Muerte
y destrucción para los somalíes
Por
Amina Mire (*)
paginadigital.com,
15/01/07
Traducido
por Germán Leyens
Somaliyaay
toosoo
Toosoo
isku tiirsada ee
Hadba
kiina taag daranee
Taageera waligiinee.
(Somalia
despierta,
despierta
y une tus manos
y
debemos ayudar a los más pobres
de
los nuestros siempre.)
Himno
nacional de Somalia
Para
el occidental promedio, la actual invasión etíope de Somalia es sólo
una operación militar más que tiene lugar en un país distante en la
guerra contra el terror del Islam. Para los somalíes, la invasión no
es nada menos que una catástrofe humillante. Los somalíes son
profundamente nacionalistas; pero su pasión nacionalista hacia su país
no les impidió cometer guerras civiles genocidas auto-infligidas que
debilitaron su tejido cultural, sus instituciones políticas y su
autoridad central de manera que después de 16 años sin un Estado en
función, Somalia se halla hoy bajo la ocupación de su enemigo histórico
más odiado: Etiopía.
La
última invasión etíope de Somalia es un conflicto entre la Unión
de Cortes Islámicas (ICU, por sus siglas en inglés) y una Alianza
por la Restauración de la Paz y el Contraterrorismo (ARPCT)
patrocinada por USA, un grupo de señores de la guerra somalíes
respaldados por Etiopía y USA. Después del colapso en 1991 de la
autoridad central en Somalia y de la guerra civil resultante, la ICU
emergió como una organización de base como reacción ante la
ausencia de ley, la violencia en el país. A falta de autoridad política
central y utilizando sobre todo la ley Sharia, y otros valores somalíes
tradicionales (xeer y dhaqan), la ICU logró llevar la ley y orden a
todo el país. También pudo proveer servicios esenciales como la
atención sanitaria y educación. Así, las cortes de la ICU fueron la
única fuente de estabilidad para la sociedad civil, mientras los señores
de la guerra continúan aterrorizando a los somalíes comunes.
Mientras la ICU pudo eliminar las drogas y las armas de las calles en
sus comunidades, muchos intentos de forjar un gobierno transitorio
fracasaron por altercados sobre la repartición del poder. El actual
Gobierno Federal Transitorio es el último de muchos de estos
esfuerzos estériles.
En
junio de 2006, la Unión de Cortes Islámicas asumió el poder
centralizado sobre muchas partes del sur, incluyendo la capital,
Mogadishu. Esta acción tuvo lugar en parte después de que se reveló
que la CIA trabajaba en secreto con señores de la guerra somalíes y
Etiopía para ocupar Somalia. En el contexto posterior al 11 de
septiembre de 2001, la estigmatización política del gobierno Bush
había identificado a la IUC como un grupo terrorista. Muchos somalíes
vieron esa retórica como un pretexto apenas disfrazado para el deseo
de USA de vengarse por la derrota de sus fuerzas en 1993 en Somalia. A
pesar de los pagos en dinero efectivo de USA a varios señores de la
guerra, ninguno pudo imponer su autoridad sobre la población y llevar
la ley y el orden y la seguridad al pueblo somalí.
Por
otra parte, la ICU pudo limpiar las calles de los grandes centros
urbanos como Mogadishu de armas y drogas y también asear la ciudad.
Los puertos marítimos y los aeropuertos volvieron a abrirse para el
tráfico comercial después de 1995. El gobierno Bush siguió tratando
a la ICU como una organización terrorista y comenzó a buscar su
derrocamiento utilizando a Etiopía como Estado testaferro para hacer
su trabajo sucio a cambio de incentivos en dinero para los señores de
la guerra y para el líder etíope, Meles Zenawi.
Los
somalíes ya han sufrido tanto. Su país ha carecido de autoridad
central desde 1991. No hay una pizca de evidencia de que Somalia
represente una amenaza para la seguridad de USA ni existe ninguna
evidencia de que los islamistas estén dando refugio a al Qaeda o a
otros grupos terroristas. En el contexto de la extrema humillación a
manos de su enemigo histórico, Etiopía, es casi seguro que el actual
apoyo de USA a la invasión etíope de Somalia, incrementará el odio
hacia USA.
Meles
Zenawi enfrenta una encarnizada oposición de varios grupos opositores
dentro de Etiopía que lo acusan de usurpación ilegal del poder político,
de amaño de los resultados electorales, de arrestar a sus críticos
en algunos casos, de matar a cientos de personas que participaban en
protestas pacíficas contra su mal gobierno. Por lo tanto, la
repentina invasión de Somalia es una estrategia perfecta para
reforzar su legitimidad como líder nacional que puede defender a
Etiopía contra el terrorismo islámico; Internacionalmente, le
permite posicionarse, y a su nación, como amigos de USA y como el
hombre fuerte de Bush en el Cuerno de África en la guerra global de
USA contra el terror islámico. En este contexto, el gobierno de Bush
pudo hacer pasar rápidamente por el Consejo de Seguridad la resolución
bastante dudosa que dio luz verde a Zenawi para invadir Somalia.
La
Resolución 1725 sobre Somalia autoriza una fuerza regional de la
Autoridad Intergubernamental de Desarrollo (IGAD) y de la Unión
Africana (UA)
para proteger al débil Gobierno Nacional Transitorio en Baidoa y para
entrenar sus fuerzas. También autoriza el levantamiento parcial del
Embargo de Armas para Somalia de 1992.
Numerosos
somalíes que no son religiosos, vieron que su seguridad mejoró bajo
el gobierno de las IUC. Además, muchos somalíes en la diáspora
mundial somalí apoyan a la IUC por las mismas razones pragmáticas.
La mayoría de los somalíes estaban dispuestos a dar a la IUC
suficiente tiempo para limpiar las calles de armas y violencia. Después
de volver a restaurar la ley y el orden en las calles, habría sido
posible, aunque lentamente, modernizar algunas de sus interpretaciones
y las aplicaciones de la Sharia islámica. Además, las leyes de la
Sharia ya forman parte del sistema de valores culturales somalíes.
Muchos
somalíes de la diáspora estaban dispuestos a volver a Somalia y a
reconstruir el país, una vez que se asegurara la paz y la seguridad.
Pero ahora, hemos vuelto a los viejos, horribles días en los que
adolescentes con AK47 sobre camionetas, acostumbraban a aterrorizar a
la población local. Es difícil predecir lo que el futuro traerá a
Somalia. Puedo predecir fácilmente el siguiente guión: Meles Zenawi
es cristiano y recibe la mayor parte de su poder político y militar
de la tribu Tigre. Como resultado, los soldados invasores en Somalia
proceden en su mayoría de su tribu Tigre cristiana. Esos soldados no
hablan en lenguaje somalí; una vez que estén bien dentro de Somalia,
estarán expuestos a ataques de la gente local.
Irónicamente,
la invasión de Somalia por Zenawi ha destruido toda posibilidad que
el débil gobierno federal transitorio pueda haber tenido de gobernar
Somalia. Los señores de la guerra ya eran odiados por todos los somalíes
por su corrupción. Ahora serán aborrecidos como traidores y secuaces
del enemigo número uno del pueblo somalí - Etiopía. La historia de
la animosidad entre Somalia y Etiopía es larga. En esta condición
humillante, los somalíes se volverán los unos contra los otros, habrá
interminables recriminaciones, venganzas y contra-venganzas. Las
luchas del poder envueltas en intrigas y misterio continuarán.
(*) Amina Mire, somalí, profesora de sociología de la Universidad de
Toronto, Canadá.
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