Argentina y Brasil
La excursión haitiana, o de cómo ser progresista y
marchar en la
retaguardia del imperio
Por Daniel Campione
Rebelión, 02/06/04
Alrededor de quinientos soldados argentinos irán a Haití a 'imponer la
paz'. Bajo la dirección de un comandante brasileño, y junto a algo más
de mil soldados de ese origen. A Haití, un país pobrísimo donde un
presidente desprestigiado fue derrocado por oscuras bandas
paramilitares, ligadas a intereses tan límpidos y democráticos como
el narcotráfico. EE.UU fue inspirador de la 'rebelión', árbitro de
su desenlace, y ocupante para garantizar sus resultados una vez que
Aristide fue al exilio. Y logró cubrirse con el 'paraguas' de la ONU.
Kirchner y Lula, son dos presidentes 'progresistas' de América Latina.
Son parte de una realidad que lleva a fantasear a algunos
izquierdistas con un 'bloque de poder regional' (bloque de gobiernos,
no de pueblos, por cierto) para enfrentarse al imperialismo. A ambos
gobernantes, para darle cariz de legitimidad a su intervención, les
basta con el formalismo del 'aval' de la ONU.
No importa que se trata de un país varias veces invadido, del mismo ejército
norteamericano que ocupa Irak. Tampoco significa nada, parece, que
enviar tropas entraña cohonestar el 'derecho' norteamericano a
derrocar gobiernos, 'resolver' crisis con su intervención armada, a
suprimir legalidades vigentes para instaurar desde afuera y desde
arriba otras nuevas. Nada de eso es gravitante, se va en 'misión de
paz', se aclara que de usarse las armas sólo se lo hará con
objetivos 'defensivos'.
Suficiente. Si las Naciones Unidas deciden apoyar actos de barbarie,
nuestros gobernantes de 'centroizquierda' ya no se preguntan nada más.
Y si mueren algunos soldados allí, ya se explicará que fue fruto de
una 'inesperada agresión': Medalla, condolencias, y a otra cosa.
O no. El propósito es otro. Ambos quieren, han decidido, seguir pagando
su deuda, porque ambos quieren, deciden, seguir (en el caso de
Brasil), volver (en el caso de Argentina) en el mapa del gran capital,
de sus volátiles inversiones, de sus preferencias en el diagrama de
los 'mercados emergentes'. El gobierno Kirchner necesita el visto
bueno norteamericano para su oferta de quita a los bonos de la deuda
en default. El gobierno Lula requiere apoyo para no caer en cesación
de pagos. Y si unos cientos de soldados haciendo de policía auxiliar
del más agresivo y reaccionario gobierno norteamericano de las últimas
décadas es una de las condiciones para facilitarlo, ellos están
dispuestos.
Si el derecho a la autodeterminación de los pueblos queda en el ridículo,
si se siguen sentando precedentes siniestros para futuros atropellos
norteamericanos, y toda pretensión antiimperialista queda sofocada en
la trama del doble discurso, serán 'costos' menores a pagar, tratando
de disminuirlos por vía de la manipulación propagandística, de
contrarrestarlos con algún gesto 'progresista'.
El cuadro está a la vista. Los que quieran seguir fantaseando con Lula y
Kirchner como parte de un eje antinorteamericano, podrán seguir haciéndolo.
Ellos también a su costo. Otros preferimos tener presente que también
un mundo aun peor es posible. Y que los 'líderes del Mercosur' han
decidido contribuir, en su medida, a su advenimiento.
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