Realineación
política e imperio
Por
James Petras
Rebelión, 22/11/04
Traducido para Rebelión por Carlos Sanchís
Introducción
La
historia de la construcción del imperio de los EE.UU. en América
Latina ha combinado una gran cantidad de flexibilidad política junto
a principios económicos sumamente rígidos. Washington en sus tratos
políticos los ha llevado a término, a gran escala y durante más de
dos décadas con una gran variedad de regímenes, los cuales a los
observadores menos conocedores parecerían sumamente pragmáticos.
Durante los últimos 15 años, presidentes de ambos partidos
norteamericanos han establecido lazos fuertes y relaciones positivas
con "nacionalistas" en Argentina ( Menem, peronista),
"socialistas" en Chile (Partido Socialista, del presidente
Lagos), "populistas" en Ecuador (presidente Gutierrez),
"laboristas" (presidente Da Silva, en Brasil). La clave para
entender esta clara contradicción es reconocer que las etiquetas políticas,
reflejados compromisos políticos pre-presidenciales o pasados, fueron
totalmente irrelevantes para la conducta operacional de estos políticos
una vez tomaron el poder (o incluso cuando ellos estaban haciendo
campaña por el mismo).
Washington
se preocupaba menos por las posiciones políticas pasadas, las
etiquetas "radicales" presentes o el trasfondo social
popular del presidente latinoamericano que con sus compromisos
contemporáneos de colaborar con las políticas de construcción
imperialista siguiendo pautas socio-económicas neo-liberales y en pro
de la política exterior del imperio.
La
clave de la ascensión a la presidencia de estos políticos
ex-progresistas y de sus partidos son su abrazo a la clave de los
postulados económicos y políticos de la construcción del imperio
americano: la continuación y profundización en la privatización y
la desnacionalización de las empresas públicas nacionales, la
eliminación del control al comercio y a las inversiones, el pronto, y
completo pago de la deuda externa, la garantía a largo plazo de las
relaciones de propiedad existentes (sin tener en cuenta la corrupción
de la transacción original), la irreversibilidad a largo plazo en la
extracción de recursos sin importar ahora lo desfavorables que estos
sean para el país de origen (ver el Informe del Banco Mundial del
2004).
La
colaboración, asimilación y promoción por los ex-progresistas del
imperio reforzando las estructuras económicas y políticas no fueron
suficientes. Los ex-progresistas abrazaron las prioridades de la política
exterior del imperio; en las áreas del comercio regional y de los
tratados militares. Washington no fue molestado en lo más mínimo por
la ocasional exhortación retórica inconsecuente para con los
"países desarrollados" sobre pobreza y hambre y los percibe
correctamente como gestos simbólicos para el consumo internacional.
Ni los fabricantes de las políticas imperiales fueron perturbados por
las diferencias ocasionales en los aspectos particulares de
negociaciones comerciales; al final Washington entendió que tendría
que hacer algunas concesiones a sus colegas de la elite en el estado
cliente.
Mi
tesis es que la adaptación flexible de Washington y el apoyo vigoroso
de los partidos ex-izquierdistas y de presidentes han sido una fuerza
poderosa en el sostenimiento y expansión del poder económico y
militar imperial en América Latina ante los devastadores resultados
sociales y económicos de dos década de políticas neo-liberales.
La
combinación de flexibilidad política y la rigidez económica
imperial ha provisto de una válvula de seguridad inconsecuente para
el descontento popular mientras se estrechaba el control imperial
americano sobre la riqueza, los recursos, los mercados, la mano de
obra y las bases militares.
La
Naturaleza de la Flexibilidad Política
A
través de la flexibilidad imperial, quiero decir que los artífices
de las políticas de los EE.UU. no son contrarios a trabajar con
ex-izquierdistas, ex-guerrilleros, populistas demagogos, o incluso
"anti-neoliberales" - proporcionando su gobierno los
intereses de las multinacionales norteamericanas, pagar la deuda
externa y aplicar los dictados del FMI. Quienes hacen las políticas
americanas están menos interesados en las políticas del pasado y los
orígenes de clase, de lo que lo están con las políticas presentes y
futuras y con los compromisos estructurales. Washington apoya golpes
militares e intervenciones del ejército contra regímenes que se
oponen a la política exterior imperial de los EE.UU. (Chávez en
Venezuela) o que se nieguen a llevar a cabo el programa privatizador
del FMI (Arístide en Haití). Al mismo tiempo apoya regímenes
electorales como el de Toledo en Perú, Lagos en Chile, Gutiérrez en
Ecuador, Lula en Brasil, Fox en México y otros. En Colombia,
Washington trabaja estrechamente con los escuadrones de la muerte
paramilitares y con las fuerzas militares que asesinan a los
antagonistas al electo presidente Uribe.
Estas
no son políticas "contradictorias" sino que reflejan una
clase de análisis imperial claro y coherente, donde se definen amigos
y enemigos en los términos de estrategia militar, intereses políticos
y económicos.
Ha
habido varias " reordenaciones " en las tácticas políticas
americanas desde la Segunda Guerra Mundial:
Post-fascista
1945-48
Washington
combinó el apoyo a los regímenes electorales y a las coaliciones de
centro-izquierda en Costa Rica, Guatemala y Chile con el apoyo a los
clientes dictatoriales tradicionales (Somoza) y la oposición a los
nacionalistas populares en Argentina.
Guerra
fría 1948-60
Washington
cambia dictaduras militares, golpes y regímenes civiles de extrema
derecha represivos (Paraguay, Perú, Venezuela y Cuba).
Revolución
cubana 1961-63
La
Alianza para el Progreso combina apoyo a "políticos reformistas
electorales" contrarevolucionarios (Venezuela), golpes (República
Dominicana) e invasión militar (Cuba).
Fase
I - Contra-revolución 1964-71
Hay
golpes de extrema derecha en Brasil, Bolivia, Argentina, y Ecuador y régimen
civil represivo contra la insurrección (Colombia, Venezuela), anti-comunismo
reformista (democristianos de Chile).
Fase
II- política contrarevolucionaria 1972-1982
<>Éstas
son las políticas de represión profunda con regímenes terroristas
en Chile, Argentina, El Salvador, Nicaragua, Uruguay, Brasil y
Bolivia.
Consolidación
del Imperio: Parte I Reordenación política 1983-1994
Hay
una forma de cambio que decae regímenes militares hacia regímenes
electorales neo-liberales conservadores en Argentina, Brasil, Chile,
Uruguay, Bolivia, etc.; ahondando la intervención militar en
Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Granada, y Panamá; y la alineación
continuada con regímenes civiles represivos en Colombia, Venezuela y
Ecuador.
De
las Neo-colonias a las Colonias: Parte II Reordenación política
1995-2005
Se
caracteriza por la conversión del centro-izquierda a las políticas
pro coloniales en Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay y Chile
y golpes militares e intervención en Venezuela (2002, 2003 y 2004) y
Haití (2004).
Comentario
sobre la Política Imperial de los EE.UU.
Primero,
no hay posiciones tácticas políticas uniformes, varían con el
particular periodo político internacional y, lo más importante, con
los niveles de clase y las luchas nacionales en cada país.
Segundo,
dentro de cada periodo hay variaciones importantes en la política
imperial norteamericana que depende de la situación política en cada
país.
Tercero,
las reordenaciones políticas de la política estadounidense están
determinadas por las oportunidades dentro de América Latina
(dependiendo del nivel y clase de lucha nacional y por la correlación
de fuerzas) y la disponibilidad de alternativas viables en pro de los
EE. UU.
Cuarto,
el cambio de regímenes civiles electorales a las dictaduras en los años
40-50 fue conformado por las necesidades de la Guerra Fría de sumisión
absoluta a la política exterior norteamericana, demanda alta de
recursos baratos y la capacidad de los excedentes de las empresas
norteamericanas convertidas en " multinacionales".
Quinto,
la reordenación parcial y breve en políticas reformistas electorales
en los primeros 60 llevando a la retirada del apoyo a tiranos
vulnerables como Trujillo y apoyando a los democristianos en Chile,
Belaunde en Perú, mientras se retenían lazos estrechos con los
militares y futuros golpistas y que fue una contestación al desafío
revolucionario cubano y a sus fuerzas aliadas en América Latina.
Sexto,
la "Flexibilidad Política" acabó a mediados de los 60 con
la masiva concentración hacia la guerra total en Indo-China y el
fortaleciendo de la opción militar: golpes en Argentina y Brasil, la
invasión del República Dominicana y la ofensiva contra los
movimientos populistas-nacionalistas a lo largo del continente.
Séptimo,
el fracaso parcial de la estrategia electoral en los inicios de los 70
bajo la presión de las luchas de masas llevada sobre todo por el
abrazo de Washington a regímenes de terror masivo en Chile,
Argentina, Bolivia, Salvador, Guatemala y Uruguay. Hubo una
reestructuración total de la economía, el estado y la sociedad para
conformarlos al modelo neo-liberal.
Octavo,
en perspectiva histórica la misión de los regímenes militares era
asesinar a los líderes de los movimientos de masas, domesticar a los
opositores electorales y cambiar los parámetros de la política, la
economía y la sociedad. En ese sentido los regímenes militares, a
pesar de su brutalidad y tenacidad para retener el poder, fueron
vistos por los fabricantes de las políticas imperiales como
instrumentos hacia la meta estratégica de transformar sus economías
en los satélites americanos y negociar el retorno de la política
civil electoral dentro de los nuevos y rígidos límites económicos
dictados por Washington, Wall Street, el FMI y la elite de los
negocios locales y de la banca.
Noveno,
Washington diseñó la transición con éxito de los regímenes
militares dictatoriales a regímenes electorales neo-liberales que
completarían la restauración colonial. La reordenación de
Washington tuvo lugar en conjuntos específicos de circunstancias
donde los procesos electorales fueron manejados y los partidos y políticos
en competición estaban completamente bajo la hegemonía
norteamericana. Donde la hegemonía no existió, Washington mantuvo la
estrategia militar hasta que acuerdos y circunstancias favorables se
dieran; como en Nicaragua y El Salvador.
Décimo,
Washington tuvo éxito profundizando y extendiendo sus políticas económicas
imperiales a lo largo de América Latina en los 80 y a mediados de los
90 y los resultados fueron sumamente favorables: record de beneficios,
pagos de intereses, privatizaciones de sectores económicos estratégicos
y penetración en el mercado.
El
deterioro de las "primeras oleadas" de regímenes
neo-liberales y el resurgimiento de movimientos de masas,
insurrecciones populares y el derrocamiento de algunos de los regímenes
clientelares más fieles de Washington llevaron a "reordenaciones
secundarias" - el cambio de Washington de los regímenes civiles
de extrema derecha a regímenes ostensiblemente de
"centro-izquierda", quienes sin embargo, incluso antes de
tomar el poder, habían dado férreas garantías para ir más allá y
ahondar su apoyo a los intereses estratégicos norteamericanos. Las
"tácticas políticas flexibles" del Imperio, sobre todo en
tiempos cambiantes, han repartido soplos ásperos sobre todo en los
movimientos de izquierdas. Primero en el periodo de "transición"
de los regímenes militares, Washington tomó la iniciativa y cultivó
a políticos de centro-izquierda, académicos, ideólogos y
periodistas para servir como los nuevos instrumentos para ahondar el
control colonial.
Las
fundaciones imperiales fueron sumamente activas reclutando y
financiando, promoviendo y diseminando los escritos y discursos de los
"nuevos demócratas" - quiénes enmascararon su abyecto
servilismo colonial con doctrinas de "pragmatismo",
"democracia" y "ciudadanía" y de lo "
inevitable de la globalización." Las Fundaciones Ford y
Rockefeller, el Diálogo Interamericano, la Escuela Kennedy , el
Centro Kellogg y organizadores de otros centros sirvieron como correas
de transmisión y plataformas para integrar a los nuevos políticos
coloniales e intelectuales en el Imperio.
Inevitable,
las políticas coloniales y el pillaje de las tesorerías públicas
por los vasallos locales llevaron a una nueva ola de inquietud. En
algunos casos Washington no estuvo listo para intervenir y le faltaron
alternativas para sustituir la rebelión de las masas. Me estoy
refiriendo a los levantamientos del 2000 en Ecuador, de diciembre del
2001 en Argentina y de Bolivia en octubre del 2003 . En el país más
estratégico, Brasil, Washington, con su "aparato
extraoficial" liberal y los representantes formales en las
grandes instituciones financieras, pudo establecer fácilmente su
hegemonía sobre una administración Da Silva mayormente voluntariosa
e inesperadamente servil. La "adaptación" de Washington a
los nuevos presidentes pseudo-izquierdistas ha sido otro ejemplo de
asegurarse que los intereses fundamentales eran garantizados mientras
toleraban o incluso promovían sus reglas políticas.
Al
contrario de muchos en la izquierda, en América Latina, Europa y América
del Norte, Washington se repartió mediante políticas retóricas y
descuidada demagogia electoral y obtuvo la clase y el núcleo imperial
de la política de Lula, Toledo, Gutierrez, Kirchner, y Mesa: ¿Pagan
o no pagan la deuda externa a los EE.UU. y a los bancos europeos?; ¿respetan
o no respetan la privatización de las industrias estratégicas?; ¿promueven
o no ellos las nuevas privatizaciones?; ¿ mantienen o no mantienen
sus mercados abiertos a los exportadores extranjeros?;¿ apoyan ellos
o no el dólar contra el euro manteniendo sus reservas en dólares?;
¿ aprueban o no aprueban normativas laborales, pensiones y
legislaciones sobre salario mínimo, regresivas?
¿
firman ellos y acatan los acuerdos del FMI e imponen programas de
austeridad y leyes fiscales regresivas?
Una
vez aplicados esta clase de criterios y hallados regímenes
acomodaticios, Washington certificó sus coloniales credenciales
"democráticas" y toleró su ascensión al poder político.
Los regímenes certificados procedieron a llevar a cabo los
compromisos hechos al imperio, para mayor sorpresa de la izquierda mal
informada y superficial, impresionada con el "trasfondo
social" y la demagogia de los políticos de centro-izquierda.
Los
Nuevos Clientes: 2004 - un Año de Infamia
Washington
ha registrado éxitos extraordinarios consolidando su control económico
e incluso ahondando su estrangulamiento sobre América Latina durante
los últimos 5 años (1999-2004) a pesar de varias rebeliones
populares y de la caída de varios regímenes clientelares. Los
acuerdos comerciales de libre comercio,' ALCA' ya están en vigor o a
punto de ser firmados por la mayoría de los países andinos
(Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile), los pagos de la deuda han
excedido los records pasados, sobre todo en Brasil y México, las
fuerzas militares norteamericanas han aumentado y han extendido su
presencia a lo largo de la región (con la excepción de Venezuela) y,
lo más importante, Washington ha tenido éxito afianzando a un ejército
latinoamericano y una la fuerza policial comprometida en la ocupación
y represión de un país anteriormente independiente (Haití)
subsecuente a una invasión norteamericana, y secuestrando y forzando
al destierro a un presidente electo (Aristide).
La
historia anotará el 2004 como el Año de la Infamia, no sólo para
los crímenes y pillaje perpetrados por los EE.UU. sino por la
colaboración activa y consecuente de un nuevo grupo de clientes
gobernantes de la mayoría de los países más grandes de América
Latina.
Antes
de que nosotros procedamos a discutir y analizar esta muy desfavorable
configuración de fuerzas, su devenir y sus lecciones, Debemos
confrontar ciertas realidades desagradables sobre la izquierda.
Durante la totalidad del proceso de construcción imperial, una mayoría
sustancial de la izquierda estaba sistemáticamente equivocada en sus
valoraciones y fidelidades. La Izquierda dio la bienvenida a la
victoria de Lula en Brasil casi unánimemente antes y después de su
elección, cuando quedaba suficientemente claro con tan sólo un mero
vistazo a la prensa financiera, a los acuerdos del FMI y a las
declaraciones realizadas por los más altos diseñadores de la política
imperial, que Lula era un partidario comprometido con la agenda estratégica
de Washington. Las sitios de izquierda en la red publicaron algunas de
las ultrajantemente distorsionadas y mal informadas cuentas favorables
de Gutiérrez en Ecuador, Mesa en Bolivia, Toledo en Perú y una
hueste de otros "presidentes de pueblos". Como consecuencia
de los fracasos de la izquierda estos nuevos clientes de Washington
pudieron ganar el poder, abrazar la agenda estratégica de Washington,
mientras que al menos quedaba temporalmente divido, desorientado y
desmoralizado un sector sustancial de los crecientes movimientos de
masas. Los líderes de la izquierda tienen su lugar en este Año de la
Infamia, aun cuando son los pobres urbanos y rurales los que están
pagando el precio.
Los
principios de Washington en el éxito en afianzar a los nuevos
gobernantes clientes han tenido lugar mediante un control cuidadoso
pero firme y dirigido, de los políticos electorales victoriosos.
Mientras
la mayoría de la izquierda lo ha enfocado exclusivamente en la
militarización norteamericana de la región, las imposiciones del FMI
y del ALCA, han ignorado el proceso político que ha hecho posible en
gran medida los eventos mencionados. Y cuando escribimos de los
grandes cambios políticos nos estamos refiriendo a las elecciones de
un nuevo conjunto de regímenes políticos clientelares en casi todos
los países estratégicos de la región. El énfasis en los "éxitos
electorales" de Washington no significan subestimar o despreciar
el papel continuando de la violencia militar y el del chantaje económico-político
en la política imperial norteamericana, centrados en los éxitos del
imperialismo vía proceso electoral, nosotros queremos resaltar la
importancia y el éxito de esta táctica esta vez y en este particular
momento.
Brasil
bajo Cardoso y Lula, ha sido éxito más grande en la reciente
historia imperial. Cardoso empezó el proceso de desmantelar el
edificio de la economía del estatalismo nacional, vendiendo las más
rentables empresas públicas, abriendo los mercados financieros a los
grupos extranjeros y disminuyendo los estándares del nivel de vida.
Los presidentes elegidos "radicalizaron" el proceso de
pillaje y apropiación imperial, transfiriendo decenas de miles de
millones de dólares a los acreedores, que promueve una excelente y
rentable especulación a gran escala, las exportaciones agrícolas y
las ganancias mientras disminuyen los gastos, los sueldos, el empleo y
la distribución de la tierra. Brasil tomó la primacía promoviendo
el ALCA, desintegrando América Latina entre una subordinación "light"
y una "fuerte". Lula proporcionó el contingente armado más
grande y la dirección militar a Haití, protegiendo el régimen títere
norteamericano y reprimiendo la masiva resistencia anti-colonial.
Brasil bajo Lula ha proporcionado presencia física y legitimidad a la
meta estratégica norteamericana largamente buscada de una
"fuerza militar interamericana" capaz de intervenir para
sostener los intereses estratégicos norteamericanos. Hoy es Haití,
mañana puede ser Venezuela o cualquier otro país que desafían a los
clientes imperiales americanos. Permítanos dejar completamente clara
la importancia de Brasil, Argentina y el papel del ejército de Chile
en Haití: ha ocurrido después de que Washington interviniera contra
un presidente legítimamente elegido que fue secuestrado a punta de
pistola. El ejército latinoamericano entró en Haití después de que
escuadrones de la muerte con un notorio entrenamiento por los EE.UU y
grupos paramilitares invadieran el país en alianza con los marines
norteamericanos y procedieran asesinar a los líderes populares por
todo el país. Las fuerzas brasileñas enviadas se han unido a los gángsteres
haitianos asesinando a los partidarios de Arístide en todos los
grandes suburbios de la capital con el apoyo político del delegado de
la ONU, el anterior ministro chileno de exteriores Gabriel Valdés. Da
Silva, Kirchner y Lagos, la crème de la crème electoral de América
Latina, han asumido enérgicamente el papel de gendarmes del Imperio y
han sentado un precedente político y orgánico para las
intervenciones imperiales futuras.
Lo
que esto significa es que esos políticos electorales se han
convertido en uno de los instrumentos más importantes para derrocar a
presidentes popularmente elegidos que pueden oponerse a algunas de las
políticas de Washington. La colaboración de políticos electos con
los instrumentos más brutales y violentos de la construcción del
imperio levanta preguntas importantes entre los antiimperialistas
sobre los procesos electorales, y especialmente sobre políticos
electos. Igualmente importante que el "papel principal" de
Brasil respaldando metas estratégicas norteamericanas como gendarme
latinoamericano, el ALCA, la estrategia de exportaciones de agro
minerales y el resto de las políticas que complementan los intereses
imperiales norteamericanos, ha llevado a Washington a considerar el
ascenso a "estado internacional" de Brasil, dándole un
papel prominente en foros internacionales y en casos específicos un
'sociedad' para aprovecharse de países más pobres y más pequeños
de la región. El secretario de estado Powell, sugirió que Brasil
pudiera ser digno de un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU,
después de que demostró su "conducta responsable"
promoviendo el ALCA, y defendiendo a los títeres norteamericanos en
Haití. Igualmente importante, la gran multinacional de la energía de
Brasil, Petrobras, se ha ha unido a la embajada norteamericana en
Bolivia y a las multinacionales europeas resistiéndose a cualquier
esfuerzo hecho por la inmensa mayoría de bolivianos por aumentar su
porción de las ganancias de la energía de su país. Petrobras tiene
el apoyo total del régimen de Lula.
En
Bolivia los EE.UU. pudieron superar la breve amenaza propuesta por el
levantamiento popular del 10-17 de octubre de 2003 apoyando la asunción
de impulsar al vicepresidente Carlos Mesa, después del vuelo de su
predecesor Sánchez de Losada. Este funcionamiento delicado ha sido
posible gracias a la conversión de líder campesino, Morales de Evo,
a la política electoral y su apoyo político a Mesa. El triángulo
Mesa-Morales –Embajada de los EE.UU. aseguró que la continuidad y
la consolidación temporal del régimen de Mesa y la victoria
electoral subsecuente del referéndum del hidrocarburo que reafirma
que las multinacionales controlan los recursos de energía estratégicos
de Bolivia. Mesa procedió a animar a Morales para dividir a la
oposición y ellos se unieron obligándose a defender el sistema
electoral elitista contra la nueva forma participativa de
"democracia de la asamblea" practicada en los barrios
urbanos de El Contralto, Cochabamba y La Paz, las asambleas de los
obreros en las comunidades mineras y de las de campesinos dedicados al
cultivo de coca y de los campesinos sin tierra en el campo. Una vez
Mesa tuvo éxito dividiendo la oposición de masas se volvió contra
Morales y lanzó una ofensiva máxima contra los cocaleros,
erradicando la planta de la coca, de acuerdo con los mandatos públicamente
pronunciados de la Embajada Norteamericana. Las tácticas de la
Embajada hacia Morales combinaron promesas a "el respeto el
proceso electoral" y amenazas de apoyo de EE.UU. a un golpe
militar si Morales expresaba solidaridad con los movimientos de masas.
Incitado por su visión de un "futuro dorado" como un
presidente electo, Morales encajaba en el perfil de un cliente ideal
para el imperialismo - un "carismático" líder de origen
popular con una larga historia de dirección en la lucha de clases, un
ambicioso y móvil ascendentemente político pequeño-burgués demostró
su buena y presuntuoso voluntad para ir más allá de los aliados de
clase por abrazar a los nuevos políticos de clase media encumbrados
en la Presidencia y en el Congreso.
En
Argentina, Washington combinó el apoyo a los Peronistas de la derecha
tradicional y los ' nuevos liberales' y, fallando , abrazó el
heterodoxo y más ecléctico ' nuevo peronismo' de Kirchner. Esto último
ha sido lo más exitoso del Pentágono en disminuir, dividir y
debilitar al movimiento "piquetero" de los obreros
desempleados. A través de la combinación sutil de fondos especiales
y la co-opción Kirchner ha incorporado una sección sustancial del
movimiento a su llamada política "transversal"; qué sin
embargo permanece firmemente en manos de los leales Peronistas de
Kirchner. Kirchner ha sostenido el cumplimiento y pleno pago de la
deuda externa todos los prestamistas exceptuando a los titulares de
bonos privados, él ha puesto a parte el 3% excedente del presupuesto
para cumplir con las obligaciones de la deuda, respetando todas las
privatizaciones de sus predecesores, permitiendo a las compañías
petroleras de propiedad extranjera obtener inesperados beneficios,
promoviendo el sector agro-industrial a costa de los pobres del mundo
rural, y se ha resistido con éxito a los esfuerzos de obreros y
empleados públicos por recuperar el sueldo y la capacidad adquisitiva
perdidos durante la crisis. En política exterior, Kirchner ha tenido
eminentemente éxito proyectando una postura de
"independencia" del FMI, mientras ha ido firmando y llevando
a cabo acuerdos (menos las medidas más extremistas que arriesgarían
su unión política estratégica). Kirchner ha apoyado el ALCA
proporcionando el poder de afianzar concesiones para la elite del
agro-negocio. Más significativamente, Kirchner ha unido el nuevo
proyecto americano para la colonización, enviando a las tropas a
defender a los EE.UU., el régimen títere establecido en Haití y
para reprimir a las masas haitianas antiimperialistas que protestan
por la invasión y ocupación norteamericana.
Está
claro que Kirchner es un cliente heterodoxo, con un grado de
independencia relativa de los EE.UU. basada en la necesidad de
Argentina de promover su elite de la agro-exportación y proporcionar
algún grado de protección a sus industriales nacionales. Es más, el
esfuerzo de Kirchner por construir un nuevo aparato político
conducido por neo-liberales y apoyado por líderes sociales
populistas, le obliga a que combine liberalismo macroeconómico con
microeconómicos proyectos del bienestar.
Ante
cualquier diferencia ocasional entre los EE.UU. y Kirchner, está
claro que él ha logrado una de las condiciones primordiales para la
dominación norteamericana; ha desmovilizado los movimientos y ha
puesto el país fuera de la ' zona' de peligro de un levantamiento
popular contra el sistema neo-liberal construido durante los noventa.
El reavivamiento de crecimiento fuerte, en gran parte como resultado
de un estampido de artículos el doble crecimiento industrial y
digital chino, le ha proporcionado recursos suficientes a Kirchner
para aumentar el gasto social e incrementar y proporcionar un aumento
de las pensiones y del salario mínimo. Crecimiento sustancial
paliativos sociales, líderes sociales cooptados y eficaz ' retórica
nacional-populista” han empapelado la continuidad fundamental de la
política Argentina, particularmente su papel subordinado en el
Imperio norteamericano.
Entre
los ' nuevos clientes, los casos peruanos y ecuatorianos ilustran la fácil
"venta " de superficiales "populistas" a una débil,
oportunista y desorientada izquierda; qué a su vez proyectó la
imagen de "Presidente de los Pueblos" a sus partidarios de
masas. En Perú, el movimiento del anti-Fujimori era rápida y fácilmente
convertido a los cauces de política electoral. Dentro de esa arena,
los anhelos de Toledo a remolque de los intereses de EE.UU., a sus
profesores en Stanford, a sus jefes al FMI se presentó en traje de
campesino y apuntó como el "exitoso" muchacho brillante.
Toledo una vez elegido fue adelante con la agenda de Washington de
privatizaciones, de-regulación, pagos de la deuda y exportaciones de
sector primario. Toledo apoyó cada iniciativa colonial desde el Plan
Colombia al ALCA, contra la inmensa mayoría de la población. El
nuevo cliente de Washington, sin embargo se sumergió en continuados
escándalos de corrupción que debilitaron su efectividad en llevar a
cabo la agenda de Washington. No obstante, en el momento crucial de la
"transición" de una deteriorada dictadura y el movimiento
de masa creciente, Toledo dio una actuación magnífica manipulando imágenes
populistas para encauzar el descontento popular al territorio seguro
de la elite de la política electoral-parlamentaria-presidencial.
Finalmente
Washington encontró en Ecuador un mismo "disponible" y fácilmente
comprable cliente en Lucio Gutiérrez, un antiguo oficial militar que
por chifladuras de la historia se encontró en la dirección de un
levantamiento indio-campesino en el año 2000. Bautizado el "el
candidato del pueblo" por la izquierda, fue respaldado por los
principales partidos políticos (Pachakutic, MPD) surgidos de los
movimientos sociales (CONNAIE y otros) y de los sindicatos principales
(petróleo, el de los obreros eléctricos etc.). Después de complacer
con la vacua retórica populista usual y las promesas electorales vacías,
Gutiérrez viajó a Washington para garantizar la agenda de Washington
en el ALCA, Plan Colombia, la base militar de Manta, la privatización
de petróleo y otros problemas de importación a Washington. A cambio
él recibió el certificado de Washington de buena conducta. En menos
de 2 meses, el presidente Gutiérrez empezó a llevar a cabo la agenda
"Washington". Los ministros pequeño burgueses e
izquierdistas, secretarios y otros funcionarios menores se quedaron
hasta que les obligaran con el tiempo a que se retiraran de la
Administración, pero ni antes de que ellos tuvieran totalmente
desencantados a sus seguidores de masas, la credibilidad perdida entre
muchos y facilitado el papel de Gutiérrez como un cliente colonial de
Washington.
Conclusión
Los
"nuevos clientes" de Washington son de gran importancia táctica
para un tiempo de crisis imperial, fallo del sistema y conflicto de
masa. Los "nuevos clientes" de Washington tienen varias
diferencias significantes de los clientes anteriores. En el primer
lugar, ellos no tienen la misma trayectoria política; en muchos casos
son "forasteros", que no han sido parte del gobierno o de la
clase gobernante. Uno piensa en el contraste entre Gutiérrez, un
pequeño burgués ex oficial del ejército burgués y político '
rebelde' contra el ex-presidente Noboa, un millonario hombre de
negocios; Carlos Mesa, un rico profesional de clase media contra su
ex-presidente y predecesor Sánchez de Losada, un millonario
capitalista; Lula Da Silva, pequeño funcionario del Partido de los
Trabajadores durante mucho tiempo, ( ex -obrero del metal) contra el
próspero político de clase media Fernando Cardoso. Washington ha
reconocido que entre esos probables clientes se incluyen desde el
pequeño burgués móvil y ascendente a aquellos ya en la elite.
Washington ha fortalecido su poder imperial al "abrir la
puerta" a los nuevos reclutas de abajo, aceptando al más astuto,
ambicioso y cruel en su clase gobernante colonial a cambio de seguir
la agenda pro-imperial, neo-colonial implacablemente. El caso es que
éstos "nuevos clientes" han ido más allá de los
"clientes viejos" en la agenda neo-liberal y han dirigido
sus países cruelmente en el marco colonial. Da Silva había superado
a Cardoso, de lejos, poniendo el sobrante del presupuesto para cubrir
las demandas de los acreedores extranjeros, la privatización
extendida a toda la infraestructura principal e incluso entregó
derechos de exploración de petróleo a las multinacionales ( Shell,
Exon) de áreas de la empresa nacional, Petrobras, que las han
identificado como poseedoras de billones de barriles de petróleo.
La
conducta extrema pro imperial de los "nuevos clientes" es el
resultado de su deseo de demostrar a su imperial señorío que ellos
han roto de verdad con su pasado izquierdista/ populista y con sus
aliados de masas anteriores, que están completamente en línea con
las políticas imperiales e instituciones. El despliegue ostentoso de
la identificación con la clase gobernante se encuentra en los
numerosos entornos de las personas de negocios que acompañan a los
nuevos clientes en sus viajes al extranjero. Por ejemplo, Lula invitó
a 400 banqueros, comerciantes, gente del agro-negocio, a los dueños
de minas e industriales en sus viajes a Asia y a Europa. Complementan
sus políticas pro imperiales, comprometiendo en barrer ejercicios retóricos
en foros internacionales, expresan preocupación sobre la pobreza pero
se olvidan de unir la pobreza con la riqueza, y el poder a las políticas
pro imperiales que siguen.
La
re-alineación de Washington con los “ forasteros” es un
movimiento cuidadosamente calculado, basado en el análisis serio de
la dirección en la que sus nuevos discípulos se están moviendo, no
en donde estos estaban en el pasado. Están impresionados más por sus
nuevas alianzas con las elites que por sus alianzas pasadas con los
movimientos sociales. Anteriormente todos ellos eran impresionados por
acciones concretas tomadas con respecto a sus intereses estratégicos
- en la economía, alianzas geopolíticas e instituciones del estado.
La
política de reordenación de Washington está mucho más cerca de un
análisis de tipo marxista (marxismo para la clase gobernante) que del
diagnóstico superficial, mal informado de los académicos de la
izquierda, periodistas y líderes de movimientos sociales que abrazan
a éstos “ forasteros “ en base a los recuerdos del pasado, retórica
electoral locuaz y la inspiración de ilusiones. La Izquierda tiene
que estudiar política imperialista para re-aprender política de tipo
marxista – esta vez sólo en interés de los obreros urbanos,
desempleados, indios, campesinos y mujeres trabajadoras.
Los
éxitos imperiales reclutando a los nuevos clientes ocurren en algunas
circunstancias concretas. Primero esto, ocurre en la arena electoral
donde los "costos" de compromiso "abren" el
cliente potencial a la seducción financiera. Segundo, tiene lugar
donde el movimiento o el partido se centra en una sola personalidad o
en el culto de la personalidad. Es más fácil "comprar" a
un solo individuo y su corrillo de la elite que a las asambleas democráticas
populares. En tercer lugar los que hacen las políticas imperiales
pueden tener éxito con nuevos clientes que ejecutan organizaciones
muy verticales que les permiten imponer la forma del giro reformista a
las nuevas alianzas pro imperiales.
El
imperialismo no tiene ninguna alianza permanente con éstos ' nuevos
clientes como no retuvo sus lazos a los “clientes viejos”. El
imperialismo tiene intereses permanentes expandiendo el imperio y
enriquece a su clase gobernante, extendiendo su poder militar,
dominando a sus competidores. Cuando y si, más pronto o después, los
nuevos clientes alcanzan credibilidad por la capacidad de implantar
políticas imperiales, Washington ejercerá su flexibilidad una vez más
; se involucra devolviendo al gobernante/ legislador establecido la
clasificación o reclutando un ' forastero nuevo'. La re-alineación
de ' forasteros' con “propio” normalmente tiene lugar una vez la
crisis de dominación imperial se ha superado y el sistema imperial se
estabiliza. Los “ nuevos clientes” así harán todos los esfuerzos
para asimilarse en la clase política en base a sus lazos con las
instituciones imperiales. Sin embargo una vez ellos pierdan su
"capital político"; la habilidad de controlar a sectores
sustanciales del populacho, ya no tienen más valor alguno estratégico
para los diseñadores de la política del imperio; se convierten en
desechables.
La
percepción de los “nuevos clientes” de sus nuevos compañeros
imperiales es bastante diferente. Creen que han forjado una alianza
estratégica, una relación de funcionamiento duradera a largo plazo.
Asumen un nivel alto de reciprocidad; de apoyo mutuo en base a
“intereses comunes”. Casi siempre quedan rudamente asustados
cuando su apoyo político entre las masas se deteriora y la “mirada
imperial” de sus compañeros se dirige hacia un cambio de
alineaciones, hacia los clientes viejos en las clases de elite o la
contratación de un nuevo “forastero”.
Despreciado
y desconfiado por sus antiguos aliados en los movimientos de masas,
abandonado por sus aliados "estratégicos" del imperio, el
“forastero” convertido en nuevo cliente, perderá su prominencia
política y se hundirá en el olvido y aceptando una beca en la
Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, o un puesto
menor en la OEA o adquiriendo residencia en Miami con su riqueza mal
conseguida donde aprenden a jugar al golf o toman lecciones de tenis.
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Octubre 2004
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