Francia:
entrevista a Sadri Khiari, del Movimiento de los Indígenas de la República
"Hay
una persistencia de las relaciones coloniales..."
Por
Flor Beltrán
Corresponsal en París de Socialismo o Barbarie
El compañero Sadri
Khiari, conocido artista-pintor e
intelectual tunecino, militante trotskista y miembro del comité de
redacción de la revista ContreTemps, es uno de los iniciadores del
“Movimiento de los Indígenas de la República” (ver su Manifiesto
en www.socialismo-o-barbarie.org,
edición del 8 de mayo de 2005). Sadri, que en Túnez ha sido dirigente de
Attac-Tunisie y uno de los
fundadores del CNLT (Conseil National pour les Libertés en Tunisie),
reside hoy en Francia, después haber sido duramente perseguido por el
gobierno dictatorial de Túnez, agente notorio del imperialismo francés.
Este movimiento recientemente surgido, más allá de muchos
puntos que pueden ser tema de debate, tiene el mérito de haber
planteado el fondo del problema que ahora ha estallado en la rebelión
de los guetos: “Francia fue un estado
colonial...” y “...Francia sigue siendo un estado colonial”.
Increíblemente, haber puesto el dedo en esa llaga –que está en la
base del actual estallido– ha provocado reacciones muy dispares en
la extrema izquierda francesa. Este es un tema que no puede quedar en
los marcos nacionales de Francia, sino que debe ser conocido y
debatido por los socialistas revolucionarios de todo el mundo. []
¿Puedes explicar a los lectores de SoB cómo se ha
desarrollado y el porqué de este estallido social?
Desde hace algunos meses, el ministro del interior utiliza una frase
amenazante: Vamos a utilizar los Karcher (aparato de limpieza a
fuerte presión de agua para asear los muros) para limpiar las banlieus
(suburbios). Es decir que los jóvenes son basura; hay que
descontaminar Francia. Después Sarkosy utiliza el termino racaille
(chusma) para calificar a los jóvenes franceses de padres
inmigrantes.
Desde hace más de 20 años los diferentes gobiernos de derecha y de
izquierda han llevado una política de “guetización” de la
población de origen inmigrante, casi todas de las ex colonias de
Francia.
Además la República ha ejercido constantemente la discriminación en el
empleo. Hay más de 40 % de desempleados en los barrios pobres entre
los menores de 25 años. Hay segregación en la escuela, y cuando se
logra duramente un diploma no se consigue trabajo.
Ha habido una enorme campaña “nacionalista”, donde se denunciaba que la
identidad francesa estaba amenazada por los inmigrantes. Y desde los años
80 se ha desarrollado una política de “seguridad” represiva desde
todos gobiernos, tanto de la derecha como de la “izquierda”. Después
se nos ha acusado incluso de terroristas. Ellos han creado para la
población de origen inmigrante un status de excepción.
El estallido no vino repentinamente. Ya se habían producido varias
explosiones en los últimos años, pero aisladas y mas breves.
¿Puedes explicarnos por qué afirmas que “Francia
fue un estado colonial...y sigue siendo un estado colonial”?
Después de la Comuna de Paris (1871) con la Tercera República comenzó la
expansión imperialista moderna de Francia. Era una colonización
sistemática llevada adelante, pero por una República.
El argumento ideológico era la “misión civilizadora de Francia” hacia
los pueblos considerados como inferiores, salvajes. Se trataba de
convertirlos en verdaderos seres humanos, es decir ciudadanos
franceses. Para salir del estado salvaje se debe adherir a los valores
de Francia.
En el caso de
la Argelia, se estableció por ejemplo el “estatuto del indigenato”.
Es decir, los habitantes “indígenas” de Argelia eran considerados
“franceses”. Pero, a pesar de ser “franceses”, no tienen los
mismos derechos civiles y políticos. No se les aplican los criterios
de la República, porque teniendo otra cultura y religión no son
verdaderos ciudadanos.
Se crean medidas administrativas, un código civil particular donde se
establece que diferentes actos que no son delito para los verdaderos
franceses, sí son condenables si los comete un indígena. Ni siquiera
es necesario un tribunal para juzgar y condenar estos actos.
Simplemente un funcionario de la administración podía condenar a un
indígena. Es decir hay una exclusión no solamente sobre el concepto
de ciudadano sino también en el plano jurídico.
Con diferentes modalidades se aplicaron estas medidas también en las otras
colonias. Al finalizar la segunda guerra mundial estas leyes fueron
abolidas pero siguieron aplicándose en la practica. En el Movimiento
de los Indígenas consideramos que esa situación de exclusión continúa.
Es la realidad de las poblaciones originarias de la inmigración.
De hecho la “excepción” en la nacionalidad continúa puesto que aun
siendo franceses con todos los derechos, somos excluidos del terreno
político.
Basta ver la composición de las instituciones; alcaldía, parlamento,
municipalidades para comprobar que no hay casi ningún representante
elegido proveniente de la población inmigrante, o muy pocos. Basta
ver la composición de los partidos políticos, sus direcciones, sus
bases.
A todos los niveles de la sociedad, teniendo legalmente los mismos derechos
como ciudadanos franceses, somos excluidos del terreno político como
nuestros padres y ascendientes.
Continúan así las relaciones coloniales...
Efectivamente. Cuando hablamos de la persistencia de las relaciones
coloniales, tomamos en cuentas las múltiples segregaciones, que no
son simplemente expresión de racismo, de odio al “otro”, de ideas
heredadas del pasado, sino que la segregación está establecida en la
práctica de las instituciones, practicas administrativas, económicas.
El ejemplo más simple es la discriminación en el empleo. Muchas
organizaciones antirracistas luchan contra la discriminación en el
empleo como si fuera un problema individual de patronos racistas, jefe
de personal racista y no ven que es el estado mismo el que excluye a
miles de personas porque las considera extranjeras.
En otros países los extranjeros pueden ocupar diversos puestos, salvo los
que tiene que ver con la defensa. En Francia ni siquiera los médicos
pueden tener un puesto fijo en un hospital; sólo se les acepta con
contratos precarios. Los únicos empleos accesibles están en las
universidades.
Recordemos que al finalizar el periodo colonial los responsables de la
administración francesa (policiales y administrativos) fueron
repatriados a Francia para controlar los inmigrantes provenientes de
las colonias. Y encontramos estos antiguos responsables coloniales
ahora encargados del desarrollo de las ciudades, de la policía, y que
aplicaron los mismos métodos importados de la colonia. Encontramos
hoy la continuidad de esta lógica administrativa, aplicado ahora por
otras personas, claro.
Una socióloga, Laure
Pitti, ha estudiado por ejemplo la empresa Renault.
Allí, para los obreros de origen argelino u otro, había los
responsables de la empresa que eran expertos “coloniales” para
“encuadrar los obreros” []
Aunque en esos momentos no había discriminación para emplear porque había
necesidad de mano de obra, la discriminación se realizaba después
gracias a procesos y a la lógica colonial y sus prácticas en la
empresa. Por ejemplo, impidiendo ascensos y aumentos de salarios para
los obreros calificados inmigrantes.
Se encuentran, entonces, numerosos mecanismos estructurales de segregación
en todos los dominios de la vida social, política y cultural, que son
producto de la colonización.
Hay que aclarar que estos mecanismos no son exactamente los mismos de la
colonia sino que se combinan con otros mecanismos actualizados de
dominación y explotación.
Todo esto conduce a la segregación étnica, cultural de raza, etc. Por eso
hablamos de “relación producto de la colonización” o también de
“relación poscolonial”. El racismo es esencialmente producto de
la raigambre de las relaciones coloniales en Francia.
¿Qué opinas de las políticas llevadas
adelante desde sectores de la extrema izquierda, como la mayoría de
la dirección de la LCR, Lutte Ouvriere, etc.? ¿Cómo se relaciona
esto con la posición que tuvieron sobre la ley anti velo, etc.?
La política de la izquierda en Francia es una política de blancos. Es
decir que la extrema izquierda, aunque se preocupa del racismo y de la
defensa de los trabajadores inmigrantes, son organizaciones que
intervienen en el terreno “de los blancos”, con las preocupaciones
de ese sector y no toman en cuenta el carácter postcolonial de las
relaciones de explotación.
Estas organizaciones se basan en el paradigma de la lucha de clases y el
“universalismo” de la Revolución Francesa. Se niegan a tomar en
cuenta la cuestión postcolonial, es decir que la discriminación no
es un simple producto del racismo o xenofobia. No comprenden que la
dominación postcolonial es un mecanismo específico que “cruza”,
se combina, con la dominación de clase.
Desde hace algunos años esto se ha manifestado con el viraje laicista de
una gran mayoría de la extrema izquierda. Hasta su internacionalismo
es racista, en la medida que consideran que el centro del
internacionalismo es el “universalismo” francés. Tienen una gran
desconfianza por todo lo “es particular” sea cuestión nacional,
cultural, de identidad.
En el caso del velo, en el año 2004, la LCR decide cambiar su posición
tradicional de defensa de las musulmanas. Han sido influenciados por
el miedo a los musulmanes, producto de la guerra anticolonialista
unido al anticlericalismo de la cultura francesa. Se debe también a
una perdida de “repères” (“puntos de referencia),
producto de las derrotas del movimiento obrero. Esto ha provocado el
regreso a las tesis “republicanistas” incluso en la misma extrema
izquierda.
Hace un mes, grandes huelgas y movilizaciones
de la clase trabajadora expresaron la profundidad del descontento
social. Ahora, nos parece que la rebelión de los jóvenes de la cités
expresa el mismo problema: la catástrofe social a la que está
llevando el capitalismo (en Francia y en todo el mundo). Si estas dos
grandes protestas tienen las mismas raíces, ¿que habría que hacer
para tratar de unirlas?
Es verdad que hay dos sectores de la clase trabajadora, uno privilegiado,
blanco, que tiene participación política deformada a través de los
sindicatos, partidos, los medios, etc. A nivel cultural los
trabajadores franceses blancos están influenciados por la idea que
son superiores a los otros.
Entonces, existe un problema: hay una brecha interna en la clase
trabajadora. No basta “desear” la unidad, y sobre todo no se puede
pedir a los trabajadores inmigrantes que olviden sus propias
reivindicaciones. Una unidad forzada haría olvidar la segregación.
Para que la unidad exista, los partidos de la extrema izquierda, la
izquierda y el movimiento obrero deben hacer del problema de la
segregación un problema central de su política, y no un problema
anexo y secundario. Cuando la izquierda sea anticolonialista, los
trabajadores de origen inmigrante podrán entonces encarar un combate
común con los trabajadores blancos. Y no se debe criticar a la
población de origen inmigrante su organización autónoma.
Notas:
.-
Sobre este candente problema y las diferentes posiciones en la
“extrema izquierda” francesa, ver La cuestión del
“velo” en Francia: La República imperialista contra los
inmigrantes árabes y musulmanes, por Isidoro Cruz Bernal con
la colaboración de Flor Beltrán, Socialismo o Barbarie
(revista), Nº 17/18, noviembre 2004, www.socialismo-o-barbarie.org/revista_17_18.htm
.-
Ver http://www.ihtp.cnrs.fr/dossier_monde_colonial/pitti.html
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