Cómo
el imperialismo estadounidense confronta sus debilidades
y los desafíos
latinoamericanos
Por
James D. Cockcroft (*)
Rebelión, 25/02/05
Hay
una dialéctica de poder y debilidad en el imperialismo
estadounidense. El poder militar es innegable, pero hay debilidades
estructurales. Estas vulnerabilidades son económicas, políticas y aún
militares, fácilmente vistas en Iraq con la compleja resistencia del
pueblo iraquí y en el crecimiento desigual pero combinado de los
movimientos sociales y anti-guerra en América Latina y otras partes
del mundo. Debido al fracaso del neoliberalismo y a las nubes que se
extienden por el horizonte de la crisis económica mundial, el
capitalismo contemporáneo refuerza todas las formas posibles de
jerarquización y, de manera más obvia, las que se basan en el género
y la raza. Busca una “solución final” a sus problemas de la forma
más jerarquizada existente, es decir, la militar.
Bajo el mando del presidente Bush y sus consejeros y amigos, el
imperialismo confronta la crisis de su propia legitimidad y la de su
ideología de globalización neoliberal, o globocolonización, con no
sólo una respuesta militar sino un complejo de tácticas
sofisticadas. Es verdad que hay un fortalecimiento de poder de los
ultra-neoconservadores en posiciones claves del gobierno; escalada en
el uso o amenaza de fuerza y guantanamización y AbuGraibización para
quienes se opongan, incluyendo la autorización de tortura en una
orden enviado a las tropas en Irak por Bush según un documento del 19
de mayo de 2004 hecho público por el FBI. Continua una militarización
y una represión y criminalización de los movimientos sociales y
voces de protesta.
A
la vez, aprovechándose del control monopólico de los medios de
comunicación en manos de un puñado de corporaciones transnacionales
aliadas con el imperialismo, se fortalece un sistema nacional e
internacional de una ofensiva ideológica a favor de un pensamiento único
y la supresión de cualquier otra alternativa. Aún el New York
Times, una voz menos conservador que muchos otros periódicos,
decidió no publicar un anuncio ya pagado de “Not in Our Name”,
una declaración anti-guerra firmado por 10,000 personas, en el día
contratado porque fue el día de la inauguración de Bush en
Washington. El Times se defendió, diciendo que hubo un
“error técnico”, pero en realidad fue un caso típico de
auto-censura.
Sin
embargo, hay señales de un crecimiento en la resistencia de los
pueblos contra el superpoder, no solamente en América Latina sino
también en otras partes del mundo. Por ejemplo, las amenazas
imperialistas han resultado en una nueva alianza entre Siria e Irán
apoyada por Rusia.
Esta
ponencia trata de abrir un debate sobre el carácter único del
imperialismo estadounidense y los métodos principales contemplados
para imponer, según su doctrina "The National Security Strategy
of the United States of America" circulado por Internet a
mediados de septiembre 2002, “un dominio espectral completo... a
través de la guerra preventiva, global e infinita”.
Los
autores clásicos sobre el imperialismo – Hobson, Lenin y Luxemburgo
-- lo han definido como la expansión necesaria del capitalismo en su
etapa de dominación por el capital monopólico. Actualmente, los
Estados Unidos controla casi la mitad de las mayores compañías y
bancos en el mundo. Además, aquellas empresas estadounidenses reciben
más de la mitad de sus lucros de sus filiales en el exterior (en
comparación con el caso de las empresas extranjeras de otros países
que reciben apenas una tercera parte de sus lucros desde afuera.)
Aunque muchas de las inversiones estadounidenses son entrelazadas con
empresas europeas o asiáticas, las cifras económicas indican que el
poder imperialista principal y lo más dependiente en las inversiones
afuera del país tanto como en las inversiones de otros naciones en su
país es los Estados Unidos.
[1]
En
realidad, toda la palabrería y los hechos principales de “la
globalización neoliberal y la guerra contra el terrorismo” son una
manifestación del imperialismo, como aún los líderes principales de
los Estados Unidos lo anotan. Por ejemplo, la más alta representante
comerciante estadounidense pronunció una vez que “La globalización
es los Estados Unidos.” Y sobre América Latina y Canadá el ahora
ex-Secretario de Estado Colin Powell ha declarado que “Nuestro
objetivo es garantizar para las empresas nacionales el control de un
territorio que se extiende desde el Ártico hasta la Antártica”.
Powell
es él que mentirosamente justificó la invasión a Irak frente al
Consejo de Seguridad de la ONU y escribió la introducción al informe
de 440 páginas de la Comisión estadounidense sobre Cuba para
contribuir a una “Cuba libre” (mayo de 2004.) La diferencia entre
aquellas dos intervenciones de Powell es que en la última el
imperialismo declara su intento de anexionar a Cuba a través de un
programa detallada de “cambio de régimen” que incluye la
privatización de todas las propiedades estatales, cooperativas
agrarias con sus 400,000 asociados, y programas sociales de salud y
educación, para entregarlas a corporaciones e individuos
estadounidenses bajo un régimen de control militar, sin ningún
pretexto de la posible existencia de armas cubanas de destrucción
masiva. [2]
En
suma, la llamada globalización es el imperialismo. En este sentido,
el ALCA (Área Libre de Comercio de las Américas) representa un
intento de anexar América Latina. El Plan Puebla Panamá, el Plan
Colombia y la Iniciativa para la Integración Regional Sudamérica,
presentados como planes de “integración económica y desarrollo
sustentable”, constituyen en realidad el ala militar del ALCA, una
forma de recolonización de América Latina.
El
rol del estado en todo esto es evidente. La idea de que el estado ha
muerto debido a la globalización neoliberal y su privatización de
sectores económicos estatales es una idea indemostrable, virtual y
carente de contenido teórico o realista.
Es
importante subrayar que el imperialismo económico y militar
estadounidense tienen un carácter sumamente político. El capital
monopólico está bien integrado con el Estado, el sistema político,
el “military-industrial complex” descrito por el presidente
Eisenhower hace medio siglo, y el patriotismo bélico. Las mayores
corporaciones y bancos estadounidenses están muy ligados al estado y
financian los dos partidos políticos. Desde 1960, sobre todo en la
era del neoliberalilsmo, estas corporaciones han usado el estado para
llevar a cabo una política que ha doblado la diferencia entre el
ingreso del 20% de la población estadounidense más rica y lo del 20%
con ingreso más bajo de un nivel de 30-1 a uno de 75-1, dejando
millones de personas hambrientas y sin techo, una de cada ocho
personas viviendo en pobreza, y 45 millones sin seguro de salud. [3]
La
meta de los super-ricos es usar el Estado para implementar una política
que destruirá todas las reformas keynesianas y reformas sociales
desde el décimo de 1930 y el “New Deal”, una tarea difícil pero
no imposible en el caso de la privatización de Seguridad Social.
Cuando Bush declara su intento de llevar a todas partes del mundo el
“fuego” de la “libertad y democracia” y del “mercado y
comercio libre”, esta repitiendo un patriotismo y una amenaza bélica
y económicamente expansionista que han prosperado en los Estados
Unidos desde antes de su fundación y la Doctrina Monroe.
Debido
a la integración del gran capital con el Estado y sus instituciones,
incluyendo los medios de comunicación y la mayor parte de las
religiones, es relativamente fácil lanzar muchas guerras bajo
administraciones de ambos partidos y así buscar una hegemonía política
y económica, inscripta en mecanismos institucionales políticas y
económicas bajo dominio estadounidense como la ONU, el FMI (Fondo
Monetario Internacional), el Banco Mundial y el BID (Banco
Interamericano de Desarrollo.) Ambos los demócratas y los
republicanos de las administraciones de Bush I, Clinton y Bush II
prepararon e insistieron en lanzar los bombardeos desde 1991 hasta
ahora contra Irak. Las grandes compañías estadounidenses y su Estado
buscan no solamente un control del petróleo y otros recursos
naturales en el mundo sino también una hegemonía militar, económica
y política sobre los rivales imperialistas de Europa y Japón.
Reflejando
y estimulando los intereses del capital monopólico, el gobierno
norteamericano implementa una militarización del mundo que amenaza
ataques militares a cualquier país, bajo el pretexto de “la guerra
contra el terrorismo” y ahora la guerra contra “la tiranía” (es
decir, cualquier gobierno cuya democracia o dictadura no imita la
democracia “lite” o dictadura incipiente de los Estados Unidos o
no sirve sus intereses económicos.) Esta militarización patrocinada
por Washington es para asegurar e incrementar el control de los
recursos naturales, la expansión del gran capital industrial y
financiero, y las mejores condiciones para las inversiones y comercio
de los Estados Unidos.
Varias
empresas norteamericanas, por ejemplo Coca Cola o Drummond Co. Inc.,
compañía minera de Birmingham, Alabama, habla públicamente de su
uso de fuerzas militares y paramilitares en Colombia para reprimir
huelgas y asesinar sindicalistas, así manteniendo altos niveles de
producción a bajos costos. En muchos países andinos (y en Cuba en el
caso de la fiebre dengue, entre otros) los Estados Unidos ha llevado a
cabo un bioterrorismo contra campesinos cultivando coca y otros
cultivos. [4]
Como
una parte de su estrategia de seguridad nacional, el Estado
norteamericano prevé la posibilidad de dirigir armas biológicas o un
virus tóxico a genotipos específicos, por ejemplo Árabes, negros, o
cualquier grupo que quisiera atacar. No es por nada que el gobierno
norteamericano les han negado el permiso de entrar al país a los
inspectores internacionales investigando la posible existencia de
armas química-biológicas, prohibidas por tratados internacionales
desde los fines de la década de los setenta.
Es
más. Un documento clasificado, divulgado a la prensa en octubre de
2002 y preparado por el "Defense Science Board" para el
Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, revela un plan del Pentágono
para usar un nuevo "Proactive, Preemptive Operations Group
(P2OG)" para llevar a cabo misiones violentas y secretas con la
meta de "estimular reacciones" entre grupos terroristas para
provocar ataques contra gente inocente, y así crear un pretexto para
otra guerra o cualquier acto de “defensa de la seguridad
nacional”. Se habla en muchos lugares de un auto-atentado en los
Estados Unidos para justificar nuevas guerras, posiblemente contra Irán,
Siria o Cuba. Además, el gobierno norteamericano ha declarado varias
veces su intención de usar armas nucleares si fuera necesario.
[5]
Sin
embargo, hoy en día el imperialismo estadounidense confronta una
vulnerabilidad económica y política, una de las razones pocas veces
mencionadas atrás de sus guerras infinitas. Los gastos económicos de
la expansión militar dañan a la economía norteamericana. El costo
de la guerra en Irak de vidas destruidas y diversión de fondos crean
movimientos estadounidenses de protesta por parte de familias
militares, obreros, y estudiantes. Desde el comienzo de la invasión a
Irak, más de 5,000 soldados han desertado de las fuerzas armadas
estadounidenses. Muchos generales norteamericanos se preocupan de que
sus fuerzas están demasiadas expandidas para resistir los
contra-ataques de los pueblos.
La
economía estadounidense sufre un estancamiento que deviene de la
larga fase económica descendente desde 1973, a pesar de una
recuperación tentativa de la tasa de ganancia en los años 1995-2000.
Su parte de la producción mundial se ha reducido a un nivel de entre
20 y 25%. Casi todo el mundo, menos China, se encuentra en una recesión
económica. La economía del planeta está basada en relativamente
poca producción, debida a la crisis de sobreproducción. Hay cada vez
más especulación financiera, tráfico de drogas y sexo, lavado de
dinero, y venta de armas y guerras regionales. El oro y la plata que
reinaron en el siglo XVI ahora se han trocado por los estupefacientes
del narcotráfico y el lucro de las ventas de mujeres y niños
quienes, a diferencia de los estupefacientes, se pueden vender más
que una vez. Por eso muchos economistas estiman que las ganancias del
tráfico en mujeres son mayores a las del tráfico en los
estupefacientes. Aun peor son los casos -- muchos todavía no
conocidos – de esclavitud de las mujeres, y de violencia mortal
contra ellas (p. Ej., caso de Ciudad Juárez, México) – sin
hablar de la esclavización o criminalización de cientos de millones
de inmigrantes de ambos géneros.
Hay
que subrayar que las tácticas militares y las guerras implementadas
por el imperialismo brindan el consentimiento para la violencia contra
las mujeres, ya muy visible hoy en Colombia y en algunos lugares de
Centroamérica y Méjico, sin mencionar Irak. A causa del patriarcado
y de todas sus instituciones (que se remontan a épocas anteriores al
capitalismo) las mujeres son de forma abrumadora las víctimas
“socialmente aceptadas” de la violencia en el mundo militarizado
de nuestros días. Una de las principales consecuencias de las guerras
modernas es la privación de derechos a las mujeres. La vinculación
afectiva que se produce entre los militares, en las fuerzas
mercenarias que se contratan, y en los paramilitares, establece una
equivalencia entre poder y sexo, lo que a su vez refuerza la violencia
contra las mujeres. Debido a ello y al papel de la mujer en la
acumulación de capital y en los movimientos sociales contra el
sistema dominante, es obligatoria la incorporación de la teoría del
patriarcado y la triple explotación de las mujeres en cualquier análisis
de clase y debate sobre el imperialismo y los movimientos sociales.
Por eso la cuestión fundamental de los derechos de las mujeres surge
tan fuertemente hoy en día no sólo en los movimientos feministas
como la Marcha Mundial de Mujeres sino en los movimientos de redención
social en general. [6]
Económicamente
los Estados Unidos corre el riesgo de que los chinos, japoneses, árabes
y otros inversionistas en bonos y mercados financieros estadounidenses
huyan hacia otros países. Con los escándalos de Enron, AOL Time
Warner, Andersen, Halliburton (vinculada al vicepresidente Dick Cheney)
y otras empresas gigantescas, la mayor deuda en el mundo, y un déficit
monumental en cuenta corriente, la economía norteamericana se
encuentra en condiciones de perder el dominio del dólar y el control
sobre otras economías del mundo. (Aún antes de la guerra en Irak,
muchos países petroleros y de Europa comenzaron la presión actual
para que la cotización y el comercio del petróleo se realicen en
euros y no en dólares.)
El
movimiento alter-mundialista ha avanzado bastante. Ya muchas personas
se dan cuenta de que el emperador está desnudo bajo su vestido nuevo
de globalización. Siguen los fracasos imperialistas en las guerras de
Afganistán, Irak y, en menos escala, Colombia, las Filipinas y
Palestina. La Unión Europea (UE), a pesar de su apoyo del
fundamentalismo del “mercado libre” (libre para los ricos), está
en desacuerdo con mucha de la política internacional estadounidense y
confronta sus propios desafíos de alter-mundialistas europeos
opuestos a sus prácticas neoliberales e imperialistas. El gobierno de
Bush trata de arreglar las cosas con los gobiernos principales de la
UE, y la UE le devuelve el favor ahora que ambos imperialismos
confrontan crecientes dificultades. Aún en su propia casa, hay señales
de incipientes divisiones en la clase dominante estadounidense, y el
movimiento contra la guerra ha recibido un apoyo a través de una
carta escrita por 16 diputados federales al presidente Bush exigiendo
el retiro de las fuerzas militares de Irak.
No
es sorprendente que la clase dominante estadounidense comienza en fin
a mostrar señales de duda o división -- dentro de ambos partidos políticos,
de las Fuerzas Armadas y de la misma Casa Blanca (donde una minoría
de neoconservadores, menos “ultras,” han salido del consenso.)
Estas divisiones no tienen que ver con la meta final de dominar al
universo, sino con cuales estrategias y tácticas se deben seguir para
lograr tal dominio. ¿Uni-lateralismo o multi-lateralismo? ¿Legalizar
la tortura o no? ¿Más mercenarios, ejércitos privados y
contratistas particulares, o menos o ningunos? ¿Honrar a las
Convenciones de Ginebra o no? ¿Continuar con la ONU, el FMI, el Banco
Mundial y la OMC, o modificarlos, o aun echarlos?
A
la vez, en parte debido a tales dudas, las figuras neoconservadores
principales en Washington están centralizando y consolidando su poder
en un proceso de introducir por etapas una dictadura si la democracia
tradicional “lite” no les sirve en su intento de crear un nuevo
imperio supuestamente invulnerable. Los nuevos oficiales nombrados por
Bush en posiciones claves de su segunda administración demuestran la
consolidación del poder de los neoconservadores más fanáticos, p.ej.:
Condoleezza
Rice, como Secretario de Estado, quien ha amenazado a la soberanía
nacional de Venezuela, Cuba, Siria, Irán y muchos otros países con
cargos falsos, calificando Cuba como uno de “los reductos de la
tiranía en el mundo” y por eso prometiendo “una estrecha atención
a la aplicación de las recomendaciones de la comisión” Powell.
Alberto
Gonzales como Fiscal General, el ex-consejero legal de Bush, quién en
enero de 2002 describió las Convenciones de Ginebra como
“curiosas” y “obsoletas” en “un nuevo tipo de guerra” y ha
dicho que la tortura bajo ciertas circunstancias no es un crimen de
lesa humanidad
Michael
Chertoff, como Director de Homeland Security (Seguridad Interna), él
que ayudó escribir el Acto Patriótico y enjuiciar más de 1,300
“terroristas” sin darles sus derechos constitucionales cuando fue
jefe de la división criminal del Departamento de Justicia entre 2001
y 2003
John
Negroponte como el nuevo “czar” o jefe de Inteligencia
(coordinador de 15 agencias de la inteligencia, incluyendo la CIA y el
FBI), él que mintió al Congreso estadounidense sobre su papel en el
asunto “Iran-contragate” y el uso de escuadrones de la muerte en
las guerras sucias en America Central del décimo 1980 cuando estuvo
embajador a Honduras
Lt.
Gen. Michael Hayden, en los últimos seis años director de la
poderosa National Security Agency, el llamado “super-espía” y
buen amigo de Rumsfed y Rice, como el jefe asistente de Inteligencia
(de Negroponte)
Stephen
Cambone, Douglas Feith y General William G. Boykin y (Deputy
Undersecretaries of Defense), ultra-neoconservadores y figuras
importantísimas de la cadena de mando de las operaciones secretas del
SOCOM (Mando Secreto de Operaciones Especiales). Boykin ha dicho que
“Dios puso Bush en la Casa Blanca para un tiempo como esto.” SOCOM,
que dirigió la invasión de Irak, es una parte del Pentágono mandado
por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Es la cúspide de las
operaciones militares imperialistas, arriba del Comando Sur y del
Comando Norte (que unifica las fuerzas armadas de Méjico, Canadá y
Estados Unidos bajo el mando de oficiales estadounidenses.) El SOCOM y
sus Fuerzas Especiales no tienen controles jurídicos y están
financiadas para hacer lo que quieren en cualquier parte del mundo
bajo el pretexto de una guerra “contra el terrorismo” llevada a
cabo con bombardeos de ciudadanos no combatientes, torturas y
desapariciones de miles y miles de personas. Un ex-oficial de alto
nivel del Pentágono informó al prestigioso periodista estadounidense
Seymour Hersh que las Fuerzas Especiales del SOCOM son las mismas que
fundaron y financiaron los escuadrones de la muerte en El Salvador:
“El objetivo ahora es reclutar gente local en cualquier lugar que
queremos. Y no informaremos al Congreso nada”. Cómo ha dicho
Rumsfeld, “la libertad significa ser libre para hacer la maldad”.
Se supone que el Programa TIA (Total Information Awareness), rechazado
por el Congreso hace algunos años, ya estará delegado al Pentágono.
Es un proyecto de control social a escala planetaria que no respetará
fronteras y vida privada y usurá una tecnología muy avanzada como
“micro-vigilancia”. [7]
Porter
Goss, como jefe de la CIA, un ex-jefe del Comite de Inteligencia de la
Cámara y ex-agente de la CIA con una larga experiencia en
“Operaciones Especiales”, con los nombres de Venezuela, Colombia,
Haiti, Cuba y México en su lista de "países inestables" en
2005.
Con
el tiempo, es probable que se fracasará todo el proyecto
ultra-neoconservador debido a varias contradicciones internas, errores
múltiples, números mayores de los 16 diputados protestando, una
crisis económica y, sobre todo, crecientes movimientos sociales de
resistencia dentro y afuera de los Estados Unidos.
En
enero de 2005, mi último artículo sobre América Latina describió
los vientos positivos de cambio, impulsados por los crecientes
movimientos sociales e insurrecciones populares espontáneas, soplando
desde Latinoamérica y llegando al resto del mundo. El artículo reveló
los papeles claves de las y los indígenas, la juventud, las mujeres,
los pobres, el campesinado, las y los nuevos sindicalistas, y la
internacionalización de las luchas populares. Se describió como en
las últimas elecciones esos vientos de cambio han inclinado el péndulo
político latinoamericano desde la extrema derecha (o centro-derecha)
hacia el centro o centro-izquierda, aunque una vez elegidos muchos
presidentes puedan apoyar el moribundo modelo económico neoliberal.
[8]
Los
movimientos populares ayudaron derrotar el programa de la Organización
Mundial del Comercio en Cancún, Méjico, en 2003, al que contribuyó
el alineamiento de Brasil con China e India en el “bloque de los
22,” y hicieron imposible la implementación del “ALCA Lite” en
enero de 2005, la fecha escogida por el imperialismo. Los TLC’s
actuales o propuestos de los Estados Unidos con Chile, los países
andinos, Centroamérica y México ya no andan bien. La ofensiva
comercial y financiera de España y China en América Latina está
recibiendo una bienvenida en muchos países.
[9]
Por
eso, y debido a sus frustraciones en el Oreinte Medio, el
imperialismo, a pesar de su preocupación con la guerra en Irak, tiene
en la mira América Latina. En Washington se habla frecuentemente de
un nuevo “eje del mal”- Brasil, Venezuela y Cuba - que amenaza la
“libertad”.
Para
llevar a cabo una política más sofisticada y poderosa de intervención,
el Gobierno estadounidense ha aumentado su movilización y coordinación
entre el Pentágono, la CIA, la Agencia de Lucha contra las Drogas, la
Fundación Nacional por la Democracia, y sobre todo el SOCOM. En
solamente el año 2001, más que 15,000 militares latinoamericanos
fueron capacitados por el gobierno estadounidense (en la renombrada
Escuela de las Américas de triste fama por su entrenamiento de
dictadores de las guerras sucias.) También se ha desarrollado mucho
nuevo entrenamiento norteamericano de las policías en América
Latina.
A
la vez, el imperialismo planea e implementa intervenciones militares
directas o indirectas, junto con otros gobiernos donde sea posible,
para derrocar a gobiernos democráticamente elegidos, como ocurrió en
Haití, o muy brevemente en Venezuela en 2002. El imperialismo utiliza
masacres policiales o militares; la extensión de grupos paramilitares
y el resurgimiento de los escuadrones de la muerte; el incremento de
la violencia contra las mujeres, los gay y transexuales, las minorías
étnicas y las organizaciones progresistas; y planes no muy secretos
de asesinar a líderes como Evo Morales del Movimiento hacia el
Socialismo (MAS) en Bolivia o los presidentes Hugo Chávez y Fidel
Castro.
El
gobierno de EE.UU. trata no solamente de reprimir los movimientos
sociales sino también de cooptar o desviarlos. Se introducen tácticas
tales como las siguientes: la desestabilización del centro-izquierda
o de los gobiernos populista-nacionalistas; las conspiraciones de la
CIA y los medios de información para estimular movilizaciones
contrarrevolucionarias o derechistas [10] ; las amenazas contra la
soberanía de Venezuela y Cuba; la “reparación” o eliminación de
los supuestos “Estados-fracasados” de la región, respondiendo a
los movimientos populares que ganan sus batallas contra la privatización
como en el caso de El Alto, Bolivia con su victoria contra la
privatización del agua por la empresa francesa transnacional Suez, a
través de la creación de un movimiento “independista” en Santa
Cruz, Bolivia, para la división de la nación o el retorno del Estado
a la derecha ultra-neoliberal atrás de la máscara de un pluralismo
que intenta “ayudar” a los pobres y reconocer la diversidad étnica
y regional; en la misma manera, el uso de dinero y otras presiones
para desviar movimientos populares hacia un cambio de régimen
aparentemente “progresista” que no resultará en una avanza de las
fuerzas populares sino su derrota, como por ejemplo en Ecuador donde
el imperialismo trata de crear una alternativa a Gutiérrez si es que
él no pueda controlar la creciente movilización popular en su
contra; y, sobre todo, la criminalización de los actos de protesta.
Semejante criminalización de la disidencia y el incremento de la
represión violenta, sin embargo, puede que avive futuras
insurrecciones sociales en países como Argentina, Bolivia, Perú,
Ecuador, Colombia, e incluso Brasil.
A
causa de la profunda crisis económica en América Latina, con el
desplome de sus monedas y de las exportaciones de materias primas y el
crecimiento de su ominosa deuda externa y debido a la magnitud de la
presencia imperialista y el impacto del neoliberalismo con su
desmantelamiento de la nación-estado, los espacios para los supuestos
“progresismo” y “nacionalismo” casi han desaparecido. El
fracaso de la alianza gubernamental de centro-izquierda en Argentina
en 2001 y las dificultades del Gobierno del Presidente Luiz Inácio
Lula da Silva en Brasil, que son reflejo de esa nueva realidad, han
favorecido la emergencia de la alternativa transnacional bolivariana
patrocinada por el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, a la cuál
Lula se va uniendo cada vez más. [11]
Para
subrayar la realidad del terrorismo implementado por el imperialismo
contra los pueblos latinoamericanos y su amenaza de lanzar una nueva
guerra sangrienta si la estrategia del ALCA y su ala militar Plan
Colombia y Plan Puebla Panamá, junto con la desestabilización y
actos de terror estilo Plan Candor como el secuestro del representante
de relaciones exteriores de la guerrilla colombiana FARC Rodrigo
Granda en territorio venezolano en diciembre de 2004 no logren sus
objetivos, hay que entender la amenaza al imperialismo que representan
los procesos revolucionarios de Venezuela y Cuba.
El
proceso revolucionario de base de Venezuela y el Presidente Chávez
han influido en los movimientos sociales latinoamericanos, en los
partidos políticos e incluso en algunos gobiernos, con su
convocatoria hacia una nueva unidad bolivariana sin precedentes desde
la proclama de Simón Bolívar durante las guerras de independencia
contra España, Portugal y otras potencias europeas. Ahora, la
exigencia es la de una segunda y verdadera independencia - en esta
ocasión no sólo política sino económica y militar- sobre todo, una
independencia de las corporaciones y bancos transnacionales y de las
ensangrentadas garras del águila imperial estadounidense.
[12]
En
la reunión de noviembre de 2004 que mantuvieron los ministros de
defensa americanos, 16 países, con Brasil al frente, votaron contra
la propuesta estadounidense - apoyada por Colombia - de imponer una
fuerza multilateral de intervención en Colombia e integrar las
fuerzas armadas latinoamericanas a la campaña estadounidense de
“combate al terrorismo internacional”. El voto provocó un impulso
adicional al llamamiento previo de Chávez para constituir un bloque
militar regional en defensa de la soberanía nacional de la “Gran
Patria” contra el imperialismo. Chávez no dice “Patria o
Muerte” sino “Unión o Muerte” – la Gran Patria soñado por
Bolívar.
Al
proclamar la muerte del ALCA, Chávez y el Presidente de Cuba, Fidel
Castro, recientemente anunciaron en La Habana la puesta en marcha de
un marco alternativo para la integración económica (la Alternativa
Bolivariana para las Américas.) Al estrechar los intercambios económicos
y culturales beneficiosos para ambos países, entre los que se incluye
el petróleo a un precio reducido para los cubanos y miles de
maestros, médicos y becas cubanas para los venezolanos, el acuerdo
implica similares acuerdos futuros para el resto de Latinoamérica y
el Caribe, muchos de cuyos países ya están recibiendo petróleo
venezolano a precios reducidos. El objetivo principal del ALBA no es
el comercio sino lo social, la ayuda mutua y la eliminación de la
miseria y la pobreza. Otros países del Caribe y del Cono Sur ya están
cooperando en distintas maneras con el ALBA.
A
mediados de diciembre de 2004, el internacionalismo de Chávez se
apuntó un nuevo tanto al reunirse en Ayacucho con otros dirigentes de
Sudamérica para crear la Comunidad Sudamericana de Naciones, una
especie de “Unión Europea” (sin su riqueza, pero con inmensas
reservas de petróleo, agua, minerales y biodiversidad). Junto con la
Comunidad Caribeña (CARICOM), el Mercado Común Centroamericano y el
ALBA, tal comunidad sudamericana constituye una alternativa factible
para la integración de la economía latinoamericana con una divisa
independiente de Estados Unidos. Chávez propuso la creación del
Fondo de Emergencia Social.
En
este mismo espíritu de unión Chávez ha tomada la iniciativa de
lanzar el Petrosur; la Televisora del Sur (Tele Sur, o Tele Sud en
Brasil), una alternativa participativa y en alianza con otros canales
comunitarios para combatir los desinformes de CNN; y muchas otras
iniciativas muy raras en la historia del continente.
En
diciembre de 2004, Caracas acogió dos importantes reuniones
internacionales. El Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en
Defensa de la Humanidad, al que asistieron 370 participantes de 52 países,
mostró su solidaridad con Venezuela, Cuba y “los pueblos de Irak,
Palestina, Afganistán, y de todos aquellos que se resisten a la
ocupación y agresión imperiales”. El Encuentro se comprometió
“a pasar a la ofensiva” mediante “la creación de una ‘red de
redes’ de información para actividades artísticas, solidaridad y
movilización, que relacione a intelectuales y artistas con las luchas
populares y con los Foros Sociales y que garantice la continuidad de
esos esfuerzos uniéndolos en un movimiento internacional ‘en
defensa de la humanidad’”, para terminar con “la convicción de
que otro mundo no sólo es posible, sino imprescindible”. Desde
entonces se han creado varias redes en defensa de la humanidad en
muchos países de las Américas y Europa.
La
otra reunión de Caracas fue el II Congreso Bolivariano de los
Pueblos, en el que participaron unos 180 dirigentes de partidos políticos
latinoamericanos y caribeños y activistas de movimientos sociales que
se comprometieron a la defensa permanente de la Revolución
Bolivariana de Venezuela y de la Revolución Socialista de Cuba. Al
designar el año 2005 “Año de la Ofensiva y Progreso de la Unidad
de los Pueblos de Latinoamérica y del Caribe”, convocaron un Foro
de los Trabajadores del Sector Energético para finales de año. Al
mismo tiempo que exigían cambios humanísticos, pluralistas
culturalmente y participativos, para obligar a los gobiernos de la
región a preocuparse por sus pueblos y a abordar un desarrollo económico
sostenible, proclamaron su respeto a las leyes internacionales y a los
derechos humanos establecidos en la Carta de Naciones Unidas.
Finalmente, crearon un Secretariado Permanente en Caracas, anunciando
su propósito de convertir el Congreso en un movimiento internacional
mediante la creación de una serie de redes bolivarianas políticas,
de comunicación y de control de la producción por los trabajadores.
En
sus discursos de los últimos meses, Chávez ha urgido a que la gente
lea “La revolución permanente” de León Trotsky, indicando que en
ella hay mucho de lo que aprender y que Trotsky tenía razón en su
disputa con Stalin. “No existe una revolución nacional”, insiste
Chávez. Para que en un país sobreviva y progrese un proceso
revolucionario “la revolución tiene que llegar a ser
internacional”. Mientras se proclama orgulloso de ser cristiano con
preocupaciones sociales, Chávez ha llamado la atención sobre el
resultado lógico de los cambios que está realizando el gobierno
democrático bolivariano, participativo y popular de Venezuela, que es
socialismo. En su discurso concluyendo el quinto Foro Social Mundial
en Porto Alegre, Brasil, Chávez aceptó la realidad de la
contrarrevolución en la misma manera de como lo explicó su necesidad
Trotsky en su ensayo de 1911 sobre “el latigo de la contrarevolution”.
Chávez concluyó que otro mundo no es posible dentro del capitalismo
y que se necesitan una revolución y socialismo.
En
Venezuela, fortalecido por sus victorias abrumadoras en las quinta y
sexta elecciones populares y sumamente democráticas de agosto y
noviembre de 2004, Chávez ha proclamado la necesidad de
“profundizar en la revolución”. El proceso favorece la fusión de
los movimientos sociales venezolanos en la coalición Conexión Social
que aboga por la participación popular en el sector estatal del petróleo,
por la democratización de los medios de comunicación, y por la
erradicación de la corrupción y la burocracia para “terminar con
el viejo y corrupto Estado”. Hay una aceleración de la reforma
agraria; una profundización de la democracia participativa; una
refundación de la institucionalidad del Estado incluyendo una campaña
contra la corrupción; una nueva Ley de Responsabilidad Social de
Radio y TV; y una fortalecida autodefensa contra el imperialismo,
incluyendo una alianza informal con Cuba significando, en efecto, que
si el imperialismo agrega a una de las dos naciones tendrá que
agredirlos a los dos. [13]
Por
su parte, los cubanos, debido a su revolución, a través de las
generaciones han tenido que defenderse de un imperialismo
extremadamente agresivo. Les mantiene bloqueados económicamente desde
hace 45 años en una forma de genocidio gradual con un daño económico
de 73 miles de millones de dólares y los fallecimientos de más de
3500 personas. El imperialismo ha invadido su isla, les ha declarado
una guerra con armas químicas y ha llevado a cabo innumerables
intentos de asesinato de su popular presidente. Es decir, los que
mandaban y siguen mandando en los EE.UU. no pudieron y no pueden
tolerar cualquier intento de crear una alternativa a su sistema
capitalista.
Claro
que Cuba no es una utopía, ni mucho menos, pero ofrece, con todas sus
fallas humanas, una alternativa política y social a la explotación y
degradación ecológica impuesta por el imperialismo y su
“globalización”. Además, miles y miles de cubanos – médicos,
dentistas, maestros, técnicos y obreros practican un
internacionalismo sin precedente en la historia humana. Sabiendo eso,
el gobierno estadounidense en su informe Powell de 2004 incrementa su
intento de romper el espíritu de todo un pueblo para que se
anexionara al país en las condiciones de esclavitud anterior, o sea,
la esclavitud salarial, racista y sexista actual de la mayoría de los
países de lo que llamó José Martí “Nuestra América”. La
verdad es que cuando se dice Cuba, se dice dignidad.
Cinco
jóvenes cubanos, dos de ellos ciudadanos estadounidenses, están
encarcelados en Estados Unidos cumpliendo una larga condena por la
falsa acusación de “conspirar” el espionaje y asesinato, mientras
los terroristas espiados por ellos en Miami -- gentes como Orlando
Bosch a quien el propio Departamento de Justicia considera responsable
de más de 30 atentados terroristas y de la muerte de decenas de
personas inocentes -- gozan de plena libertad y hasta aparecen junto a
Bush II y otros funcionarios públicos que los tratan como héroes.
[14]
Parece
posible que haya inmensos depósitos de petróleo en la parte cubana
del Golfo de México. Todo esto ha causado en el gobierno
estadounidense incrementar la campaña de "cambio de régimen"
contra ambos pueblos de Venezuela y Cuba, creando un peligro bastante
grave para toda América Latina. [15]
En
este contexto, la campaña de echar los bases militares
estadounidenses de Latinoamérica y otras partes del mundo es muy
importante. El imperialismo intenta usarlos para crear un incidente o
una intervención militar, como en el caso de Colombia, donde el
Presidente Álvaro Uribe, apoyado por EE.UU. con 3.3 mil de millones
de dólares en ayuda militar, trata de imponer una dictadura
civil-militar fascista y servir los intereses imperialistas. Después
del incidente del secuestro de Granda de la FARC colombiana el
Presidente Chávez encontró con el Presidente Uribe para declarar la
crisis bilateral “superado”. Según Chavez, “sólo la unión de
los dos pueblos, preconizada históricamente por Simón Bolívar, hará
posible el avance en el desarrollo y en el mantenimiento de la paz”.
Obviamente urgente es la necesidad de reconocer la guerrilla
colombiana como fuerza beligerante, en la misma manera que la FMLN fue
reconocida durante la guerra en El Salvador en el décimo de 1980.
Las
circunstancias de soberanía de las naciones y para los movimientos
sociales latinoamericanos son más difíciles hoy que en cualquier
otro momento desde la pasada época de las “guerras sucias”. Esa
es la razón más importante para que el internacionalismo de
solidaridad en defensa de la humanidad y la lucha anti-imperialista
fuera más decisivo que nunca. Con tal internacionalismo, es posible
que el Congreso Bolivariano de los Pueblos tendrá razón en su
proclamación de que estamos viviendo “un momento histórico
favorable de cambio para los pueblos en la correlación de las fuerzas
latinoamericanas y caribeñas, expresadas en los avances y victorias
de los procesos electorales y de la lucha por la consecución de unos
modelos de desarrollo humanista que ofrezcan una alternativa a las políticas
del capitalismo neoliberal”.
Si
José Martí estuviera vivo hoy, a lo mejor nos ofrecería de nuevo su
vida, esta vez: “a impedir a tiempo con la segunda verdadera
independencia de Nuestra América que se extiendan por todo el planeta
los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre la
humanidad.”
Notas:
(*)
Miembro de la ONG canadiense Alternatives y del International
Institute for Research and Education (Instituto Internacional para la
Investigación y Formación de Amsterdam), el Dr. James D. Cockcroft
es profesor de la State University of New York y especialista en América
Latina.
[1] Véanse Elidio A. Marques,
“Imperialismo y Economía” y Claudio Katz, “Hegemonía con
dominación limitada”, Correspondencia de Prensa, septiembre 17 de
2004.
[2] Comisión para Asistir a Una
Cuba Libre, Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento
de Estado de Estados Unidos, 2004. El Presidente Bush ya había puesto
Cuba en su lista de “estados malvados” y en la del “eje de
mal” y había dicho en octubre de 2003 que su gobierno “planea
para los bellos días, donde ya no exista el régimen de Castro.”
[3]
Bill Moyers, “Democracy in the Balance,” Sojourners
Magazine, agosto de 2004.
[4] Mientras tanto, Monsanto y seis
otras empresas que dominan los agro-negocios y la biotecnología
mundialmente, están comercializando los productos transgénicos y fácilmente
obteniendo nuevas patentes bajo las reglas de la Organización Mundial
del Comercio (OMC), así agarrando el control de todas las semillas en
la agricultura y terminando la soberanía de alimentación de los
pueblos, con consecuencias desastrosas para el ambiente y la salud
humana. Junto con ellas, un puñado de compañías farmacéuticas se
está aprovechando de los derechos de “patentes de propiedad
intelectual relacionados al comercio”, reconocidos por la OMC, para
saquear la flora y fauna – la famosa “bio-piratería”. Ésta
incluye el pillaje de los conocimientos científicos de grupos indígenas,
una tradición de 500 años que ha beneficiado mucho al desarrollo de
la medicina occidental.
[5] Entre otras fuentes, véanse
Chris Floyd, "Global Eye - Into the Dark", Page XXIV,
1 de noviembre 2002; Prensa Latina, “Expansión nuclear de EUU,” Red
Eco Alternativo Boletín Informativo, 3 de Mayo de 2004, Año VI:
Número 38 [http://www.redeco.netfirms.com/]. El terrorismo de Estado
a escala internacional siempre ha formado una parte clave de la
doctrina militar del imperialismo estadounidense. Fue usado en los
bombardeos aéreos masivos e indiscriminados contra la población
civil y objetivos civiles (Vietnam, invasiones u operaciones militares
en Nicaragua, Granada y Panamá, guerras del Golfo, Yugoslavia,
Afganistán y Irak), utilizando armas prohibidas, como el napalm, la
sustancia naranja, las bombas de racimo y las armas química-biológicas.
[6] La Dra. Susan Caldwell (susaniire@yahoo.com)
ha compartido conmigo su muy útil marco teórico para el análisis de
género que se basa en la re-conceptualización de Departamento III de
producción de Marx. Para un resumen, véase James D. Cockcroft,
“Gendered Class Analysis: Internationalizing, Feminizing, and
Latininizing Labor’s Struggle in the Americas”, Latin American
Perspectives, nº. 103, 25:6 (noviembre 1998), 42-46, y La
Esperanza de México (México: Siglo veintiuno editors, 2001),
146-151.
[7] Véanse el artículo por Hersh
en New Yorker, 24 y 31 de enero de 2005, y Thierry Meyssan,
“Ojo del Pentágono,” Entorno, 17 de febrero de 2005. Como dijo
Bush al congreso norteamericano en 2002 refiriendo a tres mil de los
sospechosos terroristas detenidos en distintas partes del mundo:
“Digámoslo de este modo: ellos han dejado de ser un problema para
los Estados Unidos.” Es decir, ellos son los nuevos desaparecidos
del nuevo siglo. Esto es la práctica del único estado condenado por
el Tribunal Internacional en La Haya, Holanda, por haber cometido el
terrorismo internacional (en Nicaragua, 1986).
[8] James D. Cockcroft, Vientos de
cambio e internacionalismo desde Latinoamérica”, www.rebelion.org,
04-01-2005.
[9] España se haya convertido en
el primer inversor en América Latina, donde el total de las
inversiones extranjeras ha bajado desde el año 2000, mientras la
transferencia de beneficios, el pago de los intereses de la deuda
exterior, y el reciclado intercambio de dólares del narcotráfico y
del comercio sexual, han ido aumentando los beneficios de los bancos y
empresas extranjeras. Al menos el 70 por ciento de la mano de obra
latinoamericana trabaja ahora en la economía informal, a consecuencia
del genocidio económico gradual cometido durante más de dos décadas
por la globocolonización neoliberal. Cien mil seres humanos se mueren
por día a causa del hambre y las enfermedades curables, y la mitad de
la humanidad no tendrá agua potable en 2025.
[10] Ya bien conocido es el apoyo
de los medios de comunicación a las campañas mafiosas, de
ultraderecha e imperialistas, para provocar incidentes y desinformación
con el fin de tratar de derrocar a gobiernos progresistas como los de
Venezuela y Cuba. El acto de provocación, realizado en 2004 por
EE.UU., de enviar al espacio aéreo cubano una plataforma volante
C-130 para transmitir desde “Radio y TV Martí” es sólo uno de
esos intentos.
[11] Las esperanzas suscitadas por
décadas de movilizaciones de la clase trabajadora y de construcción
del Partido del Trabajo (PT) brasileño con su consecuente enorme
triunfo electoral de Lula han quedado defraudadas por el fracaso del
Gobierno para aumentar el nivel de los indicadores económicos y
sociales de las clases obreras. El pago de la deuda absorbe el superávit
conseguido por los trabajadores brasileños. Como resultado de todo
ello, el PT se ha escindido dando lugar a uno nuevo, el Partido
Socialismo y Libertad (PSOL) que ha conseguido casi medio millón de
firmas de apoyo para registrarse como opción electoral.
[12] Para más información sobre
“la segunda revolución por la independencia” de América Latina,
véase James D. Cockcroft, “América Latina y Estados Unidos:
historia y política país por país”, en especial la
“conclusión”.
[13] Las empobrecidas masas de
Venezuela a través de los Círculos Locales Bolivarianos defienden a
su presidente y a su Constitución. Además, ahora hay “Círculos
Bolivarianos” de solidaridad con Venezuela ahora en todo América
Latina, así como en EE.UU. y Europa.
[14] El segundo
"presidente" Bush frecuentemente dice que "los que dan
refugio a terroristas son tan culpables como el propio
terrorista". El primer presidente Bush, presionado por su hijo
Jeb Bush (actualmente gobernador de Florida), liberó a Bosch. ¿Según
la definición del señor Bush II, significa esto que su papá y su
hermano son terroristas?
[15] Uno de los más importantes
movimientos sociales en Latinoamérica hoy es lo que está teniendo
lugar en Cuba, tal como revela la inesperada manifestación en las
calles de La Habana en mayo de 2004, en la que participó una décima
parte de la población del país, más de un millón de personas, en
respuesta al anuncio público de los detallados planes de la comisión
Powell para la “Cuba después de Castro”.
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