Estallidos sociales en los suburbios
Por Joan Canela
Desde Johannesburg
El Periódico, 23/07/09
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“Este gobierno está podrido”
Pese a que el descontento se dirigió principalmente a las autoridades
locales, también quedó en evidencia el enojo con el
Gobierno del Congreso Nacional Africano (CNA), partido de
Nelson Mandela que ha ganado todas las elecciones desde la
abolición del ‘apartheid’ en 1994.
“Este Gobierno está podrido”, opinó Bongani Mazibuko, desempleado
desde hace años. Una opinión muy extendida en los ‘townships’,
barrios segregados durante el apartheid, que continúan sin
agua potable ni electricidad en viviendad infrahumanas. Pero
el margen de las medidas que pueda tomar el actual
presidente, Jacob Zuma, las posibilidades de mejora son muy
limitadas ya que Sudáfrica está atravesando su primera
recesión en 17 años como resultado de la crisis mundial.
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Los suburbios más pobres de las ciudades surafricanas han vuelto a
estallar. La manifestaciones, en muchos casos violentas,
para pedir una vivienda digna y mejor acceso a los servicios
públicos se han multiplicado en los últimos días. Las
protestas incrementan la presión sobre el presidente, Jacob
Zuma, tres meses después de su victoria electoral, para que
cumpla con sus promesas de ayudar a los más desfavorecidos.
Barricadas de neumáticos encendidos, cócteles molotov y piedras... y, del
otro lado, policías disparando balas de goma y gases lacrimógenos.
La televisión surafricana mostró ayer unas imágenes que a
muchos les transportaba directamente a la época del
apartheid.
Promesas
El martes fue el turno de Thokoza, un suburbio en las afueras de
Johannesburgo, pero desde hace ya un mes incidentes
similares se vienen repitiendo por todo el país hasta hacer
saltar las alarmas. La razón es la falta de acceso a
servicios básicos como la luz, el agua potable o la
recogida de basuras. La promesa de subsanar estas
deficiencias se repiten en cada convocatoria electoral, pero
para muchos surafricanos nunca acaba de hacerse realidad.
Por si fuera poco, en Mpumalanga, cerca de la frontera con Mozambique, el
domingo se volvieron a ver escenas de violencia contra
inmigrantes, con incendios de casas y comercios propiedad de
extranjeros, que hicieron recordar peligrosamente los
disturbios xenófobos de hace un año, cuando murieron más
de 60 personas y miles fueron desplazadas. La policía actuó
rápidamente para evitar que los ataques fueran a más y ha
habido más de 100 detenciones en solo dos días.
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Piqueteros cortan la entrada a
un suburbio
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Manifestantes tratan de entrar en
calor tras
cortar una carretera
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Legitimidad
Pero todo el mundo es consciente de que la solución no es policial y que
las protestas tienen un fondo de legitimidad. Hasta el
propio Congreso Nacional Africano (CNA), el partido en el
poder, reconoció que «parte de la frustración tiene su
origen en las incapacidades de los gobiernos locales». El
ministro responsable de las autoridades locales, Sicelo
Shiceka, fue aún más lejos y afirmó que «las comunidades
han planteado sus cuestiones a las instituciones y nadie las
ha atendido. Es normal que al final exploten».
Quince años después del fin del apartheid, aún hay más de un millón de
surafricanos viviendo en chabolas y esto a pesar del fuerte
crecimiento económico de este período. Ahora, además, el
país se enfrenta a su primera recesión económica en
democracia.
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