Chile
Es necesario
reconstruir las organizaciones de
los trabajadores chilenos
Por Patricio Guzmán
Correo Semanal Nº 61, Santiago de Chile, 30/1/06
Enviado por Correspondencia de Prensa, 02/02/06
Durante la mayor parte
del siglo XX los trabajadores chilenos fueron representados políticamente
por dos grandes partidos de masas; los Partidos Socialista y
Comunista, en diferentes épocas al lado de ellos existieron otros
partidos que también se proclamaban organizaciones de la clase
obrera, en algunos momentos también ellos tuvieron una presencia nada
despreciable en la sociedad chilena.
Hoy en día en los
primeros anos del siglo XXI nos encontramos con una situación
completamente distinta. La izquierda chilena, los partidos y
organizaciones sindicales y sociales de la clase trabajadora, los jóvenes
y los pobres, se encuentran reducidos a una expresión mínima.
Ni el PC ni el PS
pudieron resistir la ofensiva ideológica mundial de la reacción, que
siguió al desplome de los regímenes de lo que fuera mal llamado
-socialismo- en la ex URSS y Europa del Este en los anos 90. No hubo
necesidad de una agresión externa de los EE.UU. o de otra potencia
capitalista, fue la propia nomenclatura, de cuno estalinista, en el
poder la que se encargo de restaurar el capitalismo.
Después, el
neoliberalismo se lanzo a profundizar su ofensiva que venia ya desde
los anos 70 en todo el planeta. Acabar con todas las regulaciones, con
todos los resguardos sociales para los mas débiles que los
trabajadores y sus organizaciones habían conquistado en un siglo de
dolorosos enfrentamientos sociales, paso a ser el discurso de un
pensamiento único, que a fuerza de repetirse se apodero del sentido
común de la gente con menos capacidad
critica. Restituir el estado a sus funciones primarias de
represión y policía, y traspasar todas sus actividades relacionadas
con la seguridad social, la educación, la salud o la producción,
devolviéndolas al dominio del mercado, a la empresa capitalista
privada con su lógica del mayor lucro, es el programa neoliberal.
Esta lógica da vuelta
la espalda incluso al que fue el proyecto hegemónico de la burguesía
en América Latina durante la mayor parte del siglo pasado, el
desarrollo nacional de la industria por sustitución de importaciones,
otorgándole un papel importante al estado en la construcción de la
economía nacional. Los principales partidos que representaron a los
sectores desarrollistas de la burguesía, como el PR y la DC, también
se hicieron partidarios del capitalismo neo-liberal, respondiendo a si
a los cambios estructurales de la economía chilena, en donde la
actividad exportadora de mercaderías primarias con
bajo valor agregado, en una economía abierta, desplazo a la
producción interna.
En Chile la lógica
neoliberal, se apodero del grueso de la intelectualidad progresista y
de los dirigentes de la izquierda. Como resultado el PS, y su creación
instrumental; el PPD, pasaron a gestionar y profundizar el modelo económico
instaurado por la dictadura militar. En el PS sus dirigentes apostaron
por desarticular los núcleos de un partido que les resultaba
incomodo, lo vaciaron de militancia popular y de vida interna. El PS
que había nacido a la vida política con una vocación
anti-imperialista, termino ufanándose de que un presidente de sus
filas fuera quien firmara el Tratado de Libre Comercio con los EE.UU y
la Unión Europea, que convierten a Chile en un país mucho mas
dependiente de los grandes imperialismos capitalistas.
En el proceso el PS ha
muerto como partido de la clase trabajadora chilena. Puede por cierto
conservar cuadros y militantes para competir en las campanas
electorales y contratar agencias de publicidad que le diseñen y
pongan sus -productos- en el mercado, siempre habrá carreristas
suficientes para disputarse el botín del estado y de los directorios
de las empresas privatizadas. Pero como fuerza para la defensa de los
intereses de los trabajadores y los desposeídos hay que reconocer que
el Partido Socialista esta muerto.
La situación del
Partido Comunista es igualmente penosa.
De los comunistas chilenos se decía que -cuando en Moscú
llueve los comunistas salen con paraguas aunque haya sol-. El PC se
caracterizo por secundar todos los virajes del Kremlin, alabar sin
vacilaciones los aspectos mas impresentables del estado totalitario en
que se convirtió la Unión Soviética, reproducir las calumnias
contra otros sectores críticos de la izquierda, y sobretodo por
defender e implementar la colaboración de clases desde mediados de
los anos 30, con consecuencias tan funestas como la ley maldita
impulsada por Gabriel González Videla y el golpe de estado de 1973.
Ahora mismo, en el lapso de poco mas de un mes, la direccion del PC
paso de llamar a votar por Tomas Hirsch, el candidato a la presidencia
del pacto Juntos Podemos Mas, con el argumento que Pinera, Lavin
(abanderados de la derecha) y Bachelet (de la Concertación) eran básicamente
lo mismo, representantes del neoliberalismo. En la segunda vuelta
apoyaron a Bachelet para acabar con el sistema binominal que excluye
al PC del parlamento, y finalmente después de la elección de Michel
Bachelet como presidenta, han llegado a hablar de un acuerdo
transversal que incluye a sectores democráticos de la derecha.
El socialismo ha
desaparecido de la propaganda
del PC, cuando el -nacional desarrollismo- ha desaparecido de los
programas de los partido burgueses, el PC parece ser la única formación
en presentarlo como su único horizonte político.
Todo esto ha sembrado
mayor confusión, cuando no abierto rechazo, entre sus militantes,
especialmente los jóvenes.
Por las características
del PC, la disolución de la URSS y sus satélites ha sido un golpe
brutal que lo ha reducido a un pequeño partido, cada vez mas
desgastado. Sus maniobras para volver a ser aceptado como una formación
parlamentaria solo le servirán para desperfilarse y acelerar su
ocaso.
Entretanto los
trabajadores y los pobres siguen enfrentando los continuos ataques a
sus derechos y condiciones de vida de las multinacionales y las
grandes empresas que a pesar de sus tremendas ganancias nunca se
conforman y quieren mas flexibilidad y mas desregulación, para
aumentar sus beneficios. Como consecuencia la distribución del
ingreso, la desigualdad social, es cada vez mayor. Y el deterioro del
medio ambiente se profundiza.
Para ayudar a la gente
trabajadora y sus familias, a resistir las consecuencias de este
modelo de acumulación capitalista, y poner en pie las organizaciones
sindicales y sociales fuertes. Es urgente la necesidad de reconstruir
una representación política a la altura de los tiempos, con un
programa de transición para sacarnos de este modelo socio económico
con sus AFP (Fondos Privados de Pensiones), su sistema de salud y de
educación cada vez mas privatizado, y la creciente dependencia de las
grandes corporaciones multinacionales. Necesitamos y el proyecto y la
herramienta para abrir el camino al socialismo y la autentica
democracia.
Construir un gran
Partido de Trabajadores es el desafió que tenemos en los próximos años.
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