Las elecciones no solucionaran nada
El pueblo tiene que mirar al futuro y reorganizarse
por una nueva
alternativa
Liga Socialista (Cusco), 01/02/06
Estamos en plena campaña electoral y los trapos sucios y
deplorables espectáculos de circo no se han hecho esperar, como
fiel reflejo del sistema decadente en el que vivimos.
Es lo que nos ofrecen los candidatos a la presidencia y al parlamento.
Todas las propuestas son burguesas y por momentos se polarizan:
burguesas neoliberales y burguesas nacionalistas. El pueblo
trabajador, obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, los más
pobres no tenemos candidatos ni propuestas que nos representen. Ante
las propuestas electorales de distintos segmentos de la burguesía, el
pueblo debe responder con una propuesta independiente de los
trabajadores. Un proyecto de país y de gobierno con los principales
factores productivos en desarrollo, con una explotación racional de
los recursos naturales. Eso hay que construirlo, no hay solución fácil.
El imperialismo y la derecha tienen varias opciones, más, la
principal es la de Lourdes Flores, aunque todas apunten al
continuismo liberal. No atacan a Toledo por aplicar el neoliberalismo,
lo atacan por no haber podido hacer más, por haber sido un gobierno débil
y no haber avanzado en la privatización lo suficiente. Es obvio que
los grandes grupos económicos apoyan a Lourdes flores.
El modus operandi de todos estos sectores es la utilización
del Estado para potenciar sus negocios, vía resoluciones ad hoc,
licitaciones, concesiones, exoneraciones,
promoviendo la cleptocracia en el aparato del Estado y sus diversas
instituciones. Esos son los empresarios mercantilistas que a través
de Unidad Nacional quieren ganar las próximas elecciones bajo un
disfraz programático, tecnócrata.
La derecha, por supuesto, se esfuerza por
disimular su voraz apetito y su afán superexplotador, racista y
pronorteamericano. La opción derechista es la continuidad de los
planes del imperialismo. Para el gran capital, la bonanza del ‘libre
mercado’ es más importante que el bienestar de la gente. Un
gobierno de estas variantes políticas será, ‘más que menos’,
una versión del actual gobierno: continuidad de todos nuestros males,
buenos negocios para unos pocos, en medio de un clima de incremento
del descontento social.
De otra parte, Ollanta Humala, habla contra esta derecha criolla y
la partidocracia, pero no es consecuente con su discurso,pues
si lo fuera debería llamar a enfrentar el
neoliberalismo no sólo en las urnas, debería impulsar un plan de
lucha y resistencia nacional, oponerse activamente al TLC, debería
decir, para despejar las dudas ante sus seguidores, que las elecciones
no son la única manera de cambiar las cosas. Pero no, Ollanta Humala
se ha suavizado,
alimenta las ilusiones en esta democracia y quiere aparecer creíble
ya no tanto ante el pueblo sino ante
la propia burguesía criolla.
Apareció con su nacionalismo, queriendo identificarse con las
reivindicaciones populares. Su viaje a Venezuela ha sido una movida
que golpeó a la izquierda electorera en descomposición.
Ha levantado algunas banderas pero no se ha referido a la deuda
externa, no exige la nacionalización de los recursos naturales. Ni qué
decir de la izquierda y de la alta burocracia sindical que ha elegido
el camino del oportunismo, del cretinismo electorero abandonando al
pueblo a su suerte. Sin embargo, algunos de izquierda movimientistas,
bajo la excusa de una candidatura nacionalista y antineoliberal, se
han subido al carro de Ollanta. Nadie habla por aumento de salarios,
de la tarifa de los servicios públicos excesivamente altas, de la
retribución estatal (educación, salud, creación de empleos) por el
pago de nuestros impuestos, demandas de urgencia de cientos de miles
de peruanos.
Para asegurar la bandera de la independencia política de la clase
trabajadora y del campesinado pobre es necesario, desde ya, separar
claramente al socialismo del nacionalismo, a la clase trabajadora de
la burguesía nacional. Claro, muchos votarán tratando de canalizar
su rechazo, frustración, desencanto en el candidato que les parezca más
creíble. Pero ese voto “válido” para elegir al próximo
presidente, no será válido
para superar nuestra permanente postración y miseria. 26 años de
‘democracia’ no han modificado las cifras sociales a favor de las
grandes mayorías del país.
Es necesario que las masas populares construyan su propio partido
de clase, es necesario reorganizar las organizaciones combativas de la
clase trabajadora y del campesinado pobre, de los miles y miles de
desempleados, de los jóvenes que no tienen futuro bajo este sistema.
Lo repetimos una vez más, las elecciones no solucionarán nuestros
problemas, no tenemos candidatos que nos representen. La Liga
Socialista llama a votar viciado como un voto conciente y de
rechazo a esta democracia hambreadora y corrupta. La Liga
socialista y la Juventud Socialista se comprometen a coordinar con
todas aquellas agrupaciones que rechazan la farsa democrática y
denuncian al Estado burgués y sus putrefactas instituciones para ir
creando las condiciones de un auténtico referente político
revolucionario.
La coyuntura electoral ha de pasar. Lo central es organizar una
alternativa obrera y socialista desde abajo, con democracia obrera,
popular. La lucha cotidiana debe ser orientada para arrancar las
reivindicaciones y permitir el progreso material y moral de los
trabajadores (empleados, desempleados, jubilados y de todos los
oprimidos por el actual régimen social), pero debe de servir también
para acumular fuerzas, reorganizar las organizaciones populares en un
polo político alternativo al gobierno de la burguesía.
¡¡Por un gobierno de los trabajadores y campesinos!!
¡¡Sólo el pueblo salva al pueblo!!
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