Uruguay: El MLN-tupamaros
Adiós a las armas
Por Ernesto Herrera
(*)
Boletín informativo - Red solidaria de la izquierda radical, 03/11/05
No tomaron el poder
pero alcanzaron el gobierno. Más aún, el Movimiento de Participación
Popular-MPP (1) se ha constituido en la corriente hegemónica del
Encuentro Progresista-Frente Amplio y, por añadidura, en el principal
sostén político del gobierno Tabaré Vázquez.
Comandan dos
ministerios claves, el de Ganadería, Agricultura y Pesca (José
Mujica) y el de Trabajo y Seguridad Social (Eduardo Bonomi). Uno de
sus dirigentes históricos, Eleuterio Fernández Huidobro, preside la
Comisión de Defensa del Senado, y la ex sindicalista Nora Castro la Cámara
de Diputados. Desde julio 2005, uno de los suyos (Ricardo Ehrlich) es
el alcalde de la capital, Montevideo. (2)
Nadie lo discute. Los
tupamaros se han convertido en una fuerza decisiva..de gobierno. Con
centenas de militantes y cuadros involucrados en la gestión del
aparato central del Estado y con una tropa parlamentaria (3) que
inclina la balanza, en un sentido u otro, de una bancada progresista
que cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras. Artífices del
mentado proyecto de "país productivo" y defensores de una
amplia alianza con fracciones empresariales para construir "un
capitalismo en serio", los tupamaros son, en muchos aspectos, el
factor político fundamental que garantiza el equilibrio de un
gobierno que debe contener la energía social y administrar las
demandas populares al tiempo que aplica un programa de neto signo
neoliberal.
De la experiencia
guerrillera y horizonte anticapitalista del MLN en los años 60-70,
apenas quedan los actos rituales que, de tanto en tanto, recuerdan el
pasado revolucionario. En particular cuando evocan a su fundador, Raúl
Sendic, al Che Guevara, o la "toma de Pando", una de sus
acciones armadas más impactantes. El discurso de fidelidad
"heroica" tiene como destinatarios por un lado a los viejos
militantes, y por otro lado, a los jóvenes que se incorporan atraídos
por la "mística" pero cuya adhesión es necesario
galvanizar. Mientras tanto, las figuras estelares de su actual dirección
ejercen el papel de hombres de Estado.
Las tradicionales
reivindicaciones programáticas de la izquierda revolucionaria fueron
abandonadas unas tras otra. Ni rastro del rompimiento con el FMI, el
no pago de la deuda externa, la reforma agraria o la estatización de
la banca y el comercio exterior. Menos todavía la exigencia de anular
la Ley de Caducidad (impunidad) y desmantelar el aparato represivo.
Todas demandas que el MPP, desde su fundación en 1989 (4) y hasta
mediados de los años 90, defendía tanto en el Frente Amplio como en
las organizaciones obreras y populares. Ya en 1999, el principal
abanderado del giro "realista", José Mujica, adelantaba lo
que vendría: "cambiar el sistema es actualmente una utopía".
(5)
El VI Congreso del MPP
(2004) oficializó la nueva estrategia de los tupamaros y su
incorporación de lleno en el proyecto progresista del "cambio
posible". La visión "pragmática" adoptada implica el
"reconocimiento del diálogo como forma de resolver los
conflictos", y el "reconocimiento de todas las partes:
gobierno, sindicatos y cámaras empresariales", en la medida que
hay iniciar "la refundación nacional" y "reconstruir
el aparato productivo". Esta "refundación nacional",
necesita "sin lugar a dudas, de la existencia de las fuerzas
armadas comprometidas con el proyecto estratégico nacional (.) y al
mismo tiempo, en la defensa de nuestras riquezas naturales". (6)
La reciente realización
del VII Congreso (octubre 2005), convalidó las definiciones tomadas y
aprobó por una amplísima mayoría la política de la dirección,
tanto en términos de las alianzas, como en el apoyo incondicional al
gobierno de Tabaré Vázquez, incluida
su política económica. Más allá de los rezongos por el
"atraso cambiario" o la persistente negativa del equipo económico
a promulgar una ley favorable a deudores del Banco de la República,
en su mayoría patrones rurales hoy. Los recurrentes amagues de
renunciar a su cargo de ministro, no impiden a Mujica, por ejemplo,
decir que nunca se opondrá a lo que considera "mi
gobierno".
Las "discrepancias
estratégicas" o las preocupaciones por la "creciente
institucionalización" del MPP (y de los cuadros tupamaros) han
quedado, por el momento, relegadas a un según plano. Una de las voces
"críticas" y supuesto representante de un ala "más a
la izquierda", el dirigente histórico Julio Marenales, reafirma
el curso etapista y la política de "refundar el aparato
productivo capitalista". E insiste: "No le podemos pedir a
las fuerzas progresistas -si lo hicieran sería mejor- que se definan
por una acumulación estratégica al socialismo (.) Nosotros no
entramos al Frente Amplio porque fuera socialista, hicimos un análisis
y dijimos que era un avance". (7) En todo caso, el matiz de
Marenales está puesto sobre hasta cuando los tupamaros marcharán
junto al gobierno: "Ojalá que sea por un trecho largo",
pero si el gobierno "no hace el esfuerzo por cumplir con los
compromisos de darle de comer a la gente, empezar un proceso para dar
trabajo bueno, la gente le pasará la factura." (8)
Para la senadora Lucía
Topolanski, otra de las históricas del MLN, el balance es positivo,
porque se trata de "nuestra primera experiencia de gobierno y
llevamos recién algunos meses". Reivindica la relación del
gobierno con los movimientos sociales, y subraya lo que entiende como
sustancial: "Hay que tratar de aterrizar el programa del Frente a
las realidades y recordar que no planteaba una ruptura con el
FMI". (9)
Sin embargo, el
desencanto en franjas importantes de la militancia tupamara es
notorio. En especial de una base rebelde ligada a los sindicatos y
movimientos populares. Para estos luchadores sociales, clasistas y
combativos, resultan intragables los discursos pro-patronales de
Mujica y Bonomí, la defensa encendida a que Uruguay participe en la
Operación Unitas (maniobras navales conjuntas entre Estados Unidos y
países latinoamericanos) hecha por Fernández Huidobro (10) y hasta
el anuncio que acompañarán al gobierno en la firma del Tratado de
Inversiones con Estados Unidos. Como anteriormente avalaron la
intervención de militares uruguayos en la ocupación de Haití.
Demasiado pesado. O
emblemático de los nuevos tiempos. Como en el caso de otras
"democracias electorales", las clases propietarias permiten
que fuerzas de izquierda o centroizquierda (ahora llamadas de
"progresistas"), se instalen en el gobierno. Ya no
significan una amenaza, ni siquiera potencial. Para las clases
propietarias, estos frentes, partidos y movimientos, resultan
funcionales a sus intereses, aunque en el pasado se hayan opuesto de
manera irreductible (incluso con las armas en la mano) a los programas
antipopulares y de subordinación al imperialismo. Tal el caso del PT
en Brasil, de los sandinistas en Nicaragua y del Frente Amplio en
Uruguay. Fuerzas que se han convertido en partidos del orden,
reducidas al juego de la "gobernabilidad democrática",
incapaces de cualquier reforma socio-económica radical y/o
transformación democrática decisiva que altere la
"normalidad" del sistema institucional de dominación.
Pero la capitulación
es resistida. No solo a través de la lucha de la clase trabajadora y
las capas populares condenadas al hambre, también por fuerzas
militantes involucradas en un proceso de reorganización de la
izquierda revolucionaria. Es en este cuadro que la carta de Jorge
Zabalza a Fernández Huidobro (ver apartado), firmada por decenas de
compañeros (algunos de los cuales nunca fueron miembros del MLN, ni
parte de su periferia simpatizante), tiene la importancia de un
testimonio político y ético fundamental. Para aquellos militantes
portadores de la "tradición tupamara", la carta asume no
solamente el carácter de un pronunciamiento de denuncia, también la
reivindicación de un combate. Y de una propuesta. La que poco después
de salir de la cárcel, Raúl Sendic, presentó como programa anti-neoliberal
y anti-imperialista de un "Frente Grande": aumento
sustancial de salarios y jubilaciones; que las empresas capitalistas
con deudas bancarias pasen a manos de los trabajadores; una reforma
agraria; no pago de la deuda externa; estatización del sistema
bancario; política independiente del capitalismo internacional y del
FMI. (11)
Notas:
(*)
Editor de Correspondencia de Prensa, corresponsal de las revistas La
Breche (Suiza) Inprecor (Francia) y Marxismo Revolucionario Atual
(Brasil). Miembro del Colectivo Militante (Uruguay).
1)
El MPP es el bloque político-electoral constituido por el Movimiento
de Liberación Nacional (tupamaros) y sus aliados. En las elecciones
nacionales del 31 de octubre 2004, obtuvo más de 320 mil votos,
equivalente al 29% de la votación total del Encuentro
Progresista-Frente Amplio.
2)
En el terreno municipal, el MPP tiene 52 ediles (consejales) en todo
el país.
3)
A nivel del parlamento nacional, el MPP tiene 6 senadores y 18
diputados.
4)
Al momento de su fundación, el MPP tenía todas las características
de un reagrupamiento de la izquierda revolucionaria, además del MLN y
militantes independientes, estaba integrado por el Partido Por la
Victoria del Pueblo (PVP), el Partido Socialista de los Trabajadores
(PST) y el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO).
5)
Entrevista en el diario Folha de Sao Paulo, 30-10-99.
6)
Nuevas Mayorías: un proyecto estratégico nacional. VI Congreso del
MPP, 2004.
7)
Declaraciones en semanario Brecha, 8-7-05.
8)
Entrevista en el semanario Búsqueda, 9-6-05.
9)
Entrevista en el semanario Brecha, 14-10-05.
10)
El semanario conservador Búsqueda (27-10-05) informa en nota de tapa
lo ya sabido entre la militancia del Frente Amplio: el senador Fernández
Huidobro amenazó con renunciar a su banca, si el MPP decidía votar
en contra de la participación uruguaya en la Operación Unitas.
11)
Discurso del Parque Franzini, primer acto público del MLN, 19-12-87.
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