EEUU
sigue sin ganar puntos con América latina
El
aval al convenio no frenaría la pérdida de
influencia de Washington
sobre la región
Por José De Córdoba,
John Lyons y David Luhnow
The
Wall Street Journal, 29/07/05
A pesar de la estrecha
victoria del presidente George W. Bush en el Congreso respecto al
Acuerdo de Libre Comercio con América Central (Cafta), Estados Unidos
podría estar perdiendo la guerra sobre el futuro de América Latina.
El Cafta promete un
escaso alivio a cinco países centroamericanos y República
Dominicana, al hacer esencialmente permanente un conjunto de
preferencias temporales que ya disfruta la región. También ofrece
acceso limitado para sus industrias más competitivas, como la
azucarera.
Por el contrario, el
Acuerdo de Libre Comercio con Norteamérica (Nafta) le ofreció a México
acceso sin precedentes al mercado automotriz estadounidense, una
ventaja que todavía contribuye a la economía mexicana.
Aunque
no hay un premio económico similar en el Cafta, Nicaragua, Guatemala
y Honduras ya han ratificado el acuerdo y se espera que los otros lo
hagan también. A pesar de algunas dudas con Costa Rica, donde la
oposición al pacto es mayor, los países esperan que al asegurar un
acuerdo permanente con Estados Unidos, las compañías internacionales
invertirán más en la región.
La
aprobación reticente en el Congreso estadounidense de un acuerdo que
se percibe ampliamente en América Latina como más ventajoso para
EEUU, puede agravar la pérdida de influencia de Washington en la región.
EEUU
busca la cooperación de América Latina en temas como la guerra
contra el terrorismo, pero aún no ha correspondido atendiendo puntos
claves para la región, como una reforma migratoria para otorgar
estatus legal a millones de latinoamericanos indocumentados.
Tampoco
ha recortado subsidios agrícolas estadounidenses para hacer el
comercio del sector más justo, ni ha impulsado la unión del
hemisferio con el tan nombrado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas
(ALCA). El resultado: solamente una quinta parte de los líderes políticos
y empresariales de la región siente que lazos más fuertes con EEUU
beneficiarían a sus países, según una encuesta de Zogby
International en 2003.
Esa
posición de EEUU respecto a sus vecinos al sur de la frontera ha
fortalecido a los críticos de Washington y la globalización, como el
presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Varios países de la región
han elegido gobiernos de izquierda y la oposición pública a políticas
de libre comercio auspiciadas por EEUU está frenando el dinamismo de
las economías latinoamericanas. Con Washington concentrado en el
terrorismo, sus amigos de la región se sienten abandonados. Hace tres
años, el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada,
simpatizante de EEUU, fue con sombrero en mano a Washington para pedir
US$ 150 millones en ayuda para financiar un déficit presupuestario y
el plan de resistencia a una creciente oposición de sembradores de
coca y radicales en contra de la globalización. EEUU se rehusó y el
gobierno de Sánchez de Lozada se derrumbó un año después. Bolivia
ahora está paralizada y con el tercer presidente en tres años.
"Con
todos los problemas que enfrenta EEUU, creo que su actitud fue de 'no
despertar a los perros', dijo Sánchez de Lozada. El problema es que
los perros no están durmiendo, están ladrando, mordiendo y
destrozando el jardín."
Una
figura que preocupa es Chávez, cuya combinación de gasto generoso en proyectos
sociales y críticas violentas contra EEUU ha probado ser una fórmula
exitosa para permanecer en el poder. También es un modelo
irresistible para otros políticos populistas en algunos de los países
más inestables de la región, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua. El
nuevo gobierno de Ecuador ha puesto nervioso a Wall Street al
deshacerse de un fondo de reserva petrolera usado para pagos de su
deuda, mientras ha elevado el gasto social.
Chávez
está sacando ventaja de los altos precios del petróleo para
conquistar la buena voluntad de sus vecinos, surgiendo como el último
recurso de préstamos para países endeudados. En lo que va del año,
Venezuela adquirió US$ 500 millones en bonos argentinos. La semana
pasada, Caracas negociaba la compra de US$ 200 millones de bonos
ecuatorianos, monto que Quito espera poder elevar a US$ 500 millones.
"EEUU
no está poniendo dinero en ninguna parte de América latina, mientras
que Chávez sí", dice Eduardo Gamarra, jefe de estudios
latinoamericanos de la Universidad Internacional de Florida.
El
líder venezolano, un aliado cercano del cubano Fidel Castro, quiere
influenciar la región aun más a través de un canal de noticias
latinoamericanas llamado Telesur, que funciona todo el día con el
patrocinio de Cuba, Uruguay y la Argentina.
Y
aunque muchas empresas estadounidenses continúan invirtiendo en la
región, ya se puede sentir un entorno más hostil. En Venezuela y
Bolivia, los gobiernos han aumentando los impuestos y las regalías
cobradas a las petroleras extranjeras. Mientras que en la Argentina,
el presidente Néstor Kirchner ha reaccionado al descontento de los
electores con la privatización de empresas petroleras, eléctricas,
de agua. y otras.
En
general, la inversión extranjera directa en América latina ha caído
un 20% de su promedio anual de cerca de US$ 70.000 millones a fines de
los 90.
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