Perú: el Movimiento Etnocacerista. Revolución o
pantomima política. Incanato o una forma de regresar a la anti
historia.
¿Nacionalismo o parodia de rebelión popular?
Por Luis Arce Borja, 10/01/05
peru.indymedia.org/news
El primer día de este año (1° de enero), el
denominado movimiento Etnocacerista tomó por asalto la comisaría de
San Jerónimo ubicada a 4 Km. de Andahuaylas. El puesto policial
estaba resguardado por 17 efectivos los mismos que fueron tomados
prisioneros. En esta acción participaron por lo menos unos 150
activistas de este grupo liderados por algunos oficiales del ejército
en retiro y conformado mayormente por soldados reservistas. Los
rebeldes anunciaron desde el primer momento que su acción tenía como
objetivo la renuncia de Alejandro Toledo a quien acusaron de ser un
traidor a la patria. "No abandonaremos la comisaría hasta que
renuncie Toledo, pero también estoy dispuesto a dialogar", dijo
Antauro Húmala, el cabecilla del asalto de la comisaría.
Cuatro días después, y 4 muertos (policías) de
por medio los etnocaceristas se rindieron en medio de las plegarias
del padre José Domingo Paliza quien sirvió de intermediario entre
los rebeldes y las fuerzas militares del gobierno. Toledo no renuncio,
y por el contrario recibió un cierra filas de amigos y enemigos
entorno al gobierno y al supuesto “Estado de derecho”.
El movimiento Etnocacerista, es una organización
liderada por dos oficiales retirados del ejército y agrupa a una
centena de ex soldados en situación de reserva. Este movimiento se
cataloga de étnico ultra nacionalista. Entre sus planteamientos
principales se considera reconstruir el imperio incaico y propone como
medula de su estrategia política regresar a la “grandeza” del
Tahuantinyuyo que en el siglo XV abarcaba los territorios del Perú,
Ecuador, Bolivia, Colombia y parte de Chile. Otra de las expresiones
“nacionalistas” de este grupo es iniciar una guerra contra Chile y
Ecuador para “recuperar” los territorios peruanos. Desconoce el
tratado de Itamaratí, que establece la paz con el Ecuador en 1998 y
declara que Arica (Chile) va a "retornar al Perú". En su
especial enfoque de la crisis nacional pasa por alto el asunto
fundamental de la lucha de clases y concluye que todo el problema se
reduce a una cuestión racial entre peruanos autóctonos y peruanos no
auténticos. Propugna una hegemonía de los “cholos” sobre los
“blancos”. Sus mentores dicen, que el etnocacerismo, es “cosa de
machos”.
Los organizadores de este grupo son los hermanos
Ollanta Húmala y Antauro Húmala, el primero es un comandante del ejército
(pasado a retiro en diciembre pasado), el segundo es un mayor del ejército
(retirado). Ambos, en octubre del 2000, pocos días antes de la Fuga
de Montesinos, encabezaron una sublevación contra Fujimori en el sur
del país. Algunos vieron en esta rebelión en un cuartel militar una
cortina de humo para esconder la salida clandestina al extranjero de
Montesinos. A la caída de Fujimori, Ollanta Húmala, comandante del
ejército y líder de este movimiento fue amnistiado y premiado con
una agregaduría militar primero en Paris (Francia) y posteriormente
en Séul (Corea). Ollanta Húmala “ideólogo” y dirigente de este
grupo desde el 2000 hace planes para presidir el Perú en el 2006. El
movimiento se declara contrario al sistema parlamentario peruano, pero
sin embargo la primera tarea que da a sus simpatizantes es la de
recabar 390,000 firmas (planillones de adherentes) para “solicitar
su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones”. Antauro Húmala,
el segundo en jerarquía después de Ollanta, no tiene ningún
problema para decir que el “motor ideológico del cambio en Perú”,
es Manco Cápac (1), primer Inca y que según la leyenda surgió de
las aguas del lago Titicaca para fundar el imperio Inca. Este grupo se
siente hermanado por la “sangre india” con el movimiento Pachacútec
del Ecuador que como se sabe apoyó la campaña electoral del coronel
Lucio Gutiérrez.
¿Qué hay detrás de este movimiento?, es la
pregunta que se hacen lectores y observadores políticos
principalmente en el extranjero.
La teoría enseña que lo determinante en la
naturaleza política de un proceso armado o cualquier acción
subversiva es su filiación de clase y su relación con el contexto
histórico en que se desenvuelve. Además, un movimiento armado, de
acuerdo a sus objetivos estratégicos, puede ser revolucionario,
nacionalista, progresista, fascista o simplemente reaccionario. En síntesis,
si se quiere determinar con precisión la esencia y naturaleza de una
acción armada se requiere estudiar seriamente (exenta de
subjetivismo) tres cuestiones inherentes a cualquier proceso
subversivo. Primero, se debe precisar con exactitud cuál es la base
ideológica de la organización, movimiento o partido que dirige el
proceso materia de estudio. Segundo, se tiene que conocer los
objetivos y estrategia política del grupo armado. Qué plantea como
sociedad y sobre qué bases pretende edificar el Estado contra el cual
se ha sublevado. Tercero, se debe puntualizar respecto a la clase que
sirve y representa dicho movimiento armado. Para este propósito hay
que tomar en cuenta, antes que la extracción social de sus
componentes, sus puntos de vista frente a la economía, a los grupos
de poder, al Estado, a la iglesia, a las fuerzas armadas
reaccionarias, etc.
¿Cómo caracterizar el movimiento “etnocacerista”?.
¿Revolucionario, nacionalista, o simplemente una banda de militares
retirados que ocultamente sirven a uno de los grupos de poder del Perú.?.
El gobierno de Toledo se ha escandalizado y ha dicho que este grupo
pretende destruir el “Estado de derecho”. Algunos articulistas lo
han ubicado como grupo “nacionalista”, y elogiosamente han dicho
que la acción de “Andahuaylas es un extraordinario ejemplo”.
Otros simplemente han dicho que es un movimiento fascista y que no
pasa de ser un clan familiar con pretensiones de poder.
El primer elemento que hay que tomar en cuenta
para tener una idea de la naturaleza del movimiento etnocacerista se
refiere al contexto actual del Perú. La característica principal de
la actual sociedad oficial peruana es su aguda crisis política y
moral, en cuya escena política las masas pobres siguen siendo víctimas
de bribones y mafias enquistadas en el poder. Este grupo surge en un
cuartel militar y su relación es directa con la sociedad oficial
lumpenizada que Alberto Fujimori y Montesinos habían llevado a su
pico más alto en 1O años de régimen mafioso. No se puede escudriñar
el carácter político de este grupo sino se toma en cuenta la crisis
y descomposición del Estado. Los partidos políticos (izquierda y
derecha) están hundidos en un proceso de descomposición. El poder
judicial, el parlamento, las fuerzas armadas, fuerzas policiales, y
otras instituciones del Estado son antros de corrupción cuyo rol se
reduce a sostener las mafias que vía elecciones o golpe militar se
enquistan en el poder. En esta situación, putas, ladrones, militares,
criminales, jefes de bandas, y toda suerte de individuo ambicioso se
irroga el derecho de ser parlamentario, ministro y presidente de la
República. Una prueba de esta situación lo entrega las actuales
bravatas de Alberto Fujimori contra quien pesa serias acusaciones por
crímenes, robos, coimas, y otros delitos, pero no tiene ningún
problema para anunciar desde Japón (donde reside ahora) que será
candidato electoral en el 2006. Lo mismo se puede decir de Alan García
Pérez, ex presidente y líder del APRA, también en su momento
acusado de robos y crímenes masivos de prisioneros y campesinos, pero
sin embargo no tiene ningún impedimento para ser el candidato
favorito en las próximas elecciones generales (2006).
En este cuadro social, los grupos de poder
locales, echan mano a cualquier elemento y táctica que les sirva para
desviar la atención de las masas, sobre todo en momentos de agudización
de la lucha de clases. Fabrican “revoluciones”, forman grupos
armados, y hasta planifican acciones armadas. Por ejemplo, se conoce
ahora que una serie de atentados y acciones “guerrilleras”
efectuadas entre 1998 y el 2000 fueron preparadas en el Servicio de
Inteligencia Nacional (SIN) que dirigía Montesinos. Hay una asociación
entre crisis política y surgimiento de los más extraños movimientos
y personajes de la política peruana. En política se da algo
semejante a lo que ocurre con las sectas religiosas. A mayor crisis más
serán las sectas que como hongos se extenderán en las zonas
marginales. Además, como lo ha demostrado la sublevación
etnocacerista, ningún gobierno en el mundo por más odiado que sea,
sale huyendo y deja el poder porque le toman una miserable comisaría
con 17 policías. Así se diera la “renuncia” de Toledo, nada
cambiaria sustancialmente en el panorama de hambre y miseria en el Perú.
No se trata de cambios presidenciales y de personas, sino de liquidar
la vieja estructura de poder político, y lograr cambios de calidad en
el Estado y la sociedad.
¿Nacionalismo o planteamiento antihistórico?
Algunos analistas, no sabemos si por oportunismo
o por ignorancia política, identifican nacionalismo con el movimiento
etnocacerista. ¿Dónde esta la esencia nacionalista de este grupo?.
El nacionalismo etnocacerista se resume en su planteamiento de
reconstituir el Tahuantinsuyo (2) o de edificar una sociedad bajo
“dominación de los cholos”. También ofrece, como parte de su
“nacionalismo”, iniciar una guerra contra Chile y Ecuador. Para
comenzar hay que anotar que el nacionalismo como corriente ideológica
política reconoce a la Nación como una comunidad de individuos antes
que de raza, grupos y tribus. Dice la teoría marxista, la Nación es
una comunidad históricamente constituida que tiene afinidad
territorial, económica, cultural y lingüística. La Nación nada
tiene que ver con razas o el color de la piel de los ciudadanos.
El “nacionalismo” del Etnocacerismo, es si
quiere un concepto justo, una caricatura abstracta respecto a la nación
peruana y a las reivindicaciones históricas de los pueblos y masas
oprimidas del Perú. Ya José Carlos Mariatégui anotó en 1928 que
los problemas fundamentales del Perú no eran un asunto de
“cholos” y blancos, ni de indios y europeos, sino más bien de
clases (campesinado, proletariado, clase media, burguesía y
terratenientes). Más concretamente señaló que el problema del indio
era en lo fundamental el problema de la tierra. Es decir de la lucha
entre millones de campesinos pobres y los grandes terratenientes y
propietarios de tierra que ilegalmente desde el origen de la República
se apropiaron por la fuerza de las tierras. Que Alejandro Toledo sea más
“cholo” que Fujimori, no cambia el carácter reaccionario y pro
imperialista de su gobierno. Los presidentes peruanos, “cholos”,
mestizos, blancos, mulatos y otros, fueron reaccionarios y anti nación
peruana, no por causa de su origen racial ni social, sino simplemente
porque fueron históricamente representantes de los grupos de poder.
Los problemas económicos y sociales de los
peruanos, no se resuelven haciendo una división entre indios,
mestizos blancos, negros, y chinos (la población peruana es
multirracial) sino más bien uniendo a la nación pobre para luchar
contra la semifeudalidad, el capitalismo dependiente, y las clases
sociales (terratenientes y burgueses) que detentan el poder del
Estado. Plantear regresar al incanato o al Tahuantinsuyo, no sólo es
una vulgar borrachera nacionalista, sino que ello representa un
planteamiento antihistórico y reaccionario cuyo objetivo es crear
confusión en el seno de los peruanos pobres. Nadie que verdaderamente
quiera resolver los problemas del Perú, puede desear el retorno a la
sociedad esclavista de los holgazanes incas, que se hacían cargar por
sus esclavos hasta para ir a tomar el sol en el patio de sus palacios
de piedras. De la misma manera, hacer creer que una guerra con Chile y
con Ecuador servirá a la Nación, es una idea estúpida y
reaccionaria, que inserta en la actual situación internacional (de
hegemonía total de los Estados Unidos), serviría exclusivamente para
favorecer el militarismo y hundir más en la miseria a los pueblos de
Perú, Chile y Ecuador.
Bruselas, 8 de enero
2005
Notas:
1. “Manco Cápac y Mama Ocllo han desplazado
del corazón de los pueblos de Bolivia, Ecuador y Perú a sus hasta
hace poco inspiradores ideológicos Marx, Lenin y Mao. No es sino
Manco Cápac el artífice de la política y la historia en el mundo
andino de nuestro tiempo”. (Declaraciones de Ollanta Húmala’.
Precisiones históricas doctrinantes).
2. Ideario del Etnocacerismo. “Asumimos la Gran
Cultura del Antiguo Perú o Incario, herencia histórica que tiene que
ser estudiada, revalorizada y reactualizada (Manifiesto, Lima,
Diciembre 1 del 2000 Dr. Isaac Húmala Núñez Presidente MNP).
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