América Latina: la colonia en la globalización
Por Federico García Morales
Globalización - Revista Mensual de Economía, Sociedad y
Cultura, Agosto 2004
Los textos de historia de América Latina, bastamente
historia oficial, manejan tres grandes períodos: el pre-colombino, la
colonia y el período independiente. La colonia, es vastamente el período
de dominio español y portugués (en el caso de Brasil). Esa situación
colonial habría finalizado con los movimientos de independencia, que
habrían dado nacimiento a una variedad de soberanías a lo largo del
siglo XIX. La pregunta que salta:¿qué tan independientes fueron
estas repúblicas latinoamericanas tras su separación de las coronas
peninsulares? ¿De qué modo fueron afectados por el sistema colonial
que empezaban a imponer en el mundo otras potencias,
Francia,Inglaterra, EU?
Observemos primero que pasó en el siglo
XIX
Hay suficiente información que en la contienda interimperial
de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, el movimiento
independentista latinoamericano fue bien recibido en Versalles, en la
corte de Saint James y en Washington. También es verdad que la propia
"independencia" de las colonias de Norteamérica, poco
antes, viene a ser un recodo del conflicto entre Francia e Inglaterra.
En buena medida, la pérdida del control de los mares y de
sus conexiones en ultramar, por parte de España, es fuertemente uno
de los resultados de Trafalgar, y del ascenso británico.
Desde 1820 en adelante, el comercio de América Latina queda
fuertemente vinculado a los negocios y a los movimientos de las flotas
(comercial y de guerra) británicas.
En las fases finales de las guerras de la independencia, la
diplomacia británica y norteamericana juegan a paralelas buscando
obtener un mundo balcanizado, abierto a sus influencias (y negocios).
Es un objetivo que logran plenamente.
El capital (principalmente británico, pero también alemán,
francés y americano) se ve interesado en materias primas, en el
control de las rutas (ferrocarriles) y en la especulación financiera.
Los grandes países de América Latina llegan a esta
"independencia" endeudados.
Hay desde mediados del siglo XIX actos bélicos de corte
colonial-imperialista: la toma de la mitad del territorio mexicano y
las aventuras centroamericanas de parte de EU; la invasión de México
por los franceses; la guerra del Pacífico en función de intereses
anglo-americanos, la guerra civil de Chile en función de los mismos
intereses, la guerra del ¨Paraguay, la guerra de Cuba.
Lo que estaba en el fondo de todos estos movimientos era
asegurar espacios para una nueva forma de explotación del continente,
en donde los estados imperialistas apoyaban las operaciones de sus
vanguardias empresariales, utilizando al efecto, comprando u obligando
a las "soberanías".
Hay que entender que paralelamente se daba una situación
similar de explotación en Africa, en India, Indochina y China. Y que
no en todos estos casos, la construcción del imperio colonial llegó
a precisar de virreyes. En algunos casos, si, tropas cipayas, como
ocurre en algunos casos en América Latina, donde el sistema
"liberal" va a contar con el apoyo de las fuerzas armadas
locales. En otros casos, la omnipotencia del Embajador británico o
norteamericano. Y en otros, la siempre influyente presencia del
capital imperial y de sus bancos. Con lo que queremos decir que hay
una escala en la construcción de las estructuras de dominación
colonial. De lo que se trataba, en el fondo, era extraer valores:
intereses de deuda, materia prima, mercancías, en suma, lo que
pudiera servir al rodaje de un amplio sistema de reproducción
capitalista con centros de acumulación lejanos.
En el siglo XX, con los azares de un siglo fracturado, que
rompe con muchas inercias del período anterior, el esquema de
explotación multipolar de A. Latina sufre un vuelco. Después de la
guerra del 14, desaparece de la escena el dominio británico, pero el
vacío no lo repleta ninguna soberanía local, sino la creciente
hegemonía norteamericana. Ya había comenzado sus avances poco antes,
en el estilo de la invasión a México, durante la Revolución del 10,
y de sus cañoneos Centroamericanos. Seguirá la fuerte intervención
en el resto de los países centroamericanos, y la llegada de la hora
para el control norteamericano de los petróleos de Venezuela y de la
minería de Chile, Perú y Bolivia.
La Segunda Guerra creó un breve espacio para las
"burguesías nacionales" y para los ensayos de industria
sustitutiva. Algo que se termina con la nueva "edad dorada"
norteamericana, y pocos años después con la llegada de la Gran deuda
y la entrada de la ideología adecuada para un "crecimiento hacia
afuera", que sólo podía conducir a una estampida del capital
transnacional, sobre todo norteamericano. Por eso, en esto de los períodos,
conviene señalar que se abrió desde los ochenta un nuevo período en
la historia Latinoamericana, ése de las hazañas de Pinochet, el del
endeudamiento a fondo, el de la absoluta dependencia, el de la
apertura a ese capital que "saca" y "saquea", y en
donde políticamente quienes son permitidos acceder al gobierno de
"las soberanías" actúan como testaferros del Imperio y del
capital transnacional. Y en donde todo se justifica a partir de alguna
dogmática neoliberal capturada por los indígenas
"privilegiados" tras alguna estancia en escuelitas de la
metrópoli. En suma, todo esto viene a indicar que América Latina
entró de nuevo, desde hace un par de décadas, y de lleno, a
disfrutar de una situación colonial.
En la nueva situación colonial se destacan algunos hechos:
1.- En el terreno de la propiedad: se destruyeron las
reformas agrarias y volvió a concentrarse la tierra, dedicada esta
vez al servicio de cadenas de mercado controladas desde el centro,
principalmente EU. Empieza a abrirse el espacio a la creación de
grandes latifundios corporativos. Un amplio impulso privatizador
conduce la concentración de todo tipo de explotación. En lo
fundamental, en este período toda fuente importante de materia prima,
de energía, de alimento, forma de comunicación, o sistemas de
servicios, ha caído en la órbita de la empresa corporativa
transnacional.
2.- Como consecuencia, la mayor parte del valor extraído de
los procesos de producción en A.Latina toma un rumbo hacia los
centros de extorsión colonial. Las cifras de "crecimiento"
que exponen los Bancos Centrales y los organismos internacionales,
ocultan este hecho. En realidad, los países de América Latina casi
carecen de un producto Bruto nacional. La mayor parte del ingreso,
conformado por retornos de inversión y pago de deuda, son ajenos. El
año 94, las transnacionales ya tenían en sus manos el 25% de las
exportaciones totales de América Latina. Diez años más tarde, ya
tienen el 41%. Sólo las diez corporaciones más grandes facturan más
de 115 mil millones de dólares.
3.- Si en la estructura social de las formas decimonónicas
del colonialismo, jugaba un papel importante el campesinado, en las
nuevas formas del colonialismo siglo XXI, ese lugar lo ocupa el pobre.
América Latina es un continente de pobres empleados, desempleados o
marginales. (Todos enmarañados en alguna escala de explotación del
trabajo) Y en los países donde más brilla la realización colonial
neoliberal, como Chile, es donde se muestran las más enojosas
polarizaciones entre riqueza y pobreza.
4.- La suma del endeudamiento, del "crecimiento hacia
fuera" y de la parálisis, desajuste o bloqueo de formas
alternativas de desarrollo, origina un espacio continental estancado
(véase al respecto el artículo de Pierra Salama....) . Examina este
cuadro que proporciona CEPAL:
5.- Para coronar la nueva construcción colonial topamos con
un sector social subalterno de nuevo tipo, constituido por las burguesías
locales y por los agentes de la dominación que se emplean como
manipuladores políticos. Aquí encuentran su lugar de reproducción
animales de diferente pelaje, pero que murmuran el mismo credo
neoliberal y globalizante. Se los distingue por su ufanado discurso de
apoyo al capital, y a lo que esté en el interés de la gran potencia
imperial. Esta pasta repugnante, participa en la rebatiña de esta
fase capitalista-colonial, con una muy alta y natural disposición
para la corrupción. Este grupo juega un papel muy importante en la
nueva Colonia: son el Estado, de un modo que envidiaría Luis XIV,
pero además, a través de la privatización que han realizado de la
esfera política, bloquean el desarrollo de una conciencia nacional o
socialista. Es el caso de que incluso se hayan apropiado de cuanta
consigna pudiera mover al pueblo en un sentido alternativo: ellos son
"la nación", "la revolución", "la
democracia", "el cristianismo" , "el
socialismo" y "el orden". Esto último no podía
faltar. Hay también un engranaje que une todo esto con la capacidad
creciente de las fuerzas armadas para actuar como mecanismo de
reemplazo, también al servicio del modelo colonial. Ya lo hicieron
antes, y nadie duda que, mejor armados, volverán a hacerlo después.
¿Qué pudiera haber en la Globalización, o en los
resultados de la Globalización, que pudiera negar la vigencia de este
movimiento neocolonial?
Decimos "resultados", porque sostenemos que el gran
momento de avance globalizante ya quedó atrás, pero que dejó
instaladas muchas condiciones que responden sobre todo a la fuerte
emergencia del capital Trananacional. El momento dorado de la
Globalización, en la década anterior al 97, está marcado
precisamente por esa emergencia. Después vinieron la crisis y la
depresión.
Los procesos de "Globalización",arrastrados por la
competencia, son muy diferentes según las regiones, y manejan una
diversa carga ideológica. Así, la integración globalizante de
Europa, se ve que trajo consigo el invento o surgimiento de una nueva
gran nacionalidad, mientras en América Latina acentuó la fragmentación
y la dependencia.
También los países centrales podían integrarse en una
Trilateral prestamista, mientras América Latina era sólo una oferta
de reparto, como deudora siempre generosa en los intereses y en el
reparto de la deuda "para la inversión". Y por los años
recientes, el Oriente también de un flujo de inversiones. Aquí CEPAL
nos ofrece otro cuadro:
...que conviene leer junto con el que marca el crecimiento
paralelo de la deuda:
Y toda la operación pudo cubrirse de
ideología
Las inversiones llegaban porque supuestamente teníamos
"ventajas competitivas". Porque la deuda nueva servía para
pagar a los mismos inversionistas los intereses de sus préstamos
anteriores, y hasta adelantarles la parte o el todo de sus nuevas
inversiones. Quedaba abierta una nueva forma de acumulación
originaria.
Y los funcionarios quisieron dar a entender que nos uníamos
más a medida que privatizaban los haberes sociales latinoamericanos.
Cuando México o Chile firmaban el TLC, "nos uníamos también al
gran mercado". Pero sólo estábamos reforzando la situación
colonial . Y los Gobiernos actuales se debaten buscando la manera de
profundizar esa situación, con ALCA o sin ALCA, mientras celebran año
tras año el crecimiento de las ganancias corporativas. Vale la pena
recordar que aún en medio de la gran crisis argentina, las
exportaciones siguieron al alza. Y que ya lo único que permite a
Lagos y su equipo de tecnócratas evaluar la situación económica de
Chile es el crecimiento de las exportaciones corporativas. O todavía
a Fox, que en medio del estallido de la crisis social gatillada por
los 400 mil millones de deuda del sistema de seguridad social mexicano
sólo se desespera por alcanzar "la reforma estructural".
Sin embargo, tanta Globalización y Colonia nos deja este
cuadro de desempleo, también de CEPAL:
Los partidarios de la Globalización vocearon por un tiempo
la idea de que el modelo de apertura sólo traía
beneficios—fortalecimiento de las capacidades de las soberanías
nacionales—en la medida en que los capitales foráneos bien
recibidos exportaran lo apropiado. Un galimatías ampliamente
aceptado. Como consecuencia, los incautos podían hasta esperar un más
alto grado de independencia y respetabilidad internacional. De acuerdo
al lema más antiguo: "Cuanto más entregadas, más
queridas".
La entrega de América Latina en la Globalización tuvo tres
grandes momentos económicos: el del endeudamiento con los petrodólares
, el de las privatizaciones masivas—muchas veces justificadas para
"pagar la deuda"—y el de la"culminación de las
reformas estructurales"—la sesión total: energía, trabajo,
educación, seguridad social y trabajo incluidos. En ninguno de esos
momentos podemos apreciar otra cosa que el sobreestimulado y alegre
ingreso a la situación colonial. Con lo que "globalizarse"
en A.Latina vino a significar aceptar un nuevo esquema colonial. Si
incluso encapsulamos la Globalización en la definición mínima de
Giddens, como intensificación de la comunicación o como una
"creciente interdependencia" (Sociología, cap.XVI) , nos
vamos a topar con la privilegiada interdependencia de los capitales
corporativos, que se asocian o compiten en la explotación de la región
.Cabe recordar que el mayor facturador del continente fue en el año
2003 Telefónica (con 34 mil 230 millones de dólares). Ya volveremos
a eso más adelante. De todos modos pareciera ser que
"Globalización" y "Colonización" en América
Latina van juntas.
Aunque en materia de conceptos, una palabra podría valer
tanto como otra, si no fuera por su carga ideológica. Porque es muy
diferente decir "nos globalizamos" –que sepan, que pudiera
significar eso—a decir "pues, nos colonizamos, y viva el
Rey!!".Claro, en este caso, el poco afable Mr. Bush, que, dicho
de paso, siente tan grande "admiración por la inteligencia de
Mr.Lagos". (dicho en Conferencia de Prensa)., un elogio que también
podría darle al líder conservador neoliberal sudamericano, Don Juan
Carlos I.
Para entender, pudiéramos poner
ejemplos
Una manera declarada maravillosa de globalizarse ha sido la
adopción en muchos países de América Latina del modelo maquilero,
con sus trabajos concretos brutales que llevan a esas ganancias
extraordinarias, cotizables en Wall Street. Otra, ha sido cumplir
religiosamente con el servicio de la deuda, o mirar donde queda todavía
algún recurso que ofrecer a la rapiña del capital extranjero. Ese
fue el destino de la selva del Paraguay-talada ya en un 90%, o el de
la selva Amazónica, que por allá va. Admiremos las operaciones de
los nuevos apéndices coloniales de España, que florecen a la sombra
del predominio norteamericano: el Banco Bilbao , REPSOL o Telefónica.
Ellos solos remesan a la Madre Patria cantidades anuales mayores que
las que originara la Colonia a lo largo de trescientos años.
La historia que estamos comentando nos cuenta cómo se dieron
las luchas decimonónicas por la Independencia, con agentes como los
llaneros que ya no existen. Hoy tenemos que pensar cómo se romperán
mañana esas "cadenas productivas", cómo los millones de
desocupados ,los trabajadores superexplotados , las mujeres y las
etnies agredidas podrán dar todavía más, para sacudirse las
esclavitudes del siglo XXI. De las burguesías desnacionalizadas y de
los políticos de utilería, nada se podrá esperar. Como nada tampoco
de los académicos arrastrados que en lenguaje neutro escabullen
simplemente las responsabilidades de la inteligencia para con sus
pueblos. Es bien interesante, y en esta visión de la larga historia,
lo que nos puede llamar más la atención es ver como en un continente
tan rico esas capas "dirigentes" optaron por los espejismos
de fuera y por la división de soberanías, y nunca pensaron a qué
grandeza los podría conducir la opción por el sendero bolivariano.
Ese camino, el único liberador y anticolonial, se encuentra en un
futuro socialista. Otro camino—decía Francisco Bilbao—nos rinde
ante EEUU.
Estas capas sin embargo, con sus astucias se estaban
insertando en la nueva arquitectura colonial, obedientes a reglas de
abaratamiento. Toda la experiencia secular colonialista es la de la búsqueda
de mayores márgenes de ganancia, entre otros rubros, provistos por
una administración colonial más barata—y a veces más eficaz—que
proveyera los deseados mayores márgenes de ganancia. A las colonias
el imperialismo las trató capitalísticamente. Y así esta forma de
explotación fue pasando en América Latina como en otros lugares del
mundo, de una fase a otra. En algún momento precisó de virreyes,
gobernadores y capitanes generales. En otros, de dictadores y
presidentes. Lo importante era que la extorsión continuara
perfeccionando sus volúmenes y capacidades. Para lo que la estructura
entera de la dominación, la estructura de clases y la ideología del
estado colonial, han estado dando su contribución.
La conformación de la etapa moderna del dominio colonial
tiene atrás una larga historia, muchas experiencias compartidas por
los dueños de este mundo, un tema que valdrá la pena tratar más
extensamente.
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