Magreb
(Marruecos, Argelia y Túnez)
Hacia
la transnacionalización del movimiento islamista
Por
Txente Rekondo (*)
La
Haine, 31/08/08
Los
recientes atentados en Argelia son una muestra más de los
importantes cambios que están produciéndose en los últimos
meses en una parte del llamado movimiento islamista en el
norte de África
Y
que esta vez ha tenido su reflejo y repercusión más
directa en las calles argelinas, no cabe duda que su
influencia se ha comenzado a extender a los países vecinos.
En
Argelia se está produciendo la expresión más violenta y
organizada de este fenómeno, pero en Marruecos también hay
constancia de una mayor organización entre pequeñas células,
mientras que en Túnez, la política del gobierno, que ha
intentado acabar sin miramientos con cualquier expresión de
ese tipo no ha sido capaz de imponerse definitivamente al
mismo. Y todo ello sin olvidarnos de la compleja situación
de Libia o los recientes acontecimientos de Mauritania,
donde el movimiento islamista ha permanecido en silencia
tras el golpe de estado, dando lugar a todo un sinfín de
especulaciones. Además de las volátiles fronteras de Malí
o Níger, donde se ha constatado un importante movimiento en
torno a ese movimiento islamista.
Una
fecha clave para entender esa transformación, que algunos
analistas han definido como "la transnacionalización
de la violencia doméstica", es el cambio de nombre que
anunció el Grupo Salafista para la Predicación y el
Combate (GSPC) en Argelia, que pasó a denominarse en enero
del 2007 como "al Qaeda del Magreb Islámico", lo
que supone la oficialización de un nuevo rumbo de ese
movimiento, que manifiesta su adhesión a la ideología y
estructura de al Qaeda, al tiempo que anuncia su intención
de operar más allá de las fronteras argelinas.
El
cambio va a suponer algo más que una transformación semántica,
a partir de esa fecha ese movimiento cambiará sus objetivos
y también su forma de actuar y su propia estructuración
organizativa, y aunque de momento no se puede afirmar que
represente una amenaza insalvable para el gobierno argelino,
la capacidad de unos y otros en los próximos meses será
decisiva para conocer la amenaza que pueda suponer para el
conjunto de la región, e incluso para otras partes ajenas a
la misma.
Los
factores internos como externos han influido de forma
decisiva a al hora de formarse este tipo de movimientos. Si
hace unos décadas fue la guerra de Afganistán la que sirvió
de base para la formación de un movimiento jihadista
internacional, en esta ocasión ha sido la invasión y
ocupación de Iraq la que ha podido alimentar en cierta
medida un movimiento de características similares, aunque
en esta ocasión sin el beneplácito de los gobiernos
locales ni de Estados Unidos.
Otro
tipo de acontecimientos políticos, socioeconómicos y
culturales también han influido en la formación de esos
grupos radicalizados islamistas. Así, el desarrollo urbano
y el deterioro de las condiciones económicas ha llevado a
un importante sector de la población a optar por tomar
parte en esos grupos, el papel del ejército, como garante
del orden y del sistema le ha convertido, al menos en el
caso de Argelia, en objetivo prioritario para los
movimientos islamistas, y también el papel de los gobierno
locales en torno a la religión ha sido otro factor en la
misma dirección.
En
Argelia, antes de la formación del Grupo Salafista para la
Predicación y el Combate (GSPC), fue el Grupo Islámico
Armado (GIA) el que lideró la respuesta del islamismo
violento contra el gobierno. Las posteriores escisiones y
divisiones de este grupo trajeron la formación del Grupo
Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que
centró sus ataques contra los miembros de las fuerzas de
seguridad, al tiempo que defendían las ideas "e
interpretaciones salafistas" como base de su ideología,
y anunciaban su intención de derrocar el gobierno argelino
para "establecer un gobierno basado en los principios
islámicos". Para el año 2001 éste era la mayor
amenaza armada que debía hacer frente las autoridades
argelinas.
En
los últimos años el GSPC ha iniciado una serie de cambios
sustanciales que han desembocado en el cambio de nombre y en
una estructura más compleja y extensa, así como en la
ampliación de sus objetivos y métodos.
Uno
de los cambios organizativos se basa en la división inicial
de Argelia en diferentes zonas de operaciones, lo que los
expertos han señalado como "el sistema de zonas",
y que permite al GSPC operar de una u otra forma según la
zona que se trate. Sin embargo las recientes
transformaciones y el objetivo de impulsar su lucha más allá
de las fronteras de Argelia ha traído consigo la
reestructuración en cuatro focos geográfico, "el
centro (Argelia), el este (Túnez), el Sur (Sahel) y el
oeste (Mauritania)", ampliando de esta forma su
territorio de actuación y también de reclutamiento de
nuevos miembros.
En
el aspecto operativo también se han producido cambios
importantes. Junto a los ataques contra miembros y puestos
de las fuerzas armadas, se han iniciado ataques de carácter
más indiscriminado, y también se ha utilizado cada vez con
más frecuencia los ataques suicidas, algo inédito en el
largo y sangriento conflicto argelino. El uso de estas técnicas
busca entre otras cosas mostrar una posición de fuerza y al
mismo tiempo le permite realizar atentados sin gran coste
para sus miembros.
Otro
objetivo que ha visto cómo aumentan los ataques contra él
es el que conforman los trabajadores e intereses extranjeros
en el país. Los llamamientos contra "los franceses y
sus aliados cruzados" se han sucedido desde enero del
2007, lo que supone en cierta medida una vuelta a los
objetivos que en su día tuvo el GIA.
Finalmente,
el alineamiento con al Qaeda, va a suponer un cambio de
objetivos nacionales a una perspectiva regional, aumentando
su peso en todo el norte de África, al tiempo que al Qaeda
puede utilizar las redes de ese grupo en Europa para sus
propios intereses. Si bien la participación de ciudadanos
de Marruecos, Túnez y otros países no es importante todavía
cuantitativamente, si se ha detectado la presencia de
algunos de ellos en diferentes grupos en la región y en
Europa o Iraq.
De
momento se ha tenido constancia de la utilización de los
llamados campamentos móviles en diferentes puntos de esta
extensa región, que han servido de formación militar y política
para grupos o individuos de los estados de la zona. También
se han producido enfrentamientos armados en las fronteras de
Malí o Túnez, como en Níger o Chad, lo que muestra la
extensión transnacional, al menos en materia geográfica,
que pudiera estar adquiriendo el movimiento.
Las
detenciones y muertes de importantes dirigentes y cuadros de
la organización islamista, las divisiones internas y la
presión policial no han podido acabar con la misma. Es más,
todavía es una amenaza real y muy seria para la estabilidad
del conjunto de la región, y sobre todo para los interese
extranjeros en la misma. Los ataques contra el sector energético
(la construcción de un oleoducto transsahariano de Nigeria
a Europa), pueden incrementarse en el futuro.
Marruecos
sigue siendo por su parte un polvorín a punto de estallar.
El uso de células muy pequeñas ha sido la característica
principal de las organizaciones islamistas más
radicalizadas, pero la intervención de al Qaeda del Magreb
Islámico y su nuevo rumbo estratégico, unido a las malas
condiciones socio económicas de una parte importante de la
sociedad puede suponer un importante radicalización en el
país y un aumento de la vulnerabilidad de la monarquía.
Túnez
ha seguido utilizando la represión contra cualquier
formulación islamista, pero ha sabido utilizar la economía
para evitar que los sectores más desfavorecidos opten por
el alineamiento con el islamismo más radical. Sin embargo
son amplios los sectores más jóvenes (estudiantes
universitarios) los que estarían mostrando cada vez más su
frustración ante la imposibilidad de participar en la política
del país.
En
el resto de estados, las condiciones políticas y económicas,
unidas a determinados factores externos, pueden llevar a que
los movimientos islamistas de esos países adopten una u
otra dirección en el futuro. Lo que no cabe duda es que la
nueva "imagen" de al Qaeda del Magreb Islámico va
a ser un factor determinante en toda la región en un futuro
a corto y medio plazo.
(*)
Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN).
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