Ecuador
El
negocio petrolero de los coroneles
Por Napoleón Saltos Galarza
TINTAJI,
especial para Argenpress
Correspondencia
de Prensa Nº 444, 15/04/04
Cuando un negocio, aunque sea mal administrado, rinde ganancias, ¿qué
recomienda la buena razón? Nadie que sepa del asunto lo va a rifar,
sino que buscaría cómo consolidarlo, empezando por corregir las
deficiencias en la administración.
El barril de crudo ha subido a 35 dólares. Si restamos el
diferencial, tenemos 31 dólares por barril: 13 dólares más del
precio calculado en el Presupuesto. Petroecuador produce 197.000
barriles diarios. Hay un excedente de 2,560 millones de dólares
diarios. Si se mantuviera el precio, tendríamos un excedente de 934
millones dólares al año, el 13,5 por ciento del presupuesto fiscal.
Podríamos pagar seis veces el presupuesto asignado a la salud o, si
habría un poco de racionalidad en la política petrolera, tendríamos
el doble de lo que se requiere para modernizar toda la industria
petrolera estatal, que asciende a 540 millones de dólares.
Esto no es mérito del gobierno de Gutiérrez. La subida del precio
internacional del petróleo se debe a los reveses de la política
norteamericana ante la lucha de la resistencia iraquí y de la
revolución bolivariana y el gobierno de Chávez en Venezuela.
El régimen más bien ha fracasado: la producción estatal que estaba
planificada en 270 mil barriles diarios, está por debajo de 200 mil.
La causa principal es la obsesión de los Coroneles Gutiérrez y
Arboleda por destruir Petroecuador, pues no hay inversiones.
Aunque la obsesión de fondo es obedecer al mandato de las
transnacionales y del Fondo Monetario Internacional: privatizar el
petróleo para pagar la deuda externa. Obediencia para contar con el
respaldo de Bush y poder sostenerse en el gobierno. La ilusión del
poder: Gutiérrez reina pero no gobierna.
En los viejos tiempos de los generales Iturralde, Magno Andrade o Paco
Moncayo, cuando existía una política nacionalista, los militares
estaban a la cabeza de la defensa del petróleo. Había claridad de
que el recurso estratégico -como el cobre en Chile- no se privatiza.
Ahora los Coroneles encabezan esta destrucción. Mientras tanto la cúpula
militar condecora al Coronel.
El excedente petrolero va al FEIREP (Fondo de Estabilización
Petrolera), del cual el 70 por ciento se destina al pago de la deuda
externa. Al excedente de 934 millones de dólares, hay que añadir 600
millones, trasladados del Presupuesto al FEIREP, el 24 de diciembre
pasado, mediante la maniobra de calificar como crudo pesado al petróleo
menor a 23º API.
El FMI y los tenedores de la deuda están felices: el gobierno puede
contar con más de mil millones del FEIREP para pagar. Pero todavía
faltan reunir 1.700 millones más. Para eso se requiere una nueva
maniobra privatizadora, sobre todo de los fondos de la seguridad
social: emitir bonos de deuda interna, y obligar al IESS a invertir en
su compra.
Los Coroneles han anunciado la cruzada contra el robo de combustibles.
Han removido a la cúpula de PETROECUADOR, y amenazan con nuevos
despidos de trabajadores, para sustituirlos con aspirantes calificados
por 'tribunales sin rostro'. Las carpetas de los agnados y cognados
volverán a funcionar. El ejemplo de Mauricio Yépez en el Banco
Central es contagioso: la flexibilización laboral es la otra perla en
el mandato del FMI.
El robo de combustibles es un problema: representa quizás 10 millones
de dólares anuales. Puede haber algún trabajador implicado; pero de
acuerdo a todas las investigaciones serias, el robo es realizado por
mafias externas, ligadas a comerciantes locales y transnacionales de
combustible. La responsabilidad principal es del Cuerpo de Ingenieros
del Ejército, encargado de la seguridad del oleoducto y de los
poliductos. Si hay un fracaso, la reestructuración debería empezar
allí. O, si hubiese alguna vinculación con la empresa estatal, debería
reestructurarse un sector de Petrocomercial.
El discurso moralizador tiene otros objetivos. De un lado, debilitar
al movimiento sindical petrolero, que en los viejos tiempos había
sido uno de los obstáculos para los afanes privatizadores, y de otro,
crear condiciones para decretar la situación de emergencia petrolera,
a fin de manejar el negocio petrolero a discreción de los Coroneles.
Ya no se trata de negocios parciales. La licitación de los cuatro
grandes campos petroleros debe realizarse en este mes. Hasta ahora la
exigencia de una participación estatal del 35 por ciento había
limitado las ofertas. Ahora los Coroneles modifican las reglas: se
aceptará cualquier oferta libre sobre el porcentaje de la participación
estatal. Se acelera la feria. Y el anuncio tiene destinatario fijo: la
entrega de los campos a las empresas chinas.
La defensa del recurso petrolero está en manos de su dueño: el
pueblo. Se puede retomar la experiencia del tribunal contra el otro
coronel Molina por el affaire con el genocida argentino, Suárez Mason;
y establecer un tribunal con rostro, para enjuiciar esta venta de la
nación.
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