Ecuador
¿Por qué se sostiene Lucio Gutiérrez?
Por
Dax Toscano Segovia
Rebelión, 29/04/04
A
lo largo de la historia republicana ecuatoriana, los gobiernos de
turno se han caracterizado por su entreguismo a los intereses del
imperialismo y de las oligarquías nacionales. Solamente con la
revolución liberal comandada por el General Eloy Alfaro, se dieron
cambios positivos significativos tanto en la estructura económica
como en la superestructura ideológica que vivía el país hasta ese
momento, el mismo que estaba dominado por los sectores conservadores,
por los latifundistas, terratenientes de la sierra y por la Iglesia
Católica. Lamentablemente, como señala Agustín Cueva, "la
etapa heroica y popular del liberalismo "machetero", que
tantas esperanzas despertara, incluso entre los campesinos, terminó
definitivamente en 1912, con la masacre de Eloy Alfaro y sus tenientes
en la "hoguera bárbara" encendida en Quito por las fuerzas
derechistas." (CUEVA, Agustín El Proceso de Dominación Política
en el Ecuador, Planeta Letraviva, p. 20)
Esas
mismas fuerzas son las que hoy han traicionado y frustrado las
esperanzas de la gran mayoría de la población, que vio en el
proyecto político que respaldó al Coronel Lucio Gutiérrez una
alternativa a las propuestas que desde los sectores de la derecha
planteaban el fortalecimiento del modelo neoliberal.
No
obstante, la responsabilidad de lo que hoy vivimos también recae en
los movimientos sociales y en la partidocracia de la llamada izquierda
ecuatoriana (Pachakutik y el Movimiento Popular Democrático), que
pese a que Lucio Gutiérrez se quitó su disfraz progresista para la
segunda vuelta mostrándose plenamente como un representante de la
oligarquía y un subordinado de Washington con sus primeras acciones y
declaraciones una vez elegido y posesionado como presidente del
Ecuador, continuaron brindándole su respaldo y participando
activamente en el gabinete de gobierno.
Recordemos
por ejemplo la actitud de la Cancillera Nina Pacari en el Ministerio
de Relaciones Exteriores, la misma que pretendió eludir su
responsabilidad frente a la política económica del gobierno; o la
actitud del asesor del Ministerio de Economía, Fernando Buendía,
cuota política de Pachakutik que habló de que el Fondo Monetario
Internacional tenía una actitud sensible y humana frente a los
problemas del Ecuador; o la colaboración de los máximos dirigentes
del MPD-PCMLE, como el señor Ciro Guzmán o el diputado Luis Villacís
que en la manifestación por el 1 de mayo de 2.003 daban su respaldo
al gobierno de Gutiérrez, del cual eran parte. Estos no son casos
individuales o de ingenuidad política; por el contrario demuestran
las posiciones electoreras, clientelares de estos grupos políticos
que, además, se han desvinculado en la práctica social del
movimiento obrero, campesino y popular creyendo que la situación del
país va a mejorar bajo el esquema de una sociedad capitalista, que
pone como baluarte a una democracia vaciada de contenido. Por otro
lado las posiciones ideológicas de estos partidos demuestran su
acercamiento a la socialdemocracia y el sostenimiento de posiciones
dogmáticas, sectarias, oportunistas de corte stalinista, como el caso
del MPD, con las cuales pretenden convertirse en vanguardias
revolucionarias por medio de la utilización de un discurso
aparentemente progresista.
El
resultado es que estos grupos se han fortalecido como estructuras
partidistas burocráticas, verticales preocupadas de ganar posiciones
electorales dentro del marco de la democracia formal burguesa pero
distanciados del trabajo político con las bases sociales.
Pese
a que Pachakutik es un movimiento político con amplias bases
campesinas e indígenas, los mismos que constituyen los sectores más
explotados de la nación, no ha sabido canalizar adecuadamente esto
debido a su posición inconsecuente a nivel teórico y organizativa,
lo que ha provocado que las dirigencias indígenas se corrompan,
pacten y busquen canonjías como fue el caso del diputado Salvador
Quishpe o de Miguel Lluco. Al interior del movimiento indígena también
se ha buscado la satisfacción de intereses y necesidades
particulares, deslindándose muchas veces de la lucha de otros
sectores como fue la posición que adoptaron los indígenas evangélicos,
con su máximo dirigente el señor Murillo. Esta situación se ve
reforzada por las posiciones de ciertos intelectuales que no
comprenden que el patrón de interacción social étnico está
subordinado al clasista; siendo precisamente la lucha de clases, la
explotación social los problemas principales que debería enfrentar
el movimiento indígena, incluso dentro de este mismo sector.
El
MPD-PCMLE tiene presencia en el movimiento estudiantil secundario
fiscal, en la Universidad Pública, así como en el magisterio; sin
embargo hay que señalar que este partido, que en muchas ocasiones actúa
como una secta debido a sus posiciones dogmáticas, no tiene una
militancia con una formación política crítica sino que se
caracteriza por su adoctrinamiento, su obediencia ciega a la
disciplina partidista y a sus dirigentes. Asimismo el MPD no ha dejado
de lado las prácticas fascistas del garroterismo contra todas y todos
quienes desde la izquierda representen una alternativa diferente a sus
posiciones; así como la utilización de los jóvenes de los colegios
regentados por ellos en las manifestaciones callejeras. Por otro lado
el MPD se ha caracterizado por ser un partido que ha sabido pactar con
la derecha en busca de réditos políticos tanto a nivel de país,
como a nivel de las instituciones donde tiene presencia. En la
Universidad Central por ejemplo, los dirigentes gremiales que militan
en ese partido no han escatimado esfuerzos para pactar con los
sectores más recalcitrantes del Alma Mater para ganar las elecciones
a las principales dignidades de la Casona Universitaria y de cada
facultad. Hay que recordar que la FEUE y las autoridades de la Central
entregaron una medalla a Lucio Gutiérrez en los primeros días de su
mandato, sin ni siquiera haber hecho nada ni por la Institución, peor
por el país. De igual manera no hay que olvidar la actitud interesada
de los dirigentes de la UNE, que han utilizado la lucha al interior de
este gremio para luego alcanzar diputaciones. El MPD además ha dejado
de lado el trabajo político en el sector obrero. Esta situación se
ha visto reforzada por la aplicación de las políticas neoliberales
de flexibilización laboral; así como de la existencia de un marco
jurídico represivo que ha instaurado la cultura del miedo en ese
sector de trabajadores, que temen perder sus empleos.
Ahora
bien, en el país hay un fuerte movimiento social que ha impedido que
se de pasó a un sinnúmero de medidas económicas que significarían
una pauperización mayor de la economía de más de ocho millones de
ecuatorianos; sin embargo, este movimiento social es esporádico,
coyuntural y no se ha llegado a convertir en una fuerza de oposición
organizada frente a la oligarquía.
Esta
debilidad de la izquierda constituye la fuerza de la derecha, que es
la que decidirá nuevamente si hay o no un cambio de régimen en el
Ecuador, tal como lo hizo con Bucaram y con Mahuad. Si bien es cierto
que en aquellas dos ocasiones el pueblo ecuatoriano se levantó frente
a dos gobernantes corruptos e ineptos, al servicio de la bancocracia,
fueron los sectores conservadores los que decidieron el rumbo de los
acontecimientos. Con la caída de Bucaram subiría al gobierno un títere
de la Democracia Cristiana y del Partido Social Cristiano: Fabián
Alarcón; con la salida de Mahuad, le sucedería en el mando Gustavo
Noboa que, en nombre de la defensa del orden constitucional, recibió
el respaldo de los legisladores de los partidos de derecha. La
embajada estadounidense ha sido la encargada de dar el visto bueno
para el cambio de régimen, mientras que las cúpulas militares se han
vendido al mejor postor.
Son
estos sectores los que precisamente sostienen a Lucio Gutiérrez.
Por
un lado la embajadora de EE.UU., Kristie Kenney ha manifestado su
respaldo al gobierno, el mismo que se ha constituido en uno de los
mejores aliados de la potencia imperialista en la región debido a su
posición respecto al Plan Colombia, el mantenimiento de la base
militar en Manta y los acuerdos para la firma de un tratado de libre
comercio con EE.UU. Por otro lado el Partido Social Cristiano ha
manifestado que no hay causales constitucionales para la salida de
Gutiérrez y solo le han exigido rectificaciones en lo que se refiere
al manejo de Pacifictel y en materia petrolera donde ellos tienen
intereses, dando su respaldo a la continuidad del régimen.
León
Febres Cordero, el máximo dirigente del PSC, es quien realmente está
manejando los hilos del gobierno tal como se demostró con la salida
de Wilma Salgado de la Agencia de Garantías de Depósito con el propósito
de evitar el cobro de deudas a los empresarios corruptos, entre ellos
el hermano del "dueño del país". El Partido Roldosista
Ecuatoriano (PRE) de Bucaram y el PRIAN del millonario Álvaro Noboa,
igualmente se oponen a la salida de Gutiérrez.
Los
militares y policías, principalmente la oficialidad, y dentro de ella
los coroneles y generales, están preocupados únicamente de un
aumento salarial, el mismo que ha sido inmediatamente complacido por
Lucio Gutiérrez, temeroso de que le quiten el respaldo. De igual
manera Gutiérrez tienen como propósito el fortalecimiento de las
funciones represivas de estas instituciones frente a una reacción
popular, producto de la grave crisis económica que vive el país. El
gobierno no está dispuesto a perder el respaldo de los militares a
quienes entregó el manejo de varias instituciones del Estado desde el
inicio de su gobierno, en donde demostraron una total ineficiencia y
un alto grado de corrupción. Mientras tanto los sectores de la
educación, de la salud no reciben los dineros que les corresponden
porque los mismos se destinan para el pago de la deuda externa.
La
cúpula de la Iglesia, al servicio de la oligarquía, pide paz y
tranquilidad a un pueblo que se muere de hambre; entretanto reprime a
los sacerdotes comprometidos con la causa de los pobres como lo hizo
contra el padre Eduardo Delgado.
Los
empresarios deshonestos, las cámaras de la producción y de
industriales, los banqueros corruptos defienden a un gobierno que a
toda costa quiere sostener un modelo insostenible, como es la
dolarización, la misma que goza del respaldo de los organismos
usureros internacionales como el FMI y el Banco Mundial. El Ministro
de Economía, Mauricio Pozo, Carlos Polit y Xavier Ledesma preparan su
viaje a Washington para recibir nuevas disposiciones de estas
instituciones dominadas por los EE.UU., las mismas que se traducirán
en medidas contra la población ecuatoriana.
Los
mass media al servicio de los grupos de poder económico y político,
los politiqueros de siempre hablan de que hay que darle una tregua de
tres meses al gobierno poniendo como pretexto el concurso de
"Miss Universo" que tendrá lugar el 1 de junio del presente
año, así como la reunión de la Organización de Estados Americanos
(OEA); hechos intrascendentes que, en el caso del primer evento,
refuerza las concepciones machistas, sexistas en una sociedad
patriarcal, falocéntrica, consumista que genera determinados
estereotipos de belleza; espectáculo del cual se beneficiarán los
mismos sectores explotadores que invertirán sus capitales para la
realización de este acto que no es del pueblo ecuatoriano, sino de
las elites que tendrán la posibilidad de pagar de $90 a $250 por ver
a las miss. Por otro lado la reunión de la OEA no aportará nada
nuevo, puesto que se trata de una organización al servicio del
imperialismo estadounidense, la misma que históricamente no ha gozado
de credibilidad alguna y que se ha convertido en punta de lanza de los
EE.UU. para lanzar sus ataques contra Cuba y el gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela.
Este gobierno corrupto comandado por Lucio Gutiérrez, quien según la
Comisión de Control Cívico de la Corrupción hay indicios de que ha
cometido delito aduanero, que goza de un 6% de credibilidad, solo se
sostendrá mientras goce del apoyo de la oligarquía y mientras la
izquierda no se organice políticamente y elabore un proyecto
revolucionario para la construcción de un gobierno democrático,
popular y antiimperialista.
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