamos y queremos hacer una organización nueva. Vamos a hacer y cumplir con el mandato de las urnas, hacer del PSOE el partido de la izquierda de este país, y mi compromiso sigue siendo firme: unir al partido”.

A pesar de la contundencia de que la mitad del partido le ha dicho si a Sánchez, viéndose  representada antes que nada en su rechazo a pactar con el PP, no es menos cierto también que un poco menos de la mitad permanece fiel a Susana Díaz, evidentemente la fractura y la sangría continúan y en el contexto anteriormente descripto.

Lo que explica y representa el triunfo de Sánchez

Aunque los modelos de Díaz y Sánchez puedan ser más o menos diferentes, ambos se empeñaron en que parecieran radicalmente distintos y de hecho ese fue el eje de la campaña, durante la misma no hubo ni una sola referencia a cuestiones programáticas esenciales que den respuesta a los problemas más acuciantes e inmediatos de los españoles como el paro o la precarización o a cuestiones de primer orden de la política nacional como Catalunya o los presupuestos, por ejemplo.

Pedro Sánchez achacó a Díaz la investidura de Mariano Rajoy vinculando esa decisión con lo que considera una derechización del partido y el discurso de Díaz apelando a la unidad y a los valores e identidad socialistas y contando con el aparato del partido no alcanzó.

La victoria de Pedro Sánchez ha activado las alarmas de preocupación del stablishment y la prensa burguesa, que sin dudar hubieran preferido que ganase  la representante de los patriarcas y el aparato del PSOE y ponen el grito en el cielo viendo en el triunfo de Sánchez  la perdición y al propio demonio “bolchevique” haciéndole responsable de las últimas derrotas electorales y de las divisiones internas que con su planteo “radical” y  “demagógico” deja al PSOE en uno de los momentos más difíciles de su historia. Claro, la burguesía, en este sentido, lamenta la crisis del PSOE, el socio del PP como garante del régimen del ’78 y de la gobernabilidad.

A pesar de estos lamentos y preocupación la campaña de Sánchez  situándose a la izquierda y haciendo hincapié en la lucha contra “el aparato” ha calado mucho más y no por ser superior desde el punto de vista del marketing político sino porque responde y expresa varias cuestiones de fondo que son las que explican y dan sentido al triunfo de Sánchez.

En artículos anteriores decíamos que el PSOE está pagando la factura  de la socialdemocracia europea que hace mucho tiempo ya  que abandonó su afán reformista pasándose al neoliberalismo puro y duro y siendo directa e indirectamente la garante e impulsora de los planes de ajuste y las políticas austericidas de  la Troika. La socialdemocracia viene haciendo el trabajo sucio de la burguesía, los ejemplos españoles son  la reforma laboral Zapatero o la reforma exprés de la constitución… y eso se paga…  algunos desapareciendo como el pasok griego.

Junto con esto, la victoria de Sánchez  es una clara  manifestación de rechazo de las bases  ante la brutalidad con la que la cúpula de dinosaurios del PSOE actuó favoreciendo el actual gobierno del PP, un mal trago, imperdonable e imposible de digerir para las bases militantes, sobre todo los más jóvenes, que no lo dejó pasar y se lo cobró dándole  su voto al abanderado del NO es No a Rajoy.

Asimismo desde algunas voces de la “izquierda” como Anticapitalistas se ve en el triunfo de Sánchez un “giro a la izquierda” y “la derrota del núcleo duro” y se vislumbra la posibilidad de formar, ahora sí, con el ala de izquierda del PSOE, “un bloque histórico mayoritario en el que los sectores rupturistas tengan un rol hegemónico”. (2)

Vemos este planteo sumamente  peligroso,  porque se funda sobre una falsedad y siembra ilusiones en ella,  que existe un ala izquierda del PSOE capaz de girar a posiciones rupturistas.  Falso en todo sentido. Insistimos una vez más el problema del PSOE es el PSOE como tal,  maquillaje más maquillaje menos, es uno de los dos partidos de la casta, artífice, garante y agente del régimen del 78, el PSOE de la reforma laboral de Zapatero y del 135, el PSOE respetuoso y defensor de la unidad del reino de España y su monarquía.  El PSOE  que ya demostró que prefiere cerrar filas con el PP en la “normalización” de la situación política del país para  garantizar el orden y la gobernabilidad antes que arriesgarse a darle un mínimo de aire a Podemos que lo corre por izquierda y le disputa el papel de oposición parlamentaria, esa es su condición y esencia, sea o no Sánchez su secretario general.

Porque no se trata de reforzar la gobernabilidad, se trata de que vuele por los aires junto al podrido régimen del 78, se trata de ir construyendo una alternativa independiente desde los trabajadores, los sectores populares y la juventud.

Todo suma a la inestabilidad.

El resurgimiento de la trama Gürtel (3), la citación por primera vez de un presidente en funciones a declarar en un caso de este tipo, la mediática detención de Ignacio González (4) y la dimisión de Esperanza Aguirre, dos figuras de alto rango y pesos pesados PP, la nueva imputación a Cristina Cifuentes y sumado a esto, lo que expresa la reciente victoria de Sánchez, ponen de manifiesto cuestiones de importancia. Por un lado, la situación de extrema debilidad y baja legitimidad del gobierno de Rajoy surgido luego de dos elecciones ganadas por minoría y de un acuerdo de investidura  alcanzado con Ciudadanos con más problemas políticos y personales que prácticos. Por otro, el de un escenario de relativa estabilidad, una estabilidad más teórica que real que por ahora parece atada más con hilo de seda que con cable de acero.

Si el triunfo de Sánchez representa una esperanza para muchos y un desastre para otros, lo cierto es que los resultados reflejan que la fractura del psoe continúa y que a los efectos de la estabilidad gobernabilidad agrega más contradicciones e incertidumbres que certezas. En este sentido el triunfo de Sánchez  juega como un elemento potencialmente más desestabilizador que atenuante de la situación de crisis de representación política, del sistema de partidos y de un débil gobierno del PP.

En última instancia, en el marco de un panorama internacional incierto y lleno de tensiones y de continuidad de la crisis económica y social, todos estos elementos y factores que venimos analizando son síntomas y reflejos de una estabilidad y un gobierno endebles.

Mientras las grandes preocupaciones de los españoles siguen siendo como llegar a fin de mes, el paro, la precarización, salud, educación, pensiones y un largo etcétera, vivimos una situación de crisis donde todavía la clase dominante tiene margen porque aún  todo se resuelve por arriba dentro de los canales democráticos y parlamentarios, no sin tensiones, pero nada los corre por abajo ni por izquierda. Lo que no quiere decir que en el futuro, y más que seguro, haya respuestas frente a los ataques del  gobierno.

Vivimos una situación de fragmentación, aislamiento y pequeñez de partidos, organizaciones, sindicatos y colectivos alternativos, combativos y de izquierda y de la inexistencia o peso casi nulo de una corriente, sector o polo de atracción que plante bandera y ofrezca una perspectiva de fondo levante una alternativa independiente y de clase y encarne un programa socialista de salida a la crisis de la mano de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Y todo esto lo decimos no para sacar conclusiones derrotistas ni escépticas, sino todo lo contrario, para redoblar los esfuerzos en la construcción de una alternativa de y para los trabajadores que enfrente en las calles al  gobierno de Rajoy y la Troika. Ahora ellos trabajarán duro en la normalización de la situación. Nosotros debemos ir trabajando  firme y pacientemente en la construcción de una alternativa socialista, que haga saltar por los aires este podrido régimen y refunde el país sobre nuevas bases.

Parece ser que el hastío social, que existe, no se hace notar y está un poco adormecido. Tampoco nadie ha hecho algo para despertarlo. Pero juegan con fuego, a veces, y sobre todo en tiempos convulsionados el hartazgo social lo desborda todo y no espera a nadie.

A eso apostamos desde Socialismo o Barbarie, a profundizar y revolver en el hartazgo de los trabajadores, las mujeres y la juventud en el camino de la lucha independiente y en las calles contra el capitalismo y por una perspectiva socialista revolucionaria.

Notas

(1) Pedro Sánchez: 67.125 votos (50%), Susana Díaz 54.192 votos (40%), Patxi López 13.543 votos (10%)

(2) “Documento de análisis: el PSOE tras la victoria de Pedro Sánchez”. Anticapitalistas 24 de mayo 2017

(3) El caso Gürtel es el nombre con el que se conoce una investigación iniciada en noviembre de 2007 sobre una red de corrupción política vinculada al Partido Popular que funcionaba principalmente en las comunidades de Madrid y Valencia. Tiene el origen de su nombre en la traducción al alemán del cabecilla de la trama, Francisco Correa, principal responsable de empresas que formaban parte de un fraudulento holding de empresas dedicado a la consecución de adjudicaciones de contratos y beneficios urbanísticos gracias al trato de favor hacia ellas de ayuntamientos, especialmente de las comunidades de Madrid, Galicia y Comunidad Valenciana. Para ello, se valían de sobornos, regalos y otras contraprestaciones. El denominado caso Bárcenas, ex tesorero del PP, constituye una derivación del Gürtel, y recoge toda la contabilidad B del PP con recepción de donativos ilegales de constructoras y entrega de dinero en negro a los dirigentes del partido

(4) Ex presidente de la Comunidad de Madrid del Partido Popular. Fue vicepresidente de la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre y presidente del Canal de Isabel II entre 2003 y 2012.

Por Carla Tog, SoB Estado español, 25/5/17

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