Raperos
y periodistas han creado un movimiento patriótico en Senegal denominado “¡Ya
estamos hartos!”. Protestan contra los cortes de electricidad, la carestía
de la vida, la corrupción y la impunidad en el país. Estos jóvenes, que han
iniciado la operación “Mil quejas contra el Gobierno” para sensibilizar a
la población, fueron detenidos por la policía de Rufisque, a las afueras de
Dakar, este sábado 5 de marzo.
La policía
acusa a este movimiento estar intentando convencer a la población, en las
calles de Rufisque y mediante un camión con altavoces, de que se sumara al
plante contra el Gobierno, todo ello sin autorización para manifestarse. Los
responsables del Movimiento fueron intimidados y recibieron amenazas de cinco
años de prisión. Pero se trata de personas decididas a plantear batalla.
Entre ellos se encuentran los miembros del grupo de rap de Rufisque denominado
también “Y–en–a marre” (¡Ya estamos hartos!).
Se trata de jóvenes
hartos de los permanentes cortes de electricidad y de los múltiples casos de
impunidad y corrupción que han creado el movimiento ¡Ya estamos hartos!
Compuesto de raperos, periodistas y otros jóvenes, el Movimiento comenzó
este sábado 5 de marzo la operación ‘Mil quejas contra el Gobierno’.
Rufisque fue la primera localidad visitada.
A bordo de un
camión con altavoces, los miembros de ¡Ya estamos hartos! invitaban a la
población a sumarse a este plante. En sólo 40 minutos se recogieron más de
500 firmas. Muchas personas se sumaban sin dudarlo un instante tras escuchar
las explicaciones del Movimiento.
Pero la policía
de Rufisque intervino no solo para detener la manifestación, sino sobre todo
para interrogar a los responsables del Movimiento que estuvieron más de
cuatro horas retenidos en Comisaría. Detenidos sobre las 12.00 horas, fueron
liberados sobre las 16.00. La policía les intimidó y les prometió cinco años
de prisión si volvían a manifestarse. Pero los jóvenes están decididos a
continuar con su estrategia de sensibilización.
De hecho, en
la denuncia contra el Gobierno, se dirigen a los ciudadanos que pierden días
de trabajo y duermen en la total oscuridad a causa de los cortes de energía;
al enfermo que no tiene acceso a la Sanidad; al padre de familia cuyo salario
no le alcanza para cubrir las necesidades de su hogar; a la madre cuya cesta
de la compra está vacía; al estudiante que tiene comprometidos sus estudios;
al adolescente desorientado; al maestro que se esfuerza por un salario mísero;
al campesino que creyó en el Goana y el REVA (planes del Gobierno para
estimular la agricultura) y que ya no tiene semillas que plantar o, en el
mejor de los casos, que no puede vender su cosecha; al vendedor ambulante
perseguido por todas partes y que sólo quiere ganarse la vida.
Los defensores
del Movimiento aseguran que después de una década, “el Gobierno de mi país
se muestra incapaz de satisfacer mis necesidades vitales. Subyugado por las
demandas sociales, es incapaz de proponer una política pública coherente”.
Y añaden en su queja: “Por todas estas razones, yo digo ¡Ya estamos
hartos! Y tengo la intención de hacer valer mis derechos exigiendo que se me
haga justicia”.
El
Movimiento quiere que la población se levante para expresar su dolor, su ira
y su rechazo contra las autoridades, “sólo preocupadas por su
enriquecimiento personal, de su familia y de su clan”. Que se quejen “para
denunciar el tren de vida despilfarrador del Gobierno de Senegal. Para
denunciar la hipocresía y la codicia de estas autoridades que han engañado
al pueblo y conquistado el poder para convertirlo en un instrumento de
propaganda personal”. Y para “decir basta a la corrupción, la demagogia y
la superchería política y para reivindicar el derecho a una existencia más
justa y más humana”.