El
ex coronel se lanzó contra los indios en 2003 al romperse la alianza
con Pachakutik
La
CONAIE, gran ausente en la lucha para deponer
a Lucio Gutiérrez
El
movimiento indígena ecuatoriano sabrá "retomar las
riendas", confía la abogada Nina Pacari
Por
Arturo Cano
Enviado
de La Jornada, México, 26/04/05
Quito,
25 de abril. En las protestas que al grito de "¡que se vayan
todos!" echaron del poder a Lucio Gutiérrez, hubo un gran
ausente: la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie),
actor central en la caída de los presidentes Abdalá Bucaram (1997) y
Jamil Mahuad (2000).
"La
cuestión estaba por reventar, pero la dirección de la Conaie no lo
entendió así", dice la abogada Nina Pacari, quien en los
primeros seis meses del gobierno de Gutiérrez ocupó el Ministerio de
Relaciones Exteriores.
Un
mes antes de la caída de Gutiérrez los dirigentes indígenas
trataron de fijar una posición sobre las movilizaciones ya en curso.
Pero a la cita, dice Nina Pacari, el máximo dirigente de la Conaie,
Luis Macas, "asistió con muchos trabajos".
El
acuerdo no llegó, entre otras razones porque en la víspera la Conaie
había atacado abiertamente a la Asamblea de Quito, que agrupaba a un
abanico de partidos y organizaciones, pese a que en ese esfuerzo
participaba Pachakutik, el partido considerado "brazo político"
del movimiento indígena. (Así fue creado, pero Nina Pacari insiste
en que se trata de "espacios diferenciados" para la actuación
en los poderes formales y en el ámbito extrainstitucional).
Varios
fueron los factores que dejaron fuera a los indígenas de la
"rebelión de los forajidos". El primero, el temor de la
Conaie a repetir los tropiezos de 1997 y 2000 cuando, pese a ser el
motor de la caída de los presidentes, los indígenas vieron a los
partidos tradicionales capitalizar las victorias.
Monserrat
Fiallo, economista rubia y forajida que estudió en el Tec de
Monterrey, expresa a su modo el otro factor: "La Conaie lo llevó
al poder. Y los Pachakutik también traicionaron a los indios".
La
Conaie y Pachakutik, efectivamente, fueron factores determinantes para
que el ex coronel Gutiérrez ganara la presidencia en 2002.
En
los seis primeros meses del gobierno gutierrista, la Conaie ocupó
otros cargos, incluidas las dependencias de asuntos indios.
Pero
la luna de miel con el ex coronel había terminado con la campaña
electoral. Gutiérrez se deshizo rápidamente de su discurso
izquierdista y antiestadounidense, y los choques con los ministros indígenas
fueron inevitables.
A
Nina Pacari la desmentía a cada momento, especialmente cuando hacía
declaraciones que podían incomodar a Estados Unidos o Colombia.
A
Luis Macas lo nombró ministro de Agricultura pero le quitó la mitad
del presupuesto. "Ni siquiera podía pagar la nómina del
Ministerio", dice el economista Pablo Dávalos, asesor de Macas y
viceministro de Economía del nuevo gobierno desde el viernes pasado.
La
relación se rompió muy pronto, pese a algunas resistencias internas
y a los reclamos, que persisten, de que no se consultó a las bases.
"Desde
que dejamos el gobierno declaramos una oposición frontal a Gutiérrez,
y dimos la batalla contra el traidor hasta el final", dice Nina
Pacari.
Los
diputados de Pachakutik dieron sus votos a la destitución del
presidente "por abandono del cargo" el pasado miércoles 20,
pese a que Gutiérrez seguía en el Palacio. Para Nina Pacari no hay
duda de que Gutiérrez abandonó la presidencia constitucional cuando
"volvió a ser edecán de Abdalá Bucaram y lo trajo para que le
diera órdenes".
El
ex presidente Bucaram -el lumpen de la oligarquía, dice Nina Pacari-,
ha asegurado en llamadas a medios locales y agencias, que sigue en
Ecuador, aunque escondido porque el nuevo gobierno, dice, ha ordenado
"matarlo".
La
cuña del mismo palo
En
cuanto dejaron su gobierno, en agosto de 2003, el ex coronel "se
lanzó a destruir a los indios", dice Dávalos.
Lo
hizo en tres pistas: la coptación de dirigentes, el uso de recursos
sociales para romper a las organizaciones y la entrega de cargos a un
grupo de indios evangélicos adversarios de la Conaie.
Ya
para entonces, con una lógica militar, Gutiérrez había decidido que
las fuentes de su poder eran "el ejército, la embajada de
Estados Unidos y la oligarquía de Guayaquil". Y sus enemigos,
entonces, eran los indios. "Lanzó un proceso de destrucción
sistemática. Fue un proceso no de destrucción física -porque aunque
suene fuerte los dirigentes son remplazables-, sino de destrucción
política", asegura Dávalos.
No
le fue mal al ex coronel. Según Nina Pacari, la estrategia tuvo un éxito
relativo en la sierra, pero en la Amazonia "logró romper casi
totalmente al movimiento indígena".
Antonio
Vargas, el ex dirigente máximo de la Conaie se mantuvo con Gutiérrez
hasta el final y fue clave en esa estrategia. Expulsado ya de la
confederación, compró dirigentes y usó recursos públicos para
abrir boquetes al movimiento indígena. De su Ministerio de Bienestar
Social salieron los recursos para organizar acarreos de indígenas
pobres desde las provincias, con el fin de enfrentar a los rebeldes de
Quito. Y desde una de las ventanas de ese ministerio dispararon contra
los forajidos.
Ya
entonces el movimiento "autoconvocado" había rebasado a la
Asamblea de Quito -un esfuerzo multicolor del centro a la izquierda.
En
la marcha del 16 de abril, el alcalde, Paco Moncayo, quiso despachar a
la gente a sus casas cuando muchos ni siquiera habían llegado al
punto del mitin.
Mientras
Pachakutik participaba en la Asamblea, la Conaie veía pasar de largo
el movimiento. "Fue una pena", dice Nina Pacari.
Los
indios y los forajidos
¿A
qué le sonaba el grito de "que se vayan todos"? "No
tuve ni voy a tener miedo. Soy una mujer política y quiero
reivindicar la política", ataja Nina Pacari. Para ella, son las
fuerzas políticas tradicionales de Ecuador las que pretenden
desprestigiar a todos los políticos. "Claro, para poner
empresarios".
Nina
Pacari, estima que el movimiento que tumbó a Gutiérrez "fue
digno, creativo, hermoso", y le da la bienvenida a "los
nuevos rostros" que de ahí puedan surgir.
En
todo caso, la dirigente halla una conexión entre el movimiento
clasemediero y las movilizaciones indígenas de los años anteriores:
"El movimiento indígena despertó en los ecuatorianos la
conciencia de que si un gobernante no cumple se tiene que ir".
Sin
embargo, cree que por su carácter espontáneo, el movimiento de los
forajidos "ya no tiene perspectiva".
Los
forajidos que quieren echar a todos los políticos volverán a votar
por ellos. Por algo, dice Nina Pacari, el partido indio Pachakutk
tiene su mayor votación en las zonas urbanas de clase media.
En
esas zonas estuvo la principal base de una rebelión que ocurrió a su
modo y en su tiempo. Porque en 2003, las dos grandes movilizaciones
convocadas por la Conaie, no hallaron eco en Quito. "Resultaron
fallidas. La gente estaba como anestesiada, no quería saber de política
ni de políticos".
Mojarse
el poncho
Los
indios de Ecuador saben que les cuelgan los excesos del ex coronel
Gutiérrez. "¿Sólo nosotros votamos por él?", pregunta
Nina Pacari.
Las
críticas les vienen, dice, lo mismo de la derecha que de la
"izquierda radicalosa" que argumenta que el movimiento indio
jamás debió aspirar a cargos en el gobierno ni entrar en la política
partidista. "Para ellos, los indios nada más deberíamos estar
sobándonos el lomo en la sierra".
A
pesar de los costos, sigue, los indígenas adquirieron "una
experiencia enorme" de gobierno, "no de poder".
Acostumbrados a formas del ejercicio del poder "más
horizontales", en el gobierno los indios aprendieron no sólo de
gestión pública, sino también que "se requieren cambios
profundos en la estructura del poder, en las formas de ejercerlo, no sólo
de personas".
Nina
Pacari confía en que el movimiento indígena sabrá "sostener
una mínima cohesión", rehacerse, "retomar las riendas
porque siempre ha sido muy creativo".
Será
posible porque "se ha eliminado el cerco", según Dávalos.
Para
empezar, los diputados de Pachakutik apoyarán este martes la expulsión
de los legisladores que cambiaron de camiseta. A Pachakutik, el ex
presidente Gutiérrez le arrebató cinco de 11. "Se fueron los
que supuestamente eran más izquierdosos", dice Nina Pacari.
Así
seguirá la sanación de las heridas que dejó el ex coronel.
"Dicen que el movimiento indígena está muy débil. ¿Comparado
con qué? Pues consigo mismo, y eso implica que tiene otras
fortalezas".
En
los 70, la abogada indígena se quitó su nombre "español"
y adoptó el que lleva ahora. Se llamaba María Estela Vega Conejo.
Conserva los apellidos en sus documentos oficiales, pero todos la
conocen por su nombre quechua.
Nina
Pacari ("Luz del amanecer"), sólo sube la voz una vez.
Cuando se le pregunta si el movimiento indígena debe olvidarse del
Parlamento y los ministerios: "¡No! Somos parte del país. Y,
además, ¿quién cruza el río y no se moja el poncho?"
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