La
tragedia de Kenia y el embrollo de Chad
La
Unión Africana entre la espada y la pared
Por
Noel Kodia
unmondelibre.org, 28/03/08
Traducido por Caty R. (*)
Tlaxcala, 12/04/08
Kenia y
Chad son dos países que acaban de certificar ante los ojos
del mundo que la democracia en África tiene problemas para
establecerse con normalidad. Una vez más se pone a prueba a
la Unión Africana, sobre todo ahora que acaba de nombrar a
un nuevo presidente en la persona del gabonés Jean Ping, el
1 de febrero de 2008. Pero, ¿por qué la Unión Africana,
que pretende ser más combativa que su predecesora, la
Organización para la Unidad Africana, tampoco consigue
solucionar los problemas que ésta última no pudo regular?
Con la
vuelta del multipartidismo sobre un fondo de democracia
impuesta tras la caída del muro de Berlín, el continente
entró en el ciclo infernal de las guerras interétnicas.
Ruanda se hizo «famosa» por su genocidio, Congo
Brazzaville tuvo sus guerras de los años 90 antes de
conocer la paz. La República Democrática del Congo no
consigue instaurar el orden en una parte del país a pesar
de las elecciones que se suceden. Y pese a las numerosas
reuniones de jefes de Estado promovidas por la Unión
africana, nacida de las cenizas de la Organización de la
Unidad Africana, el continente no deja de sorprendernos con
el comportamiento retrógrado de algunos de sus dirigentes.
La
tragedia de Kenia y el embrollo de Chad: una vergüenza para
la Unión Africana
Han sido
necesarias muchas muertes y daños materiales durante varias
semanas para que se haya llegado a una solución política
en Kenia; una solución impuesta por el exterior, como si
los africanos fuesen incapaces de detener a tiempo la
violencia cuando los conflictos interétnicos comienzan «a
reclamar sangre». Y todo ante la impotencia de la Unión
africana, a pesar de las irregularidades manifiestas en la
lucha electoral que enfrentó a Mwai Kibaki con su
adversario, Raila Odinga. Afortunadamente, las fuerzas del
orden de Kenya se mostraron «republicanas». Hace algunos años,
la hipótesis de que el ejército hubiese arrebatado el
poder para restaurar el orden en el país al borde del caos
no se habría podido descartar.
Actualmente,
la Unión Africana ha incluido claramente que el «respeto»
de los ejércitos del continente frente a la política civil
se ha convertido en una realidad precisa. Y, sobre todo, que
ahora la alternancia está vinculada a las urnas. La Unión
Africana se declara formalmente categórica para no aceptar
en su organización a cualquier Estado modificado a partir
de una toma del poder por las armas. Pero, ¿por qué esta
exigencia no incluye a los Estados cuyos dirigentes no
respetan la limitación del número de mandatos impuesta por
su Constitución? ¿Por qué esos dirigentes no quieren
dejar «democráticamente» el poder que pretenden haber
conquistado normalmente por medio de las urnas?
¿Por qué
olvidaron de repente que «Vox populi, vox Dei»? Se debería
imponer una revolución cultural en el continente para
cambiar las mentalidades, porque es necesario pasar la página
del analfabetismo político que caracteriza a dicha clase
política, que todavía permanece efectivamente enganchada a
los impulsos monárquicos heredados del final de las monarquías
que había en el continente cuando fueron combatidas por las
potencias coloniales. Hace falta una revolución cultural
para contrarrestar el «lavado de cerebro» sufrido por el
continente durante numerosos decenios y cuyas secuelas todavía
son «visibles» en las sociedades africanas.
La
Unión Africana tras las huellas de la Unidad Africana
Desde su
nacimiento hasta su muerte, la Unidad Africana brilló por
su incompetencia, a pesar de que en un momento determinado
fue calificada como sindicato de jefes de Estado. La Unidad
Africana conoció el África de los golpes de Estado, varios
de los cuales fueron sangrientos e incluso se llevaron la
vida de algunos jefes de Estado. Afirmábamos hace algunos años
que «con los golpes de Estado militares, se ha puesto en práctica
una nueva manera de apropiarse del poder: el asesinato de
los jefes de Estado».
Inaugurado
tristemente por los togoleses con la muerte de su primer
presidente y seguida después por la del presidente Diori
Hamani en 1974, el fenómeno se extiende como una mancha de
aceite a la mayoría de los países al sur del Sahara.
Algunos ejemplos: el 13 de abril de 1975 asesinaron al
presidente Garta Tombalbaye, con toda su familia, en su
palacio; el 18 de marzo de 1977, el congoleño Marien
Ngouabi fue asesinado «con las armas en la mano» en pleno
día en su Estado Mayor cuando, paradójicamente, el ejército
estaba acuartelado; el capitán Thomas Sankara de Burkina
Faso murió a manos de sus compañeros; algún tiempo más
tarde, Níger repetía con la muerte trágica del presidente
Mainassara (1).
Hay que
recordar que en los años siguientes a las independencias,
ya apareció la Francáfrica, iniciada por el general de
Gaulle, que prefería tener «títeres» a la cabeza de cada
nuevo país independiente para controlarlos mejor por medio
del respeto al pacto colonial que favorecía el saqueo de
las materias primas. Para De Gaulle, era necesario mantener
a esos «padres de la independencia» en el poder, gracias a
los acuerdos militares entre Francia y esos nuevos países,
cuando estos últimos eran amenazados por la cólera de los
pueblos oprimidos que se daban cuenta del nacimiento de una
«burguesía compradora» en su país. Y comenzaba una
especie de lucha de clases que impulsaba a los militares a
ponerse al lado de los explotados. Desgraciadamente, por
falta de educación política, lo hicieron peor que sus
predecesores.
Los
africanos, después del rayo de esperanza aportado por la caída
del muro de Berlín con el resultado de la vuelta del
multipartidismo, enseguida cayeron en el desencanto. De la
monarquía dictatorial se pasó rápidamente a la democracia
dictatorial, en la que los dirigentes se servían de las
luchas interétnicas sobre un fondo de elecciones
fraudulentas para mantenerse en el poder. Los recientes
sucesos de Kenia y Chad acaban de demostrar la fragilidad de
la democracia africana, ya que dicha democracia,
desgraciadamente, se basa en el tribalismo y en el egoísmo
de ciertos dirigentes. Y ante esta nueva situación, la Unión
Africana demuestra su impotencia para actuar pese a los
fraudes descarados y a la falta de respeto por parte de los
poderes existentes de los principios elementales de la
democracia pluralista. La alternancia en el poder como se
encuentra en las grandes democracias como Estados Unidos y
Europa, se convierte en una quimera para los africanos.
Francia,
dirigiéndose en particular a sus ex colonias, empezó bien
con el discurso de La Baule, pero rápidamente se dejó
atrapar otra vez por las realidades de la Francáfrica. Tras
la etapa del multipartidismo, elemento esencial de la
democracia que da al pueblo la posibilidad de elegir a sus
dirigentes, ahora es necesario imponer al continente la
obligación de la alternancia a la cabeza de los Estados,
como se observa en las democracias tradicionales, en las que
el presidente no puede perpetuarse en el poder. La historia
política contemporánea nos demuestra que siempre hay
alternancia en los países auténticamente democráticos,
aunque el presidente fuera excepcional en el ejercicio de
sus funciones. Los africanos evitarían los conflictos políticos
con confrontaciones interétnicas si sus dirigentes pudieran
imitar a las viejas democracias en lo que se refiere a la
alternancia en el poder. La mayoría de los jefes de Estado,
a excepción de algunos sabios de África como Mathieu Kérékou
de Benín, Abdou Diouf de Senegal y Alpha Oumar Konaré de
Malí, no quieren hacer un servicio a sus pueblos dejando el
poder con dignidad. Varios decenios en el poder y el jefe
del Estado acaba por transformar la república en monarquía.
Y eso va contra el continente, que entró en la era del
multipartidismo sobre un fondo de elecciones libres y
transparentes y de constituciones en las que se señalan las
limitaciones de los mandatos presidenciales.
Luchar
contra los golpes de Estado constitucionales que han
sustituido a los golpes de Estado militares
Al celebrar
el final de los partidos únicos, los pueblos africanos
creyeron encontrar sus esperanzas y su bienestar en la
democracia pluralista donde el poder y la oposición debían
vigilarse mutuamente para la buena gobernanza de la política
y la economía de los países. Los pueblos africanos no
vivirían en esta pobreza que salta a la vista si las
riquezas que abundan en el continente fueran bien
administradas por sus dirigentes. ¿Cómo se puede
comprender que países del norte que no tienen petróleo no
padecen nunca la escasez de este líquido que, paradójicamente,
falta en algunos momentos en países productores como
Nigeria o el Congo? La Unión africana debería interrogarse
sobre esta situación dado que existen las competencias,
tanto en el ámbito continental como en la diáspora, para
proponer soluciones. La Unión Africana debe escribir otra página
de la historia del continente más humana y más democrática
que la que heredamos de la Unidad Africana, que estaba
influenciada por los «padres de las independencias» de la
vieja escuela.
Con las
competencias en el continente y en la diáspora, el
desarrollo de África debería basarse, en parte, en la
buena voluntad de la nueva clase política (2). Ésta
empieza a dar señales al poner en entredicho algunos fallos
aceptados e incluso apreciados por la vieja clase. Se
empieza a vislumbrar un cuestionamiento real de la política
de la Francáfrica y sus corolarios como la moneda, el
Franco CFA (que curiosamente depende del euro a través de
la Banca francesa), y algunas manifestaciones «imperialistas»
de la Francofonía.
Lo
sorprendente es que generalmente se presenta a los países
africanos como Estados pobres en todos los ámbitos. Países
donde los ciudadanos, en general, vivirían con menos de un
dólar diario y en los que el «modo de vida» se define
desde las oficinas climatizadas de los países
desarrollados. ¿Por qué la Unión africana no llega a
reflexionar sobre esta paradoja cuando en nuestros países,
a pesar de que son ricos en petróleo, bauxita, diamantes,
uranio, madera, agua y sol, nuestras poblaciones están
estancadas en una pobreza vergonzosa?
La Unión
Africana ha pedido a los militares que dejen de utilizar las
armas para acaparar el poder a pesar de las faltas políticas
explícitas de las clases dirigentes. Ahora la alternancia
política es sinónima de batalla en las urnas. Bien. Pero
ahora es necesario que la UA se imponga en el terreno de la
limitación de los mandatos presidenciales, paso obligado
para conducir a los africanos a la alternancia en el poder
reclamada por los pueblos. La historia política de los países
del Tercer Mundo nos ha revelado que el presidente de la república
que se perpetúa en el poder a menudo se convierte en un
monarca embriagado de poder. Por eso es necesario recordar
que «los presidentes vitalicios sólo conducen a la
mediocridad» (3).
La historia
de los últimos años nos deparó golpes de Estado
constitucionales, como en Chad y Togo. El presidente Idriss
Déby Itno pisoteó la limitación de los mandatos impuesta
por la Constitución de su país para presentarse a nuevas
elecciones. En Togo se liquidó la Constitución por los
militares fieles al difunto Eyadema, que había transformado
la república en una monarquía, y la intervención del ejército
permitió al joven Faure Gnassingbé sustituir regiamente a
su padre sin «permiso» del pueblo.
¿Por qué
la Unión africana no expresa en voz alta lo que piensan en
silencio las poblaciones africanas? ¿Cómo puede no tener
en cuenta las inquietudes que expresan las democracias
tradicionales con respecto al modelo, totalmente aleatorio,
de interpretación de nuestras constituciones? Quizá la
situación de Camerún, donde la Constitución está en vías
de modificarse para permitir que el presidente Paul Biya
impida la alternancia, debería hacer reflexionar a la Unión
Africana. A este respecto Estados Unidos, a través de Janet
Elisabeth Garvey, ha puesto en guardia a las autoridades
camerunesas: «la posición de Estados Unidos está clara.
Habitualmente condenamos la modificación de la limitación
del número de mandatos presidenciales en otros países
(…); cualquier maniobra destinada a modificar la
Constitución (…) podría percibirse como destinada a
servir los intereses de un individuo o un grupo» (4). ¿Cómo
entender que el viejo zimbabuense Robert Mugabe, con 83 años
a cuestas, todavía aspire a un sexto mandato en 2008? ¿Cómo
se puede tomar en serio a la Unión Africana cuando no puede
actuar contra el atropello a las constituciones, fuente de
conflictos políticos en el continente? La UA no debería
seguir los pasos de la OUA, que fue incapaz de condenar los
golpes de Estado militares que ensangrentaron los largos años
de su existencia.
Para
concluir
Kenia y
Chad acaban de recordarnos que la democracia todavía es débil
y aleatoria en el continente. La Unión Africana de Alpha
Oumar Konaré peleó, mal que bien, para intentar que los
jefes de Estado africanos tomasen conciencia de la capital
importancia de una buena gobernanza. Actualmente vuelve el
optimismo cuando observamos que el nuevo presidente de la
Unión africana elegido el 1 de febrero de 2008 en Addis
Abeba, el gabonés Jean Ping, ya ha tendido la mano a las
competencias de la diáspora, como nos ha hecho saber Jean
Paul Tedga, cuando afirma que el líder actual de la Unión
Africana «pidió el apoyo total de la diáspora, a quien la
UA considera, con razón, ‘la sexta región’ africana»
(5). Y esas competencias de la diáspora deberían pedirle
que reflexione sobre los verdaderos objetivos de la nueva
Francáfrica de Sarkozy y sobre la limitación de los
mandatos, punto esencial de nuestras constituciones.
Limitación de los mandatos que debería abrir el camino a
la alternancia política en el continente. Limitación de
los mandatos que debe impregnar a toda la clase política
africana y que permitiría a los competidores de las mayorías
en el poder, es decir, a los opositores, presentarse a las
elecciones presidenciales para dar otro aire a la política
africana caracterizada por la monotonía y la desfachatez
del poderío de los presidentes «inamovibles» que
pretenden morir aferrados al poder, como ocurre con los
reyes desde la noche de los tiempos.
Notas:
(*)
Caty R. es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la
red de traductores por la diversidad lingüística. Esta
traducción se puede reproducir libremente a condición de
respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora
y la fuente.
(1)
Noël Kodia, «La démocratie, un luxe pour les Africains ?»,
Développement et Coopération (D+C), n° 6 de
noviembre–diciembre 2002, Frankfurt.
(2)
L’Union africaine freine–t–elle l’unité des
Africains ? , Volúmenes 1 y 2, Obra colectiva bajo la
dirección de Yves Ekoué Amaïzo, Ed. Menaibuc, París,
2005.
(3)
Observación de un auditor durante la emisión «Una semana
en África», 15 de marzo de 2008, Radio France
Internationale
(4)
linternationalmagazine.com, 7 de febrero de 2008.
(5)
Jean Paul Tedga, «Union africaine: Jean Ping demande le
soutien de la diaspora», en Afrique Education, n° del 1 al
15 de marzo, París 2008.
Pentágono
instala su Mando militar para África en
el sur de Marruecos
Por
Pedro Canales
El Imparcial /Rebelión, 13/04/08
En febrero
de 2007 la Casa Blanca anunció la formación del Comando
Africano de EEUU (Africom), un nuevo centro unificado de
comando del Pentágono en África para establecerse antes de
septiembre de 2008. Esta penetración militar en África se
está presentando como una protección humanitaria en la
llamada ³guerra contra terrorismo². Sin embargo, el
verdadero objetivo es la obtención de petróleo en África
y el control de sus sistemas globales de distribución, además
de rivalizar con China en el continente africano. El mando
militar será instalado en la ciudad de Tan Tan en la
frontera entre Marruecos y el Sáhara Occidental. Estados
Unidos ha elegido la costa atlántica de Marruecos para
instalar el nuevo Mando de África (Africom), que tendrá
como objetivo controlar militarmente este continente. Con el
visto bueno del rey Mohamed VI, el Pentágono construye una
enorme base militar de mil hectáreas de extensión en la
localidad costera de Tan Tan, cerca del territorio de la
antigua colonia española del Sahara Occidental y frente al
archipiélago canario.
El Pentágono
ha venido negociando en los dos últimos años con diversos
países africanos dónde instalar el Africom, hasta
decidirse finalmente por la "ubicación
privilegiada" que ofrece el Reino alauí: un puerto en
el Atlántico, para el abastecimiento por vía marítima
desde Estados Unidos y un aeropuerto desde el que desplegar
tropas a cualquier punto del continente.
Un informe
del Comité de investigación del Congreso ha considerado a
Marruecos como "el país africano más creíble para
albergar el Africom". Entre las cualidades que reconoce
al Reino de Mohamed VI, se encuentran, junto a su situación
geoestratégica, la estabilidad interna y la sólida amistad
manifestada con EEUU desde finales de la Segunda Guerra
Mundial.
El Africom
comenzará a ser operativo el próximo 30 de septiembre y la
jurisdicción militar norteamericana se extenderá sobre
todo el continente, excepto Egipto que seguirá adscrito al
mando americano del Centcom, y Madagascar que continúa bajo
la Zona del Pacífico (Pacom). Mary Carlin Yates, comandante
adjunta del Africom para asuntos civiles, confirmó la
elección de Tan Tan y desveló que una comisión especial
del Congreso había puesto a punto las modalidades del
Acuerdo que firmarán Estados Unidos y Marruecos.
Resignación
francesa
También ha
habido confirmación por parte francesa. París, que no ve
con buenos ojos el desembarco de los marines en una zona
geográfica –norte de África, Sáhara y Sahel– que
hasta ahora consideraba bajo su influencia estratégica,
parece resignarse ante la irreversibilidad de la decisión.
Michel Rogalski, responsable en el Centro Nacional de
Investigaciones Cientificas (CNRS) francés, ha confirmado
el acuerdo entre el Pentágono y las autoridades marroquíes
para la instalación de este nuevo mando regional.
Para
ultimar los detalles del Acuerdo ha habido numerosas
reuniones entre los servicios de Inteligencia
norteamericanos DIA (Agencia de Inteligencia del Pentágono)
y CIA con sus homólogos marroquíes de la Inteligencia
militar y el servicio exterior DGED. Expertos
estadounidenses han realizado un estudio topográfico del
terreno elegido para albergar la base en la desembocadura
del rio Draa, a pocos kilómetros de la ciudad de Tan Tan, y
junto a la playa.
Según
fuentes de Inteligencia marroquíes, el Departamento de
Defensa norteamericano ha comenzado a enviar equipos de
comunicaciones. Estados Unidos no tiene, en estos momentos,
tropas en Marruecos. Las bases norteamericanas en el país
magrebí fueron cerradas en 1963 y las facilidades a la US
Navy en el puerto de Kenitra, interrumpidas en 1978. Sin
embargo, Marruecos ha seguido cooperando con Washington
todos estos años, permitiendo a las Fuerzas de Intervención
Rapida con base en Florida realizar escalas para su
despliegue hacia Oriente Medio durante las sucesivas guerras
del Golfo.
La Agencia
de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés) ha
seguido utilizando las instalaciones de escucha de Tánger y
la base de Ben Guerir para el control de satélites y como
base alternativa de aterrizaje de la lanzadera espacial
Discovery de la NASA. Con la firma del Acuerdo para instalar
el Africom, Marruecos retoma el nivel de cooperacion militar
que tuvo con Estados Unidos en los años posteriores a su
independencia.
¿Como
funcionará Tan Tan?
El Africom
o 6º Mando Militar Regional de EEUU, situado
provisionalmente en Stuttgart (Alemania), dispondrá de un
presupuesto de 50.000 millones de dólares para su
implantación. En una primera etapa, será una "base de
utilización conjunta" siguiendo el modelo jurídico
español, han confirmado a El Imparcial fuentes marroquíes.
La instalación militar está situada junto a la carretera
que lleva desde la ciudad de Tan Tan hasta el puerto. Toda
la zona a lo largo de este camino de unos 25 Kilómetros
permanece vigilada por patrullas de la Policía Militar
marroquí, que impiden la presencia de curiosos. A la espera
de que la base disponga de su propia pista de aterrizaje,
los militares estadounidenses utilizarán el aeropuerto de
Tan Tan, que está ampliando sus instalaciones. Los Marines
ya conocen la zona por haber realizado maniobras conjuntas
con Marruecos, y multilaterales con otros países de la
OTAN.
Petróleo
y yihadistas
A nadie
escapa que una gran base en el sur de Marruecos permitirá
al Pentágono alcanzar objetivos estratégicos de vital
importancia para sus intereses. En primer lugar, controlar
los movimientos yihadistas en la zona del Sahara/Sahel. El
Ejército norteamericano ha realizado diferentes maniobras
conjuntas desde hace varios años con los ejércitos de los
países ribereños del Sahel en el marco de la Iniciativa
Antiterrorista Transahariana, Iniciativa Pan Sahel, y otras,
que han tenido como escenarios la costa marroquí, el
desierto mauritano y la región conocida como "el triángulo
de la muerte" situada entre Argelia, Marruecos,
Mauritania y Malí. Las células islamistas del antiguo
Grupo Salafista de Predicación y Combate argelino (GSPC),
ahora reconvertidos como Al Qaeda del Magreb Islámico
(AQMI), se mueven a sus anchas por la zona.
En segundo
lugar, el Pentágono quiere asegurar el tránsito de los
superpetroleros que desde el Golfo Pérsico llegan a Europa
siguiendo la ruta del Cabo de Buena Esperanza. Navegan por
un corredor de máximo interés estratégico, ya que por el
mismo discurre más de la mitad del crudo consumido por la
Unión Europea.
En tercer
lugar, Estados unidos vigilará desde la base de Tan Tan los
complejos energéticos del noroeste africano, así como la
red de gasoductos que atraviesan el Sahara y el Sahel. El
alcance de los "ojos" electrónicos de Washington
y las fuerzas especiales estacionadas de forma permanente en
la nueva instalación permitirá un acceso rápido a los
campos petrolíferos de Nigeria y del Golfo de Guinea,
pasando por los gasoductos que a medio plazo atravesarán el
Sahel, en particular el Nigeria–Argelia cuya construcción
ya está en marcha.
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