La coyuntura
actual antes de las elecciones
Liga
Socialista (Cusco), 10/02/06
Las
elecciones y el poder
Es
una característica permanente en el ejercicio del poder el uso y
abuso de la “doble moral”, también de los que viven alrededor del
poder y de los que aspiran a tenerlo. Es el caso de los candidatos, prácticamanete
de todos los candidatos.
Amparándose en la impunidad
que les otorgará el poder del Estado, mienten con toda desfachatez,
la hipocresía es usada como moneda corriente. Se dice una cosa y se
hace lo contrario, pues saben que “al poder no se le discute, se le
obedece”. Y el poder no anda de la mano con la justicia. Eso lo
sabemos por demás. Cuanto más grande es la cuota de poder en juego,
mayor es la cuota de mentiras y de injusticia, mayor es la impunidad,
la hipocresía, la doble moral.
Las
elecciones, desde el punto de vista de quienes detentan el poder, son
el escalón necesario con el cual se legitiman en el poder cada 5 años.
Son hoy por hoy el medio del más sutil engaño, de la más oprobiosa
explotación. No por gusto los Estados Unidos van por todo el mundo
llenándose la boca de democracia y libertad… de mercado. Son
instrumento de su dominación y de penetración de las compañías
transnacionales.
Las
elecciones tal cual están planteadas no son democráticas, existen
leyes, vallas y todo tipo de impedimentos y trampas para que el pueblo
se exprese y se autogobierne.
La
democracia y las elecciones
La
democracia representativa siempre ha sido un instrumento de dominación
y negociación entre grupos de poder. Y las elecciones que hoy tenemos
por delante no son para salir del pantano son para subsumirla aun más
con el TLC y con leyes corruptas, esto ha de terminar tarde o
temprano.
Es
casi obvio para todo el mundo el giro a la izquierda en todo nuestro
continente latinoamericano. Este giro se da básicamente por la lucha
de nuestros pueblos contra el neoliberalismo y los afanes de mayor
dominación por parte de los EEUU. Nuestro país no es ajeno a esta
realidad. Las elecciones son parte de esta lucha, de esta tendencia
continental, aunque sabemos que no acaba ahí la cosa, puede ir mucho
más allá cuestión que no es percibida por los políticos de
siempre. Al contrario, los actuales candidatos parecen decir: ‘a río
revuelto ganancia de pescadores’.
Nuestra
prensa pretende desbaratar esos afanes mezquinos y traicioneros,
servir para clarificar el voto popular.
Las
actuales elecciones, más que una contienda que refleje la lucha por
plantear salidas, que las masas populares y el país reclaman,
nuevamente se han convertido en un carnaval electoral, en un circo
distractivo de las auténticas necesidades nacionales. Veamos. Son 24
candidatos presidenciales y más de tres mil candidatos a
parlamentirosos. Y a pesar del desprecio popular por la institución
presidencial y el congreso, las elecciones reproducen espectáculos
bochornosos, de dimes y diretes, amenazas de muerte, denuncias falaces
o verdaderas, golpes bajos, ofrecimientos demagógicos, etc. Nos
demuestra una vez más que el régimen actual, verdadera podredumbre,
no tiene las soluciones que dice ofrecer. Prácticamente la totalidad
de candidatos, salvo una que otra excepción, entiende su postulación
como una fuente de lucro y no es raro que de salir electo alguien
vuelva a jurar “por Dios y por la plata”.
Los
candidatos y el neoliberalismo
En
nuestra historia política y económica reciente podemos identificar
con claridad cuáles son los políticos que defienden el continuismo
neoliberal (la corrupción) y sostienen a los grandes de dentro y de
fuera. Está Unidad Nacional con Lourdes Flores, otra opción
derechista es la de Justicia Nacional con Jaime Salinas aunque no
aparece con chance de ganar, está el Frente de Centro con Valentín
Paniagua y el APRA con Alan García. Otras listas prácticamente no
suenan, ni qué decir de la izquierda tradicional que actúa como si
nada pasara y que sufrirá el castigo popular por su comportamiento
ambiguo y su doble discurso, uno para las masas cuando luchan y otro
para las mesas donde se sienta a negociar.
El
pueblo debe recordar esa frase que dice ‘no hay peor ciego que el
que no quiere ver’. Esta coyuntural electoral amortigua, sobretodo,
la crisis social y política en que se debate nuestro país. Y de ello
se pretende aprovechar Toledo verdadera alma pro yanqui para
privatizar lo que no pudo antes: el petróleo, el gas, el agua, los
puertos, aeropuertos y cerrar su mandato con un tratado entreguista,
el TLC (Tratado de Libre Comercio, que de libre no tiene nada).
Los
principales partidos como Unidad Nacional, el APRA, Acción Popular, e
incluso de ‘izquierda’ como Patria Roja, MNI, PDD hoy PS, cerraron
filas con el gobierno de Toledo en los mayores momentos de crisis.
Sobre
inversión social, empleo, aumento de salarios, etc., todos los políticos
tradicionales han perfeccionado su respuesta: austeridad fiscal y
concesiones. Pero estas medidas ya las conocemos, ya las vivimos:
desempleo, salud y vivienda precarias y… más hambre.
Los
estrategas del capitalismo peruano creen que ya no necesitan esa
combinación de los 90: autoritarismo, populismo y neoliberalismo, que
tenían con Fujimori, por eso apoyan a Lourdes Flores y creen que la
población es tonta y desmemoriada. En realidad se aprovechan porque
la gran masa trabajadora peruana aun se encuentra atomizada o dividida
y no tiene ni organización política nacional ni un auténtico
liderazgo que las represente.
Lourdes,
la candidata de la derecha y la oligarquía
Lourdes
Flores perdió el 2000 pero como polítiquera con experiencia y buenos
consejeros recomendaba a Toledo que reconociera que no podía cumplir
las promesas que hizo al pueblo. Ojo no le recomendaba que cumpla sus
promesas, le decía en otras palabras lo siguiente: si mentiste para
llegar al gobierno, sincérate y sigue con el plan de ajuste y de
privatizaciones.
La
candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores, asegura que no es de
derecha, ya no se acuerda que fue a Venezuela y apoyó el golpe contra
Hugo Chavez y el pueblo venezolano. Ella siempre ha justificado la
consigna de tierra arrasada del despreciable general Cisneros en los
primeros años de guerra sucia, que declaró, que importa si mueren
cien campesinos si uno de ellos es terrorista (¡¡!!). Ella salió en
defensa de su vicepresidente Arturo Woodman y que no le preocupa que
trabaje para Dionisio Romero el banquero fujimontesinista e insinúa
que somos unos envidiosos “que en este país no admitimos el éxito”.
Bueno,
pues, así piensa la derecha, con frases construidas para la ocasión,
por qué hacernos problemas que este banquero haya prestado su avión
a Vladimiro Montesinos para que escape del país, por qué molestarse
si este mismo banquero sea socio de capitales chilenos en el puerto de
Matarani y que con la ayuda de Woodman trate de extender sus capitales
al puerto del Callao, que importa si se reunió con Montesinos en el
SIN, por qué molestarse si el Banco de Crédito, del cual Romero es
dueño, compre dólares en Tocache conocida como zona de narcos.
Para
esta derecha, que los peruanos nos opongamos a este tipo de éxitos,
el de la manipulación del dinero, el del enriquecimiento ilícito,
significa envidia. Es el mundo al revés. Al igual que el resto de
candidatos basta un poco de oportunismo y
otro poco de cinismo y demagogia.
¿Así se construye la gobernabilidad que tanto nos machacan o nos
estamos asomando al filo de un nuevo abismo político y social? Eso es
lo que menos les importa.
La izquierda reformista “caviar” y socialdemócrata
Volvió a fracasar, y esta vez no tiene un chivo expiatorio para lavarse
sus traiciones e inconsecuencias. Claro, estamos hablando de Patria
Roja, del MNI, del Frente Amplio de Izquierda, del Partido de la
Democracia Social (de susana Villarán), del ex PDD o PS (de Javier
Diez Canseco). El comportamiento político de esta ‘izquierda’
durante el gobierno de Toledo y ahora en elecciones fue de
conciliacionismo, erratismo y zigzagueo político. No son alternativa
para revertir el actual modelo económico a pesar de las innúmeras
movilizaciones populares, no han querido luchar consecuentemente
contra el TLC, ni contra las privatizaciones y tampoco han podido
constituirse en un solo bloque. Han abandonado a su suerte a los
trabajadores, a los campesinos, a los cocaleros y los pueblos más
pobres del país y dejaron abierto un enorme vacío. Por último se
presentan en diferentes listas produciendo irrelevantes candidaturas
presidenciales creyendo que en esta campaña funcionarán las frases
efectistas. La izquierda electorera, hoy por hoy no es nada o casi
nada, sólo subsiste por su manejo de aparatos. Ahora pretenden
conseguir sacar algún sillón parlamentario para continuar
parasitando.
Otros candidatos
Está Valentin Paniagua que llegó a la presidencia el 2000
cual protagonista de la película Forrest Gum: sin saber como pero allí
estaba, candidato del Frente de Centro tampoco tiene mucho que
ofrecer, él también tiene intereses en privatizar el aeropuerto
internacional Jorge chavez, pues su familia está involucrada en esto.
No suena ni truena. También es de derecha. En su breve paso como
presidente de transición fue un ferviente impulsor de algunas
privatizaciones y como buen leguleyo defensor de la constitución
bastarda fujimorista.
Del
APRA ni hablar, es una estructura partidaria de arribistas, hoy son
gobierno en nueve ‘regiones’ ni así remontan su descrédito ante
el pueblo. Su líder Alan garcía se mostró tal cual, como ‘caballo
loco’, cuando fue presidente. Y se pintó de cuerpo entero con la
famosa patadita contra un pobre en un paro. Ya lo conocemos, aunque
tiene una lengua viperina muy afilada y no deja de ser peligroso,
también es una carta de la burguesía. Ahora último se volvió
abiertamente liberal. Nadie le cree a su aparateado Frente Social,
salvo los apristas.
El ‘outsider’ Ollanta Humala
El vacío político que dejó en el campo popular la izquierda
inconsecuente pretende ser ocupado por la candidatura de Ollanta
Humala, aunque también atrae los votos de no pocos fujimoristas. Primero trató de perfilarse por fuera de los partidos
tradicionales, con un mensaje nacionalista y algunas propuestas
radicales que empalmaron con el sentimiento de un amplio sector de la
población: él habló en contra de algunas privatizaciones, dijo
ambiguamente que revisará el TLC (Tratado de Libre comercio), dice no
a la Convención del Mar (convemar), habló de la derogatoria de los
contratos de estabilidad tributaria de algunas empresas
transnacionales, habló del incremento de impuestos y regalías a la
explotación minera, dijo que se opondría a la erradicación de la
hoja de coca, etc. Sin embargo, sutilmente empezó a suavizar su
discurso, queriendo tal vez olvidarse del origen insurgente del
‘humalismo’, es decir, dejar de lado justamente lo que le hacía
fuerte, su actitud “contestataria” frente al sistema imperante.
Ahora bien, los peruanos ya tenemos experiencia de ofrecimientos de esta
naturaleza que, al salir
electos hacen todo lo contrario, incumplen sus promesas. Recordemos a
Fujimori que decía que no aplicaría shock y ni bien salió electo
aplico un brutal paquetazo que paralizó al país por tres días y de
un solo golpe empobreció a millares de familias peruanas. Toledo
igual, se llenó la boca de promesas. Ahora Ollanta Humala, En varios
mítines dijo: “yo no he venido a ofrecerles carrteras, ni colegios
ni hospitales… lo que voy a hacer es poner orden…” ¿Qué tipo
de ‘orden’ nos quiere ofrecer, eh?.
Ante todo la verdad, aunque cueste: Ollanta Humala, es un fenómeno
contradictorio. Tiene un lenguaje rudo y cuartelero que a sectores
desesperados les causa efecto. Ollanta está lleno de interrogantes.
Su carrera militar transcurrio en una etapa muy compleja, hizo carrera
militar a la sombra de poderosos protectores. Ollanta habla con un
nuevo discurso, e insiste que está superada la dicotomía o
contradicción entre izquierda y derecha (¿?), su discurso es una
mezcla de nacionalismo, indigenismo y racismo. Ollanta como otros
candidatos nuevos, sin partido y/o sin historia no son una fibre
pasajera. Ya nos sucedió. Por este camino (fácil) estaremos creando
nuevos problemas sin solución.
Ahora hemos visto como marcha su aparato partidario sus peleas
intestinas, pues tanto UPP como el Partido Nacionalista, son fuerzas
políticas inconsistentes, se podría decir que son más membretes que
partidos. La alianza que han formado está plagado de arribistas, ex
apristas, ex fujimoristas, ex toledistas, hay de todo, hasta lúmpenes.
Ollanta se ha rodeado de una mezcolanza de ex–velasquistas,
mercantilistas, y tránsfugas de todo pelaje. El espectáculo que
hemos visto en la elaboración de su lista parlamentaria habla por sí
solo. Por ello, hasta su padre ha tomado distancia, también sus
hermanos Antauro y Ulises.
Es cierto que hay una campaña de la derecha para ‘demolerlo’, sin
embargo, lo descrito más arriba también pesa en la definición del
voto de los peruanos, sobre todo de la clase trabajadora, el
campesinado y los más pobres. Las elecciones no son mañana y veremos
aun mucho ‘pan por rebanar’. Pero más allá de la caída de
Ollanta en las encuestas, podemos ver que la impunidad seguirá siendo
el factor dominante, por eso decimos que estas elecciones no cambiarán
nada, salvo de nombres.
El
futuro
Algunos
candidatos dicen medias verdades, vamos a completarlas para que no
sean mentiras completas. Para cambiar el país, para salir de la
crisis necesitamos sacrificios, se necesitan medidas dolorosas. Si
miramos más allá de la coyuntura electoral, la tendencia de la
sociedad peruana es de ruptura, de quiebra, de discontinuidad, gane
quien gane. Hay otro Perú que está bullendo por abajo. No todo tiene
que ser campaña electoral y punto. Sectores del país ya lo sienten o
lo viven así, no seamos ciegos o sordos, tengan por seguro señores
candidatos que la reacción popular no se hará esperar.
El
pueblo necesita de unidad, necesitamos renovar nuestras organizaciones
y trabajar a futuro, necesitamos nuevos dirigentes y líderes
populares y consecuentes, el fenómeno que estamos presenciando no es
momentáneo, no seamos simplistas ni reduccionistas. El futuro se
presenta complejo, con conflictos, ronda el autoritarismo y también
puede aparecer la sombra de un golpe militar, el país tiende a
polarizarse, tenemos que prepararnos.
El
poder económico está atrincherado en una constitución bastarda que
sostiene sus privilegios, parte de la crisis y la corrupción proviene
de allí, que no fue revertido con la actual ‘democracia’ por la
conveniencia cobarde del parlamento, (recuerda, ‘otorongo no come a
otorongo’) y del gran capital.
Cada
vez sectores mas amplios del país cuestionan esta institucionalidad y
para que eso no quede en simple cuestionamiento y frustración
necesitamos organizarnos en un partido clasista
independiente desde ahora, de cara al futuro, que enfrente
nuestra dependencia del imperialismo y reorganice la sociedad desde
abajo y sobre nuevas bases sociales.
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