Perú

Análisis nacional

El tablero político o la coyuntura política actual

A Luchar N° 8
periódico de la Liga Socialista
sep/oct 2005

El mensaje gobiernista por fiestas patrias fue insustancial, el felipillo presidente hizo un recuento de sus “obras” pero puso también de manifiesto la principal preocupación de la burguesía: darle continuidad al programa neoliberal, para que no se “malogre” lo andado, por “el bien del país”, nos dicen.

Mostrando toda su ceguera y empecinamiento, Alejandro Toledo nombró a un prepotente Fernando Olivera como canciller. Esta decisión le costó una crisis que fue “resuelta” con el nombramiento del “inefable” Pedro Pablo Kuczinsky. Ambos aunque son dos personajes distintos de la política criolla, en el fondo tienen los mismos objetivos: sellar una alianza con la burguesía exportadora y los sectores financieros para enfrentar las contingencias de las luchas populares y profundizar el modelo neoliberal, buscando siempre la “gobernabilidad”. Así se explica el coqueteo de PPK con la reaccionaria Lourdes Flores, Paniagua y Alan García y que ahora quiera aparecer como el salvador de la crisis y como garantía de la continuidad neoliberal. Como él mismo dice, en una entrevista al diario El Comercio 21-08: “Yo propongo mano firme... ...claridad y firmeza...no podemos ir a la deriva en el tema de la seguridad... ...me preocupa en este momento el tema de las protestas contra las mineras... ...aquí nadie está proponiendo represión, sólo cumplir la ley”.

Disipadas ya las dudas, claramente se ve que era una crisis en las “alturas “, pues, tras el show de la crisis ministerial, se viene un relanzamiento de la política neoliberal. Subió la gasolina, dos veces en una semana (45% en los primeros 7 meses de 2005, de costar 9 soles, pasó a costar 12), puso en concesión (léase privatización) casi todos los puertos del país y está anunciada la privatización o concesión de los aeropuertos para fines de setiembre.

Por su parte, el ministro de trabajo Juan Sheput vuelve a anunciar otra reforma laboral (o sea, más ajuste, más flexibilización, menores derechos) “preocupado”, dice, por los derechos de los trabajadores.

A la par nos anuncian una nueva ley de “seguridad ciudadana”, dicen “para combatir la delincuencia”, pero recordemos, hecha la ley hecha la trampa: castigarán a algunos delincuentes menores, pero para los que están en el poder seguirá funcionando esa frase detestable y cínica de la política criolla: “otorongo no come otorongo”.

¿Quién le cree?

También se discute en el parlamento modificaciones a la reaccionaria Ley Electoral donde, ante el peligro de la fragmentación del próximo parlamento se ha puesto en debate una franja electoral o valla de 3% o 5% (aun no se ponen de acuerdo) para los partidos. Detrás de esto obviamente está la preocupación de la burguesía y partidos del régimen por la fragmentación del parlamento que profundizaría su crisis y que, por tanto, pretende ser “tapada” con este parche. Como en todo.

Toledo representa un gobierno pro yanqui. Pero, a diferencia del chino “yuquimori” (cuyo eslogan debería ser “Si Roba”), es débil, depende del apoyo de los partidos de “oposición“, de la burocracia sindical y partidocracia “de izquierda”. El gobierno de Toledo representa a los sectores más reaccionarios, ligados al imperialismo yanqui y a inversionistas chilenos, representa a los que asumieron como propio el proyecto neoliberal de la dictadura, además, junto con el resto de la oposición ha mantenido la misma constitución fujimorista.

Sobre esta base actúa la mafia corrupta que continúa entronizada en el aparato del Estado.

La "izquierda" y la derecha del régimen

 Desde comienzos de año prácticamente se fueron incrementando los reclamos y luchas populares. Estas luchas, además del levantamiento etnocacerista en Andahuaylas a comienzos de año, han puesto por demás en evidencia, el funesto papel de la partidocracia “izquierdista” agrupada en el Frente Amplio, del mismo modo la ausencia de un verdadero liderazgo y alternativa socialista entre las masas.

La izquierda tradicional o caviar ha devenido en un marginal e insignificante movimiento electorero hoy a la cola del Partido Nacionalista con el que ha empezado a coquetear. Los trabajadores y sectores populares del campo y de la ciudad adolecen del instrumento político que pueda orientarlos y dirigirlos hacia su liberación, hacia la solución de sus demandas más sentidas.

Algunos sectores políticos plantearon, en algún momento de 2004, la renuncia presidencial o adelanto de elecciones, otros sumaron a esta plataforma la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente. Pero dado que la situación política se sigue recreando sin grandes sobresaltos, dejaron de agitar estas propuestas y ahora están más inmersos en una campaña electoral rumbo al 2006. Esta es la orientación de los partidos denominados de izquierda (Patria Roja y Frente Amplio), dirigentes gremiales y el resto de los partidos de la oposición, a pesar de algunos discursos encendidos de sus dirigentes como Mario Huamán. En este sentido no deja de extrañarnos el comentario de Kuczynski: “Tienen que (oponerse), lo dicen en la puerta del ministerio, pero adentro hay una conversación muy cordial”.

Es a todas luces claro que el sector más depauperado, más abandonado y vulnerable de la sociedad, junto con los trabajadores del campo y la ciudad viene experimentando un divorcio, lento pero seguro, con el actual estado burgués corrupto y decadente. Sin embargo, ese rechazo está disgregado. La existencia de un ambiente político en que crecientes sectores sociales creen que las vías legales para promover un cambio sociopolítico le son ajenas dentro de los marcos de la “democracia “ actual sigue y seguirá latente aun pasadas las próximas elecciones.

Este es el telón de fondo

Bajo este escenario, el Gobierno, con el apoyo de la oposición de los partidos burgueses (Unidad Nacional, APRA, etc.) y la burocracia sindical, continúa su política neoliberal con las privatizaciones, la apurada construcción de la Carretera Interoceánica, su política de mayor flexibilización laboral, una nueva propuesta de Ley Universitaria, entre otros. A esto hay que agregarle la inminente firma del Tratado de Libre Comercio con el imperialismo norteamericano, que la derecha vende como un regalo al país, cuando en realidad significa un mayor saqueo de la riqueza nacional y una profundización de la explotación a los trabajadores, ya desde hace años, víctimas de los abusos del capital transnacional.

Pero también hay luchas populares que cuestionan seriamente la entrega de las riquezas, sobre todo las del sector minero y de los cocaleros, que obligaron con su lucha a aceptar la legalidad de esta planta, y que son una piedra en el zapato para los planes de firmar “sí o sí” un TLC con EEUU.

El paro del 14 de julio decretado por la CGTP

La dirección de la CGTP que habla “a nombre del pueblo” está lejos de ofrecer una salida a las masas trabajadoras y de desocupados. Ciertamente reclama un cambio de política económica, pero su política es de concertación.

El paro del 14 de julio no significó un cambio o modificación de la fuerza de los trabajadores y sectores populares frente al Gobierno y la derecha, mucho menos un apoyo para los sectores laborales y otros sectores en lucha. Fue más de lo mismo desde el punto de vista político, algo parecido a una válvula de escape para desinflar el ímpetu de la lucha popular.

Una vez más la dirección concertadora de la CGTP cumplió su viejo papel de izquierda desmovilizadora.

Flaco favor nos hacen. El paro desinfló las luchas que cuestionaban incluso la permanencia de Toledo en la presidencia de la República e implicó que “desde las alturas” nos quieren llevar hacia la carrera electoral, es decir, a las aguas estancadas de la democracia burguesa.

Fue un paro cívico, de “desfile” de delegaciones por las calles, desmoralizante para los trabajadores en lucha, y desde el punto de vista económico no logró parar realmente el país. La dirección de la CGTP, oportunista hasta los tuétanos, se limitó a programar de manera burocrática la jornada de protesta como simple mecanismo de presión para ser considerados interlocutores válidos, y desplegó su energía (escasa por cierto) no ante las asambleas de base de los trabajadores sino ante las cámaras de televisión. Nuestra crítica es que su llamado a esta jornada de lucha sonó y suena vacío porque se corresponde con la orientación y práctica cotidiana como dirigentes de la CGTP: control del aparato y figurantismo.

Gorriti y Huamán son piezas clave del Acuerdo Nacional. El Acuerdo Nacional es un espacio organizado por el Gobierno, la derecha y los empresarios para comprometer a los trabajadores a adaptarse a la política neoliberal y estos dirigentes, que fungen de opositores y representantes de la clase trabajadora, deberían rechazarlo, deberían abandonar su postura concertadora y electorera que es su estrategia central.

La estrategia electoral como base para los cambios estructurales que demanda el país es cretinismo oportunista de la peor especie desde el punto de vista del sindicalismo clasista, de los intereses de la clase trabajadora, de los sectores más olvidados del país, del socialismo revolucionario.

Con su política de apoyo rastrero al régimen y al Gobierno abandonan a la mayoría de la clase obrera a manos de cualquier advenedizo, aprovechador o aventurero.

Al Gobierno no lo haremos retroceder en sus planes con demandas economicistas, consultas jurídicas y acciones parciales, por muy necesarias que ellas sean. Es necesario vertebrar una lucha nacional unitaria, pero fundamentalmente combativa y clasista.

Para superar el lastre de la dirección conciliadora, quienes estamos por recuperar a la CGTP para la lucha clasista y consecuente estamos por el impulso de asambleas populares y asambleas de base, reorganizar desde abajo y sobre principios clasistas, solidarios y de independencia política frente a alternativas reformistas y simplemente electoralistas de la burguesía.

Después del paro ¿qué?

 Sin embargo, a despecho de los dirigentes de la CGTP las luchas contin úan, aunque se dan en el marco de una coyuntura signada por la entrada en una carrera electoral, con un panorama derechizado, pro neoliberal y sin alternativa obrera y popular.

Existe una serie de luchas que se mantienen, en particular, contra la explotación/contaminación minera.

Frente a esto, la “clase política” y la burguesía piden a gritos “mano dura” y “orden”, mientras continúan satanizando los reclamos populares tildándolos de ultras y radicales, neosenderistas y narcotraficantes. Haciendo eco de este llamado burgués y estrenando su premierato, Kuczinsky ha dicho que puede dialogar, pero con la condición (que en realidad es un chantaje) de que se deje de lado las acciones de fuerza (marchas, paros, movilizaciones y bloqueos), justamente las únicas armas que poseemos los explotados y marginados del actual orden social para hacernos escuchar y hacer sentir nuestra fuerza.

Como los trabajadores y pueblos olvidados continúan luchando, desde este medio de prensa afirmamos que es a través de las luchas que iremos forjando una real alternativa.

Es el momento de continuar la movilización popular y la lucha directa y no buscar la salida más fácil para la burguesía como son las elecciones.

Llamamos a los luchadores populares a profundizar la ruptura del movimiento de masas con la democracia de los ricos, denunciando el carácter reaccionario de este régimen y les decimos a los trabajadores que confíen en sus propias luchas y movilizaciones.

Compañero trabajador, desempleado, estudiante únete a la Liga Socialista, únete a la JS Nuestra organización es diferente porque afirma que sólo con una revolución socialista podremos cambiar el país, y porque el centro de nuestro accionar no son las elecciones.

No existimos para pedir votos elección tras elección como hacen todos los partidos que están en el parlamento, sean de izquierda o de derecha.

El centro de nuestro accionar es en las luchas de los trabajadores, de los estudiantes, en las huelgas y movilizaciones populares. Ese es el verdadero camino del cambio y la transformación de nuestro país.

Construye con nosotros una nueva alternativa o escríbenos. Hoy más que nunca es necesario construir un partido revolucionario y socialista.