Ecuador
En vísperas
de las elecciones municipales
Por Mario
Unda (*)
Correspondencia
de Prensa, 15/10/04
Este próximo domingo 17 se
realizarán elecciones en todo el país para renovar los gobiernos
municipales y municipales. Han transcurrido apenas dos años desde las
elecciones presidenciales en que triunfó Lucio Gutiérrez; dos años,
y sin embargo, el ambiente es completamente otro. Es que el fracasado
paso por el cogobierno dejó lesionadas las organizaciones, los ánimos
y la influencia espiritual de la izquierda y de los movimientos
populares. Y dejó una derrota política que –si se profundiza–
puede significar que entremos a una nueva etapa en la lucha de clases,
una etapa en que la correlación de fuerzas jugará en contra de los
sectores populares y de las posibilidades de transformación social.
En este ambiente se realizan las
elecciones: un ambiente en el que la izquierda prácticamente ha
desaparecido como opción independiente, un ambiente en que las
amplias masas se han dejado ganar por el desgano y por el
clientelismo, un amiente que vuelve a ser copado por los partidos
tradicionales: la derecha, con el partido Socialcristiano, seguramente
continuará controlando Guayaquil, la ciudad más poblada y el más
importante centro económico, y su provincia, Guayas. Probablemente el
populismo de derechas del partido Roldisista (del expresidente Bucaram,
derrocado por las movilizaciones populares de febrero de 1997) y del
partido Renovador Independiente (del empresario más poderoso del país,
Álvaro Noboa) se repartirán una gruesa franja de votación en el
resto de la costa ecuatoriana. Y es muy probable que la Izquierda
Democrática (socialdemócrata, del expresidente Borja -1988-92-)
mantendrá su control sobre Quito, la capital, y segundo centro en
importancia.
De este modo, las posibilidades de
profundizar modificaciones en el mapa político, que, de cualquier
modo, se habían abierto en el 2002, pueden retroceder muy seriamente.
Aún si Pachakutik logra mantener su presencia en las provincias y
cantones de mayor población indígena de la sierra ecuatoriana. Aún
si el ex maoísta Movimiento popular democrático o el desteñido
partido Socialista lograran algunos resultados favorables.
Una
derrota política
Hemos dicho que el cogobierno con
Gutiérrez se ha saldado con una derrota para los intereses de las
clases trabajadoras y del pueblo. Las posibilidades de acumulación de
fuerzas, de construcción de una alianza de los sectores subalternos
para enfrentar al capital y al imperio fueron desaprovechadas. Por el
contrario, Gutiérrez se convirtió permitió, con sus desplazamientos
hacia la derecha y su búsqueda de sustento en el derechista partido
Socialcristiano y en el populismo del PRE y del PRIAN, rearmar el
frente de las clases dominantes.
La derrota política fue el signo
del paso por el gobierno, y ha seguido marcando el devenir de las
izquierdas aún después de la ruptura con Gutiérrez, apenas pocos
meses más tarde de inaugurado el gobierno. Y marca también su
presencia en estas elecciones seccionales.
Una derrota política, por lo menos
en dos frentes. Por una parte, en el enfrentamiento al neoliberalismo;
en estos dos años se ha avanzado en la aplicación de las propuestas
neoliberales (y en la sumisión a los intereses geopolíticos del
imperialismo norteamericano) más que en los últimos cuatro
gobiernos.
Por otra parte, en la construcción
política de una opción alternativa al neoliberalismo y al capital.
El paso por el gobierno dejó desmovilizado y desarmado ideológica y
políticamente al movimiento. Florecieron disputas e intereses
particularistas que torpedearon los difíciles acercamientos que se
habían adelantado hasta entonces. Los sectores dominantes en os
movimientos y en las organizaciones políticas profundizaron una ya
iniciada deriva reformista que los acerca al “centro izquierda” y
a la socialdemocracia; y profundizaron un saber político básicamente
oportunista que deja de lado gustosamente os principios a cambio de
obtener uno que otro “resorte de poder” (es decir, un puesto aquí
y otro allá dentro de la institcionalidad estatal).
Ciertamente, que eso representa
también una oportunidad: la clarificación de los campos políticos;
sin embargo, la extrema debilidad de la izquierda radical y
revolucionaria no ha permitido que, al menos hasta ahora, la
posibilidad pueda devenir realización.
Alianzas,
retrocesos y resignación de la independencia política
Y es así: la participación de
Pachakutik, del Partido Socialista y del Movimiento Popular Democrático
en las elecciones del domingo es tributaria de este ambiente. Por
primera vez desde el “retorno a la democracia” en 1979 la
izquierda se ha desvanecido en la capital política del país.
Pachakutik se ha mimetizado en la Izquierda Democrática, concertando
una “alianza” que le queda corta a la palabra: el acuerdo 12-18
(los números electorales correspondientes, respectivamente, a la ID y
al Pachakutik) es apenas la inclusión de un candidato pachakutik en
la lista, enteramente tomada por la ID. Las propuestas del candidato
proveniente de Pachakutik no se diferencia en nada del discurso del
candidato Paco Moncayo (socialdemócrata, que aspira a la reelección)
y, más bien, procura mostrarse lo más apegado a ella (y a la imagen
del Alcalde candidato). Incluso los afiches que adornan algunos postes
de la ciudad muestran una ausencia total del nombre, los símbolos y
los colores de Pachakutik.
El Movimiento Popular Democrático,
que gusta autodenominarse como la “única izquierda
revolucionaria” optó por cobijar sus listas bajo el ala de la
candidatura del mismo Moncayo. Y el partido Socialista (¿socialsta?)
optó por arrimarse a la candidatura de Rodrigo Paz, el principal
empresario de Quito, propietario y accionista de bancos, empresas
inmobiliarias y cadenas comerciales.
La deriva reformista y la
mentalidad oportunista se traducen en la resignación absoluta de la
independencia política, marcando un serio retroceso en todo lo que el
movimiento popular había logrado construir desde 1995. Es verdad:
estas alianzas podrían permitir ganar una concejalía en Quito, quizás
algún otro puesto por aquí y por allá. Pero seguirá siendo una
derrota política, porque será la reafirmación del retroceso y el
abandono, probablemente no sólo coyuntural, de una perspectiva de
independencia política de los sectores populares. Y también el
abandono de la disputa del espacio político a la socialdemocracia en
la conciencia de las masas populares.
Ventajosamente, en otros cantones y
provincias del país el movimiento indígena ha logrado mantener una línea
distinta y sostenerse como opción independiente. Y habrá que ver
entonces para dónde soplan los vientos después de la jornada del
domingo. Es decir, si las corrientes radicales y revolucionarias
logran construirse un espacio de propuestas políticas que enfrenten
al reformismo y al oportunismo sin caer en el sectarismo.
Quito, 14 de Octubre de 2004
(*) Militante de la Corriente
Democracia Socialista (sección ecuatoriana de la IV Internacional)
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